Para el lunes 16 de octubre está previsto el lanzamiento del libro “Cerebra la Educación”, del doctor Mime. Se trata de una cuarta edición de la serie Cerebra, pero en esta oportunidad relacionadas con el proceso educativo. Durante la presentación se contará con las palabras del ministro y viceministro de Educación.
El encuentro será en el Instituto Nacional de Salud (INS), con acceso libre y gratuito, para las 19:00. De esta forma buscan dar continuidad a la serie Cerebra, que ha sido un éxito absoluto de ventas. “Es el cuarto Cerebra y que tiene que ver con la educación. Cómo funciona el cerebro en el proceso del aprendizaje y enseñanza”, explicó el doctor Mime en entrevista con La Nación/Nación Media.
Aclaró que el material también contiene varios consejos para los docentes y padres para captar la atención de los estudiantes. “Detalla las formas de cómo motivar al alumno, cómo preparar las clases. Es más o menos el funcionamiento cerebral, de la memoria, el aprendizaje, la creatividad, la inventiva y una vez que se conoce al cerebro se manejaría mejor”, expresó.
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Expresó que se trata de una serie de libros que llevan el título de Cerebra, jugando un poco con la palabra cerebro. “La idea de estos materiales que la gente pueda llegar a conocer el funcionamiento de cerebro y descifrar ese órgano tan maravilloso que tenemos”, confirmó el doctor.
La primera serie fue Cerebra la Vida, que ya agotó dos ediciones y varias reimpresiones que explica cómo funciona el cerebro humano en un league fácil; la segunda fue Cerebra la Sexualidad, que se hizo en una sola edición y está agotada. La tercera serie fue Cerebra la Paraguayidad, con la colaboración de Fabián Chamorro, en la que tomaron a varias personalidades de la historia y describieron el lado positivo y negativo de cada uno.
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“Tengo la suerte de que me prologó el actual ministro de Educación, Luis Ramírez, que es mi amigo de infancia. Durante el lanzamiento también contaremos con su presencia y la del viceministro David Velázquez, que me van a dar las palabras de presentación. También, vamos a ver la posibilidad de hacer el lanzamiento en otros puntos del país”, puntualizó.
Tras el lanzamiento del último material del doctor Mime, se podrán adquirir en Libros Para Todos, que tiene locales en el San Lorenzo Shopping, Mall Excelsior, Multiplaza y en Lambaré. Así también, se pueden hacer pedidos por teléfono o vía redes sociales y se hacen envíos a todo el país.
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Paraguay será sede del primer Festival Internacional de Música Suzuki
Del 28 de julio al 10 de agosto, Paraguay vivirá un evento cultural y musical sin precedentes: el Primer Festival Internacional de Música Suzuki, organizado por la Red Promesa Suzuki. Este encuentro reunirá a niños, niñas, familias, docentes y formadores de varios países de Latinoamérica y del mundo, bajo el espíritu del aprendizaje musical a través del reconocido Método Suzuki.
Durante dos semanas, el Conservatorio de la Universidad Católica (Asunción) será el escenario de conciertos, clases magistrales, talleres pedagógicos y actividades abiertas al público. Participarán destacados maestros internacionales de violín, cello, piano, flauta traversa y filosofía Suzuki, así como estudiantes de diversas regiones del país y de Latinoamérica.
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En el marco del festival, se celebrará también la Primera Convención Suzuki del Paraguay, el sábado 3 de agosto, de 9:00 a 18:00 horas, en el Sitio de la Memoria 1A. Será un espacio de reflexión y crecimiento profesional con la presencia de figuras clave del mundo Suzuki y de la música, como Caroline Fraser, Andrea Raza y representantes de la Asociación Suzuki del Perú, quienes compartirán sus conocimientos y experiencias en ponencias dirigidas a docentes, familias, músicos en formación en interesados en el método en general.
Este evento busca promover el arte, la educación y el desarrollo integral de los niños y niñas mediante la música, en un espacio de colaboración, aprendizaje y alegría. La comunidad está invitada a sumarse a los conciertos y actividades culturales que se desarrollarán en el marco del festival.
