El aumento de los casos denominados sin nexos, un ítem presente hasta hace poco en el reporte diario del Ministerio de Salud, era el temor de todos aquellos que aguardaban impacientes conocer los números indicativos del avance o retroceso del COVID-19 en nuestro país desde que comenzaron los casos, a mediados de marzo de este año.
Hoy el COVID-19 ya tiene una amplia circulación comunitaria en Asunción, Central y Alto Paraná, motivo por el cual estas regiones del país aún no pueden avanzar a la fase 4 de la cuarentena inteligente. En la mayoría de los casos positivos y al que se lo diferenciaba como en su momento como sin nexo, se estima que se habrían contagiado a través de los portadores asintomáticos, aquellas personas que contrajeron la enfermedad, pero no presentan síntomas que podrían advertir de su situación.
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Muchas de estos asintomáticos incluso pudieron haber superado la infección sin darse cuenta que eran portadores, por lo que una de las maneras de comprobar tal situación, para quienes tengan esa sospecha y el interés de conocerlo, es realizando el test de anticuerpos, conocido como “test rápido” de COVID-19.
Tanto el doctor Carlos Morínigo, neumólogo y ex ministro de Salud, como el actual titular de la misma cartera ministerial, el doctor Julio Mazzoleni, coincidieron en mencionar a este método como una de las maneras para descubrir si una persona estuvo infectada con el virus del COVID-19 y no desarrolló síntomas de la afección. El doctor Mazzoleni, no obstante, advirtió que el test de anticuerpos de sangre tiene un porcentaje de falsos negativos.
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En cuanto a permanencia de los anticuerpos en la sangre y la implicancia para las personas afectadas por el COVID-19 en algún momento y que hayan decidido convertirse en donantes de plasma sanguíneo, el neumólogo Carlos Morínigo indicó que los anticuerpos permanecen en la sangre, pero que gradualmente van desapareciendo, por lo que no servirían para una donación de plasma si ha transcurrido alrededor de un mes y medio luego de que la persona afectada haya dado negativo a la prueba de COVID-19.
Esta característica del anticuerpo que permanece en la sangre tras la afección, pero que poco a poco va disminuyendo, es lo que hasta ahora no ayuda a confirmar ni a desmentir totalmente que una persona que ha contraído el COVID-19 pueda desarrollar una inmunidad permanente.
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Hace cinco años, la OMS calificó al covid-19 como “pandemia”
- Ginebra, Suiza. AFP.
“Hemos considerado que el covid-19 puede ser calificado de pandemia”. Hace cinco años, el 11 de marzo, el jefe de la Organización Mundial de la Salud soltó la frase que hizo tomar conciencia al mundo entero de la gravedad de la situación.
Pero ya desde el 30 de enero, la OMS había declarado su más alto nivel de alerta frente al nuevo coronavirus detectado en China a mediados de diciembre de 2019: la Urgencia de Salud Pública de Alcance Internacional o USPPI. Una fórmula que no impactaba en la opinión pública.
Presionado por las preguntas de los periodistas, Tedros Adhanom Ghebreyesus también mencionó “la amenaza de la pandemia” el 9 de marzo, pero el electrochoque tuvo lugar dos días después.
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Una sala, un ambiente
El miércoles 11 de marzo, muchos periodistas se agolparon en torno a las mesas en forma de U en una pequeña sala en las entrañas de la imponente sede de la OMS en las alturas de Ginebra, no lejos de la frontera francesa.
La conferencia de prensa, prevista para las 17H00 locales, pudo ser seguida en las redes sociales, por teléfono y por Zoom.
Frente a los periodistas, Tedros, a su derecha Mike Ryan, encargado de urgencias en la OMS, y a la izquierda la directora general, Maria Van Kerkhove, encargada del expediente del covid-19. Esta científica desconocida del gran público encarnará desde entonces la lucha contra la pandemia.
El jefe de la OMS sacó dos bolígrafos de su saco, ajustó sus gafas y leyó su declaración.
“Estamos profundamente preocupados tanto por los niveles alarmantes de propagación y de gravedad, así como por los niveles alarmantes de inacción” en el mundo, dijo.
