Despegue de la misión Hera de la ESA Falcon 9 de SpaceX desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral. En dos años llegará al asteroide y colocará dos nanosatélites para estudiarlo. Foto: AFP
Desde Cabo Cañaveral despega la sonda Hera, que estudiará asteroide para “defensa planetaria”
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La sonda Hera, que estudiará el asteroide Dimorphos, despegó exitosamente el lunes de Cabo Cañaveral (Florida) acoplada a un lanzador SpaceX Falcon 9, según informó en directo la Agencia Espacial Europea (ESA).
La misión tiene previsto llegar a finales de 2026 cerca de este asteroide, contra el que impactó hace dos años una nave de la NASApara desviar su trayectoria en una prueba de “defensa planetaria” sin precedentes.
Colocada en un cohete Falcon 9, la sonda de la ESA despegó a las 10:52 locales (14:52 GMT), a pesar de las condiciones climáticas adversas por el huracán Milton, que se acerca a las costas de Florida, en el sudeste de Estados Unidos.
La ESA dijo que Hera llevará a cabo una especie de “investigación de la escena del crimen”.
“Hera reunirá los datos que necesitamos para convertir el impacto cinético en una técnica bien comprendida y repetible con la que todos podamos contar algún día”, dijo el director de la ESA, Josef Aschbacher, en la transmisión en vivo del lanzamiento.
El tenso despegue del cohete Falcon 9 de SpaceX fue celebrado con aplausos por los equipos en tierra. Una hora después, Hera se separó del cohete y comenzó su viaje de dos años por el espacio. Hubo más aplausos enseguida, cuando el equipo recibió la primera señal de la nave.
El lanzamiento estaba en duda debido a la aproximación del huracán Milton, que el lunes se convirtió en una tormenta de categoría 5, la máxima en su escala.
SpaceX afirmó el domingo que sólo había un 15 % de posibilidades de realizar el lanzamiento.
Dos nanosatélites para investigar
El asteroide Dimorphos, que se encontraba a unos 11 millones de kilómetros de la Tierra cuando ocurrió el impacto, medía unos 160 metros de diámetro y no representaba ningún peligro para nuestro planeta.
Chocando con él, el aparato de la NASA -del tamaño de un gran refrigerador- logró desplazarlo y reducir su órbita en 33 minutos. Pero no se sabe qué efectos tuvo el impacto sobre el pequeño asteroide, ni cuál era su estructura interna antes del choque.
La misión europea, que cuesta unos 400 millones de dólares, realizará mediciones con dos nanosatélites: uno que aterrizará en la superficie del asteroide para investigarlo con un radar, y otro que estudiará su composición desde más lejos.
Se estima que un objeto de un kilómetro, que puede desencadenar una catástrofe global como la extinción de los dinosaurios, se estrella contra la Tierra cada 500.000 años, y un asteroide de 140 metros -que es el umbral de una catástrofe regional-, cada 20.000 años.
De entre esos objetos cercanos a la Tierra, la mayoría de los cuales provienen del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, se conocen prácticamente todos los que tienen un kilómetro y ninguno de ellos amenaza a la Tierra en el próximo siglo.
Asteroide aumenta amenaza de chocar contra la Luna en 2032
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París, Francia. AFP.
Un asteroide que durante algunas semanas se temió que impactara contra la Tierra tiene ahora casi un 4 % de probabilidades de chocar contra la Luna, según nuevos datos del telescopio espacial James Webb. Se estima que el asteroide, de unos 60 metros y capaz de destruir una ciudad, estableció un nuevo récord en febrero al tener la mayor probabilidad que los científicos jamás habían medido —3,1 %— de impactar la Tierra.
Una serie de observaciones posteriores acabaron por descartar que el asteroide —denominado 2024 YR4— impacte contra la Tierra el 22 de diciembre de 2032. Sin embargo, las probabilidades de que se estrelle contra el satélite terrestre han estado aumentando constantemente. Después de que el telescopio Webb dirigiera su potente mirada hacia el asteroide el mes pasado, la probabilidad de un impacto contra la Luna es ahora de 3,8 %, dijo la NASA. “Aún queda un 96,2 % de probabilidades de que el asteroide no impacte contra la Luna”, precisó la NASA en un comunicado.