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“Py sevo’í” en Paraguay del siglo XX y la experimentación en humanos
En la presente entrega de “Expresso”, Augusto dos Santos visita el campus de la Universidad Nacional de Asunción para conversar con el Dr. en Filosofía, profesor e investigador José Manuel Silvero, quien publicó recientemente su nuevo libro “Pysevo’í. La campaña sanitaria de la Fundación Rockefeller en Paraguay (1923-1928)”, en el que aborda con un importante archivo a disposición la problemática local de la anquilostomiasis de hace un siglo y la consecuencia social que acarreaba, la situación precaria del sanitarismo paraguayo de entonces y los trabajos de la fundación norteamericana, incluyendo la experimentación en humanos que se dio en ese contexto.
- Fotos: Pánfilo Leguizamón
ADS –¿Cómo es que un filósofo lleva a interesarse en un tema como anquilostomiasis?
JMS –La historia guarda relación con una anécdota. Siendo niño nos convocan en la escuela a presenciar, a visualizar una película. Yo estaba entusiasmado porque ya tenía noticias de que había un personaje de nombre Popeye, de que había una pantera de color rosa, me contaban mis amigos y de tanto en tanto algún que otro vecino que tenía algún televisor nos dejaba ver estas maravillas. Todo esto en Caazapá, zona de San Juan Nepomuceno. Entonces automáticamente me dije “esta es mi oportunidad, voy a disfrutar de una hermosa película”. Llegamos, nos acomodamos todos los “mita’i” para visualizar la película en cuestión y era una de las películas de la Fundación Rockefeller, que le enseñaba a los niños a cómo gestionar de manera responsable sus excretas. Años después, (…) en el marco de los 100 años de aquella gran campaña sanitaria, entro en comunicación con la Fundación Rockefeller, y me liberan los archivos oficiales que para mí fue espectacular, porque no solamente tenía datos, informes, sino también imágenes.
–¿Qué hacía la Fundación Rockefeller entre el año 1923 y 1928?
–En Paraguay, en ese arco de tiempo se desarrolla la cooperación, que es una acción oficial que la firman la Fundación y el gobierno de aquel entonces. Eligio Ayala fue el firmante, y se salvaguarda eso a través de una ley ¿Qué hace la fundación? La fundación (Rockefeller) ya venía desarrollando desde 1916, estimativamente, acciones en terreno, en algo así como 140 países del mundo. Y el tema de fondo, el tema más importante de esa acción de la Fundación Rockefeller es la lucha contra la anquilostomiasis. Y en una de esas, un par de médicos muy relevantes de nuestra historia paraguaya, el Dr. Migone y el Dr. Andrés Barbero envían cartas a la Fundación, porque la Fundación tenía una especie de informe anual de sus acciones, envían cartas comentando, por un lado, que aquí también hay una prevalencia muy alta, y por el otro lado, muestran un interés para que la Fundación eventualmente pudiera cooperar. Entonces la Fundación responde diciendo que sí, que tienen interés de cooperar, pero en principio esa cooperación se basaría en el envío de unas cajas, que contenían una especie de proyector a linterna, lo llamaban, folletos, folletitos y algunos pósters. Una campaña educativa que el propio Migone lo paga de su bolsillo. Es interesante. Esa acción es la acción precedente, inmediata que va a dar pie luego a la firma oficial de la cooperación. ¿Y por qué es importante todo esto? Porque en el año 1917 y en el año 1920 se desarrolló en Paraguay sendas campañas de lucha contra el py sevo’i. Pero con un éxito relativo. Se necesitaba el acompañamiento de una organización grande, enorme, importante como lo fue en aquel entonces y como lo sigue siendo la Fundación Rockefeller. Y bueno, ese es el antecedente.
–¿Cuál era la importancia de enfrentarse a esa enfermedad? ¿Cómo afectaba al momento paraguayo?
–Estudios de aquel entonces, de hecho, van a ser los médicos de la Universidad Nacional de Asunción; el Dr. Velázquez, el primer decano de la Facultad de Medicina, y todo un equipo de médicos, quienes a insistían en la necesidad de contrarrestar al sevo’i, la lombriz, el parásito que se metía por los pies y que empezaba a debilitar al niño, al adulto, da igual. Era tan grande esa incapacidad que uno tenía que administrar que, por supuesto, lo volvía anémico, lo volvía incapaz para trabajos de todo tipo y también de aquel entonces viene el famoso estigma del sa’yju, mita’i sa’yju y compañía. Es una enfermedad, es un mal que le debilitaba al pueblo, le volvía incapaz de producir. El doctor Velázquez cuenta en uno de sus textos cuenta ese escenario dantesco de niños famélicos y de adultos también incapaces de emprender algún tipo de tarea. (…) Manuel Domínguez, en una carta al doctor Insfrán, él habla del py sevo’i, en unos términos muy interesantes, donde dice: “El paraguayo tiene la manera de solucionar este problema y lo mata con el ka’arê –que es el quenopodio– y con la caña”.