Y entonces declaró: “Hemos considerado que el covid-19 puede ser calificado de pandemia”.
En ese momento, menos de 4.300 personas habían muerto en el mundo, según cifras oficiales.
Cinco años más tarde los muertos se cuentan por millones, pero a mediados de marzo de ese año todavía no habían empezado los confinamientos, los hospitales no estaban desbordados y el hundimiento de la economía no se avizoraba.
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“Todos empezaron a actuar”
“La palabra ‘pandemia’ cambió la situación”, recuerda John Zarocostas, periodista que cubre para la AFP las agencias y ONG internacionales desde hace más de 30 años. “Tengo la impresión de que tenían que hacerlo” porque no lograban la reacción esperada de los Estados miembros desde el desencadenamiento de la USPPI
Para este veterano de las relaciones internacionales, “eso modificó la dinámica en términos de reacción de los gobiernos nacionales: todos empezaron a actuar”. Un retardo que frustró a la OMS. “El mundo está obsesionado por la palabra pandemia”, dijo Mike Ryan, para quien la advertencia de enero era más importante.
Nuevo botón de alarma
¿Puede repetirse una catástrofe similar? Para la OMS, la próxima pandemia solo es cuestión de tiempo. En diciembre de 2021, los Estados miembros de la organización, conscientes de las graves fallas frente al covid-19, comenzaron a trabajar en torno a un acuerdo internacional y obligatorio sobre la prevención y la preparación a las pandemias, para tratar de evitar que vuelvan a repetirse los mismos errores.
Las negociaciones son difíciles y una última sesión de negociaciones está aun prevista del 7 al 11 de abril, para finalizar el proyecto a tiempo para la asamblea anual de la OMS en mayo.
En espera, los países miembros lograron desempolvar el reglamento sanitario internacional. Y a partir de septiembre de este daño, el jefe de la OMS podrá declarar una “urgencia pandémica”.
En los cinco años transcurridos desde marzo de 2020, la OMS declaró la USPPI en dos ocasiones, ambas por epidemias de mpox.
El jefe de la OMS advierte regularmente a los países que no repitan el ciclo de negligencia seguido de pánico que caracterizó la pandemia de covid-19.
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Cuarentena por covid: hace 5 años se paralizó el país
- Por Sara Valenzuela.
El martes 10 de marzo del 2020, la forma de vida de todos los paraguayos sufriría una alteración imborrable, ya que solo tres días después de confirmarse el primer caso de covid en nuestro país, el Gobierno instauraba una inédita cuarentena sanitaria por un periodo inicial de 15 días.
El primer periodo de cuarentena se instauró por decreto presidencial y se estipuló la suspensión de todos los eventos públicos o privados de concurrencia masiva, así como conciertos, prácticas deportivas, reuniones religiosas o de carácter político, actividades en lugares cerrados que incluían a cines, teatros y convenciones. Esta medida también alcanzó a las instituciones educativas de todos los niveles.
Los primeros 15 días posteriormente fueron extendidos a semanas y meses. Luego, con la evolución de los contagios y el avance de la enfermedad en el mundo, fue sufriendo modificaciones, abriendo paso a la llamada “cuarentena inteligente” y luego a la “cuarentena por fases”, que se activaban según los territorios con mayor o menor afectación por el virus.
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Analizando en retrospectiva, el médico epidemiólogo Guillermo Sequera, quien en el momento de la pandemia se desempeñaba como titular de la Dirección de Vigilancia de la Salud, resaltó que haber tomado la medida de cuarentena de una manera casi inmediata a la confirmación de los casos en nuestro país le dio al sistema sanitario nacional una brecha para prepararse ante lo que se avecinaba.
“Cuando empezó la pandemia, nuestra capacidad de analizar muestras era de 16 o 17 por día, y así era imposible determinar si existía o no ya una circulación comunitaria, por lo que tras hablar con colegas que estábamos todos con este tema alrededor del mundo y viendo la situación de diferentes países, determinamos que la cuarentena era necesaria en Paraguay para frenar los brotes que posiblemente ya se habían iniciado”, recordó el doctor Sequera en conversación con La Nación/Nación Media.
