Paraguay se convirtió en el centro de la agenda energética de América Latina y el Caribe con la realización de la LIV Reunión de Ministros y Ministras de Energía, organizada por la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), que congregó en Asunción a representantes de 20 delegaciones ministeriales de la región para debatir los desafíos y avances del sector energético.
En el marco de la IX Semana de la Energía, del 28 de octubre al 1 de noviembre, el encuentro brindó a los países miembros un espacio para evaluar la transición energética y proponer estrategias conjuntas. Entre los acuerdos alcanzados, destaca; (1) la creación de un Consejo Regional de Planificación y (2) la adopción de una meta regional de eficiencia energética.
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Además, (3) se pactó detener la construcción de nuevas plantas carboeléctricas (4) se estableció un Grupo de Trabajo de Energía Nuclear para fortalecer la colaboración en ese ámbito. Por último, (5) se indicó el apoyo y solidaridad con los países que enfrentan cortes de suministro eléctrico, reafirmando el compromiso de la región con el apoyo mutuo.
La LIV Reunión de Ministros y Ministras de Energía reafirma la importancia de la unidad y la cooperación entre las naciones de América Latina y el Caribe para enfrentar los retos energéticos actuales y avanzar hacia un futuro más sostenible e inclusivo.
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“El momento oportuno para impulsar la era de la energía limpia”
- ARTÍCULO DE OPINIÓN DE: António Guterres
- Secretario General de las NN. UU.
La energía ha marcado la trayectoria de la humanidad, que logró dominar el fuego, aprovechar el vapor, dividir el átomo. Nos hallamos ahora en el albor de una nueva época: el sol alumbra el inicio de una era de energía limpia.
El año pasado, casi toda la nueva capacidad instalada correspondió a energías renovables y las inversiones en energía limpia se dispararon hasta alcanzar los 2 billones de dólares, es decir, 800.000 millones más que en combustibles fósiles.
La energía solar y la energía eólica son ahora las fuentes de energía más baratas de la Tierra, y los sectores de energías limpias están creando empleos, impulsando el crecimiento y potenciando el progreso, a pesar de que los combustibles fósiles siguen recibiendo subvenciones mucho mayores.
Los países que se aferran a los combustibles fósiles no están protegiendo su economía, sino saboteándola, minando la competitividad y desperdiciando la mayor oportunidad económica del siglo XXI.
La energía limpia también aporta soberanía y seguridad energéticas. Los mercados de combustibles fósiles están a merced de las bruscas fluctuaciones de los precios, la disrupción del suministro y las tensiones geopolíticas, como se comprobó cuando Rusia invadió Ucrania.
Por el contrario, ni la luz solar sube bruscamente de precio ni el viento está sujeto a embargos, y casi todas las naciones tienen suficientes recursos renovables para autoabastecerse de energía.
Finalmente, la energía limpia estimula el desarrollo, porque puede llegar a los cientos de millones de personas que aún viven sin electricidad de forma rápida, asequible y sostenible, sobre todo gracias las tecnologías solares en pequeña escala y fuera de la red.
Por todos estos motivos, la era de la energía limpia es imparable. Pero la transición aún no se está haciendo con suficiente rapidez ni justicia y está dejando atrás a los países en desarrollo. Los combustibles fósiles continúan dominando los sistemas energéticos, y las emisiones siguen aumentando, cuando deberían caer en picado para evitar las peores consecuencias de la crisis climática. Para solucionar esta situación, necesitamos actuar en seis frentes.
En primer lugar, los gobiernos deben comprometerse plenamente con un futuro de energía limpia. Todos los países han prometido presentar en los próximos meses nuevos planes climáticos nacionales, llamados contribuciones determinadas a nivel nacional, con metas para la próxima década.
Estos planes tienen que cumplir el requisito de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 ºC, abarcar todas las emisiones y todos los sectores y trazar una clara trayectoria hacia la energía limpia. Los países del G20 deben tomar la iniciativa, pues sus miembros producen alrededor del 80 % de las emisiones mundiales.
En segundo lugar, debemos construir sistemas energéticos propios del siglo XXI. Las energías renovables no pueden desarrollar todo su potencial sin redes y sistemas de almacenamiento modernos. Sin embargo, por cada dólar que se invierte en energía renovable, solo se destinan a redes y almacenamiento 60 centavos, mientras que la proporción tendría que ser uno por uno.