–¿Y qué hacía la medicina y los médicos paraguayos antes de la llegada de la Fundación Rockefeller? ¿Era paliativa la tarea?
–Era paliativa. Había una química que probablemente era muy ineficiente, se habilitaron algunos puestos de distribución de algunas medicinas, y el problema más grave de aquel entonces, para llevar adelante esta lucha contra la anquilostomiasis era, por un lado, la eficiencia de la química, que los médicos de la Fundación Rockefeller calibraron muy bien, calibraron a costa de muchas muertes, pero, por un lado, la visión de la Fundación Rockefeller era una visión integral, por eso es una campaña de salubridad.
–Aquel no era un momento de bonanza en nuestro país, precisamente.
–Ese es un punto que a mí me hizo pensar mucho de cómo lo iba a plantear en el libro. Un Paraguay carente de infraestructura, un Paraguay carente de un sistema de salud medianamente fuerte y un Paraguay donde a la gente del campo se le proveía de algunos cuadernillos para consumir, para usufructuar, pohã ñana. De hecho, yo critico eso en un apartadito. Genaro Romero era el jefe de tierras y colonias, y él le recomendaba a los campesinos consumir o usar los yuyos, en ausencia justamente de un sistema medianamente justo, en el sentido de acceso a la salud. Teníamos muy pocos médicos, había una inestabilidad política tremenda
–¿Decís que en el marco de esta sistematización que hiciste del aporte de la Fundación Rockefeller, que esta crea casi lo que se diría es la burocracia a la gestión sanitaria en Paraguay?
–La Fundación Rockefeller tiene una incidencia política administrativa total en la configuración de la salud global. No se puede entender el nacimiento y el desarrollo de la Organización Mundial de la Salud y especialmente de la Organización Panamericana de la Salud sin el concurso y la “inteligencia”, entre comillas, de la Fundación Rockefeller, y su modo de trabajar. En ese modo de trabajar, la estadística, por ejemplo, es muy importante, la recogida de datos es muy importante, la organización con informes, con muchos detalles, el conocimiento del terreno, todo eso formaba parte de esa gran estrategia que lo desarrollaron a nivel mundial y también en Paraguay, por supuesto. En la historia de la salud pública, de la sanidad pública, el ministerio que llevaba, que tenía el control sobre la sanidad, era el Ministerio del Interior, sobre todo el Departamento de Higiene en este caso.
–Hay un capítulo que aborda experimentos humanos, especialmente con niños, que es éticamente cuestionable o condenable. ¿Cuál es la realidad en relación a ese capítulo en la historia de la presencia de la Fundación en Paraguay?
–Efectivamente, la campaña sanitaria, así como habíamos manifestado, se había repartido en diferentes acciones: grupos propiciando la construcción de letrinas, grupos de guardas sanitarios medicando a la población, otro grupo levantando datos para corregir el atlas de Gásperi del año 20, es decir, el tema de censo, una cuestión estratégica, la guerra va a venir después, y otro grupo trabajando en la divulgación, pero un grupo pequeño, sí, efectivamente se dedicó a llevar adelante trabajos de experimentación en contexto de encierro, con grupos vulnerables, en ausencia de criterios éticos razonables para aquel entonces, hay que acordarse que el código de Nuremberg y todo lo que pasó en los campos de concentración va a ser muy posterior, esto es 1923. Entonces en mi investigación yo me encontré con una conducta que se había repetido tanto en Brasil, en Colombia y en varios lugares de los médicos que se metían en los hospicios, en los orfanatos, en la policía, en el ejército, a llevar adelante experimentos con seres humanos. En este caso, con niños, menores de edad, con jóvenes probando sustancias químicas, probando sobre todo dosis. Lo llamativo y lo reprochable, si cabe el término, es que en función a lo que yo investigué, Fred Soper (el director) sabía exactamente que esas sustancias eran tóxicas y que podían causar la muerte. Aun así, siguieron utilizando hasta que llegaron a un punto que causaron muertes, entre 15 y 16 fallecidos durante toda la campaña, mirando la envergadura. El 90 % de ellos eran niños menores de edad, niños pequeños de 2 años, 4 años, 6 años, algunos soldaditos también.
