El cardenal ghanés Peter Turkson está considerado como una de las figuras más influyentes de la Iglesia en África, donde el catolicismo crece rápidamente y de donde podría salir el próximo papa.
Nacido en una familia modesta, este hombre de 76 años fue el primer religioso de África occidental en ser creado cardenal, una decisión tomada en 2003 por Juan Pablo II. En la actualidad es canciller de dos academias pontificias, las de Ciencias y Ciencias sociales.
Incluso antes de la renuncia sorpresiva de Benedicto XVI en 2013, el cardenal Turkson ya era considerado como el candidato favorito de África para el trono de San Pedro, cuando nunca ha habido papa negro en la historia de la iglesia.
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“No quisiera ser el primer papa negro”, dijo en una entrevista en 2010. “Creo que viviría momentos difíciles”. La eventualidad de su elección refleja la evolución demográfica de la Iglesia, que retrocede en lugares como Europa pero experimenta un crecimiento más rápido en África.
Nacido en la ciudad minera de Nsuta-Wassa, en el sur del país, Turkson es el cuarto de diez hijos. Su madre, metodista, vendía verduras, y su padre, católico, era carpintero.
Ordenado sacerdote en 1975, se fue de Ghana para ir a estudiar en Roma y Nueva York. En 1992, Juan Pablo II lo nombró arzobispo de Cape Coast, diócesis que cuenta con unos 300.000 fieles y se desarrolló bajo su dirección. En 2003, fue creado cardenal.
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Los 133 cardenales ya están listos para definir el futuro de la Iglesia
Ciudad del Vaticano, Santa Sede
Los 133 cardenales electores del próximo cónclave ya llegaron a Roma para elegir al sucesor del papa Francisco y definir el futuro de la Iglesia de 1.400 millones de católicos.
Los llamados “príncipes de la Iglesia” se encerrarán a partir del miércoles en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo pontífice en una votación incierta y sin claros favoritos.
Progresista, conservador, dogmático... ¿Cómo será el próximo papa? Hay consenso en que no será un revolucionario como el argentino Jorge Bergoglio, que planteó un pontificado de reformas, enfocado en los pobres y en las periferias del mundo, y que enfrentó resistencias dentro de la Iglesia.
“Un pastor cercano a la vida real de la gente”, indicó la minuta de la reunión de los cardenales de este lunes. “Debe estar presente, ser cercano, capaz de ser puente y guía”.
Estos encuentros se realizan casi a diario desde que Francisco murió hace dos semanas y en ellas los purpurados comparten puntos de vista sobre las prioridades de la Iglesia de cara al cónclave.
Con representantes de 70 países, será el más internacional de la historia. Francisco creó la mayoría de los cardenalatos que votan ahora a su sucesor, muchos vienen de la “periferia” del mundo, lejos de Europa e históricamente marginada por la Iglesia en Roma.
“Lo que hago es mirar, escuchar, ver gente que viene de Mongolia, que trabaja en la Curia, que está con los más pobres en América Latina, en África, es muy bonito”, dijo a periodistas el cardenal chileno Fernando Chomalí.
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“Más como Francisco”
El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, informó el lunes que todos los electores estaban ya en Italia para votar a puerta cerrada en la Capilla Sixtina a partir del miércoles de tarde hasta que un candidato tenga una mayoría de dos tercios.
Mientras, decenas de miles de personas en la plaza San Pedro y millones por televisión mantendrán la mirada fija en la pequeña chimenea instalada en el tejado del majestuoso edificio a la espera de noticias.
El humo negro anunciará que no hay consenso y que habrá otra votación; el humo blanco, “Habemus papam”.
El Vaticano finiquita los detalles de esta elección, que se remonta a la Edad Media. Instaló el lunes las cortinas de terciopelo rojo en el balcón central de la basílica de San Pedro, que se abrirán para la primera aparición del nuevo papa.
Y todo el personal auxiliar a la ceremonia juró este lunes guardar secreto, desde sacerdotes y religiosas, hasta médicos, enfermeros, miembros de la seguridad, chóferes y personal de limpieza.
