POR JUAN CARLOS DOS SANTOS, JUANCARLOS.DOSSANTOS@GRUPONACION.COM.PY.
El esposo de la reina Isabel II, el príncipe Felipe de Edimburgo, quien había sido hospitalizado recientemente y sometido a una intervención cardíaca con éxito, falleció este viernes a la edad de 99 años, en el castillo de Windsor, anunció el Palacio de Buckingham. El influyente príncipe de la monarquía británica llegó de visita al Paraguay el 9 de marzo de 1962, como parte de una gira que realizó por varios países de la región, siendo recibido por el canciller nacional Raúl Sapena Pastor.
“Un viajero joven, andariego, amante de colores y de ambientes, sean ellos exóticos o saturados de venerable tradición, una vez más se ha puesto a recorrer el mundo. Este mozo gallardo, esposo de una reina bella cuyo trono se yergue en un país neblinoso pero tejido de leyendas, poder y cultura. Un viajero ilustre, mensajero de la paz y la concordia”, saludaba en su editorial uno de los medios impresos de la época.
Felipe llegó al aeropuerto internacional a bordo de un avión especial, en “visita de buena voluntad” de cuatro días, procedente de Santiago de Chile y las calles por donde la comitiva se desplazaría, desde el aeropuerto hasta el hotel Guaraní, en el centro de Asunción que fue adornado con banderas paraguayas y de la Gran Bretaña entrelazadas en todo el recorrido. El vuelo estuvo a cargo del capitán de la Real Fuerza Aérea Británica, William Johnson, de 52 años, ex combatiente de la Segunda Guerra Mundial y piloto comercial de la Scottish Airways en ese entonces.
ACLAMADO
Una multitud llegó hasta el aeropuerto internacional para recibir al príncipe Felipe de Edimburgo, quien fue aclamado a su llegada a nuestro país y durante los 12 kilómetros que recorrió hasta el centro capitalino se mantuvo de pie, retribuyendo las muestras de afecto de la ciudadanía que se volcó a saludar al declarado “Huésped Oficial” por el Gobierno Nacional.
El ilustre visitante y su comitiva se alojaron en el décimo piso del céntrico hotel y a Felipe le asignaron la suite 1013, con vista al Oratorio de la Virgen Nuestra Señora de la Asunción y Panteón Nacional de los Héroes. Las habitaciones 1012 y 1014 fueron acondicionadas como oficina y bar, respectivamente, mientras el resto de la comitiva tomó las demás habitaciones del mismo piso y los periodistas británicos que cubrían la gira, fueron alojados un piso más arriba, recuerda la crónica del desaparecido diario La Tribuna.
ESPONTÁNEO
Durante su visita, el príncipe actuó de manera espontánea y varias veces rompió el protocolo establecido, como cuando suspendió una visita a la planta de la entonces Corposana (actual ESSAP), para embarcarse a bordo de la cañonera Paraguay de la Armada Nacional, para dirigirse hasta Zeballos Cué, donde compartió con los vecinos de la zona y visitó la planta de la empresa Liebig’s, donde almorzó con los empleados.
A su llegada al hotel Guaraní, acompañado del presidente de la República y miembros del gabinete nacional, Felipe nuevamente rompió el protocolo y se mezcló con la multitud que lo aclamaba frente al lugar, generando un inconveniente al personal de seguridad, tanto de nuestro país, como a los miembros de su comitiva.
Duque de Edimburgo y consorte real de Isabel II, Reina de Gran Bretaña, el príncipe fue condecorado con la Orden Nacional del Mérito y el Collar del Mariscal Francisco Solano López, que le fue impuesto por el entonces presidente de la República, general Alfredo Stroessner.
SALUDOS EN LA PRENSA
Los medios impresos se llenaron de anuncios de saludos a la visita real, tanto por parte de empresas privadas como de instituciones y entes públicos y visitó además, la redacción del diario La Tribuna. Fue invitado a una jornada de caza en la estancia “Buenaventura”, propiedad del general Raimundo Rolón, en la localidad de Itacurubí de la Cordillera, una actividad a la que es aficionado al igual que toda la familia real británica, incluso la monarca Isabel II. En dicha estancia, Felipe compartió un asado campestre, antes de regresar para ofrecer a la noche una recepción en la sede de la Embajada Británica.
La visita del príncipe Felipe es una de esas oportunidades que de vez en cuando se presentan para abordar, con toda franqueza y sin prejuicios ni temores, un cúmulo de asuntos que bien podrían solucionar muchas de las dificultades que traban nuestro desarrollo cultural y económico, mencionaba parte de una nota publicada por el diario Patria bajo el título “Perspectivas de la presencia del príncipe Felipe en nuestro país”.
Su Alteza Real recibió en el hotel Guaraní a varios mutilados y lisiados de la Guerra del Chaco, así como a un grupo de enfermeras de la misma contienda, quienes le hicieron entrega de obsequios para la reina Isabel II.
GRAN IMPRESIÓN
Luego recibió de Enrique Volta Gaona, director de Correos, una colección de nuevas estampillas que la institución lanzó en homenaje a la visita real.
El duque respondió agradeciendo el homenaje: “El Paraguay me ha causado una gran impresión y mi visita tiene el deseo que ustedes piensen más en los ingleses y que estos piensen más en los sudamericanos, porque el conocimiento ayuda a la cooperación entre los pueblos”.
Felipe culminó su histórica visita de cuatro días a nuestro país, procedente de Santiago, para luego continuar con la gira por Latinoamérica, con rumbo a Montevideo, capital uruguaya, como la siguiente escala de su viaje.