Un día después de que el Senado absolviera a Donald Trump en un histórico segundo juicio político, Estados Unidos sopesaba cuán larga será la sombra que el ex presidente seguirá proyectando sobre su partido, pero también sobre el país. El Senado votó el sábado 57-43 para condenar a Trump por incitar el asalto del 6 de enero al Capitolio de Estados Unidos.
Fue un logro para los demócratas, ya que 7 republicanos se unieron a ellos en la votación de destitución más bipartidista de la historia. Pero no fue suficiente: no tuvieron los 67 votos necesarios para una condena. La cruda división que enfrenta el Partido Republicano sobre el controvertido ex presidente quedó a la vista. Mientras algunos miembros aseguran que es momento de pasar la página, Trump insinuó un posible futuro político. Un crítico frecuente, el gobernador Larry Hogan de Maryland, predijo ayer que se acercaba una “verdadera batalla por el alma del Partido Republicano”.
“Esto no ha terminado”, dijo el gobernador republicano a la CNN, añadiendo que habría votado a favor de condenar a Trump. El senador Bill Cassidy, de Luisiana, uno de los siete republicanos que votaron a favor de la condena, predijo el domingo que el todavía fuerte dominio de Trump sobre los republicanos se desvanecería. “Creo que su fuerza disminuye. El Partido Republicano es más que solo una persona... Creo que nuestro liderazgo será diferente en el futuro”, dijo a la cadena ABC.