El Vaticano anunció este lunes que también cortaría la señal del teléfono en la pequeña ciudad-Estado mientras dure el cónclave, aunque esto no afectará a la plaza de San Pedro.
María de los Ángeles Pérez, turista mexicana en Roma de 49 años, espera del nuevo papa que ayude “a los más pobres, a los más necesitados”, mientras que el sacerdote canadiense Justin Pulikunnel pide que sea una “fuente de unidad” tras “años de desestabilización y ambigüedad”.
“Más como Francisco”, resumió Aurelius Lie, alemán de 36 años.
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“Politiqueo”
Los cardenales electores no tendrán contacto con el mundo exterior hasta elegir al nuevo papa: además de al teléfono, tampoco tendrán acceso a internet ni a la prensa ni a la televisión.
Se realizarán cuatro votaciones diarias, salvo el primer día cuando pueden decidir pronunciarse una sola vez. Y las papeletas y actas se queman para anunciar el resultado.
Benedicto XVI fue electo en cuatro votaciones en 2005; Francisco en 2013, en cinco. El cónclave duró en ambos casos dos días.
Pero algunos cardenales dicen que en esta ocasión podría durar tres días.
Otros, no obstante, creen que necesitarán mucho más tiempo para negociar, encontrar un punto medio que una a “bergoglistas” y conservadores, y permita que un nombre alcance los 89 votos necesarios para elegir al titular del trono de San Pedro.
De los italianos Pietro Parolin y Pierbattista Pizzaballa al maltés Mario Grech, del arzobispo de Marsella Jean-Marc Aveline al filipino Luis Antonio Tagle, varios nombres emergen como papables, aunque famoso es el dicho en Roma de que “quien entra papa al cónclave sale cardenal”.
No hay candidatos oficiales, aunque sí millones de euros apostados en casas de apuestas.
“¡Nadie está en campaña, por Dios!”, zanjó en su podcast el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, a quien el presidente estadounidense, Donald Trump, dio su apoyo. “Hablamos de las personas que consideramos prometedoras, pero es diferente del politiqueo”.
Fuente: AFP
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El Vaticano ultima preparativos para el cónclave que elegirá al nuevo papa
Durante el cónclave del miércoles, los cardenales electores se reunirán a puerta cerrada en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del papa Francisco. Así se desarrollará la elección, regida por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996. El Vaticano ultima los preparativos del encuentro de líderes de la Iglesia católica.
Los 133 cardenales electores -menores de 80 años- se trasladan a la residencia de Santa Marta en el Vaticano, donde se alojarán durante todo el cónclave. En la mañana del primer día, los purpurados participan en una misa solemne en la basílica de San Pedro.
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Por la tarde, ataviados con el hábito coral, se reúnen en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico y, en procesión hacia la Capilla Sixtina, invocan la asistencia del Espíritu Santo. Bajo la bóveda pintada por Miguel Ángel, los cardenales prestan juramento con la mano sobre el Evangelio.
Según un ritual heredado de la Edad Media, el maestro de ceremonias pronuncia la frase “extra omnes” (todos fuera). Las personas que no participan en la elección abandonan la sala y, a continuación, se cierran las puertas. El objetivo es que los cardenales eviten las influencias exteriores.
La elección
Por sorteo, tres cardenales son designados “escrutadores”, otros tres “infirmarii” como encargados de recoger el voto de los purpurados enfermos y tres más como revisores para comprobar el recuento. Sentados juntos, los cardenales reciben papeletas rectangulares con la inscripción “Eligo in summum pontificem” (“Elijo como sumo pontífice”) en la parte superior, con un espacio en blanco debajo.
Los votantes escriben el nombre de su candidato a mano, “con caligrafía lo más irreconocible posible”, y doblan la papeleta. En teoría, está prohibido votarse a uno mismo.
Cada cardenal se dirige por turnos al altar, sosteniendo su papeleta en el aire para que sea bien visible y pronuncia en voz alta el siguiente juramento en latín: “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”.
