Actualmente, Paraguay cuenta con el desarrollo propio de tecnología en la agricultura, apoyado con profesionales técnicos paraguayos, había destacado el vicepresidente del Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio), Héctor Cristaldo, recordando los procesos de inversión para materializar dicho aspecto.
“Inbio comenzó su apoyo en los programas de investigación agrícola en el país hace 15 años, cuando acompañó inicialmente de manera financiera al programa nacional de trigo y al de soja. Hoy ya estamos en otra etapa, con líneas propias de investigación de Inbio”, puntualizó a través de un material audiovisual socializado por el instituto.
Del mismo modo, destacó el equipo técnico con el que actualmente se pueden potenciar las labores en el plano de la agricultura, capacitando cada vez más a los profesionales nacionales, con el objetivo de contar con expertos estratégicos en el área.
“Ya se está demostrando el fruto de ese trabajo de muchos años, donde se busca poner a disposición del productor variedades nacionales adaptadas a nuestras condiciones, siendo creadas y seleccionadas en el país”, remarcó Cristaldo.
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Más iniciativas
El vicepresidente de Inbio manifestó que, al apuntar a una agricultura nacional cada vez más ligada a procesos y desarrollos tecnológicos, se puede colocar las mejores herramientas al alcance del productor, impulsando además una mayor innovación en los trabajos.
“Esto buscando consolidar el proceso de desarrollo del país”, subrayó Cristaldo sobre las labores gestionadas. Esto se sumaría también a otras iniciativas claves como la impulsada también desde la Unión de Gremios de la Producción (UGP), con la instalación de un centro de investigación.
El mencionado centro impulsará la creación de mayor variedad nacional para los productores paraguayos, en cultivos tales como soja, maíz y girasol, que son los productos que se encuentran en proceso de investigación.
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Precios de la soja caerían aún más debido a la sequía y superproducción en el exterior
Este año los precios de la soja sufrirían nuevamente una baja a causa de la prolongada sequía, y la superproducción que están registrando los competidores del mercado internacional como Brasil o EE.UU, ocasionando un doble impacto al sector agrícola, según explicó el presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo.
La tendencia bajista ya se había experimentado el año pasado con un valor de USD 370 por tonelada, mientras que el último año de buen precio fue el 2023 cuando se vendía a USD 520. “Este año está para el productor en torno a USD 330 a USD 340”, mencionó a la 1.000 AM.
Esto hace que el punto de equilibrio para recuperar el capital operativo requerido para la inversión sea cada vez más alta, puesto que de 1.500 kilos que se necesitaban para empatar incluso con 2.000 kilos quedan cortos, comentó.
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“Tenemos entonces dos cosas que complican este año, el menor precio que se reflejó en el menor ingreso de dólares y por cada 100 puntos que baja el precio si se venden 10 millones de toneladas son USD 1.000 millones menos para el país como un elemento más que genera presión”, aseveró.
Añadió que al igual que el año anterior, cuando se vendió más volumen, pero se facturó menos, este periodo tendría el mismo impacto. “Es una gran interrogante cuál va a ser el número final porque está todavía en desarrollo la cosecha con resultados muy dispares y difíciles de estimar todavía, pero de que va a haber menos producción lo hará”, dijo.
Cristaldo remarcó que se espera llegar al menos a los niveles del año pasado para estar más holgados, pero el escenario es complicado. Al cierre del 27 de enero de este 2025 la cotización en la Bolsa de Comercio de Chicago cerró en USD 384.
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Pronostican precipitaciones que contribuirán a recargar cultivos a niveles óptimos
El Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio) informó que para esta semana se pronostican precipitaciones importantes en amplias zonas del territorio nacional, principalmente en el centro y norte de la Región Oriental de nuestro país.
Con esto se espera que estos acumulados contribuyan a recargar los perfiles de humedad del suelo hasta niveles óptimos, lo cual será un factor crucial ante el déficit hídrico acumulado por un período prolongado sin lluvias relevantes, según mencionaron.
En tanto, las actualizaciones recientes de los modelos climáticos indican una alta probabilidad de déficit de precipitaciones en gran parte del territorio nacional para el mes de febrero. “Esta situación impactaría directamente la fase crítica de llenado de granos en los cultivos de siembra tardía, lo que podría resultar en una disminución importante de los rendimientos proyectados”, explicaron.
