La Unión de Gremios de la Producción (UGP) informó que la producción sojera vuelve a presentar una campaña muy dividida entre regiones. Esto, debido a la falta de lluvias generalizadas y en niveles importantes, que está afectando a los cultivos de soja que se encuentran en etapa de formación de vainas y llenado de granos.
Así lo indicaron en su más reciente boletín, en el que resaltaron que hay distritos, principalmente en el Norte, que reportan pérdidas, otros que debieron resembrar y siguen a la espera de lluvias. No obstante, se tienen áreas con muy buenas expectativas en caso de que el clima contribuya al buen desarrollo logrado.
Las áreas productivas de los departamentos de San Pedro, Canindeyú, Concepción y Amambay son las que presentan niveles deficitarios de humedad que están afectando a los cultivos, con perspectivas de pérdidas. “Cabe recordar que la zona viene acarreando años malos debido a las sequías sucesivas que ya impactaron en la reducción de superficie de siembra”, explicaron.
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Productores aguardan lluvias
Marcio De Souza, productor del distrito de Natalio, señaló que entre el fin de noviembre y primera quincena de diciembre se produce el llenado de granos, por lo que el sector agro necesita un aproximado de 30 mm por semana para la hidratación de las plantas, pero al no alcanzar los niveles de lluvia suficientes los granos pierden peso y calidad, afectando directamente al rendimiento. “Se registraron lluvias muy aisladas y poco uniformes en cuanto a los niveles, incluso muy por debajo de lo necesario”, dijo.
Por su parte, Joel Santacruz, de Canindeyú, expuso que ayer jueves llovió entre 25 mm y 40 mm entre las Colonias Virgen de los Milagros y Durango, pero la falta de agua ya afectó mucho a los cultivos. “La lluvia está llegando a las zonas más críticas, pero en niveles desiguales”, manifestó, agregando que se espera que las precipitaciones se mantengan en los próximos días para lograr la recuperación de los cultivos.
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UGP destaca tres aspectos clave a tener en cuenta para el fortalecimiento agrícola
La agricultura sigue siendo uno de los pilares del desarrollo económico y social de nuestro país, pero su fortalecimiento requiere mucho más que trabajo diario en el campo, explican desde la Unión de Gremios de la Producción (UGP), agregando que este trabajo demanda preparación, información precisa, sostenibilidad en las prácticas y políticas públicas efectivas que respondan a la realidad rural.
Cada uno de estos elementos actúa como un engranaje para que la producción agrícola pueda sostenerse, crecer y generar oportunidades para miles de familias campesinas, expresó el Ing. Héctor Cristaldo, presidente de la UGP.
Manejo de información
Para quienes buscan trabajar en el campo, Cristaldo explicó que es fundamental cultivar la vocación, adquirir conocimientos y mantener la perseverancia. Sostuvo que trabajar en el sector agrícola requiere de una buena planificación complementada con un manejo correcto de las variables que hacen a la productividad.
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“Teniendo en cuenta el comportamiento cíclico, con años buenos, regulares y malos, es clave gestionar información sobre el clima y el mercado para realizar un análisis adecuado y manejar los riesgos”, precisó. Además, dijo que para evaluar la rentabilidad se recomienda analizar los resultados en períodos de cinco años y no centrarse únicamente en el resultado de un solo ciclo.
Políticas públicas
La agricultura reúne a un sector que necesita mejorar su calidad de vida, y las políticas públicas deberían enfocarse en incluir plenamente en la economía real y en las cadenas de valor, señaló Cristaldo. “No se puede seguir teniendo como paradigma el mboriahu ryguatã (pobre, pero sin hambre)”, enfatizó.
Estas políticas deben abordar el déficit de infraestructura rural, como caminos, sistemas de riego, acceso a electricidad, agua y conectividad digital, facilitar el acceso al crédito y financiamiento diferenciado, además de promover la educación, capacitación y asistencia técnica gratuita para los pequeños productores.