Richard Moissl, director de la oficina de defensa planetaria de la Agencia Espacial Europea, dijo a AFP que esto coincidía con sus estimaciones internas de alrededor de un 4 %. Los nuevos datos de Webb también arrojan luz sobre el tamaño de la roca espacial, que anteriormente había sido estimado entre 40 y 90 metros.
Ahora se cree que mide entre 53 y 67 metros, aproximadamente la altura de un edificio de 15 pisos. Esto es significativo porque supera el umbral de 50 metros necesario para activar planes de defensa planetaria. Si el asteroide aún tuviera más de un 1 % de probabilidades de impactar contra la Tierra, “los preparativos para una o más misiones para desviarlo ya estarían comenzando ahora mismo”, dijo Moissl.
Existen una variedad de ideas sobre cómo la Tierra podría defenderse de asteroides en curso de colisión, incluyendo armas nucleares y láseres. Pero solo una se ha probado en un asteroide real. En 2022, la misión DART de la NASA logró alterar la trayectoria de un asteroide inofensivo tras estrellar una sonda espacial contra él. Muchos científicos esperan que el 2024 YR4 impacte contra la Luna.
“La posibilidad de observar el impacto de tamaño considerable en la Luna es efectivamente un escenario interesante desde un punto de vista científico”, dijo Moissl. El fenómeno ofrecería una variedad de información que sería “valiosa para propósitos de defensa planetaria”, añadió. Mark Burchell, científico espacial de la Universidad de Kent en Reino Unido, dijo a New Scientist que un impacto lunar sería “un gran experimento y una oportunidad perfecta”.
Y en la Tierra, “los telescopios ciertamente lo verían, diría yo, y hasta binoculares podrían observarlo”, añadió. “Ojalá sea un impacto lunar”, dijo Alan Fitzsimmons de la Queen’s University Belfast de Reino Unido, en declaraciones recogidas por New Scientist.
“No tendría ningún efecto en la Tierra, pero nos permitiría estudiar por primera vez la formación de un cráter lunar provocado por un asteroide conocido”, explicó. El asteroide 2024 YR4 es el objeto más pequeño jamás observado por el telescopio Webb, que el mes que viene volverá a ofrecer a los expertos nuevos datos para calcular la probabilidad de impacto.
Según los astrónomos, el asteroide mide entre 40 y 90 metros de ancho, de acuerdo a su brillo. Desde el mes que viene sería visible con los telescopios. Foto: Youtube
Crece temor luego de que la NASA incrementó posibilidad de impacto de asteroide contra la Tierra
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Desde que el 27 de diciembre de 2024 fuera detectado por primera vez el asteroide nombrado 2024 YR4 por el Observatorio El Sauce de Chile, las probabilidades de impacto contra la Tierra llamaron la atención puesto que superaban el 1 % para ser tenido en cuenta. Del 1,2 % de posibilidades, en pocas semanas el cálculo aumentó el riesgo y prácticamente lo duplicó llegando a 2,3 %.
Sin embargo, este martes la NASA presentó nuevos cálculos y el peligro pasó a 3,1 % en cuanto a las probabilidades de chocar contra nuestro planeta. La fecha del impacto sería el 22 de diciembre de 2032, dentro de 8 años.
La roca espacial es considerada la amenaza extraterrestre más peligrosa jamás registrada, por lo que la comunidad astronómica mundial sigue de cerca la situación.
“A pesar del aumento de las probabilidades, los expertos afirman que no hay que alarmarse. La comunidad astronómica mundial sigue de cerca la situación y el telescopio espacial James Webb se dispone a fijar su mirada en el objeto, conocido como 2024 YR4, el mes que viene”, indicaron.
El análisis de sus señales luminosas sugiere que tiene una composición bastante típica, en lugar de ser un asteroide raro rico en metales, indicaron los expertos. Foto: Youtube
Según los datos recopilados por los astrónomos y basado en el brillo que proyecta, el asteroide mide entre 40 y 90 metros de ancho.
