El profesor Dr. Mario Ramos Reyes, catedrático, docente y filósofo paraguayo, quien desde hace años vive en Kansas (EE.UU.), sostiene que el principal legado del papa Francisco, además de haber sido el primer Pontífice latinoamericano, es haber impulsado una pastoral que enfatiza la cercanía humana, acorde a los tiempos y al mundo en que vivimos. En una entrevista con la 970 AM resaltó que la misión de la Iglesia Católica es la salvación de la humanidad y en ese contexto, la elección del Santo Padre, no debería ser analizada con los criterios políticos ideológicos que generalmente predominan en la prensa local e internacional.
¿Cuál considera es el legado más importante que nos deja el papa Francisco?
En primer lugar, que fue el primer Papa Latinoamericano en la historia de la Iglesia en 2000 años. Por primera vez en la iglesia moderna, podemos hablar de nacionalidad al ser argentino. Es un Papa de la región latinoamericana y yo creo que ese fue un hito clave e importante en el proceso de nuestras naciones. En segundo lugar, diría que al papa Francisco le tocaron circunstancias históricas diferentes a por lo menos los dos o tres papas anteriores, que es la del advenimiento de un mundo que los sociólogos llaman un mundo “líquido”, “resbaladizo”, un mundo confuso, lleno de incertidumbres y entonces su pastoral tenía un sentido de ser, es decir, un acercamiento pastoral que enfatizaban esa cercanía humana. Yo creo que eso le dio una característica muy propia que, por las circunstancias históricas, no se podían dar en otro tiempo. Imagínense en los años 60, en la Guerra Fría, la pastoral del Papa tenía otros ribetes mucho más cautos y diplomáticos para la época. Por eso diría que el papa Francisco -incluso por el nombre que él eligió- tuvo ese tinte más pastoral. Y, por otro lado, yo creo que el hecho de ser latinoamericano es realmente algo digno de destacar.
¿Este hecho favoreció también la cercanía que tenía el Papa con Paraguay?
Yo creo que sí. El hecho de ser latinoamericano, ser argentino, incluso es el que nombra por primera vez a un cardenal paraguayo. Creo que este es un hecho que toca mucho a la historia de nuestra iglesia paraguaya. Por eso, para Paraguay, sobre todo, fue un papado muy significativo. No quiere decir que los otros no lo hayan sido, pero, hay que tener en cuenta también la cultura del Papa Juan Pablo Segundo, que era un polaco que nació, se crió y evolucionó en plena Guerra Fría. Y el Papa Ratzinger, que era un intelectual y prácticamente su pastoral era la cuestión de la secularización de Europa, que le preocupaba mucho. Francisco, sin embargo, como nació en esta región latinoamericana era más afín a nuestro país y a otros países de América Latina.
¿Qué podemos esperar del próximo cónclave y el nuevo Papa… Cree usted que la Iglesia Católica va a continuar la posta que deja Francisco o va a volver a una posición más dogmática o conservadora?
Yo creo que ese análisis es ideológico. No creo que la Iglesia haya dejado de ser dogmática ni con Francisco ni con ningún otro Papa, porque dejaría de ser Iglesia. La palabra dogma significa el depósito de la fe y el depósito de la fe está dada en la escritura y en los Concilios. Eso se mantiene incólume desde Pedro hasta nosotros. En ese sentido, la Iglesia es perenne. Cuando la gente dice “dogmática”, yo no sé a qué se está refiriendo. Por ejemplo, Francisco creía en el diablo, y que éste actúa en la historia y a veces protagoniza cuestiones históricas. ¿Eso es conservador o liberal? No, eso es doctrina de la fe católica. En ese sentido (Francisco) era bien católico.
Él estaba en contra del aborto, en cualquiera de sus formas y llamaba a aquel que procuraba un aborto un sicario y la persona que pedía un aborto, alguien que alquila un sicario para matar. ¿Es eso tradicional, conservador o progresista? No lo sé, eso es doctrina de la Iglesia. Por eso yo creo que esa clasificación que se hace es ideológica. Es mirar la iglesia sin fe como un aparato político. La iglesia tiene, sí, un elemento humano. Eso es innegable porque somos seres humanos. Pero, seres humanos que tenemos fe y caminamos en la fe y la fe va mejorando nuestra naturaleza, nuestro temperamento, si colaboramos con esa fe.
Entonces, ¿no va a cambiar mucho o se irá adaptando a los tiempos?
La Iglesia va a ser la misma de siempre, pero, va a depender mucho de cuál es el elemento humano. Dependerá del Papa que es elegido, qué tipo de personalidad o qué tipo de tradición tiene; si es asiático o si es americano. Eso le puede dar cierto tono, pero, manteniéndose en una tradición. Él puede enfatizar ciertos aspectos, pero, la misión de la Iglesia no es el desarrollo económico, la misión de la Iglesia es la salvación de las almas. Entonces, el Papa tiene una misión que le que le dio Jesucristo a Pedro y el Papa es sucesor de Pedro. Acuérdense que un Papa no es que le sucede a otro Papa. Francisco no es el sucesor de Benedicto; Francisco es el sucesor de Pedro y Pedro es el Vicario de Cristo. Entonces, solamente Dios sabe quién va a venir. Y al que venga, se le pide que sea fiel al depósito de la fe y él va a ver con su discernimiento, su razón y su libertad qué aspecto va a enfatizar más o menos. Eso no se sabe, porque también nuestra historia está cambiando.
