La Unión de Gremios de la Producción (UGP) informó que la campaña arrocera 2024/25 finalizó con una siembra estimada de 210.000 hectáreas cultivadas, consolidando así una tendencia de crecimiento sostenido en el sector. La cifra significó 12 % más que el año anterior.
No obstante, el gremio reportó que la calidad del grano se vio afectada por la falta de lluvias en el período de siembra y desarrollo, pese al crecimiento en superficie y buenos resultados en el volumen de producción que mantuvo positivo al sector.
Plano internacional
Con respecto a los precios, indicaron que en el plano internacional se mostró una tendencia a la baja, lo cual podría impactar en las exportaciones, especialmente tras un 2024 que marcó un récord histórico para el sector.
“Para este año, se estima que las exportaciones alcanzarán 1,2 millones de toneladas del cereal”, agregaron. A su vez, mencionaron que el arroz se posicionó como el cuarto producto de exportación a nivel nacional y su dinámica podría beneficiar particularmente a los pequeños productores, facilitando su incorporación al sistema productivo y comercial.
Según el informe de la Cámara Paraguaya de Industriales de Arroz (Caparroz) la exportación acumulada entre enero y abril de este 2025 generó USD 155.733.848. Sin embargo, en el mes de abril el grano generó un ingreso de USD 33.994.016, mientras que en el mes pasado la suma de USD 46.583.338.
Con respecto a los volúmenes, el arroz base cáscara fue enviado a los diferentes destinos 125.231 toneladas en abril, el arroz con cáscara en 61.300 toneladas, arroz integral 145.571, el arroz pulido en 161.315 toneladas y el arroz quebrado en 28.083 toneladas.
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¿Invertir en agricultura? Las razones para elegir el rubro
Por Melissa Palacios
El sector agrícola en Paraguay exige vocación, conocimiento y perseverancia para quienes buscan emprender en el segmento. Actualmente en el país, entre los rubros agrícolas con mayor potencial de crecimiento se encuentran la soja, maíz, trigo y el arroz, este último con posibilidades de expansión significativa.
En esta edición de Ellos saben, Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), habló con La Nación/Nación Media sobre las principales recomendaciones para emprender en el rubro, el interés de los productores por seguir cultivando, así como las necesidades que enfrentan los agricultores en estos años.
1. Manejo de información
“Para ser agricultor se necesita vocación, conocimiento y perseverancia. Trabajar en el sector agrícola requiere de buena planificación complementada con un manejo correcto de las variables que hacen a la productividad”, empezó diciendo.
Resaltó además que se debe manejar información de clima y mercado, que afectan los resultados y el agricultor no controla, requiere de permanente análisis y manejo de riesgos.
La producción agrícola tiene un comportamiento cíclico de años muy buenos, años regulares y años malos por lo que, para evaluar una rentabilidad se debería analizar por períodos de cinco años y no medir solo el resultado de un año. “Somos eficientes y eso constituye la base de los resultados y de la rentabilidad”, mencionó.
2. Rubros de mayor potencial
En el país existen rubros ya consolidados como soja, maíz, trigo con la rotación de cultivos en la misma parcela que constituyen un combo junto con los abonos verdes y que ocupan en mayor proporción la superficie sembrada; estos rubros aún tienen un potencial de crecimiento importante.
“El arroz tiene un potencial enorme, se siembran unas doscientas mil hectáreas, pero se puede llegar a un millón de hectáreas”, aseguró. Otros rubros en proceso de consolidación y expansión son el sorgo (biocombustible), maní, chía, sésamo y algodón que está en expansión en el Chaco especialmente.
Cristaldo vaticinó que en la medida que no se vea el trabajo del campo como generador de ingresos para llevar una vida digna habrá desestimulo sobre todo entre los jóvenes pequeños productores. No obstante, entre los jóvenes que trabajan en fincas más tecnificadas hay más estímulos para dedicarse al campo, ya sea en forma directa o a través de tareas relacionadas a la prestación de servicio a la producción agropecuaria.
