El estado de salud del papa Francisco, de 88 años, hospitalizado por una doble neumonía, “sigue siendo crítico pero estable”, anunció el Vaticano este martes.
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“El estado clínico del Santo Padre sigue siendo crítico pero estable”, indicó el Vaticano, añadiendo que “el pronóstico permanece reservado” y que “por la mañana, después de recibir la eucaristía, reanudó su trabajo”.
En el parte médico anterior del lunes por la noche el Vaticano habló de una “ligera mejoría”.
Francisco recibió el lunes la visita de su Secretario de Estado, el cardenal italiano Pietro Parolin, y del obispo venezolano Edgar Peña Parra, respectivamente número 2 y 3 de la Santa Sede.
También firmó un decreto de canonizaciones, una señal, según el Vaticano de que continúa activo.
Francisco fue hospitalizado el 14 de febrero por bronquitis, que luego se convirtió en neumonía, una infección del tejido pulmonar.
Desde entonces los fieles han estado orando por su recuperación.
El estado de salud del jefe de la Iglesia Católica se deterioró el sábado con “un ataque prolongado de asma” y problemas hematológicos que requirieron una transfusión de sangre.
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Se trata de la cuarta hospitalización y la más larga de Francisco desde 2021 El papa ha sufrido en los últimos años varios problemas de salud y tuvo que someterse a operaciones de colon y abdomen.
Fuente: AFP
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Directora del Centro de Salud de San Antonio niega hostigamiento hacia una enfermera
La directora del Centro de Salud de San Antonio, Cynthia Ríos, explicó las circunstancias del traslado de la enfermera identificada como Avelina García de Romero, quien cumplirá labores en el Centro de Salud de Ypané. La reubicación de la funcionaria fue autorizada por el director de la XI Región Sanitaria, Central.
Negó que haya hostigamiento de su parte y por el contrario dijo que es víctima de persecución por parte de la enfermera, quien ya había sido denunciada por sus propios compañeros de trabajo.
“Yo quiero hacer una denuncia pública sobre hostigamiento de mi persona por la funcionaria Avelina García, voy a ir a la comisaría a dejar una constancia si es que me llegase a pasar algo en mi integridad física”, señaló al canal GEN y Universo 970 AM/Nación Media.
Según la enfermera, su cambio se dio a raíz de reclamos que venía realizando a la dirección. Este martes, como medida de protesta, decidió encadenarse en la institución.
Al respecto, la doctora Ríos afirmó que le comunicaron vía correo desde la Dirección de Recursos Humanos el traslado de la enfermera, quien ayer se encontraba usufructuando su día libre.
“Me llegó una nota también manifestando que el Centro de Salud de Ypané va a estar habilitando el área de Cirugía, por tal motivo, están necesitando de recursos humanos para habilitar el área. Entonces, motivo por el cual manifiestan la necesidad de ese traslado”, mencionó.
La médica aseguró que la atención en urgencias se da durante las 24 horas y que, por seguridad, en horas de la noche la puerta del servicio se mantiene bajo llaves. “La guardia es dinámica y activa, tenemos un médico que hace la atención básica a los usuarios, contamos con medicamentos”, puntualizó.
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Ángelus papal tras varios años en Castel Gandolfo
Miles de personas asistieron el domingo al primer Ángelus del papa León XIV en un ambiente festivo en Castel Gandolfo, cerca de Roma, la residencia papal de verano que había dejado de ser utilizada durante años.
“Me alegra estar entre ustedes (...) y les agradezco a todos su cálida bienvenida”, declaró el papa, de pie frente a las puertas del Palacio Apostólico, flanqueado por dos guardias suizos con uniforme de gala.
Su estancia era muy esperada en la localidad, ya que revivió una tradición abandonada por su predecesor, Francisco, quien prefirió permanecer en el Vaticano y transformó la residencia papal en un museo.