Vivimos un tiempo de una enorme incertidumbre de distinto tipo, no solamente económico. Yo creo, personalmente, que el problema no es tanto económico, acá el problema es existencial, donde la gente, por más dinero que tenga, no sabe realmente cuál es el sentido de su vida; por eso hay tanto olvido. El mismo papa Francisco llamaba a eso “la cultura del descarte”, pero eso no tenía solamente una connotación económica. Descarte significa que una persona tiene tanto dinero que vive solo. Vive aislado y se rodea de perros. Vive con perros, literalmente; pero, también es una persona abandonada, que no tiene cariño, etc. Entonces, yo creo que el nuevo Papa y la Iglesia en sí -porque el Papa no gobierna solo, gobierna con los obispos, con sus diócesis y sacerdotes- es peregrina y el peregrinaje siempre es duro, hay mucha dificultad y uno no ve mucho el camino. Ve la meta, pero no ve mucho el camino y ahí uno va con fe porque Dios nos prometió, Cristo nos prometió, que Él va a estar con nosotros hasta el fin de los tiempos.
En estos días cobra fuerza aquello de que el que entra Papa al cónclave sale cardenal. ¿Cómo no caer en esas conjeturas y especulaciones que hace todo el mundo sobre el perfil que debe tener el próximo Pontífice?
No quiero entrar en profundidades, pero el que mejor escribió sobre el tema de la elección del Papa fue Benedicto XVI como teólogo. ¿Qué quiere decir eso? No es que Dios elige al Papa. Lo que hace el Espíritu Santo es que da mociones en el alma para que las personas se inspiren y elijan a este o aquel. Pero esas personas pueden dejar de lado eso. Quiere decir que yo tengo la moción, pero resulta que tengo otros intereses y en vez de elegir la A elijo la Z. ¿Puede ocurrir eso en la iglesia? Benedicto decía que sí, pero, después Dios va a tratar de enderezar esos caminos de otra manera. Por eso la Iglesia tiene toda una historia de problemas en el papado, etc. porque somos seres humanos, somos pecadores. Y Dios respeta nuestra libertad, incluso de elegir al sucesor de Pedro.
En el último capítulo de San Juan, si leyeron en esta Pascua, se van a dar cuenta que las tres veces que Cristo le pide a Pedro que apaciente sus ovejas, que les enseñe, le pregunta: “¿me amas Pedro?”. ¿Qué quiere decir eso? Que Pedro era débil, que somos débiles y el Papa también. Por eso, hay que rezar por el Papa. Francisco siempre lo pedía y creo que eso es muy rescatable: “Recen por mí”. Porque no es que sea Superman, él es un hombre que también es un peregrino en este camino de fe.
Es muy nuestro reducir o polarizar, no sé si ese es el término; pero ¿es posible despojarnos de todas esas influencias ideológicas y mantenernos al margen de esos pensamientos dominantes?
Yo creo que hoy toda la prensa nacional e internacional está contaminada de ideología; sin excepción, de derecha o de izquierda. No se puede hablar sino es con la calificación ideológica. Las amistades se fundan en las calificaciones ideológicas, hasta los matrimonios se hacen por cuestiones ideológicas y los divorcios, también. La ideología es una religión que viene a sustituir al cristianismo en el siglo XVII y hay un gran pensador francés, Destutt de Tracy, que comenzó a acuñar el término ideología con el fin de dar cierta visión del mundo que se venía con la revolución francesa. Y ahí se abandona la visión de la cristiandad. Entonces, nosotros estamos mirando la Iglesia desde el sótano. Sin embargo, a la Iglesia hay que mirarla desde el altillo, porque la Iglesia fue fundada por Jesucristo.
Las ideologías, como quieren dejar de lado a la Iglesia por una cuestión simplista, siempre buscan darle una forma: o que es progresista o no, o que es reaccionaria o no. Pero, la iglesia no es ni una cosa ni la otra, porque la Iglesia es fundada por Cristo y es sobrenatural. Dios funda la Iglesia. Y ahora que estamos en Pascua. Él (Cristo) resucita y va a vivir con sus discípulos, está entre nosotros. Y en pentecostés mandará su Espíritu Santo que va a ser la Iglesia. Bueno, esa Iglesia hoy está acosada y contaminada por un lenguaje ideológico; entonces, no se entiende prácticamente nada desde esa perspectiva.
Entonces, uno tiene que plantearse, ¿qué es la Iglesia y cuál es su misión?
La misión de la Iglesia es una: la salvación de los hombres y el domingo celebramos esa salvación (la Pascua). Y no nos vamos a morir nunca si aceptamos a Cristo y su gracia, esa es la salvación. Y, de paso, vamos a construir sociedades mucho más humanas. De ahí viene la unión entre lo que nosotros decimos en la Iglesia, la eucaristía o la santidad y la labor social. ¿Por qué hay injusticias? Porque la gente está en pecado. No solamente pecado individual -que son innumerables- sino también sociales, porque se van multiplicando. Entonces, si no vemos la Iglesia desde esa perspectiva, todo se torna ideología y al final no sé para qué yo quiero la Iglesia si lo que estoy haciendo es adaptarla a mis intereses ideológicos.
No se puede mirar la fe así. Eso no es fe, es la ideologización de la fe. Si leen el documento de la Iglesia en Puebla de 1980, que fue la Conferencia Episcopal histórica de Juan Pablo II, hay todo un capítulo que es sobre las ideologías y su influencia en América Latina. Yo creo que ese documento es insuperable hasta hoy. En él se explica muy bien todo el mundo ideologizado de los 50′s y 60′s y dice, que debemos mirar a la Iglesia desde la perspectiva sobrenatural.
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