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3. Sostenibilidad en las prácticas
Entre las prácticas agrícolas que se están promoviendo para mantener la competitividad sin comprometer el medio ambiente apuntan al sistema de siembra directa con la rotación de cultivos como práctica de manejo de suelos que se aplica en más del 95 % del área agrícola tecnificada, y constituye el motor del uso y manejo sostenible de los recursos naturales.
“El productor cuida los recursos naturales en su propiedad porque de ellos depende para vivir y producir alimentos para el mundo colaborando con la seguridad alimentaria”, resaltó el presidente de la UGP.
Poniendo en contexto el proceso de 50 años que vivió el desarrollo de la agricultura paraguaya existen tres momentos en su evolución que llevaron al aumento de la eficiencia de la productividad y la producción. En los años 80 la mecanización y tecnificación en la agricultura, los años 90 con la siembra directa y en la década de los 2000 con la introducción y la utilización de variedades mejoradas genéticamente.
En ese lapso pasamos de producir en 1991 unas 2.000.000 de toneladas de granos en cinco rubros a producir 17.000.000 de toneladas en los mismos cinco rubros a partir del 2017.
4. Recursos para iniciar en el rubro
Los principales son: tener profesionales comprometidos con el emprendimiento, recursos humanos capacitados en los roles a desempeñar y un manejo administrativo sólido basado en buena planificación, manejo de riesgos y manejo de información de clima y mercado.
Existen diversos programas, cursos de formación, jornadas de intercambio de experiencia que sirven para mantenerse al día. La sumatoria del conocimiento y de la experiencia es la que permite ir mejorando el manejo y la administración del emprendimiento.
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5. Principales desafíos
Existen desafíos internos y externos. Internamente el prejuicio de ciertos sectores en relación a la actividad agropecuaria, las regulaciones y normas que frenan el desarrollo, según Cristaldo, la burocracia y la consolidación del proceso de incorporación de los pequeños productores a las cadenas de valor.
Externamente, la tendencia a imponer unilateralmente normas y exigencias no basadas en ciencia que distorsionan el comercio creando barreras no arancelarias y dejando de lado las normas y acuerdos logrados en la Organización Mundial del Comercio o el Código Alimentario.
“Quienes trabajan en la economía familiar campesina necesitan oportunidades y no regalos ni ayudas que lo vuelvan cliente del Estado”, dijo, asegurando que necesitan ser actores y sujetos del proceso y no objetos del desarrollo y la política.
6. Incorporar más políticas públicas
Las políticas públicas deberían enfocarse en incorporar a la economía real generando ingresos genuinos al productor para poder salir de la pobreza. “No se puede seguir teniendo como paradigma el mboriahu ryvata (pobre, pero sin hambre)”, puntualizó.
Infraestructura rural: con fuerte inversión en caminos rurales, electrificación, riego y acceso al agua potable (necesidad impostergable) y conectividad digital para mejorar la competitividad del sector.
Acceso al crédito y financiamiento diferenciado: creando líneas específicas para pequeños productores y nuevos emprendedores rurales, con tasas bajas y plazos adecuados a los emprendimientos definidos, inversiones, capital operativo con los períodos de espera correspondientes.
Educación, capacitación y asistencia técnica en el segmento de productores de menos de 50 hectáreas, ya que según el último censo agropecuario, el 84 % no recibe asistencia técnica y el 62 % no terminó la educación escolar básica.
Acceso a tierras y formalización con fuerte apuesta por la titulación de las tierras destinadas a la reforma agraria, donde cerca de dos millones de hectáreas entregadas hace décadas siguen sin ser regularizadas. Organización y capital social: el proceso de formalización sectorial debe extenderse a las organizaciones y asociaciones de productores que hoy se unen “ocasionalmente” para demandar algún bien o servicio al Estado.
7. Reglas claras
“En un escenario tan dinámico y cambiante a nivel global, con episodios externos de alto impacto en economías pequeñas como la nuestra, tan dependiente de los ingresos generados por la actividad agropecuaria, la economía y la política deben ir de la mano, con reglas claras y un mínimo de previsibilidad”, alegó.
