Mejor financiamiento, reorganización urbana y prospección de los mercados regionales, son los tres ejes principales para lograr la industrialización en Paraguay, según el viceministro de Industria, Marco Riquelme. El subsecretario de Estado habló en el marco del panel denominado “La identidad de la marca país a través de la Industria”. Riquelme identificó y desarrolló tres aspectos dentro de los cuales explicó que la reorganización urbana encabeza la lista.
Mencionó que actualmente existen industrias ubicadas dentro de barrios, por lo que es necesario reelaborar la Ley de Parques Industriales para hacerla más atractiva a los inversionistas. “Necesitamos desarrollar parques industriales para que las industrias puedan ordenarse dentro de un sector en cada ciudad. El parque industrial es un lugar donde le va a dar una seguridad de previsibilidad hacia una inversión a largo plazo”, expresó.
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Otro punto es el financiamiento. En este punto comentó que se está trabajando con el Banco Nacional de Fomento (BNF) en revisar su sistema de financiamiento industrial. Lo que se busca con esto es que, mientras que el BCP siga ganando dinero, destine también parte de su ganancia a un Fondo Industrial que ayude de forma pragmática al dinamismo de la industria en Paraguay.
Como tercer punto, Riquelme resaltó la importancia de la prospección de mercado, por lo que ya se está trabajando con el Viceministerio de Rediex. Esto con el objetivo de que las industrias participen en ferias internacionales a nivel regional, potenciando su presencia en mercados cercanos como Bolivia, Argentina o Brasil.
“Nosotros tenemos que conquistar la región primero y después tratar de conquistar otras geografías, si bien es muy importante para industrias como la carne y algunos commodities estar presente en esas ferias, también es importante darle lugar a aquellas industrias que no pueden mirar a Europa o a Asia como mercados, pero sí pueden mirar de manera bastante fuerte a la región”, señaló el viceministro.
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CIE, acostumbrada a vencer imposibles
Por: Adelaida Alcaraz
Adaptándose a los nuevos tiempos que llegan con desafíos más grandes y mayores inversiones, la empresa, presidida por Eduardo Borgognon, demostró con hechos que puede cumplir con una precisión milimétrica cualquier proyecto, sin límite de volumen o peso.
Con su eslogan “La capacidad de hacer”, el CIE S.A. resume todo lo que representa. Y cuando uno conversa con Eduardo Borgognon, presidente de la compañía, se tiende a esbozar el potencial casi ilimitado que esta industria nacional representa y que, a veces, ni los propios paraguayos alcanzan a dimensionar.
Con 18 años en la empresa y una trayectoria vasta en el mundo de los negocios, Eduardo lidera uno de los complejos industriales más avanzados de la región, una planta instalada en Luque que es, a la vez, símbolo de ingeniería avanzada, orgullo nacional y proyección al futuro.
Días atrás, este ingenio fue escenario de un recorrido inédito que sirvió para que autoridades nacionales, empresarios, diplomáticos, inversionistas y alumnos de universidades tuvieran la oportunidad de constatar de primera mano que en Paraguay se puede hacer lo que parece imposible. Y es que CIE no solo forma parte de la historia de Itaipú y Yacyretá; también fabrica remolcadores y barcazas, construye subestaciones, líneas de transmisión eléctrica, estructuras metálicas y montaje industrial, y ha exportado piezas a más de 16 países de cuatro continentes.
“CIE nació en 1978, hace ya 47 años, en el marco de la construcción de Itaipú”. Así comenzó el relato Eduardo, quien recibió en la planta industrial al equipo de FOCO para protagonizar un recorrido exclusivo por las instalaciones. Contó que, en ese entonces, poco más de 300 empresas paraguayas participaron en las obras y que hoy, lastimosamente menos del 10 % de esas compañías siguen vigentes. “No solo participamos, sino que supimos capitalizar esa experiencia y convertirla en una empresa que se mantuvo en el tiempo y que fue evolucionando tecnológicamente”, reveló.
Tras el trabajo hecho para Itaipú, la compañía también tuvo una participación clave en Yacyretá, pero como la competencia ya era internacional tuvieron que participar de una licitación y pugnar por un espacio contra empresas austriacas, alemanas y hasta japonesas. “Ahí fuimos creciendo tecnológicamente, haciendo piezas de gran envergadura, metalmecánicas, pero cada vez con mayor precisión y nivel de complejidad. Esa experiencia local, sumada al trabajo con gigantes internacionales como Toshiba, Voith, Andritz, Siemens, General Electric y otras, nos permitió salir al mundo”, mencionó con orgullo.