Sostenibilidad
La modernización de la agricultura es lo que permite mantener la competitividad sin comprometer los recursos naturales. Cristaldo mencionó que este proceso comenzó en los años 80 con la mecanización y tecnificación, continuó en los 90 con la siembra directa y se consolidó en los 2000 con la introducción de variedades mejoradas genéticamente.
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Finalmente, expuso que el productor agrícola tiene un compromiso inquebrantable con las buenas prácticas en sus fincas, porque de ello depende la conservación de sus principales recursos para garantizar el consumo propio y la generación de ingresos.
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Proponen declarar el azúcar como producto de excepción dentro del Mercosur
El Centro Azucarero y Alcoholero (CAAP) manifestó su posición en declarar el azúcar como producto de excepción dentro del Mercado Común del Sur (Mercosur) a fin de proteger a una de las cadenas productivas más sensibles para la economía y el empleo de nuestro país.
Así lo indicaron a través de un comunicado, ante la propuesta de incorporar el producto al régimen de libre comercio del bloque regional. “El ingreso del azúcar al libre comercio regional es inaceptable para el Paraguay”, según señalaron.
En la misiva refirieron que el presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, durante la Cumbre del Mercosur señaló la necesidad de superar obstáculos con la inclusión de los sectores automotriz y azucarero en la unión aduanera.
En ese sentido, mencionaron que se considera inaceptable la inclusión del sector azucarero en el régimen de libre comercio bajo las condiciones actuales, ya que ello implicaría un golpe severo a la estructura social, económica y productiva del Paraguay.
“La apertura del mercado sin medidas compensatorias, salvaguardas, ni un cronograma justo de transición, afectaría directamente a más de 25.000 pequeños productores cañeros, pilares del sector agrícola nacional y de la economía rural”, afirmaron.
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El cultivo de caña de azúcar y su industrialización sostienen a más de 300.000 paraguayos de forma directa e indirecta, en zonas con alta vulnerabilidad económica y social. Es por eso que una competencia desigual con países como Brasil, que gozan de economías de escala, subsidios estatales y ventajas estructurales, perjudicaría a miles de familias paraguayas que viven del trabajo rural.
De acuerdo al gremio, incluir el azúcar en la unión aduanera sin atender las profundas asimetrías dentro del bloque equivaldría a sacrificar el desarrollo rural. Por ello, solicitaron al Gobierno mantener una postura firme y coherente en defensa del rubro, expresando con claridad en las instancias del Mercosur que la propuesta no es viable ni aceptable en las condiciones actuales.
Beneficiaría a la industria brasileña
Advirtieron además que una apertura sin restricciones beneficiaría principalmente a la industria brasileña, mientras que empobrecería aún más a comunidades que dependen casi exclusivamente del cultivo y procesamiento de la caña de azúcar.
La Unión de Gremios de la Producción (UGP) explicó que el reclamo central es mantener invariable la postura nacional, debiéndose sostener un arancel del 30 % y aplicar medidas administrativas como la licencia previa para la importación de azúcar. Las disposiciones se enmarcan en los acuerdos internacionales vigentes y buscan amortiguar el impacto de las distorsiones persistentes en el mercado.
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¿Invertir en agricultura? Las razones para elegir el rubro
Por Melissa Palacios
El sector agrícola en Paraguay exige vocación, conocimiento y perseverancia para quienes buscan emprender en el segmento. Actualmente en el país, entre los rubros agrícolas con mayor potencial de crecimiento se encuentran la soja, maíz, trigo y el arroz, este último con posibilidades de expansión significativa.
En esta edición de Ellos saben, Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), habló con La Nación/Nación Media sobre las principales recomendaciones para emprender en el rubro, el interés de los productores por seguir cultivando, así como las necesidades que enfrentan los agricultores en estos años.
1. Manejo de información
“Para ser agricultor se necesita vocación, conocimiento y perseverancia. Trabajar en el sector agrícola requiere de buena planificación complementada con un manejo correcto de las variables que hacen a la productividad”, empezó diciendo.