Adicionalmente el Inbio remarcó que en áreas con suelos de textura predominantemente arenosa, los perfiles podrían no alcanzar los niveles óptimos de humedad requeridos para establecer las siembras de los cultivos de zafriña en condiciones ideales.
Época crítica
La actual campaña se encuentra en una época crítica, ya que a campo se observa que el periodo de estrés hídrico de más de cuatro semanas en algunas regiones afectó la producción de los diferentes cultivos, principalmente en las regiones del norte del país, como el caso de San Pedro, Caaguazú Norte, Oeste de Canindeyú y Concepción.
El monitoreo de humedad del suelo del Inbio señaló que existen 8.882.145 hectáreas de área cultivable que se encuentra en situación de déficit hídrico, correspondiente al 84 % del área total de las unidades de suelo aptas para cultivos en base al corte realizado al 11 de enero de 2025.
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A nivel general, solo se dieron aguaceros que no frenan la merma en soja
Las lluvias importantes que podrían haber frenado la merma anticipada en la producción de soja no se dieron, continuando así el déficit de humedad en los suelos, según confirmó al diario La Nación/Nación Media el presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo.
El referente explicó que, si bien se dieron algunas lluvias por muchas zonas del país, las mismas fueron “apenas aguaceros” que no incidieron en la recuperación de las regiones afectadas, por lo que la disminución en la cosecha de esta campaña será irreversible, dijo.
“Todavía no entró ningún frente general para tranquilizar y reponer la humedad; solo fueron aguaceros entre 40 y 60 mm. Hay lugares que incluso no llovió nada. Lo que esperábamos, una lluvia importante entre el 10 y el 20 de enero, no ocurrió; entonces, los daños ya están. No podemos cuantificarlos aún, pero ya habrá merma”, expresó..
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El área afectada es un mosaico
Sobre la superficie afectada por la escasez de humedad, mencionó que los suelos con déficit hídrico donde se sembró soja específicamente son de un 83 %, cifra que subió del 77 % de las últimas semanas debido a aguaceros poco eficientes que no solucionaron la falta de humedad, remarcó el referente del sector.
En cuanto al posible impacto en la producción, reiteró que todavía no se puede estimar, puesto que los aguaceros registrados fueron muy dispersos, y lo único que puede decir es que donde cayó lluvia están contentos, pero donde no, todavía siguen complicados. “Es un mosaico, un tablero de ajedrez esto de dónde cayó más aguacero y dónde hay más déficit”, agregó Cristaldo.
Desde el departamento de Clima del Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio), compartieron algunos datos preliminares de las precipitaciones registradas durante el fin de semana, las cuales fueron muy variables, comentaron. En algunas zonas como el centro sur llovió 55 mm; en Alto Paraná, 38 mm; en Concepción, ayer marcó 39 mm; y en la región Occidental, en Pozo Colorado, 16,5 mm.
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Sequía en el sector agrícola: ¿en qué se diferencia el panorama actual con el de otros años?
La falta de lluvias regulares, como lo especifica el director de Gestión de Riesgos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), Edgar Mayeregger, está provocando una sequía agrícola, ya que además de esta, están las sequías meteorológicas e hidrológicas. La implicancia de la actual falta de lluvias es el impacto que puede llegar a tener en la producción de los cultivos extensivos, en especial de la soja.
“Pasa que este enero es la falta de lluvias regulares, que es lo que impacta en el sector productivo porque las plantas tienen la peculiaridad de que al estar en la etapa de requerimiento de agua para consolidar su fisiología y cumplir su ciclo, al no recibir esa humedad empiezan los problemas, cuando coinciden la etapa crítica con la falta de lluvias. No es que dejó de llover, pero sí irregularmente y afecta los ciclos.”, expresó a La Nación/Nación Media.
Justamente, en el caso de la soja que ahora está en etapa de llenado de grano, que es el momento crítico en el que no debe faltar agua, las lluvias de verano entre diciembre y enero que suelen ser los chaparrones, están siendo muy dispersas y afecta al llenado de granos. Por decirlo, en una zona pudo darse precipitaciones interesantes, mientras que a unos 1.000 metros no llegó nada, explicó.