Una tornería gigante. CIE ha fabricado piezas de hasta 200 toneladas con una precisión de una décima de milímetro. “Para dimensionarlo, un automóvil pesa alrededor de una tonelada y media, por lo que estamos hablando de piezas que representan el peso de 100 o 150 autos, pero con una tolerancia más fina que un papel. Y eso requiere de muchísima tecnología, inversión en maquinaria y, sobre todo, gente capacitada”, refirió el presidente
Agregó que “hablando mal y pronto, es una tornería gigante”. En la planta industrial tenemos una prensa con capacidad de 2.000 toneladas que se utiliza para deformar chapas. Solo así se puede trabajar con espesores impresionantes. “No es solo cortar, plegar y soldar. Después viene el mecanizado, que es lo que da precisión. Y todo eso lo hacemos con control numérico, es decir, computarizado”, contó.
El nivel de exigencia es tal que deben fabricar piezas que se ensamblan en condiciones climáticas y geográficas completamente distintas. “Hacemos una pieza en Luque, con 80 % de humedad y 30 grados, que luego debe encajar con otra hecha en Japón a 18 grados y con 30 % de humedad, y ambas deben coincidir a la perfección en el sitio de obras ubicado en una montaña de Canadá a 2.800 metros sobre el nivel del mar y con -15 grados. Esa pieza tiene que coincidir. Así de rigurosa es la industria donde trabajamos”, enfatizó Eduardo.
Diversificación estratégica. La compañía se reinventó cuando el mercado de las grandes hidroeléctricas empezó a decaer. “Hoy se habla mucho de pequeñas centrales hidroeléctricas. Tenemos la tecnología y la capacidad para hacerlas en Paraguay, sin necesidad de importar. Eso significa ahorro en fletes, más empleo local y más competitividad”, explicó.
Desde 1988, la empresa también incursiona en la hidrovía Paraguay-Paraná, la tercera más importante del mundo en volumen. “Vimos que las barcazas venían usadas desde Estados Unidos y decidimos fabricarlas nosotros mismos, adaptando el diseño a las condiciones de nuestro río. Así, aunque nuestra planta no esté sobre el agua, fabricamos módulos que luego se ensamblan y botan al río desde un astillero que pertenece a nuestro grupo empresarial”, explicó.
Remolcadores, barcazas para granos o combustibles, contenedores, incluso minerales de hierro provenientes del Brasil; CIE produce todo eso. Pero también participa en la transmisión de energía. “Somos la única empresa paraguaya que ha montado hasta ahora líneas de 500 kV. Hacemos líneas de transmisión, subestaciones, y estructuras metálicas tanto para industrias como para edificaciones. Lo que uno ve en una fábrica -los soportes de tanques, ciclones, cañerías- también los hacemos nosotros”, precisó.
El poder de formar talento local. Otro aspecto llamativo es la capacidad de empleo que tiene CIE. Hoy día la firma emplea a unas 600 personas, incluyendo un staff técnico de alrededor de 100 ingenieros. Pero lo más destacado es su política de formación. Ellos cuentan con una escuela propia de soldadura y montaje para que la gente que entra a trabajar a la fábrica sin saber nada, vaya creciendo ocupando cargos de supervisión, leyendo planos, liderando equipos. “Capacitamos para nosotros y también, en cierto modo, para el mercado. Ese es el costo del liderazgo”, expresó entre risas.
El promedio de antigüedad de los técnicos supera los 17 años, dijo. Además, la empresa tiene programas de becas para hijos de funcionarios y planes sociales. “Algunos no terminaron el colegio, y nosotros les ayudamos a hacerlo. Ya tenemos la primera camada de egresados universitarios gracias a estas becas”, precisó Eduardo.
Montaje, logística y precisión quirúrgica. Otra de las fortalezas de CIE es la logística y el montaje industrial. Al respecto, el presidente explicó que han montado el 100 % una planta cementera en Paraguay, aunque los equipos hayan llegado de China. “Nosotros recibimos, transportamos, montamos y hacemos funcionar esos equipos. Desde el montaje mecánico, eléctrico y electrónico hasta la puesta en marcha”, indicó.