Deposita su papeleta en un plato y la desliza en la urna frente a los escrutadores, se inclina ante el altar y vuelve a su sitio. Los cardenales que, por su estado de salud o edad avanzada, no pueden acercarse al altar, entregan su voto a un escrutador, que lo deposita en la urna en su lugar.
El escrutinio
Una vez recogidas todas las papeletas, un escrutador agita la urna para mezclarlas, las transfiere a un segundo recipiente y luego otro los cuenta. Dos escrutadores anotan los nombres, mientras que un tercero los lee en voz alta y perfora las papeletas con una aguja en el punto en el que se encuentra la palabra “Eligo”. Los revisores verifican a continuación que no se cometieron errores.
Si ningún cardenal obtuvo dos tercios de votos, los electores proceden a una nueva votación. Salvo el primer día, se prevén dos por la mañana y dos por la tarde hasta la proclamación de un papa.
Las papeletas y las notas tomadas por los cardenales se queman en una estufa cada dos rondas de votación. La chimenea, visible por los fieles desde la plaza de San Pedro, expulsa humo negro si no se logró escoger a ningún papa y una fumata blanca en caso de una elección. Tras tres días sin lograrse el nombramiento de un pontífice, la votación se suspende para un día de oración.
“Habemus papam”
El cardenal elegido deberá responder a dos preguntas del decano: “¿Aceptas tu elección canónica para sumo pontífice?” y “¿Cómo quieres ser llamado?”. Si responde sí a la primera, se convierte en papa y obispo de Roma.
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Uno por uno, los cardenales expresan un gesto de respeto y obediencia al nuevo papa, antes del anuncio a los fieles. Desde el balcón de la basílica de San Pedro, el cardenal protodiácono anuncia “Habemus papam”. A continuación, aparece el nuevo pontífice e imparte su bendición “urbi et orbi” (A la ciudad y al mundo).
Fuente: AFP
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¿Cuáles son los 15 nombres que suenan para suceder al papa Francisco?
El cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco es un proceso secreto sin candidatos oficiales ni campaña electoral, pero con mucha especulación. Un total de 133 cardenales menores de 80 años podrán votar en la elección que arranca el miércoles: hay diplomáticos, hombres de terreno, teólogos o mediadores. Y entre ellos, 15 que destacan entre los “papabili”, los papables.
Europa
Pietro Parolin (Italia), n.º 2 del Vaticano. Este diplomático de 70 años y de gran experiencia ejerció como secretario de Estado -n.º 2 del Vaticano- durante casi todo el pontificado de Francisco y es un hombre de primer plano en la escena internacional. Con su figura ligeramente encorvada, su voz delicada y su temperamento tranquilo, ha viajado por todo el mundo y conoce a muchos líderes políticos, así como los entresijos de la Curia Romana.
Como miembro del Consejo de Cardenales desempeñó un papel clave en la firma en 2018 de un acuerdo histórico entre la Santa Sede y China sobre el nombramiento de obispos.
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Pierbattista Pizzaballa (Italia), patriarca latino de Jerusalén. Buen conocedor de Oriente Medio, este franciscano de 60 años y teólogo italiano habla hebreo e inglés, y llegó a Jerusalén en 1999. En septiembre de 2023, se convirtió en el primer patriarca de Jerusalén en ejercicio -la más alta autoridad católica de Oriente- en ser creado cardenal.
Un mes más tarde, estalló la guerra entre el movimiento islamista Hamás e Israel. Sus repetidos llamados a la paz lo pusieron en primer plano.
Matteo Maria Zuppi (Italia), arzobispo de Bolonia. Este discreto y experimentado diplomático de 69 años lleva más de 30 años realizando misiones de mediación política en el extranjero. Miembro de la comunidad romana de San Egidio, brazo diplomático oficioso de la Santa Sede, ha sido mediador en Mozambique y enviado especial del papa Francisco para la paz en Ucrania.
El también arzobispo de Bolonia es desde 2022 presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Este hombre de rostro jovial y figura esbelta goza de gran popularidad en Italia por su labor con los más desfavorecidos. Aboga por la acogida de migrantes y de los fieles homosexuales en el seno de la Iglesia.