“La última vez que un asteroide de más de 30 metros de tamaño planteó un riesgo tan significativo fue Apofis en 2004, cuando tuvo brevemente un 2,7 % de probabilidades de impactar contra la Tierra en 2029, una posibilidad posteriormente descartada por observaciones adicionales”, recordaron.
Como en las películas, los científicos plantean diversas alternativas para enfrentar esta amenaza, entre las que se citan enviar una nave que impacte contra la roca y desvíe lo suficiente su trayectoria; otra propuesta sería enviar otra nave que atraiga al cuerpo flotante hacia su órbita. También analizan la posibilidad de dispararle con rayos láser.
El asteroide 2024 YR4 impactaría en el norte de Sudamérica en 2032
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Un asteroide descubierto a final de 2024, denominado 2024 YR4, tiene una probabilidad del 1,2 % de impactar contra la Tierra en diciembre de 2032. Se estima que el asteroide tiene entre 40 y 100 metros de ancho y actualmente se encuentra a 43 millones de kilómetros de distancia. 2024 YR4 fue descubierto el 27 de diciembre pasado en el telescopio ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) en Río Hurtado, Chile.
El Centro para el Estudio de Objetos cercanos a la Tierra de la NASA ha dicho: “En la remota posibilidad de un impacto de 2024 YR4, este se produciría a lo largo de un corredor desde el este del océano Pacífico, el norte de Suramérica, el océano Atlántico, África, el mar arábigo y el sur de Asia”. “Pero puede que pasen algunos años antes de que tengamos los datos que lo demuestren”, dijo un experto.
Poco después de su descubrimiento, los sistemas automatizados de alerta de asteroides determinaron que el objeto tenía una probabilidad muy pequeña de impactar potencialmente. Un asteroide ese tamaño impacta la Tierra en promedio cada pocos miles de años y podría causar daños graves a una región local, según la ESA.
Como resultado, el objeto subió a la cima de la lista de riesgo de asteroides de la ESA. Desde principios de enero, los astrónomos han estado realizando observaciones de seguimiento prioritarias utilizando telescopios alrededor del mundo y utilizando los nuevos datos para mejorar nuestra comprensión del tamaño y la trayectoria del asteroide.
A partir del 29 de enero de 2025, la ESA estima que la probabilidad de que el asteroide 2024 YR4 impacte la Tierra el 22 de diciembre de 2032 es del 1,2 %. Este resultado es consistente con estimaciones independientes realizadas por el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA y NEODyS.
El asteroide 2024 YR4 ahora está clasificado en el nivel 3 en la escala de riesgo de impacto de Turín: un encuentro cercano que merece la atención de los astrónomos y el público. Es importante recordar que la probabilidad de impacto de un asteroide suele aumentar al principio, antes de caer rápidamente a cero después de observaciones adicionales, advierte la ESA en un comunicado.
La órbita del asteroide alrededor del Sol es alargada (excéntrica). Actualmente se está alejando de la Tierra casi en línea recta, por lo que es difícil determinar con precisión su órbita estudiando cómo se curva su trayectoria a lo largo del tiempo.
Durante los próximos meses, el asteroide comenzará a desaparecer de la vista de la Tierra. Durante este tiempo, la ESA coordinará observaciones del asteroide con telescopios cada vez más potentes, que culminarán con el uso del Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral en Chile, para recopilar la mayor cantidad de datos posible.
Respuestas climáticas y ecológicas a las inyecciones de polvo de 400 millones de toneladas de un impacto de asteroide tipo Bennu. Foto: Europa Press
Los efectos del impacto
Un nuevo estudio de modelado climático describe el escenario de cómo cambiaría el clima y la vida en nuestro planeta en respuesta a un posible impacto futuro de un asteroide mediano (unos 500 metros).