El papa peruano-estadounidense llegó el 6 de julio para pasar dos semanas de descanso en esta pequeña ciudad situada a unos treinta kilómetros al sureste de Roma, a orillas del lago Albano, donde se encuentra la residencia pontificia veraniega.
A pesar de la lluvia, miles de personas, tanto fieles como turistas, llenaron las calles para vislumbrar al líder de la Iglesia católica. Unos minutos antes, Robert Francis Prevost había presidido la misa en la iglesia de Santo Tomás de Villanueva y luego cruzó la Plaza de la Libertad entre los vítores de la multitud.
“No olvidemos orar por la paz y por todos los que sufren y necesitan ayuda a causa de la guerra”, concluyó el papa. El palacio apostólico fue construido en el siglo XVII y sirvió como residencia de verano de los papas hasta 1870 y la caída del estado pontificio.
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Salud reporta 27 casos de dengue y uno de chikungunya en las últimas semanas
El Ministerio de Salud confirmó que en las últimas tres semanas se reportaron un total de 27 casos de dengue y una persona con chikungunya procedente de Bella Vista. Hasta el momento, las notificaciones permanecen estables y no se registran aumentos de casos positivos.
Según el último reporte de Vigilancia de la Salud, hasta la fecha los casos de dengue en el país se mantienen, pero con una carga menor de casos. “Datos actualizados evidencian que la curva de notificaciones de dengue permanece estable, y con circulación de chikungunya”, aclararon.
En las últimas tres semanas, el promedio de notificaciones por dengue fue de 262 por semana, y se han reportado 27 casos con diagnóstico de dengue, procedentes de 7 regiones del país.
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Informaron que los brotes activos de dengue corresponden al departamento de Presidente Hayes, de los cuales dos casos corresponden a Benjamín Aceval y un positivo a la ciudad de Villa Hayes. Igualmente, se reportó un caso en Boquerón.
En el mismo periodo de tiempo se confirmó un caso nuevo de chikungunya en la localidad de Bella Vista, en el departamento de Amambay. “En lo que va del periodo epidémico, suman 53 los casos notificados de chikungunya”, puntualizaron. Hasta el momento no se confirman casos del virus Zika ni de oropouche.
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“Py sevo’í” en Paraguay del siglo XX y la experimentación en humanos
En la presente entrega de “Expresso”, Augusto dos Santos visita el campus de la Universidad Nacional de Asunción para conversar con el Dr. en Filosofía, profesor e investigador José Manuel Silvero, quien publicó recientemente su nuevo libro “Pysevo’í. La campaña sanitaria de la Fundación Rockefeller en Paraguay (1923-1928)”, en el que aborda con un importante archivo a disposición la problemática local de la anquilostomiasis de hace un siglo y la consecuencia social que acarreaba, la situación precaria del sanitarismo paraguayo de entonces y los trabajos de la fundación norteamericana, incluyendo la experimentación en humanos que se dio en ese contexto.
- Fotos: Pánfilo Leguizamón
ADS –¿Cómo es que un filósofo lleva a interesarse en un tema como anquilostomiasis?
JMS –La historia guarda relación con una anécdota. Siendo niño nos convocan en la escuela a presenciar, a visualizar una película. Yo estaba entusiasmado porque ya tenía noticias de que había un personaje de nombre Popeye, de que había una pantera de color rosa, me contaban mis amigos y de tanto en tanto algún que otro vecino que tenía algún televisor nos dejaba ver estas maravillas. Todo esto en Caazapá, zona de San Juan Nepomuceno. Entonces automáticamente me dije “esta es mi oportunidad, voy a disfrutar de una hermosa película”. Llegamos, nos acomodamos todos los “mita’i” para visualizar la película en cuestión y era una de las películas de la Fundación Rockefeller, que le enseñaba a los niños a cómo gestionar de manera responsable sus excretas. Años después, (…) en el marco de los 100 años de aquella gran campaña sanitaria, entro en comunicación con la Fundación Rockefeller, y me liberan los archivos oficiales que para mí fue espectacular, porque no solamente tenía datos, informes, sino también imágenes.
