La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) expresó su preocupación por el constante robo de mercaderías en tránsito en la hidrovía Paraguay-Paraná, y el destino del aceite que es hurtado de barcazas que podría estar siendo refinado en instalaciones clandestinas sin cumplir con los procesos mínimos para asegurar su inocuidad.
“El perjuicio económico es grave, ya que en muchos casos al reemplazar la mercadería robada por agua u otros cuerpos extraños se contamina la carga y, además, la misma sufre penalizaciones por mala calidad o es directamente rechazada”, indicaron. Agregaron que con estos refinamientos estarían siendo reempaquetados en recipientes de marcas ya establecidas en el mercado y comercializados como tales, engañando y exponiendo a los consumidores.
Detallaron que esta problemática tiene efecto en la tarifa que termina impactando la competitividad de los artículos transportados a pesar de que las empresas transportadoras realicen grandes inversiones en tecnología y procesos para intentar prevenir estas situaciones. “El esfuerzo aislado del sector privado no es suficiente para enfrentar a grupos organizados dedicados al robo y contrabando”, apuntaron.
El gremio propuso trabajar en una solución integral a futuro, desarrollando un plan maestro para nuestras vías navegables atendiendo a que será el método para mejorar nuestra competitividad como país e ir erradicando los altos niveles de inseguridad y otros problemas que se sufren en la hidrovía que representa la principal vía de conexión comercial del Paraguay al mundo.
Consultado sobre el punto el vicepresidente de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), Hugo Pastore, indicó a La Nación/Nación Media que este problema tiene larga data y afecta a varios rubros. “En el caso del aceite tiene más valor porque una tonelada vale más que la soja. Normalmente se roba y entra sin cumplir requisitos mínimos al flujo comercial con una refinación mal hecha”, manifestó.