Claudio Gugerotti (Italia). Este diplomático excelente de 69 años, políglota, es un experto en el mundo eslavo. Su carrera le ha llevado a ejercer de nuncio -embajador de la Santa Sede- en Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Ucrania y Reino Unido. Gugerotti, a quien el papa consultó sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, es desde 2022 prefecto del dicasterio para las Iglesias Orientales.
Jean-Marc Aveline (Francia), arzobispo de Marsella. Nació en Argelia hace 66 años en el seno de una familia de “pieds-noirs” -europeos, principalmente franceses, que residieron en Argelia durante el período colonial- de origen andaluz y pasó casi toda su vida en Marsella.
En 2013, se convirtió en obispo auxiliar de esta ciudad portuaria francesa, desde donde aboga por el diálogo interreligioso y por la defensa de los migrantes, dos pilares del pontificado de Francisco. Elegido a principios de abril presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, fue el artífice de la principal visita del papa a Marsella en 2023.
Anders Arborelius (Suecia), obispo de Estocolmo. Este luterano sueco de 75 años se convirtió al catolicismo en un país de abrumadora mayoría protestante, pero que es también uno de los más secularizados del mundo. Primer obispo católico de nacionalidad sueca, Francisco lo creó cardenal en 2017 y es miembro de varios dicasterios.
Al unísono con Francisco, Arborelius defiende la acogida en Europa de los migrantes. También se opone a ciertos obispos alemanes que desean modernizar su iglesia y a los que el Vaticano acusa de querer crear una nueva rama protestante.
Mario Grech (Malta), obispo de Gozo. El obispo de Gozo de 68 años, la segunda isla más grande del pequeño archipiélago mediterráneo de Malta, desempeñó un papel clave durante el sínodo sobre el futuro de la Iglesia, convocado por Francisco.
Grech fue el secretario general de esta asamblea de obispos, que deliberó sobre temas cruciales como el lugar de las mujeres y los divorciados vueltos a casar. Su papel fue de equilibrista siguiendo el deseo del papa argentino de crear una Iglesia abierta y vigilante, pero que reconoce a su vez las preocupaciones conservadoras.
Péter Erdö (Hungría), arzobispo de Budapest. Este austero intelectual de 72 años, que habla siete idiomas, es apreciado por sus conocimientos teológicos y su apertura a otras religiones. Ferviente defensor del diálogo con los cristianos ortodoxos, también presta especial atención a la comunidad judía. Tiene opiniones muy conservadoras tanto sobre los divorciados vueltos a casar como sobre las parejas del mismo sexo.
Erdö ha sido criticado por su silencio ante las derivas iliberales del gobierno húngaro de Viktor Orban. La Iglesia húngara ha saludado en cambio sus iniciativas para renovar los lugares de culto y recristianizar las escuelas, en nombre de la defensa del cristianismo en Europa.
Jean-Claude Hollerich (Luxemburgo), arzobispo de Luxemburgo. Este cardenal de 66 años jesuita, como Francisco, es un apasionado de la literatura alemana y de la cultura japonesa, y es miembro de los dicasterios de Cultura y de Educación, y del de Diálogo Interreligioso. A este especialista de las relaciones culturales entre Europa y el Extremo Oriente se le conoce como un teólogo firme sobre el dogma, pero abierto en cuanto a cambios sociales, al igual que el papa argentino.
Asia
Antonio Tagle (Filipinas). El exarzobispo de Manila Antonio Tagle es una figura moderada que no ha dudado en criticar a la Iglesia católica por sus fallos, especialmente en los casos de pederastia.
Como el papa argentino, está en primera línea de la defensa de pobres, migrantes y personas marginadas, hasta el punto de ganarse el apodo de “Francisco asiático”.
Benedicto XVI creó cardenal en 2012 a este hombre carismático de lentes rectangulares, aspecto juvenil y sonrisa fácil, apodado “Chito”. En el cónclave de 2013, estuvo entre los “papables”. Tiene 67 años.
Charles Maung Bo (Birmania), arzobispo de Rangún. El presidente de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia fue creado cardenal en 2015, convirtiéndose en el primer y único purpurado de su país.