También dijo que brindan servicios más pequeños: “Un rodillo roto en una fábrica no puede esperar al igual que una hélice dañada de un barco. Para estos casos tenemos una unidad de mantenimiento que opera 24/7. Y así como hay proyectos de USD 15 o de USD 20 millones, también hay otros de menor inversión. Nos adaptamos a todo. “Somos prestadores de soluciones”, recalcó.
Como anécdota recordó que en su recorrido internacional, incluso llegaron a exportar piezas por vía aérea. “Enviamos una pieza a Suecia en un Antonov ruso. Tuvimos que evaluar la pista de aterrizaje del Silvio Pettirossi para asegurarnos de que soportara el peso. Así de lejos llega nuestra creatividad logística”, relató Eduardo.
Calidad certificada y mirada al futuro. Como toda empresa que lidera su sector, en CIE la calidad no es negociable. “Fuimos la primera firma en Paraguay en certificar la norma ISO 9000. Eso nos viene de Itaipú y se volvió parte de nuestro ADN. Somos muy rigurosos con la calidad”, destacó Eduardo Borgognon.
Ese mismo rigor se refleja en los proyectos actuales. En el marco de un contrato con Yacyretá, CIE está entregando componentes fundamentales para la intervención de seis de las veinte turbinas de la represa. “Estamos proveyendo el sistema de regulación de potencia, que permite controlar la entrada del agua a la turbina. Son piezas que, en conjunto, pesan 450 toneladas. Todo se ensambla aquí en Luque, se testea con tecnología de láser óptico y luego se desmonta para su traslado al sitio de obras”, explicó.
Para lograr esta escala operativa, la planta cuenta con capacidad para funcionar 24 horas, aunque actualmente lo hace en dos turnos: diurno y nocturno. Disponen de procesos de soldadura automáticos, semiautomáticos y manuales, además de tecnologías avanzadas como la soldadura por arco sumergido, que agiliza enormemente la productividad.
En el pabellón C se fabrican módulos estructurales -de fondo, costado, proa y popa- que son transportados en camión hasta el astillero Chaco, en Villa Hayes, donde se ensamblan las barcazas. “Hoy estamos produciendo dos modelos de barcazas, tipo Jumbo y Mississippi. Toda la mano de obra es 100 % paraguaya y proviene de distintas regiones del país”, remarcó Eduardo y dijo también que la planta opera con grúas que, combinadas, tienen capacidad para mover hasta 100 toneladas dentro del complejo.
La fábrica se organiza en sectores especializados, por un lado, están los de montaje y soldadura, mecanizado, corte y deformación plástica, pintura y granallado. En el área de mecanizado se encuentran tornos y fresadoras de gran porte, con las que se procesan componentes de turbinas. “Contamos con un área interna que realiza el mantenimiento preventivo y correctivo de todo el equipamiento”, precisó.
La formación técnica es un pilar esencial. Cada operario pasa por la escuela de soldadura del CIE, donde se capacita desde cero. Tras una certificación interna, se integra al proceso productivo. Si el proyecto lo requiere, se gestionan certificaciones específicas. “Se trata de un programa anual de formación individualizado, que se actualiza cada año según las necesidades de cada sector”, explicó el presidente.
En pintura, CIE opera con cabinas climatizadas, lo que permite garantizar la calidad del acabado sin depender de las condiciones climáticas. “La aplicación de pinturas técnicas requiere controlar factores como temperatura, humedad y punto de rocío. Nuestros pintores están altamente calificados y aplican pinturas específicas, según lo exige cada cliente, sobre todo en el rubro naval”, explicó.
También se realizan tratamientos térmicos como el alivio de tensiones, un paso fundamental para componentes hidroeléctricos. “Este tratamiento mejora el rendimiento del mecanizado y evita deformaciones posteriores”, agregó.
Más allá de la planta en sí, el CIE se organiza por unidades de negocio: servicios (alquiler de grúas y transporte especializado), líneas y subestaciones eléctricas, y obras civiles e industriales. “Todas estas unidades operan desde este mismo complejo industrial”, detalló Eduardo.
En cuanto al procesamiento de materia prima, la planta cuenta con equipos de corte por plasma y oxicorte para el tratamiento de chapas. “El aprovechamiento del material lo diseña el área de ingeniería, maximizando cada chapa y optimizando los costos”, explicó. Aquello que no puede reutilizarse se clasifica como chatarra y se comercializa con empresas habilitadas ambientalmente.