El reconocido profesional aseguró que el solicitar a todo un país que frene sus actividades, las cuales necesariamente afectarían a la economía nacional, era un enorme desafío que finalmente se logró conquistar, dando tiempo a los médicos a analizar los siguientes pasos teniendo en cuenta que la situación ante el avance de la enfermedad era sumamente fluctuante.
“Nueva normalidad”
“Cuando empezó la pandemia, se creía que el virus iba a llegar a nuestro país proveniente de China, Europa o Estados Unidos y no fue así; los primeros contagiados viajaron y regresaron de países de la región en los que ni siquiera se había confirmado la presencia comunitaria del virus, entonces nosotros supimos que el camino correcto era extremar las medidas de salubridad y, sobre todo, llamar a la conciencia de la población”, indicó el doctor Sequera a LN.
La vida de los paraguayos había cambiado de la noche a la mañana; los planes que en muchos casos se habían hecho con meses de antelación ahora simplemente quedaban en pausa indefinida; las multitudinarias reuniones familiares que eran una actividad casi religiosa para muchos quedaron relegadas ante el encuentro a través de videollamadas o un saludo a metros de distancia; los encuentros recreativos y los bulliciosos quedaron coartados a las salas de estar, los balcones y ver repeticiones de eventos deportivos.
Si bien esa “nueva normalidad” golpeó con fuerza a todos los paraguayos, muy acostumbrados al roce social, los médicos también se enfrentaban a una realidad que los paralizaba, el aumento de los casos, los tratamientos que conforme se conocía a la enfermedad se iban implementando y la dura realidad de que nadie estaba preparado para lidiar con un nuevo virus.
Experiencia abrumadora
“Fue muy difícil; uno salía, iba, hablaba con los colegas y tratábamos de marcar un protocolo de atención, pero después debíamos de modificar eso y cambiar tratamientos conforme obteníamos la información, porque estábamos lidiando con un virus que no conocía nadie, que nadie sabía exactamente cómo tratar y, lo peor, que no sabíamos cómo evolucionaba para al menos tener un parámetro de tiempos”, expresó el epidemiólogo a La Nación.
En carácter personal, asumió que si bien se capacitó y estudió para este tipo de situaciones, son muy pocos los médicos que tienen la experiencia con epidemias o pandemias, ya que la aparición de este tipo de fenómenos a lo largo de la historia son distantes uno del otro, por lo que ciertamente los médicos y especialistas contaban con las herramientas teóricas, la práctica era abrumadora.
“Yo sabía lo que se tenía que hacer, y con los colegas a nivel internacional hablábamos de los planes de acción, pero uno muchas veces se veía sobrepasado por lo que ocurría, por el conteo de infectados y por sobre todo el de fallecidos; a esto había que sumarle el hecho de que nadie te enseña como comunicarte en estos casos. Yo tenía que salir a hablar y demostrar calma cuando en realidad la situación me dolía mucho”, recordó el doctor Sequera.
Fortalecimiento sanitario
Admitió, además, que esta crisis sanitaria por la que atravesó el mundo y, en particular, Paraguay, dejó en el sistema sanitario nacional precedentes importantes, como el hecho de la extensión de la capacidad de las unidades de terapia intensiva a nivel nacional, la provisión de oxígeno que ahora cada centro asistencial cuenta y las instalaciones y adecuaciones de infraestructura que se dieron en hospitales de referencia para hacer frente a la crisis.
A cinco años del inicio de la pandemia, recordar los contagios, la cuarentena, las medidas de seguridad y, por sobre todo, a los fallecidos a causa del covid, resulta aún difícil porque en la memoria quedaron impregnados momentos que generaciones enteras nunca habían imaginado siquiera vivir, la incertidumbre de contraer el virus, el miedo ante la enfermedad, la impotencia por la cantidad de vidas cobradas y la certeza de que nada volvería a ser igual.
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A cinco años de la pandemia del coronavirus, una charla con un equipo de combatientes
- por Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: Matías Amarilla
Médicos del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente Juan Max Boettner (Ineram) recuerdan la denodada lucha contra la enfermedad provocada por el covid-19, que causó más de 20.000 muertos en el país, personas que quedaron con secuelas y una serie de consecuencias sociales que todavía se siguen manifestando. Aquí brindan un panorama de lo vivido y del presente de una enfermedad que todavía no se erradicó.