En tercer lugar, los gobiernos deben tratar de satisfacer con renovables la creciente demanda mundial de energía. Las grandes empresas tecnológicas también tienen que poner de su parte. En 2030, los centros de datos podrían llegar a consumir tanta electricidad como toda la que utiliza el Japón en la actualidad. Las empresas deben comprometerse a alimentar esos centros con energías renovables.
En cuarto lugar, debemos integrar la justicia en la transición energética. Esto significa ayudar a las comunidades que aún dependen de los combustibles fósiles a prepararse para un futuro de energía limpia.
Y significa también reformar las cadenas de suministro de los minerales esenciales, que están plagadas de abusos de los derechos y destrucción ambiental y atrapan a los países en desarrollo en el fondo de las cadenas de valor. Esta situación debe terminar.
En quinto lugar, debemos hacer del comercio una herramienta de transformación energética. Las cadenas de suministro de energía limpia están muy concentradas, mientras que el comercio mundial se está fragmentando. Los países comprometidos con la nueva era energética deben procurar diversificar los suministros, recortar los aranceles sobre los productos de energía limpia y modernizar los tratados de inversión para que apoyen la transición.
En sexto y último lugar, debemos estimular la financiación destinada a los países en desarrollo. El año pasado, África solo recibió el 2 % de la inversión en energías renovables, a pesar de que alberga el 60 % de los mejores recursos solares del mundo.
Necesitamos actuar a nivel internacional para impedir que los reembolsos de la deuda esquilmen los presupuestos de los países en desarrollo y para que los bancos multilaterales de desarrollo puedan aumentar sustancialmente su capacidad de préstamo y movilizar mucha más financiación privada.
También necesitamos que las agencias de calificación crediticia y los inversionistas modernicen las evaluaciones del riesgo para tener en cuenta la promesa de la energía limpia, el costo del caos climático y el peligro de los activos varados de combustibles fósiles.
Tenemos al alcance de la mano una nueva era energética, una era en que la energía barata, limpia y abundante impulsará un mundo rico en oportunidades económicas, las naciones tendrán la seguridad de la autonomía energética y el don de la electricidad será un don universal.
Este es el momento oportuno para impulsar el cambio global. Tenemos que aprovecharlo.
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“La energía no es infinita”, un llamado urgente
En el conversatorio Generadoras de Futuro que contó con la participación de referentes del sector energético público y privado, se lanzó oficialmente el podcast Mujeres con Energía.
“El Estado no nos advierte que vamos a quedarnos sin luz, pero tampoco nos garantiza que la tendremos". Con esta contundente afirmación, la ingeniera Mirtha Caballero, especialista en mercados eléctricos, puso en palabras una preocupación compartida por muchas voces del sector eléctrico.
La necesidad urgente de repensar la matriz energética nacional, ante un escenario de creciente demanda y vulnerabilidad hídrica. Esto fue abordado en el conversatorio “Generadoras de Futuro”, un espacio que reunió a referentes del sector energético público y privado, donde se lanzó oficialmente el podcast Mujeres con Energía, conducido por la experta en energía, Cecilia Llamosas.
Durante la conversación, se abordaron los desafíos estructurales del sistema energético paraguayo, con énfasis en la generación, la planificación de largo plazo y la inclusión de nuevas fuentes.
La especialista en sistemas solares fotovoltaicos, Karen Fernández, apuntó a la energía solar como parte clave de la solución; “Son proyectos escalables, de rápida aplicación y pueden ayudar a hacer frente al aumento de la demanda eléctrica. En Paraguay tenemos un gran potencial solar que debemos aprovechar”, expresó.
Por su parte, Carmen Arias, abogada especializada en derecho energético, llamó a revisar el marco normativo vigente; “No podemos hablar de una transición energética real con leyes del siglo pasado. Basta de sacarnos fotos con proyectos de ley, hay que sentarnos en equipos multidisciplinarios, construir un verdadero mix institucional y tomar acciones”, sostuvo.
Desde la conducción, Cecilia Llamosas subrayó la importancia de abrir espacios donde la experiencia, el conocimiento técnico y la mirada de las mujeres puedan contribuir activamente a la toma de decisiones estratégicas en el sector.