La división de industrias e infraestructura dispone de maquinaria de alta capacidad para trabajar perfiles de alma llena -comunes en obras civiles- y procesar chapas de hasta 85 milímetros de espesor, indispensables en proyectos hidroeléctricos.
Cada etapa está sometida a estrictos controles de calidad, llevados adelante por técnicos calificados bajo la norma estadounidense SNTTC-1A. “Nuestro equipo de calidad supervisa desde el corte inicial hasta la soldadura final, asegurando que cada pieza cumpla con los más altos estándares internacionales”, afirmó.
El recorrido por la planta concluye con una visión clara: grúas monumentales, maquinaria de última generación, y una estructura capaz de abastecer las industrias más exigentes. “Estamos preparados para responder tanto al mercado nacional como a proyectos internacionales de gran envergadura. Esa fue la visión que dio origen al CIE y que hoy lo convierte en un verdadero motor de la industria paraguaya”, puntualizó con convicción.
El futuro se construye hoy. Como un dato no menor, Eduardo también mencionó que CIE ya está trabajando con empresas interesadas en proyectos de biocombustibles, hidrógeno verde y celulosa. “Paraguay está recibiendo inversiones de cientos de millones de dólares, algo inédito para nosotros. Y esas inversiones necesitan un aliado local. No como socio, pero sí como facilitador, alguien que ayude a aterrizar esos proyectos de forma eficiente. Ahí entramos nosotros”, reflexionó.
Con una cultura organizacional que apuesta al talento local, una infraestructura de clase mundial y un liderazgo técnico de excelencia, CIE no solo mira al futuro, sino que lo está construyendo. Y es que Paraguay se está convirtiendo en receptor de inversiones, y ellos están en condiciones para acompañar esos desafíos. “La historia nos trajo hasta aquí. Ahora, vamos a mostrarle al país y al mundo lo que podemos hacer”, aseguró con la tranquilidad de la empresa que, con hechos, desde hace décadas marca una huella de progreso imborrable.
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Leve caída en la industrialización de soja, pero supera promedio de años sin sequía
La industrialización acumulada de soja al cierre de mayo tuvo una leve reducción del 2,1 % con respecto al mismo periodo del año pasado. Sin embargo, el promedio estuvo por encima de la molienda acumulada a mayo en los últimos tres años sin sequía.
La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) emitió su boletín mensual sobre el procesamiento de oleaginosas correspondiente al mes de mayo. De acuerdo al reporte, se procesaron al cierre del quinto mes del año 1.341.456 toneladas, frente a las 1.369.559 toneladas registradas en el mismo periodo del 2024, lo que representa una diferencia de 28.102 toneladas.
La molienda de otros granos experimentó una reducción con relación al 2024, pero estuvo en línea con el volumen promedio de los últimos cinco años. En este periodo se procesaron 23.888 toneladas, lo que representa una disminución del 27,6 % frente al mismo periodo del año anterior cuando se registró una cantidad de 32.975 toneladas.
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Según la Cappro, se espera una menor presión internacional por la compra de soja paraguaya para lo que queda del año, debido a que se van normalizando varios factores en nuestro principal destino de soja en granos, la Argentina, que a mayo redujo su importación en 17 % en términos interanuales. Uno de los factores es la brecha cambiaria en el país vecino.
“Si a esta disminución de presiones externas se sumaran políticas públicas para fortalecer a la industria aceitera se podría generar no solamente más divisas por exportar productos de mayor valor, sino también más puestos de trabajo formales y de calidad para nuestro país”, expresa parte del informe.
Con esta cantidad de toneladas industrializadas se observa una mejora en la utilización de la capacidad instalada, que alcanzó el 67 %, dos puntos porcentuales por encima del registro acumulado del pasado mes de abril.
Abril
Entre enero y abril, la soja tuvo una merma del 1,7 %, pasando de 1.044.490 toneladas a 1.026.447 toneladas. No obstante, la mayor caída porcentual se dio en los otros granos, que se desplomaron un 34,1 %, con solo 19.054 toneladas procesadas, frente a las 28.932 del año pasado.