Un bello mural con coloridas alas recuerda aquellos días que marcaron una etapa nueva en la humanidad: la pandemia del coronavirus. El memorial, hecho por los familiares de víctimas en el patio del Ineram, cumple la silenciosa tarea de hacernos tener presente el tamaño y la urgencia de aquella lucha.
El 7 de marzo de 2020 se atendía el primer caso en el país de un acumulado que a nuestros días rondan los 850.000.
Felipe González, director del Ineram, recuerda que recibieron alertas a finales de 2019 desde Taiwán reportando los sucesos que se habían iniciado en Wuhan, China, y que le tocó anoticiar al entonces ministro, Julio Mazzoleni, de que había que prepararse.
“Sonaba extraño porque parecía algo muy lejano, pero en ese momento nos dio instrucciones para comenzar a preparar nuestro hospital”. Así, se pasó de 10 a 21 camas de urgencias, a las que poco más tarde se sumarían otras 87 del Hospital de Contingencia, construido con módulos en tiempo récord para la ocasión.
“Nos ayudó mucho la Cámara Paraguaya de la Construcción (Capaco), que también hizo adecuaciones en el Hospital Nacional en esfuerzos que iban a ser relativamente pobres de acuerdo a la magnitud de los contagios”, memora González.
TIEMPOS DIFÍCILES
Los primeros meses fueron difíciles, ya que había una mortandad elevada en la terapia intensiva. “Fuimos aprendiendo de a poco el manejo y el tratamiento. Hubo discusiones difíciles al interior del hospital, cuestionamientos por la falta de equipos de protección, pero recibimos apoyo y pudimos comprar elementos para filtrar el aire viciado y mejorar las condiciones de tarea”.
En aquel punto, hubo un momento de inflexión muy serio cuando una delegación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) evaluó los equipos hospitalarios.
“Nos dijeron que las condiciones no eran las adecuadas. Fue muy difícil levantar al personal después de ello”, apunta González recordando el temor que despertó aquella visita. Finalmente, todo terminó siendo “parte de los mitos, ya que en el hospital no hubo contagios del personal; estos se dieron en reuniones sociales”.
Evaluando a la distancia, queda claro que no resultaron las “medicaciones mágicas” y el tratamiento se fue perfeccionando con base en estudios y observación. “Tenemos en la población muchos casos de diabetes, hipertensión, sedentarismo, que son terreno propicio para las complicaciones de la enfermedad”.
MEJORA
Alberto Ortiz, jefe de Terapia Intensiva del Ineram, apunta: “Fuimos mejorando en cuanto al manejo, en cuanto al conocimiento de la patología y en cuanto a las estadísticas. Empezamos con números muy malos, después con el tratamiento y con la experiencia del equipo fuimos mejorando hasta llegar a una mortalidad muy baja con los pacientes con covid-19″.
Fue importante también en aquel momento acceder a un laboratorio propio para hacer las pruebas PCR de detección de la enfermedad, lo que permitió usar adecuadamente camas e insumos. Víctor Godoy, director médico, entiende que fue fundamental “el compromiso del personal” para atender con deferencia a los más de 13.000 pacientes que pasaron en la etapa crítica por el centro asistencial.
Una prueba de ello fue el logro de instalar, el 13 de mayo de 2021, una planta de producción de oxígeno que salvó vidas y brindó autonomía al hospital en este recurso. “Nos ayudó la Virgen de Fátima”, dice González, recordando que el precio del oxígeno había pasado de 6.000 a 60.000 guaraníes el metro cúbico (m³) y escaseaba en la región.
Vale recordar que las especulaciones con los precios se extendieron a otros insumos imprescindibles en las terapias como los relajantes musculares y los opiáceos.
VIVENCIAS
Arturo Battaglia, del área de Urgencias, señala que “fue interesante ver que como la nuestra era la primera sala adecuada que teníamos en el país, los sanatorios todavía no tenían habilitado nada, vino mucha gente de alto poder adquisitivo porque las primeras personas que se contagiaron fueron gente que viajaba.