El sistema solar está lleno de objetos con órbitas cercanas a la Tierra. La mayoría de ellos no representan ninguna amenaza para la Tierra, pero algunos de ellos han sido identificados como objetos de interés con probabilidades de colisión no despreciables. Entre ellos se encuentra el asteroide Bennu con un diámetro de unos 500 m, que, según estudios recientes, tiene una probabilidad estimada de 1 entre 2.700 de colisionar con la Tierra en septiembre de 2182. Esto es similar a la probabilidad de lanzar una moneda al aire 11 veces seguidas con el mismo resultado.
Para determinar los posibles impactos de un impacto de asteroide en nuestro sistema climático y en las plantas terrestres y el plancton en el océano, los investigadores del Centro IBS de Física del Clima (ICCP) de la Universidad Nacional de Pusan (Corea del Sur) se propusieron simular un escenario idealizado de colisión con un asteroide de tamaño mediano utilizando un modelo climático de última generación.
El efecto de la colisión está representado por una inyección masiva de varios cientos de millones de toneladas de polvo en la atmósfera superior. A diferencia de estudios anteriores, la nueva investigación, publicada en Science Advances, también simula ecosistemas terrestres y marinos, así como las complejas reacciones químicas en la atmósfera.
Utilizando la supercomputadora IBS Aleph, los investigadores ejecutaron varios escenarios de impacto de polvo para una colisión de asteroides tipo Bennu con la Tierra. En respuesta a inyecciones de polvo de 100 a 400 millones de toneladas, las simulaciones del modelo de supercomputadora muestran alteraciones dramáticas en el clima, la química atmosférica y la fotosíntesis global en los 3 a 4 años posteriores al impacto.
En el escenario más intenso, el oscurecimiento solar debido al polvo provocaría un enfriamiento de la superficie global de hasta 4 °C, una reducción de la precipitación media global del 15 % y una grave disminución del ozono de alrededor del 32 %. Sin embargo, a nivel regional, estos impactos podrían ser mucho más pronunciados.
“El abrupto ‘invierno de impacto’ proporcionaría condiciones climáticas desfavorables para el crecimiento de las plantas, lo que llevaría a una reducción inicial del 20 al 30 % de la fotosíntesis en los ecosistemas terrestres y marinos. Esto probablemente causaría enormes perturbaciones en la seguridad alimentaria mundial”, dice en un comunicado el Dr. Lan Dai, investigador postdoctoral en el ICCP y autor principal del estudio.
Recuperación del plancton
Cuando los investigadores analizaron los datos del modelo oceánico de sus simulaciones, se sorprendieron al descubrir que el crecimiento del plancton mostraba un comportamiento completamente diferente. En lugar de la rápida reducción y la lenta recuperación de dos años en la tierra, el plancton en el océano ya se habría recuperado en seis meses, e incluso habría aumentado después a niveles que ni siquiera se observan en condiciones climáticas normales.
“Hemos podido rastrear esta respuesta inesperada a la concentración de hierro en el polvo”, afirma el profesor Axel Timmermann, director del ICCP y coautor del estudio. El hierro es un nutriente clave para las algas, pero en algunas zonas, como el océano Austral y el Pacífico tropical oriental, su abundancia natural es muy baja. Dependiendo del contenido de hierro del asteroide y del material terrestre que se lanza a la estratosfera, las regiones que de otro modo estarían desprovistas de nutrientes pueden enriquecerse con hierro biodisponible, lo que a su vez desencadena floraciones de algas sin precedentes.
Según las simulaciones por ordenador, el aumento de la productividad marina tras la colisión sería más pronunciado en el caso de las algas ricas en silicatos, conocidas como diatomeas. Sus floraciones también atraerían grandes cantidades de zooplancton, pequeños depredadores que se alimentan de las diatomeas.
“Las floraciones excesivas simuladas de fitoplancton y zooplancton podrían ser una bendición para la biosfera y ayudar a aliviar la inseguridad alimentaria emergente relacionada con la reducción más duradera de la productividad terrestre”, añade el Dr. Lan Dai.
“En promedio, los asteroides de tamaño mediano chocan con la Tierra aproximadamente cada 100-200 mil años. Esto significa que nuestros primeros antepasados humanos pueden haber experimentado algunos de estos eventos que desplazaron el planeta antes, con posibles impactos en la evolución humana e incluso en nuestra propia composición genética”, dice el profesor Timmermann.