Este salesiano de 76 años llamó al diálogo y a la reconciliación en una Birmania sumida en conflictos. Tras el golpe de Estado militar de 2021, urgió a los manifestantes opositores a mantener la no violencia.
Miembro también de una minoría étnica, defendió a los rohinyás, de mayoría musulmana y perseguidos. Se pronunció además contra el tráfico de seres humanos, que trastorna la vida de muchos jóvenes birmanos.
África
Peter Turkson (Ghana). Es uno de los cardenales africanos más influyentes, es considerado a menudo como el favorito para convertirse en el primer papa negro de la Iglesia.
Este hombre de 76 años, nacido en una familia modesta de 10 hijos, habla seis idiomas y ha acudido en varias ocasiones al Foro Económico Mundial de Davos para alertar a los líderes empresariales de los peligros de la economía.
Fridolin Ambongo (República Democrática del Congo). El congoleño de 65 años es una voz importante del movimiento por la paz en su país natal marcado por décadas de violencia, podría recabar los votos de los cardenales conservadores.
Firmó una carta en 2024 contra la autorización del papa Francisco a la bendición de parejas homosexuales. El arzobispo de Kinshasa desde 2018 y cardenal desde 2019 también es miembro del “C9”, el consejo de nueve cardenales encargados de aconsejar al papa sobre la reforma de la Iglesia. “África es el futuro de la Iglesia, es obvio”, dijo en una entrevista en 2023.
América
Robert Francis Prevost (Estados Unidos), 69 años. El nativo de Chicago se convirtió en 2023 en el prefecto del poderoso Dicasterio para los Obispos, encargado de nombrar a los mitrados de todo el mundo.
Prevost fue misionero en Perú, y años después fue nombrado arzobispo-obispo emérito de Chiclayo, en el país andino. También es el presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
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Timothy Dolan (Estados Unidos), arzobispo de Nueva York. El jefe del poderoso arzobispado de Nueva York de 75 años es un hombre extrovertido, al que le gusta el deporte, la cerveza y que trata de aportar optimismo a la Iglesia.
Este corpulento cardenal, que tiene mucho sentido del humor, es teológicamente conservador y un firme opositor al aborto. Personalidad mediática con gran presencia en las redes sociales, coordinó la lucha contra la pederastia entre 2002 y 2009 en la diócesis de Milwaukee, en Wisconsin.
Fuente: AFP
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Misa celebra “intensa vida pastoral” de Francisco en noveno y último día de duelo
- Fuente: AFP
El Vaticano cerró el domingo los nueve días de duelo decretados por el papa Francisco con una misa en honor a la “intensa vida pastoral” del pontífice argentino. Los Novendiales -como son llamados- forman parte del protocolo tras la muerte del papa.
Francisco falleció a los 88 años el 21 de abril y el duelo comenzó formalmente el 26, día de su funeral ante unas 400.000 personas y altos dignatarios. Su sucesor será electo en un cónclave que inicia el miércoles en la Capilla Sixtina.
Cada día de los Novendiales se celebró una misa en la basílica de San Pedro con presencia de los cardenales de la Iglesia.
La misa del domingo la ofició el cardenal francés Dominique Mamberti, que tiene el título de protodiácono y será quien pronuncie la famosa y esperada frase en latin “Habemus papam” después de que sea elegido el sucesor del pontífice.
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En la homilía, Mamberti celebró la “capacidad de adoración” del difunto jesuita argentino. “Su intensa vida pastoral, sus innumerables encuentros, estaban fundados en los largos momentos de oración que la disciplina ignaciana había inculcado en él”, señaló prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica.
“Nos quedarán en la memoria y en el corazón sus 126 paradas frente a la ‘Salus Populi Romani’, un icono atribuido a San Lucas que representa a la Virgen con el niño Jesús en sus brazos. “Y ahora que descansa cerca de la querida Imagen, lo confiamos con gratitud y confianza a la intercesión de la madre del Señor y nuestra madre”, señaló el cardenal.
Mamberti votará en el cónclave para elegir al nuevo papa al tener 73 años.