Era notable cómo apreciaban la tarea, porque ellos desconocían lo que era internarse en un hospital público; no creían, no podían creer que el sistema público ofrecía todo esto. Fue interesante y obtuvimos muchos beneficios y donaciones también gracias a eso”, apunta.
El enfermero Ángel Pereira destaca: “Tuvimos miedo también, porque era una enfermedad nueva para todos y no sabíamos qué nos esperaba. De a poco lo fuimos perdiendo y la verdad es que pocos compañeros se enfermaron. Por fortuna no tuvimos escasez de equipos en ese momento, posterior a la pandemia volvimos a las escasez (risa resignada). Fue una experiencia que se queda ahí en la memoria”, relata.
ETAPAS
Un momento especialmente difícil se vivió a inicios de 2021, cuando con fronteras más abiertas la población interactuó con el Brasil, donde había un nivel elevado de casos. Esa incidencia derivó “en el mayor nivel de contagios y mayor mortandad”. Ya desde febrero de ese año comienzan las vacunaciones y “lentamente comienza a dominarse y prácticamente los contagios no tenían el mismo impacto”, recuerda González, que explica que con las campañas vacunatorias “se abarcó un nivel relativamente adecuado de la población”. Es claro que el virus quedó a convivir con los humanos y que gracias a la vacunación se pudo detener el contagio masivo, pero sigue habiendo una parte de la población que se resiste a las vacunas.
Como la enfermedad sigue circulando, vacunarse al menos una vez por año es fundamental. “Solemos ver a gente que no recibió inmunización desarrollar cuadros severos”, apunta el director del Ineram.
RELAJO
Godoy agrega que “hoy en día la población ya no tiene el temor de aquellos días y eso produce un estado de relajación y, por ende, no se están cuidando en muchos casos y la vacunación disminuyó en un porcentaje considerable, ya sea por cierto grado de temor o desconocimiento”.
Vale decir que del virus se presentan hoy “casos leves que se manejan de manera ambulatoria y generalmente los que se internan son los que no han tenido vacunación”. También es importante el descubrimiento del importante rol de los retrovirales como molnupiravir y remdesivir en el tratamiento de la enfermedad.
ACCIONES PARA EL PRESENTE
Ortiz apunta que “desde la Sociedad Paraguaya de Medicina Crítica, rápidamente después de la pandemia, hicimos lobby para que se aprobara la ley del intensivista, que estimula a los médicos jóvenes residentes de especialidades diversas para que abracen la especialidad como para tener las unidades con equipos de trabajo experimentados”. González dice que la gran lección que dejó todo aquello se resume en la necesidad de “actuar de manera más rápida y no reaccionar cuando le tenemos encima”.
La pandemia dejó “alta mortandad, un impacto socioeconómico muy fuerte, a mucha gente casi en la ruina, porque una enfermedad nos iguala a todos. Teníamos internados a empresarios de los más encumbrados al lado de los más humildes de la sociedad y, si no aprendemos de esas cosas, estamos condenados a repetirlas. Hoy pareciera que la gente está más preocupada por el dinero que por la vida”.
Entiende que “se requieren readecuaciones de las infraestructuras sanitarias porque la globalidad hace que cualquier virus que aparezca, sea en el lugar que fuere, en algún momento va a llegar a nuestro país y el sistema tiene que estar preparado, no podemos cometer los mismos errores”. Los médicos entrevistados quisieron dejar f i n a lment e un mensaje recordando a su colega José Fusillo, fallecido recientemente, al que consideraron “actor fundamental” durante el trabajo del equipo del Ineram en la pandemia.
SIGUEN HABIENDO CASOS
Al cierre de la semana epidemiológica (SE) 07 (al 27 de febrero), se evidencia un aumento de casos de covid-19. Se confirmaron 143 casos, lo que refleja un aumento del 27 % con respecto a la semana anterior y proceden de 15 regiones del país, el 55 % del Área Metropolitana; 28 % de Central y 27 % en Asunción.
En este periodo se procesaron 1.276 muestras para SARS-CoV-2, registrando una tasa de positividad del 11,2 %.