Resaltó además que se debe manejar información de clima y mercado, que afectan los resultados y el agricultor no controla, requiere de permanente análisis y manejo de riesgos.
La producción agrícola tiene un comportamiento cíclico de años muy buenos, años regulares y años malos por lo que, para evaluar una rentabilidad se debería analizar por períodos de cinco años y no medir solo el resultado de un año. “Somos eficientes y eso constituye la base de los resultados y de la rentabilidad”, mencionó.
2. Rubros de mayor potencial
En el país existen rubros ya consolidados como soja, maíz, trigo con la rotación de cultivos en la misma parcela que constituyen un combo junto con los abonos verdes y que ocupan en mayor proporción la superficie sembrada; estos rubros aún tienen un potencial de crecimiento importante.
“El arroz tiene un potencial enorme, se siembran unas doscientas mil hectáreas, pero se puede llegar a un millón de hectáreas”, aseguró. Otros rubros en proceso de consolidación y expansión son el sorgo (biocombustible), maní, chía, sésamo y algodón que está en expansión en el Chaco especialmente.
Cristaldo vaticinó que en la medida que no se vea el trabajo del campo como generador de ingresos para llevar una vida digna habrá desestimulo sobre todo entre los jóvenes pequeños productores. No obstante, entre los jóvenes que trabajan en fincas más tecnificadas hay más estímulos para dedicarse al campo, ya sea en forma directa o a través de tareas relacionadas a la prestación de servicio a la producción agropecuaria.
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3. Sostenibilidad en las prácticas
Entre las prácticas agrícolas que se están promoviendo para mantener la competitividad sin comprometer el medio ambiente apuntan al sistema de siembra directa con la rotación de cultivos como práctica de manejo de suelos que se aplica en más del 95 % del área agrícola tecnificada, y constituye el motor del uso y manejo sostenible de los recursos naturales.
“El productor cuida los recursos naturales en su propiedad porque de ellos depende para vivir y producir alimentos para el mundo colaborando con la seguridad alimentaria”, resaltó el presidente de la UGP.
Poniendo en contexto el proceso de 50 años que vivió el desarrollo de la agricultura paraguaya existen tres momentos en su evolución que llevaron al aumento de la eficiencia de la productividad y la producción. En los años 80 la mecanización y tecnificación en la agricultura, los años 90 con la siembra directa y en la década de los 2000 con la introducción y la utilización de variedades mejoradas genéticamente.
En ese lapso pasamos de producir en 1991 unas 2.000.000 de toneladas de granos en cinco rubros a producir 17.000.000 de toneladas en los mismos cinco rubros a partir del 2017.
4. Recursos para iniciar en el rubro
Los principales son: tener profesionales comprometidos con el emprendimiento, recursos humanos capacitados en los roles a desempeñar y un manejo administrativo sólido basado en buena planificación, manejo de riesgos y manejo de información de clima y mercado.
Existen diversos programas, cursos de formación, jornadas de intercambio de experiencia que sirven para mantenerse al día. La sumatoria del conocimiento y de la experiencia es la que permite ir mejorando el manejo y la administración del emprendimiento.
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5. Principales desafíos
Existen desafíos internos y externos. Internamente el prejuicio de ciertos sectores en relación a la actividad agropecuaria, las regulaciones y normas que frenan el desarrollo, según Cristaldo, la burocracia y la consolidación del proceso de incorporación de los pequeños productores a las cadenas de valor.
Externamente, la tendencia a imponer unilateralmente normas y exigencias no basadas en ciencia que distorsionan el comercio creando barreras no arancelarias y dejando de lado las normas y acuerdos logrados en la Organización Mundial del Comercio o el Código Alimentario.
“Quienes trabajan en la economía familiar campesina necesitan oportunidades y no regalos ni ayudas que lo vuelvan cliente del Estado”, dijo, asegurando que necesitan ser actores y sujetos del proceso y no objetos del desarrollo y la política.
