La agencia de calificación de riesgo Moody’s informó ayer jueves en un comunicado que elevó la nota de la deuda a largo plazo de Argentina en dos niveles, de Caa3 a Caa1, aunque se mantiene en la categoría especulativa. La calificadora estadounidense justificó su decisión citando las reformas macroeconómicas recientes, que han contribuido a reducir la inflación y a regresar al crecimiento a finales de 2024.
Estima que el riesgo de un incumplimiento de pagos o de una reestructuración de la deuda ha disminuido gracias al retiro progresivo de las restricciones cambiarias “permitiendo una transición hacia un régimen de cambio más sólido, apoyado en la reconstitución de reservas internacionales”.
La agencia destaca además que la economía del país registró un crecimiento del 5,9 % en el primer trimestre de 2025 “impulsado por la demanda interna y sostenido por una recuperación de la confianza”.
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La calificación de Caa1 tiene una perspectiva “estable”. “La desinflación contribuyó a un alza de los salarios reales, mientras que el ajuste presupuestal ha mejorado la disponibilidad de crédito, ahora menos competido por los préstamos del sector público”, agregó Moody’s.
Desde hace más de un año, Argentina se beneficia de una fuerte tendencia a la baja de los precios. En junio, la inflación interanual se ubicó en el 39,4%, contra el 211% de finales de 2023, al inicio de la presidencia de Javier Milei, y cuando se aplicaron las primeras medidas de austeridad, entre ellas una fuerte devaluación del peso de más del 53%.
En abril, el país recibió préstamos y ayudas del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por 42.000 millones de dólares en total.
Es el “reconocimiento de los impresionantes avances realizados en la estabilización de la economía” argentina, indicó la directora del FMI, Kristalina Georgieva. Moody’s precisa en todo caso que la debilidad de las reservas exteriores de Argentina y obstáculos estructurales a la inversión extranjera todavía impiden que la nota supere el nivel Caa1.
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Miles de personas se movilizaron este jueves pasado a la Plaza de Mayo de Buenos Aires bajo la consigna “la salud no se toca” para reclamar por mejoras salariales para los trabajadores de la salud. Con pancartas con leyendas como “recomposición salarial ya” y “el hospital no se toca”, médicos, residentes, enfermeros y trabajadores de otros sindicatos se movilizaron para protestar contra lo que consideran un “vaciamiento sistemático” de la salud pública como parte del drástico plan de ajuste fiscal del gobierno de Javier Milei.
“La situación actual es crítica”, dijo a la AFP Ignacio Meza, médico residente del hospital público Fernández, en la movilización. “Tenemos un gran ataque del gobierno nacional hacia la salud pública, donde los ajustes de salario de los trabajadores de la salud afectan directamente a la salud de la población”.
El detonante para la marcha fue la situación del hospital público Garrahan, principal centro pediátrico del país, cuyos trabajadores realizan paros y protestas desde hace meses denunciando una “asfixia salarial”.
“Hay un éxodo masivo de recurso humano capacitado”, dijo el miércoles en CNN Radio el médico neonatólogo del Garrahan Nicolás Morcillo. “El hospital funciona con un presupuesto del 2023 y no sabemos cómo llegaremos a fin de año”.
Meza señaló que en su hospital ve integrantes del personal “cansados y guardias explotadas” ya que “cada vez más pacientes caen (van) al hospital por falta de medicación, porque no logran atenderse en los centros propios de su obra social (privados, ndlr)”.
Mientras se llevaba adelante la protesta, el ministro de Salud, Mario Lugones, desmintió en X que se esté desfinanciando al hospital Garrahan y dijo que se trata de un reordenamiento para “terminar con los curros (trampas) legales y la mala administración”.
Fuente: AFP.