Además, se registraron 22 hospitalizados por covid-19: 18 en sala y 4 ingresaron a cuidados intensivos. La mayor carga de internados se observa en el grupo etario de menores de 5 años y en personas mayores de 60 años. No se confirman fallecidos por la enfermedad al cierre de la semana (SE) 07.
RECOMENDACIONES
Se recuerda a la ciudadanía la importancia de la aplicación anual de la vacuna contra la influenza y el covid-19 para reducir el riesgo de hospitalizaciones y muertes asociadas. Estas vacunas están disponibles en todos los vacunatorios del país y están indicadas a la población a partir de los seis meses de edad en adelante. Los sitios de vacunación pueden consultarse en vacunate.gov.py. Es esencial mantener al día el esquema regular de vacunación de los niños, sobre todo en los menores de cinco años.
DESINFORMACIÓN
Para Felipe González, director del Ineram, “la desinformación, el manejo arbitrario de las redes sociales que tiran todo tipo de información falsa está causando grave daño al sistema sanitario”.
Y agrega: “Nuestro sistema de salud, que tenía un plan de vacunación bastante completo, pasó a tener las metas con bajos cumplimientos. Igual se hace el intento, saliendo casa por casa, de recuperar a una población que teníamos dominada”, reseña.
“La escarlatina aparece en zonas de nuestro país por gente que no completó su esquema de vacunación por la cuestión del miedo a las vacunas y en términos generales es algo que se da no solo en nuestro país, sino en todo el mundo”.
SÍNDROME POSVACUNACIÓN
Un estudio dirigido por la inmunóloga Akiko Iwasaki, de la Universidad de Yale, sugiere que la vacuna contra el covid-19 podría estar relacionada con el síndrome posvacunación. El informe, que fue publicado en línea pero aún está pendiente de revisión por pares, dice que en un pequeño porcentaje de personas se detectó fatiga persistente, intolerancia al ejercicio, niebla mental, tinnitus y mareos. Aunque estos hallazgos no prueban de manera concluyente que la vacuna sea la causa, los científicos consideran que es un primer paso para comprender mejor esta condición y podría ayudar a mejorar la seguridad de las vacunas, y a desarrollar estrategias para mitigar posibles efectos adversos en futuros tratamientos.
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Hace cinco años se anunciaba el primer caso de covid-19 en Paraguay
Por Karina Ríos (karina.rios@nacionmedia.com)
Un día como hoy, 7 de marzo, pero del año 2020, el Ministerio de Salud Pública confirmaba el primer caso de covid dentro del territorio nacional, situación que marcó un antes y después, no solo para el sistema sanitario, sino para todo el país. Actualmente, el escenario epidemiológico muestra que el virus sigue circulando, sin embargo, no se tienen muchos casos.
El covid, una enfermedad que parecía lejana, llegó a nuestro país tras tres meses de que se haya desatado en China, país de origen. Con el ingreso del virus, se encendió la alarma debido a que el sistema de salud no estaba preparado, por lo que se recurrieron a medidas, muchas antipopulares, para resguardar a la población.
En ese momento había mucho desconocimiento, no solo de la enfermad, sino también de los cuidados que se deberían tener. Los propios médicos debieron “reestudiar” para poder hacer frente a la situación.
Uno de los centros de referencia para la atención de casos positivos del covid, causado por el SARS-CoV2, fue el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram), donde se montaron las primeras 13 camas para asistir los primeros casos que requerían internación.
“Cuando empezamos a ver que este virus se esparcía por Asía como Europa supimos que eso no iba a tardar en llegar al Paraguay y teníamos que estar atentos, porque sabíamos que íbamos a ser hospital de referencia como de contingencia”, dijo a La Nación/Nación Media, el neumólogo Carlos Morínigo, quien encabezó uno de los pabellones más importantes, que atendían los casos de covid en plena pandemia.
Cuando se confirmó el primer caso, el 7 de marzo del 2020, el Ineram fue designado como el centro de referencia y contingencia para la atención de los casos de coronavirus. “Lo que más nos preocupaba era la magnitud de la transmisión de este virus, eran muchos los pacientes que fueron contagiados”, apuntó.