6. Incorporar más políticas públicas
Las políticas públicas deberían enfocarse en incorporar a la economía real generando ingresos genuinos al productor para poder salir de la pobreza. “No se puede seguir teniendo como paradigma el mboriahu ryvata (pobre, pero sin hambre)”, puntualizó.
Infraestructura rural: con fuerte inversión en caminos rurales, electrificación, riego y acceso al agua potable (necesidad impostergable) y conectividad digital para mejorar la competitividad del sector.
Acceso al crédito y financiamiento diferenciado: creando líneas específicas para pequeños productores y nuevos emprendedores rurales, con tasas bajas y plazos adecuados a los emprendimientos definidos, inversiones, capital operativo con los períodos de espera correspondientes.
Educación, capacitación y asistencia técnica en el segmento de productores de menos de 50 hectáreas, ya que según el último censo agropecuario, el 84 % no recibe asistencia técnica y el 62 % no terminó la educación escolar básica.
Acceso a tierras y formalización con fuerte apuesta por la titulación de las tierras destinadas a la reforma agraria, donde cerca de dos millones de hectáreas entregadas hace décadas siguen sin ser regularizadas. Organización y capital social: el proceso de formalización sectorial debe extenderse a las organizaciones y asociaciones de productores que hoy se unen “ocasionalmente” para demandar algún bien o servicio al Estado.
7. Reglas claras
“En un escenario tan dinámico y cambiante a nivel global, con episodios externos de alto impacto en economías pequeñas como la nuestra, tan dependiente de los ingresos generados por la actividad agropecuaria, la economía y la política deben ir de la mano, con reglas claras y un mínimo de previsibilidad”, alegó.
Por último, sería indispensable contar en el mercado con ferias y cadenas de valor, pues si todo lo anterior estuviese en marcha, se requerirán programas claros de acceso a mercados locales, participación en ferias agropecuarias y vínculos progresivos con cadenas de valor nacionales con alto potencial de desarrollo.
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Cultivo de arroz se expande y suma 78.000 hectáreas más
El cultivo de arroz con riego se expandió en la campaña 2024-2025 alcanzado 78.417 hectáreas más en la producción, pasando de 187.910 en la zafra pasada a 266.327 hectáreas, cifra que representa un crecimiento del 42 %, según el informe semanal de la Unión de Gremios de la Producción (UGP).
El reporte del gremio destaca el repunte registrado en departamentos de la región Oriental, tales como, Misiones, Ñeembucú y Paraguarí, donde este rubro “mostró un crecimiento importante” respecto a la superficie cultivada en la zafra 2023-2024.
Misiones pasó de sembrar 57.335 hectáreas a 82.220 en esta campaña, totalizando 24.885 hectáreas más. En cuanto a Ñeembucú, de un área de 46.047 hectáreas, pasó a 70.778, sumando 24.731, mientras que Paraguarí en la zafra 2023-2024 llegó a 18.192 hectáreas y ahora a una superficie de 30.927, una diferencia de 12.735.
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A estos números se suman los departamentos de Itapúa y Caazapá que también registraron un aumento, pasando, en el caso del primero, de un área de 12.611 hectáreas a 19.126, que representa 6.515 hectáreas más. En tanto que el segundo, de una extensión de 5.244 trepó a 9.767, logrando una expansión de 4.523 hectáreas.
El informe señala que este cereal se ha consolidado como uno de los rubros agrícolas de mayor expansión en los últimos años, impulsado por la incorporación de tecnología de riego y mejores prácticas productivas. A esto se suma que algunos productores comenzaron a utilizar la soja como cultivo de corte sanitario en sus rotaciones, una técnica que permite combatir enfermedades propias del arroz y mantener la sanidad de los lotes.
Rendimiento
Hay que resaltar que este crecimiento en el área de cultivo de arroz representaría además un mayor rendimiento. Las previsiones de la Federación Paraguaya de Productores de Arroz (Feparroz) señalaban que la producción de esta campaña estaría por encima del promedio de rendimiento nacional, que es de 6.000 kilos por hectárea.
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