La discusión dejó en claro que Paraguay necesita ir más allá del corto plazo. “Paraguay no se termina en 2030. Es momento de pensar en inversiones de gran envergadura que garanticen sostenibilidad energética para el futuro”, fue otra de las ideas que emergió del debate.
El evento Generadoras de Futuro se realizó en el Hotel La Misión de Asunción y contó con la participación de funcionarios de la ANDE, autoridades del sector eléctrico, ingenieras y personas del rubro privado ligadas al sector energético.
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Especialistas instan a planificar estrategias para la generación energética sostenida
Enfocados en el futuro de la energía en Paraguay, especialistas del sector participaron en un conversatorio en el cual hicieron un llamado sobre la necesidad de anticiparse a posibles escenarios de crisis en la generación energética.
Destacaron que, si bien actualmente el sistema opera con cierta solvencia, es esencial iniciar una planificación estratégica que garantice el abastecimiento a largo plazo, impulse nuevas fuentes y acompañe el crecimiento de la demanda nacional e industrial.
“Paraguay no se termina en 2030. Es momento de pensar en inversiones de gran envergadura que garanticen la sostenibilidad energética para el futuro”, comentó durante el evento la especialista en energía, Cecilia Llamosas, quien condujo el debate.
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La misma remarcó la importancia de abrir espacios donde la experiencia, el conocimiento técnico y la mirada de las mujeres puedan contribuir activamente a la toma de decisiones estratégicas en el sector.
En la misma tesitura, la especialista en sistemas solares fotovoltaicos, Karen Fernández, apuntó a la energía solar como parte clave de la solución, atendiendo al potencial con el que cuenta la región y en especial nuestro país.
“Son proyectos escalables, de rápida aplicación y pueden ayudar a hacer frente al aumento de la demanda eléctrica. En Paraguay tenemos un gran potencial solar que debemos aprovechar”, expresó.
El objetivo principal de este tipo de eventos es poder visibilizar la necesidad urgente de repensar la matriz energética nacional, ante un escenario de creciente demanda y vulnerabilidad hídrica.
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“Estamos a tiempo, pero hay que tomar acciones”
La situación de probable necesidad energética se instalaría a partir de 2030, esto si no se toman acciones y medidas de manera inmediata. Este tema fue abordado en el programa “Fuego cruzado”, por el exgerente técnico de la Administración Nacional de Electricidad (Ande), Fabián Cáceres, y el economista y exdirector de Aduanas, Julio Fernández.
Ambos coincidieron que esta situación podría estás en puertas, y el camino es tomar las medidas necesarias para afrontarla. “Es un tema por demás importante, es un tema que realmente hay que encararlo y estamos todavía a tiempo, pero hay que tomar acciones”, expresó Cáceres.
El mismo explicó que actualmente Paraguay cuenta con tres fuentes de generación, de las cuales “Itaipú aporta 6.060 megavatios de potencia, Yacyreta aporta en torno a 1.700, como máximo, la central Acaray, la más antigua de todas 220 estando en optimas condiciones, cosa que actualmente no lo está, si sumamos todo eso, llegamos a los 7.800 megavatios de potencia”.
Cáceres citó como un ejemplo claro de lo que pueda ocurrir a futuro que, “en marzo del 2025 el consumo llegó a 5.122 megavatios de potencia en un horario en verano, si tomamos ese verano y hacemos una proyección de crecimiento histórico del 10 %, allá por el 2030, 2031, nosotros llegaríamos vamos a tener problemas en verano en ciertos horarios”.
En este contexto, sostuvo que hay que entender que esa insuficiencia energética que se avecina no va ser de la noche a la mañana y todo el año, sino se puede presentar por época, esto exige correr contra esa demanda máxima que se podría registrar en momentos de alta demanda a partir de 2030 o 2031.
“CARNAVAL ESTRATÉGICO”
“Creo que el tema de la generación recién ahora surge como algo muy urgente, estamos al parecer muy convencidos del excedente energético, el común de la gente cree que todavía tenemos excedente, entonces no fue un problema visibilizado, 40 años de tranquilidad, con excedente energético, casi un carnaval energético”, refirió Julio Fernández.
Para el experto, esa tranquilidad sobre el excedente de energía, hizo que no se haya previsto energías alternativas para enfrentar una crisis de esta magnitud, en comparación a otros países de la región que registran una importante en todo este tiempo.