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La primera sala
El médico refirió que la primera sala para ingresar a los pacientes era una pequeña habitación que tenía poco más de 10 camas, ya que no sabían cuándo llegaría el virus al país, pero que debían estar preparados. Gracias a los datos que se fueron dando en el mundo comenzaron con la construcción de los centros de contingencia.
“La sala 2 fue la primera, con 13 camas y donde nos preparamos para recibir pacientes, pero cuando explotaron los casos, nos dimos cuenta de que no serían para pocos pacientes. Fue cuando se empezaron a construir los pabellones de contingencia y si no se hacía eso, la gente iba a empezar a morir en la calle”, aclaró.
El aislamiento
Para Morínigo, tras el primer fallecido por el virus, el aislamiento total logró contener los contagios y dio tiempo para terminar de construir los centros de atenciones donde se recibieron a los pacientes graves. Sin embargo, la población no debía pasar por esto si es que a nivel país se invertía en lo que es la salud pública.
“El aislamiento total ayudó a que el Ministerio de Salud y el Gobierno puedan meter acelerador para preparar el sistema de salud. El tener que dejar a la gente dentro de sus casas, que en el caso de otra pandemia ya no va a ocurrir, dio tiempo para avanzar en las obras y terminar en tiempo récord estos pabellones que siguen en pie”, señaló.
Profesionales de salud caídos
Durante el tiempo en que se reportó la pandemia del covid, en el país varios profesionales de salud perdieron la vida, porque debían estar al pie del cañón para salvar la vida de miles de compatriotas. Algunos, se expusieron y fueron contagiados, pero algunos lograron salir airosos y sin dudarlo volvieron a vestir sus batas blancas para seguir en la lucha.
“Fueron varios los médicos y personal de enfermería que fallecieron. En el Ineram no tuvimos compañeros que fallecieron por covid, excepto la doctora Kathya Ayub, que tuvo una complicación y luego falleció. Ella era jefa de la terapia intensiva y pabellón de contingencia”, confirmó.
Experiencia y aprendizaje
Morínigo manifestó que una de las enseñanzas más importantes que dejó la pandemia es que se debe invertir para capacitar a los personales de blanco. Aseguró que a nivel país se requieren más terapistas, enfermeras y médicos. “Otras de las enseñanzas es que no se debe depender en un sistema como el Covax, que es totalmente ineficiente e inexistente que dejó a Paraguay afuera en la repartija”, dijo.
Señaló que actualmente el país tiene un sistema de salud medianamente preparado para pasar por otra pandemia y que en el caso de ocurrir solo necesitará reforzarlo.
“El país no estaba preparado para una eventualidad de esta magnitud, pero quiero rescatar que mirando los datos estadísticos, Paraguay fue el que menos tasa de mortalidad tuvo por covid, a pesar de todas las necesidades que teníamos en aquel momento. Todo esto nos enseñó a que debemos estar atentos y preparados para cualquier otra eventualidad de esta índole”, puntualizó.
Datos del Ministerio de Salud
Durante el primer mes de la cuarentena se reportaron 65 casos confirmados de covid-19. Así como, tres fallecidos, cuatro hospitalizados y dos recuperados. En ese mismo periodo las llamadas al 154 para el autorreporte ascendían a 17.841, el 45 % con síntomas respiratorios, de acuerdo al reporte de la Dirección de Vigilancia de la Salud.
Con el paso de los días, se llegó a la fase de expansión de la infección con un alto porcentaje de pacientes que dieron positivo y se confirmó que el contagio de la enfermedad iba en progreso y sostenido aumento, a la par de los pacientes hospitalizados y fallecidos. La aplicación de las vacunas contra la enfermedad logró reducir el riesgo de internación y muertes asociadas al virus.
DATOS CLAVE
- Hasta 27 de marzo del 2022 se reportaron 647.950 casos positivos de covid-19, de este número, se registraron 18.664 fallecidos, en su mayoría personas de la tercera edad y con enfermedad de base.
- El 22 de febrero del 2022, el Gobierno de Paraguay levantaba todas las medidas que fueron decretadas en el marco de la pandemia del covid-19.
- Actualmente, el coronavirus sigue siendo una enfermedad muy vigente, por lo que el Ministerio de Salud insta a las personas a aplicarse las dosis anuales de la vacuna contra el covid.