–¿Qué hacía la Fundación Rockefeller entre el año 1923 y 1928?
–En Paraguay, en ese arco de tiempo se desarrolla la cooperación, que es una acción oficial que la firman la Fundación y el gobierno de aquel entonces. Eligio Ayala fue el firmante, y se salvaguarda eso a través de una ley ¿Qué hace la fundación? La fundación (Rockefeller) ya venía desarrollando desde 1916, estimativamente, acciones en terreno, en algo así como 140 países del mundo. Y el tema de fondo, el tema más importante de esa acción de la Fundación Rockefeller es la lucha contra la anquilostomiasis. Y en una de esas, un par de médicos muy relevantes de nuestra historia paraguaya, el Dr. Migone y el Dr. Andrés Barbero envían cartas a la Fundación, porque la Fundación tenía una especie de informe anual de sus acciones, envían cartas comentando, por un lado, que aquí también hay una prevalencia muy alta, y por el otro lado, muestran un interés para que la Fundación eventualmente pudiera cooperar. Entonces la Fundación responde diciendo que sí, que tienen interés de cooperar, pero en principio esa cooperación se basaría en el envío de unas cajas, que contenían una especie de proyector a linterna, lo llamaban, folletos, folletitos y algunos pósters. Una campaña educativa que el propio Migone lo paga de su bolsillo. Es interesante. Esa acción es la acción precedente, inmediata que va a dar pie luego a la firma oficial de la cooperación. ¿Y por qué es importante todo esto? Porque en el año 1917 y en el año 1920 se desarrolló en Paraguay sendas campañas de lucha contra el py sevo’i. Pero con un éxito relativo. Se necesitaba el acompañamiento de una organización grande, enorme, importante como lo fue en aquel entonces y como lo sigue siendo la Fundación Rockefeller. Y bueno, ese es el antecedente.
–¿Cuál era la importancia de enfrentarse a esa enfermedad? ¿Cómo afectaba al momento paraguayo?
–Estudios de aquel entonces, de hecho, van a ser los médicos de la Universidad Nacional de Asunción; el Dr. Velázquez, el primer decano de la Facultad de Medicina, y todo un equipo de médicos, quienes a insistían en la necesidad de contrarrestar al sevo’i, la lombriz, el parásito que se metía por los pies y que empezaba a debilitar al niño, al adulto, da igual. Era tan grande esa incapacidad que uno tenía que administrar que, por supuesto, lo volvía anémico, lo volvía incapaz para trabajos de todo tipo y también de aquel entonces viene el famoso estigma del sa’yju, mita’i sa’yju y compañía. Es una enfermedad, es un mal que le debilitaba al pueblo, le volvía incapaz de producir. El doctor Velázquez cuenta en uno de sus textos cuenta ese escenario dantesco de niños famélicos y de adultos también incapaces de emprender algún tipo de tarea. (…) Manuel Domínguez, en una carta al doctor Insfrán, él habla del py sevo’i, en unos términos muy interesantes, donde dice: “El paraguayo tiene la manera de solucionar este problema y lo mata con el ka’arê –que es el quenopodio– y con la caña”.
–¿Y qué hacía la medicina y los médicos paraguayos antes de la llegada de la Fundación Rockefeller? ¿Era paliativa la tarea?
–Era paliativa. Había una química que probablemente era muy ineficiente, se habilitaron algunos puestos de distribución de algunas medicinas, y el problema más grave de aquel entonces, para llevar adelante esta lucha contra la anquilostomiasis era, por un lado, la eficiencia de la química, que los médicos de la Fundación Rockefeller calibraron muy bien, calibraron a costa de muchas muertes, pero, por un lado, la visión de la Fundación Rockefeller era una visión integral, por eso es una campaña de salubridad.