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Cappro plantea necesidad de política industrial para aprovechar producción de soja
El presidente de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), Raúl Valdez, destacó la capacidad que posee actualmente el país en generación de materia prima, sin embargo, remarcó que existe la necesidad de acompañar esta cualidad con una política industrial decidida que transforme la soja en empleos estables, valor agregado y alimentos premium para el mundo.
Paraguay actualmente es el tercer mayor exportador de soja del mundo. El titular del gremio explicó que si bien la producción de soja genera un alto porcentaje de ingreso de divisas para el país, su modelo actual no genera la fuerza de trabajo suficiente durante todo el año.
En este sentido, afirmó que si se logra industrializar de manera uniforme durante todo el año la soja, se estabilizarían los picos que se puede llegar a tener en determinados periodos. “El efecto multiplicador de la industrialización es demasiado grande como para poder dejarlo pasar y no estamos hablando de ir a captar inversiones, sino que eso ya está instalado en nuestro país y lo estamos subutilizando”, indicó Valdez.
Sumado a esto, señaló que la industrialización permitirá que durante todo el año los trabajadores involucrados en la cadena productiva tengan movimiento de dinero. De esta manera, la soja, va a generar un efecto derrame que generará estabilidad y que el circulante de dinero no se concentre solamente en los periodos de la zafra.
“Hablando en términos prácticos, durante todo el año el acopiador en el silo va a tener a los personales contratados para el movimiento y mantenimiento y almacenaje de los productos, el camionero va a transportar durante todo el año los productos a las fábricas, la señora que le vende el yuyo al camionero va a tener trabajo mucho más estable, el personal portuario va a tener un trabajo realmente en condiciones de mucha previsibilidad”, señaló a la 1020 AM.
A criterio de Valdez, las proyecciones son brillantes para nuestro país. “Paraguay tiene la oportunidad histórica de posicionarse como un actor estratégico en la producción de alimentos con valor agregado. No estamos hablando solo de potencial, sino de una oportunidad sin precedentes: diversos estudios indican que en los próximos 30 años el mundo necesitará producir más alimentos que en toda la historia de la humanidad en su conjunto”, explicó.
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Paraguay y Argentina fortalecen alianza para impulsar la industria forestal
El viceministro de Industria, Marco Riquelme, mantuvo una serie de encuentros con referentes del sector forestal en la Provincia de Misiones, Argentina. El objetivo de la visita oficial fue impulsar una futura misión comercial y fortalecer el desarrollo de la industria forestal en Paraguay.
La delegación paraguaya mantuvo un encuentro con representantes de la Asociación de Productores, Industriales y Comerciantes Forestales de Misiones y Norte de Corrientes (Apicofom).
Con esto, la comitiva busca aprender de la experiencia argentina y fomentar un intercambio fluido que permita atraer inversiones, compartir conocimiento y posicionar al Paraguay como un nuevo actor en la cadena forestal regional.
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El representante del Viceministerio de Industria destacó la experiencia de más de 40 años que posee Misiones en la industria forestal, con infraestructura consolidada, laboratorios certificados y una presencia activa en mercados internacionales. “Sorprende el desarrollo de la industria forestal en Misiones. Tienen al mundo como mercado”, destacó.
Riquelme resaltó además que Paraguay se encuentra en una fase incipiente, con plantaciones de eucalipto en expansión y un alto potencial de crecimiento.
“Es fundamental eliminar las barreras mentales y físicas que impiden una integración más efectiva entre nuestros países”, sostuvo el viceministro. Al mismo tiempo, reiteró que el desarrollo forestal representa una oportunidad para diversificar la matriz exportadora del Paraguay, que actualmente está basada en la carne, la soja y el maíz. La incorporación de prácticas silvopastoriles y la generación de bonos de carbono se perfilan como herramientas clave para ese propósito.
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Durante el encuentro, el subsecretario de Estado fue distinguido por el interés paraguayo por promover el desarrollo forestal por parte de autoridades locales, entre ellas el ministro de Industria de Misiones, Federico Fachinello; la diputada provincial Suzel Vaider; y la cónsul paraguaya en Posadas, ministra Lourdes Rivas.
El ministro Fachinello celebró la visita de la delegación paraguaya y reafirmó la voluntad de profundizar el trabajo conjunto entre ambos países, unidos por el Mercosur y una visión común de desarrollo. “Tenemos que dejar de competir y empezar a cooperar, potenciando nuestras fortalezas para llegar juntos a nuevos mercados”, expresó.