Por último, sería indispensable contar en el mercado con ferias y cadenas de valor, pues si todo lo anterior estuviese en marcha, se requerirán programas claros de acceso a mercados locales, participación en ferias agropecuarias y vínculos progresivos con cadenas de valor nacionales con alto potencial de desarrollo.
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Cultivo de arroz se expande y suma 78.000 hectáreas más
El cultivo de arroz con riego se expandió en la campaña 2024-2025 alcanzado 78.417 hectáreas más en la producción, pasando de 187.910 en la zafra pasada a 266.327 hectáreas, cifra que representa un crecimiento del 42 %, según el informe semanal de la Unión de Gremios de la Producción (UGP).
El reporte del gremio destaca el repunte registrado en departamentos de la región Oriental, tales como, Misiones, Ñeembucú y Paraguarí, donde este rubro “mostró un crecimiento importante” respecto a la superficie cultivada en la zafra 2023-2024.
Misiones pasó de sembrar 57.335 hectáreas a 82.220 en esta campaña, totalizando 24.885 hectáreas más. En cuanto a Ñeembucú, de un área de 46.047 hectáreas, pasó a 70.778, sumando 24.731, mientras que Paraguarí en la zafra 2023-2024 llegó a 18.192 hectáreas y ahora a una superficie de 30.927, una diferencia de 12.735.
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A estos números se suman los departamentos de Itapúa y Caazapá que también registraron un aumento, pasando, en el caso del primero, de un área de 12.611 hectáreas a 19.126, que representa 6.515 hectáreas más. En tanto que el segundo, de una extensión de 5.244 trepó a 9.767, logrando una expansión de 4.523 hectáreas.
El informe señala que este cereal se ha consolidado como uno de los rubros agrícolas de mayor expansión en los últimos años, impulsado por la incorporación de tecnología de riego y mejores prácticas productivas. A esto se suma que algunos productores comenzaron a utilizar la soja como cultivo de corte sanitario en sus rotaciones, una técnica que permite combatir enfermedades propias del arroz y mantener la sanidad de los lotes.
Rendimiento
Hay que resaltar que este crecimiento en el área de cultivo de arroz representaría además un mayor rendimiento. Las previsiones de la Federación Paraguaya de Productores de Arroz (Feparroz) señalaban que la producción de esta campaña estaría por encima del promedio de rendimiento nacional, que es de 6.000 kilos por hectárea.
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¿Qué pasa si no se lava el arroz antes de cocinarlo?
¿Hay que lavar el arroz antes de cocinarlo? Es una pregunta que ha generado todo tipo de respuestas en foros, cocinas y redes sociales. Con el ánimo de resolver la duda, la ingeniera de alimentos Mariana Zapién, divulgadora en redes, ha compartido en su cuenta de Instagram una explicación clara, científica y accesible, desmontando mitos y aportando datos clave que han generado miles de interacciones.
Zapién asegura que sí, lavar el arroz puede tener beneficios, y no solo por higiene. En su vídeo, explica que este gesto ayuda a eliminar polvo, algo de almidón y metales pesados como el arsénico, un elemento que el arroz puede acumular durante su cultivo en campos inundados.
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El arsénico en el arroz
“Debido a las condiciones de cultivo, el grano puede absorber y acumular parte de este metal”, explica Zapién. Aunque el arsénico está presente de forma natural en el suelo y el agua, también puede llegar por actividad humana, como la minería o el uso de pesticidas.
Pero, ¿es peligroso? La ingeniera responde con datos tranquilizadores: la concentración promedio de arsénico en el arroz es de unas 93 partes por billón, lo que significa que una persona tendría que consumir más de medio kilo de arroz al día durante más de cuatro años para sufrir efectos adversos para la salud.
Además, destaca que lavarlo entre tres y cinco veces puede reducir la cantidad de arsénico hasta en un 30 %, y que combinar el lavado con una cocción en abundante agua podría llevar esa reducción hasta el 40 %-45 %.
Estas afirmaciones coinciden con los resultados del estudio científico “Arsenic Bioaccessibility in Rice” (Foods, 2024), y elaborado por un equipo de investigadores liderado por Di Zhao, del College of Resources and Environmental Sciences de la Nanjing Agricultural University (China). El estudio analiza cómo diferentes métodos de preparación doméstica afectan a la absorción del arsénico en el organismo humano.