–Aquel no era un momento de bonanza en nuestro país, precisamente.
–Ese es un punto que a mí me hizo pensar mucho de cómo lo iba a plantear en el libro. Un Paraguay carente de infraestructura, un Paraguay carente de un sistema de salud medianamente fuerte y un Paraguay donde a la gente del campo se le proveía de algunos cuadernillos para consumir, para usufructuar, pohã ñana. De hecho, yo critico eso en un apartadito. Genaro Romero era el jefe de tierras y colonias, y él le recomendaba a los campesinos consumir o usar los yuyos, en ausencia justamente de un sistema medianamente justo, en el sentido de acceso a la salud. Teníamos muy pocos médicos, había una inestabilidad política tremenda
–¿Decís que en el marco de esta sistematización que hiciste del aporte de la Fundación Rockefeller, que esta crea casi lo que se diría es la burocracia a la gestión sanitaria en Paraguay?
–La Fundación Rockefeller tiene una incidencia política administrativa total en la configuración de la salud global. No se puede entender el nacimiento y el desarrollo de la Organización Mundial de la Salud y especialmente de la Organización Panamericana de la Salud sin el concurso y la “inteligencia”, entre comillas, de la Fundación Rockefeller, y su modo de trabajar. En ese modo de trabajar, la estadística, por ejemplo, es muy importante, la recogida de datos es muy importante, la organización con informes, con muchos detalles, el conocimiento del terreno, todo eso formaba parte de esa gran estrategia que lo desarrollaron a nivel mundial y también en Paraguay, por supuesto. En la historia de la salud pública, de la sanidad pública, el ministerio que llevaba, que tenía el control sobre la sanidad, era el Ministerio del Interior, sobre todo el Departamento de Higiene en este caso.
–Hay un capítulo que aborda experimentos humanos, especialmente con niños, que es éticamente cuestionable o condenable. ¿Cuál es la realidad en relación a ese capítulo en la historia de la presencia de la Fundación en Paraguay?
–Efectivamente, la campaña sanitaria, así como habíamos manifestado, se había repartido en diferentes acciones: grupos propiciando la construcción de letrinas, grupos de guardas sanitarios medicando a la población, otro grupo levantando datos para corregir el atlas de Gásperi del año 20, es decir, el tema de censo, una cuestión estratégica, la guerra va a venir después, y otro grupo trabajando en la divulgación, pero un grupo pequeño, sí, efectivamente se dedicó a llevar adelante trabajos de experimentación en contexto de encierro, con grupos vulnerables, en ausencia de criterios éticos razonables para aquel entonces, hay que acordarse que el código de Nuremberg y todo lo que pasó en los campos de concentración va a ser muy posterior, esto es 1923. Entonces en mi investigación yo me encontré con una conducta que se había repetido tanto en Brasil, en Colombia y en varios lugares de los médicos que se metían en los hospicios, en los orfanatos, en la policía, en el ejército, a llevar adelante experimentos con seres humanos. En este caso, con niños, menores de edad, con jóvenes probando sustancias químicas, probando sobre todo dosis. Lo llamativo y lo reprochable, si cabe el término, es que en función a lo que yo investigué, Fred Soper (el director) sabía exactamente que esas sustancias eran tóxicas y que podían causar la muerte. Aun así, siguieron utilizando hasta que llegaron a un punto que causaron muertes, entre 15 y 16 fallecidos durante toda la campaña, mirando la envergadura. El 90 % de ellos eran niños menores de edad, niños pequeños de 2 años, 4 años, 6 años, algunos soldaditos también.
–¿Esto tenía que ver con la aplicación de diversas formas de químicos o algún químico en particular con el que se experimentaba?