El experto indicó que los informes que manejan en cuanto a los principales cultivos de la campaña 2024/2025, ya fueron cosechados los referentes al autoconsumo con buenos resultados, pero los que todavía tienen que ser cosechados en 2025 como la soja y el sésamo sí son afectados. Tampoco se puede sembrar el maíz zafriña ante la falta de humedad y las pasturas en mal estado, dijo.
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¿Cuánto debe llover?
Desde la Unión de Gremios de la Producción (UGP) señalaron que al viernes 24 de enero el panorama continuó igual con un escenario de falta de lluvias o algunas precipitaciones dispersas que todavía no pueden mejorar las condiciones de humedad en las zonas más afectadas, como lo es en el norte del país. El área sembrada ya estaría afectada en un 80 % con déficit de humedad.
“De momento sigue el mismo escenario, salvo en el departamento de Amambay que mejoró mucho su nivel de humedad en el suelo, gracias a algunas lluvias, pero las parcelas afectadas ya tienen una merma. En general, seguimos solo con aguaceros y lo que hace falta para cortar el déficit de humedad de los suelos es una lluvia general de por lo menos 80 mm”, expresó a La Nación el presidente del gremio, Héctor Cristaldo.
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Similitudes
El sector había proyectado a finales del 2024 buenos resultados para este 2025, pero la naturaleza les jugó una mala pasada, y al dejar de llover desde la segunda mitad de diciembre, se empezó a complicar la siembra, debido a que las plantas empezaban el momento más crítico para dar los granos. Algunas imágenes compartidas por los productores dan clara evidencia de que los cultivos no llegaron a terminar su ciclo.
Es así que haciendo un comparativo con las últimas sequías, la UGP cree que el déficit de humedad actual se asemeja mucho a lo acontecido en la campaña 2018/2019, cuando se dio una situación similar cuando se esperaba una producción promedio de 10.000.000 de toneladas de soja y se obtuvo 8.512.008 toneladas, con pérdida del 15 % en el rendimiento.
En el 2022 fue la última sequía agrícola más grave, cuando afectó a casi 60 % de la producción e impactando en el crecimiento cero de la economía en ese periodo, ya que de las 10.000.000 de toneladas estimadas en la producción, se llegó a solo 4.380.736 toneladas de soja.
Cambio de panorama
La Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco) coincidió con la UGP respecto a la semejanza de lo acontecido en el 2019, explicando que lo sucedido en el 2022 fue diferente, ya que en aquel entonces, para diciembre de 2021 ya tenían la perspectiva clara que se enfrentarían a una fuerte sequía.
A diferencia de ahora, que en 2025 se logró algunos desarrollos altos y otros bajos, dependiendo de las regiones, ya que las lluvias de noviembre y principios de diciembre del 2024 daban un optimismo prudente. Lastimosamente “se cerró la canilla” y dejó de llover, que sumado a las altas temperaturas y mucho viento sureste, secaron los cultivos, cambiando totalmente el panorama.
Diferencia en precios
Aunque para Mayeregger el escenario actual le recuerda incluso al del 2008/2009, con sequía pronunciada, luego en 2012, posteriormente la seguidilla desde 2019, 2020 cuando se dio el impacto del fenómeno La Niña y los últimos años. La diferencia con la del 2009 cuando se tuvo una disminución del 65 % de soja fue en el precio, que en aquel entonces era alto y ahora está con una muy baja cotización, agregó.
“Desde el 20 de diciembre no se dieron las lluvias periódicas, así empezaron a resentirse los cultivos que venían con dificultad, eso les provocó un estrés grande, las vainas quedaron vacías, algunos granos fueron poco desarrollados o se cortó prácticamente el ciclo”, remarcó a La Nación Hugo Pastore, director ejecutivo de la Capeco.
Según los comentarios que reciben, dijo, los cultivos tendrían un avance de 35 %, y si se llega a un 70 u 80 % de avance de las parcelas, sí se podrá tener los ratios de las áreas sembradas, ya que lo restante 30 o 20 % ya no variaría mucho en el promedio a ser cosechado con ese avance, mencionó.
Impacto en la economía
Al cierre del año pasado Paraguay exportó 7,9 millones de toneladas de soja de la campaña 2023/2024, cifra que refleja un incremento de 1,4 millones de toneladas más que la zafra pasada, mientras que la producción de la oleaginosa alcanzó 11 millones de toneladas, según datos de la Capeco. En tanto, los ingresos de divisas para el país desde este segmento económico representaron USD 4.174 millones.