El nuevo estudio publicado en Science Advances proporciona nuevos conocimientos sobre las respuestas climáticas y de la biosfera a las colisiones con objetos en órbita cercana a la Tierra. En el siguiente paso, los investigadores del ICCP de Corea del Sur planean estudiar las respuestas humanas tempranas a tales eventos con más detalle mediante el uso de modelos informáticos basados en agentes, que simulan humanos individuales, sus ciclos de vida y su búsqueda de alimento.
El asteroide desviado en 2022 es un amasijo de escombros
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El asteroide Dimorphos, el primer cuerpo espacial desviado de su trayectoria en 2022, es en realidad un montón de escombros provenientes de su hermano mayor Didymos, alrededor del cual orbita, según un estudio publicado el lunes. Dimorphos fue impactado en septiembre de 2022 por la nave DART (acrónimo inglés de En sayo de Redireccionamiento de un Asteroide Doble), una experiencia inédita de la NASA para estudiar la capacidad de desviar un asteroide que amenazara la Tierra.
El éxito de la misión, que ocurrió a unos 11 millones de kilómetros de la Tierra, solo podía medirse al examinar la consecuencia del impacto en la órbita de Dimorphos en torno a Didymos. Diphormos, de unos 160 metros de diámetro, orbitaba en poco menos de 12 horas a Didymos, cuyo diámetro es de 800 metros.
El tiempo de cada órbita fue reducido en más de media hora después del impacto de DART, como atestiguó un microsatélite italiano que acompañaba a la misión, y cuyas observaciones son recogidas desde la Tierra por telescopios. Sabina Raducan, especialista en cuerpos celestes pequeños de la Universidad de Berna, acaba de publicar un estudio en Nature Astronomy que explica que estos datos “sugieren que Dimorphos es un montón de escombros”.
“Según las simulaciones, Dimorphos era una ‘estructura’ muy frágil, que ofreció muy poca resistencia” al impacto de DART y sus 610 kg, explica a AFP el coautor del estudio, Patrick Michel, astrofísico en el Observatorio de la Costa Azul. Una fragilidad tal que “el impacto, en lugar de crear un cráter de unos diez metros de diámetro, provocó una deformación completa del cuerpo”, aventura esta co-responsable del equipo DART.
Los científicos esperan a que la sonda HERA de la Agencia Espacial Europea (ESA), que debe alcanzar Dimorphos en 2026, examine el asteroide con medios técnicos más avanzados. Dimorphos estaría compuesto por una mezcla heterogénea de sílice. Es en realidad un amasijo de pedruscos, bastante pequeños, puesto que menos de la mitad (40 %) tienen más de 2,5 metros, según las simulaciones respaldadas por las últimas imágenes tomadas por DART antes de que la nave se estrellara.
Y, sobre todo, la estructura del astro, que un radar de baja frecuencia de HERA permitirá examinar, se caracterizaría por una gran porosidad, lo que explicaría su fragilidad. Ello lleva a los astrónomos a pensar que su origen, y crecimiento, se explica a partir de escombros expulsados por su hermano mayor Didymos.
Ello sería una “buena noticia” según Patrick Michel, porque confirmaría que un asteroide silíceo como Dimorphos tiene aproximadamente el mismo comportamiento que los más comunes que son carbonáceos, como Bennu o Ryugu, “es decir, con muy poca resistencia”.
Así que ya se sabría con que se está tratando si en el futuro fuese necesario desviar uno de estos asteroides para salvar la Tierra. Un avance importante porque estos objetos “tienen un comportamiento que desafía nuestra intuición, debido a su entorno muy diferente al de la Tierra”, destaca el experto.
En 2029, el asteroide Apophis pasará cerca de la Tierra, a unos 32.000 kilómetros, lo que ofrece un “laboratorio natural” para el estudio de estos astros. Se está preparando una misión para estudiar el comportamiento de Apophis durante su paso, sin necesidad de acercarse, ya que será visible desde el suelo terrestre.