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¿Hay que lavar el arroz o no?
Zapién lo resume con sencillez: “Si quieres un arroz más suelto y limpio, sí, lávalo. Pero si prefieres que quede más pegajoso, no es necesario”. Aclara que no hay una única respuesta válida, y que la decisión depende del resultado culinario que se desee: “No te va a pasar absolutamente nada. Es cuestión de preferencia”.
Más allá de los riesgos percibidos, Mariana apuesta por informar sin alarmar. En su mensaje deja claro que el arroz no es un alimento peligroso, y que un consumo razonable, dentro de una dieta equilibrada, no supone ningún problema para la salud.
Qué dicen otros estudios
Aunque el tema pueda parecer anecdótico, el debate sobre el arsénico en el arroz ha sido ampliamente estudiado por la comunidad científica. La revista International Journal of Environmental Research and Public Health publicó en 2022 otro trabajo clave, liderado por Syfullah Shahriar, del Global Centre for Environmental Remediation de la University of Newcastle (Australia), que respalda la utilidad de prácticas como el lavado y la cocción con abundante agua para reducir la exposición a metales pesados, especialmente en poblaciones de alto consumo.
Estos estudios destacan que la cantidad de arsénico puede variar según la variedad de arroz, el país de origen y las condiciones de cultivo, pero coinciden en que los niveles están, en general, por debajo de los umbrales considerados peligrosos por organismos internacionales.
Fuente: Europa Press.
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Zafra 2024/25 de soja registra una caída del 15 % y pérdida de USD 400 millones por la sequía
La producción de soja cerró con una merma del 15 % en la zafra 2024-2025, respecto a la expectativa que se tenía inicialmente, lo que se traduce en unos USD 400 millones que dejaron de ingresar al país en concepto de divisas. Esto se explica por las épocas de estrés hídrico que sufrió el cultivo.
La Unión de Gremios de la Producción (UGP) presentó este lunes los datos de producción de soja para la Región Oriental y el rendimiento promedio nacional. Según el informe, la producción total del cultivo de la soja fue de 9.343.724 toneladas en la zafra 2024-2025 y el promedio a nivel nacional es 2.571 kilogramos por hectárea.
“Un 15 % de merma aproximadamente, con relación a lo que se estaba estimando, casi 1 millón de toneladas menos tuvimos. Si se calcula USD 400 por ese millón menos son USD 400 millones que dejaron de ingresar al país en divisas, que ayuda siempre a mover la economía y dinamizarla”, dijo a La Nación Nación/Nación Media el presidente de la UGP, Héctor Cristaldo.
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Estas cifras corresponden a la cosecha de soja de la temporada primavera-verano de la Región Oriental. En este informe no se incluyeron la zafriña y tampoco los datos del Chaco porque ya son considerados fuera de la época normal de siembra. Para obtener el rendimiento promedio se consideraron las tres épocas de siembra y la incidencia de la sequía.
El documento detalla que para realizar el análisis de rendimientos promedio, se hicieron cálculos en las zonas de mayor afectación de la sequía, con un rendimiento de 1.321 toneladas por hectárea, correspondiente a 829.120 hectáreas.
Asimismo explica que en las zonas de una afectación moderada el promedio fue de 2.764 toneladas por hectárea, correspondiente a 1.244.358 hectáreas y donde hubo un rendimiento normal (menor incidencia), 1.560.367 hectáreas, con 3.082 toneladas por hectárea.
Según Cristaldo, la mayor afectación del cultivo por la sequía se registró en la zona norte del país. “La afectada es la que tiene más impacto por la sequía, en la zona norte es donde hay más hectáreas afectadas, y ahí el promedio estuvo por los 1.300 kg, lo que le golpeó la sequía”, explicó a LN/NM.
Los más afectados por la sequía en función a la superficie son los departamentos de Concepción y San Pedro. En el caso del primero, hubo una afectación total de una superficie de 10.062 hectáreas, mientras que en el segundo se registró una afectación de un área de 319.330 hectáreas de las 354.811 de superficie cultivada.