–Sí, el tetracloruro de carbono con la mezcla con el aceite de quenopodio. En los informes lo que yo pude notar es, porque claro, tenían que justificar, tenían que dar cuentas, tenían unas fichas donde comentaban las posibles razones de la muerte, y hablaban también de ciertas enfermedades de base. Entonces, que no lo tenían muy manejado, decían “a los epilépticos no hay que suministrarle; a los alcohólicos, tampoco, y a ciertos niños que tenían otros parásitos, tampoco”. Lo que pasa es que esa fundamentación o esa explicación venía después de la muerte. No antes.
–¿En qué momento de la investigación te encontraste con este hecho tan contrastante con el lado positivo de esta campaña y qué generó en vos como investigador?
–La investigación en sí es una tarea en solitario muy interesante. Es un tiempo en que uno se sumerge completamente de manera obsesiva en llevar adelante este trabajo. Funciona unos mojones que es el esquema del trabajo, pero uno piensa muchas cosas. Como docente investigador de la UNA, yo envío un correo institucional y ellos me envían paquetes, paquetes muy importantes de información. En uno de esos paquetes me encuentro con los muertos.
–¿Y en uno de esos paquetes te encontrás con las fotos de esos experimentos?
–En uno de esos paquetes me encuentro con fotos de niños, de niñas, del orfanato, con enfermos mentales, del neuropsiquiátrico, con soldaditos, con militares. Esas fotos están en el libro. Son 60 imágenes inéditas que por primera vez se está viendo en el Paraguay. Estaban guardadas en el archivo de la Rockefeller Center.
–¿En este camino de contacto con la Fundación Rockefeller encontraste en los líderes actuales de la Fundación alguna actitud de ocultamiento digamos?
–Ninguna. En todo momento fueron muy amables conmigo, tengo que recalcar eso en todo momento, fueron cordiales, me ayudaron. Sí les envié un correo cuando el trabajo ya estaba listo, les dije que quería utilizar esas fotos en el marco de la investigación y me dijeron que sí, llené una proforma como se suele hacer.
–¿En estos 100 años, antes de tu libro, antes de tu investigación, ¿hubo algún tipo de denuncia por parte de alguna autoridad de Paraguay respecto de estos experimentos?
–De paraguayos no, yo por lo menos no encontré. Sí, en Brasil. Un médico de aquel entonces que ya en el año 22, en un evento científico del Brasil de aquel entonces, sale a gritar, a vociferar que la Fundación estaba matando a gente inocente, a niños y sobre todo a gente de color, porque en el Brasil la envergadura y la dimensión de la campaña fue muy diferente. Y en Guatemala, si no me equivoco, también se presentó en el año 2010 una investigación que daba cuenta de ciertos abusos que se cometieron con personas en situación de encierro, de grupos vulnerables, la cárcel, el orfanato, un calco de lo que fue en Paraguay. Esto es del año 40 más o menos.
–¿Y cómo reaccionaron las autoridades de la Fundación?
–Ellos sí pidieron una explicación. Obama estaba como presidente, Obama le pide a la Comisión Nacional de Bioética que investigue si eso es cierto. Corroboran que efectivamente porque los datos estaban guardados en un archivo en los Estados Unidos, y Obama pide oficialmente disculpas al gobierno de aquel entonces y ese es un precedente que yo encontré. En este caso de experimentación con seres humanos en Guatemala, Fred Soper aparece en la lista de los médicos. Acá Fred Soper fue el director de la campaña de Paraguay; que, por cierto, fue director de la OPS durante creo que 4 periodos.
–¿Cómo y por qué culmina esta misión finalmente en Paraguay, en el 28?
–Culmina porque la guerra iba a desatarse en cualquier momento. El gobierno de aquel entonces destina los fondos para fines estratégicos. Y entonces se desfonda, se queda sin fondos la campaña. Pero, además, se venía arrastrando una serie de pequeñas inquinas entre médicos paraguayos y médicos paraguayos que trabajaban para la Fundación, y especialmente médicos norteamericanos.