–¿Esto tenía que ver con la aplicación de diversas formas de químicos o algún químico en particular con el que se experimentaba?
–Sí, el tetracloruro de carbono con la mezcla con el aceite de quenopodio. En los informes lo que yo pude notar es, porque claro, tenían que justificar, tenían que dar cuentas, tenían unas fichas donde comentaban las posibles razones de la muerte, y hablaban también de ciertas enfermedades de base. Entonces, que no lo tenían muy manejado, decían “a los epilépticos no hay que suministrarle; a los alcohólicos, tampoco, y a ciertos niños que tenían otros parásitos, tampoco”. Lo que pasa es que esa fundamentación o esa explicación venía después de la muerte. No antes.
–¿En qué momento de la investigación te encontraste con este hecho tan contrastante con el lado positivo de esta campaña y qué generó en vos como investigador?
–La investigación en sí es una tarea en solitario muy interesante. Es un tiempo en que uno se sumerge completamente de manera obsesiva en llevar adelante este trabajo. Funciona unos mojones que es el esquema del trabajo, pero uno piensa muchas cosas. Como docente investigador de la UNA, yo envío un correo institucional y ellos me envían paquetes, paquetes muy importantes de información. En uno de esos paquetes me encuentro con los muertos.
–¿Y en uno de esos paquetes te encontrás con las fotos de esos experimentos?
–En uno de esos paquetes me encuentro con fotos de niños, de niñas, del orfanato, con enfermos mentales, del neuropsiquiátrico, con soldaditos, con militares. Esas fotos están en el libro. Son 60 imágenes inéditas que por primera vez se está viendo en el Paraguay. Estaban guardadas en el archivo de la Rockefeller Center.
–¿En este camino de contacto con la Fundación Rockefeller encontraste en los líderes actuales de la Fundación alguna actitud de ocultamiento digamos?
–Ninguna. En todo momento fueron muy amables conmigo, tengo que recalcar eso en todo momento, fueron cordiales, me ayudaron. Sí les envié un correo cuando el trabajo ya estaba listo, les dije que quería utilizar esas fotos en el marco de la investigación y me dijeron que sí, llené una proforma como se suele hacer.
–¿En estos 100 años, antes de tu libro, antes de tu investigación, ¿hubo algún tipo de denuncia por parte de alguna autoridad de Paraguay respecto de estos experimentos?
–De paraguayos no, yo por lo menos no encontré. Sí, en Brasil. Un médico de aquel entonces que ya en el año 22, en un evento científico del Brasil de aquel entonces, sale a gritar, a vociferar que la Fundación estaba matando a gente inocente, a niños y sobre todo a gente de color, porque en el Brasil la envergadura y la dimensión de la campaña fue muy diferente. Y en Guatemala, si no me equivoco, también se presentó en el año 2010 una investigación que daba cuenta de ciertos abusos que se cometieron con personas en situación de encierro, de grupos vulnerables, la cárcel, el orfanato, un calco de lo que fue en Paraguay. Esto es del año 40 más o menos.
–¿Y cómo reaccionaron las autoridades de la Fundación?
–Ellos sí pidieron una explicación. Obama estaba como presidente, Obama le pide a la Comisión Nacional de Bioética que investigue si eso es cierto. Corroboran que efectivamente porque los datos estaban guardados en un archivo en los Estados Unidos, y Obama pide oficialmente disculpas al gobierno de aquel entonces y ese es un precedente que yo encontré. En este caso de experimentación con seres humanos en Guatemala, Fred Soper aparece en la lista de los médicos. Acá Fred Soper fue el director de la campaña de Paraguay; que, por cierto, fue director de la OPS durante creo que 4 periodos.
–¿Cómo y por qué culmina esta misión finalmente en Paraguay, en el 28?
–Culmina porque la guerra iba a desatarse en cualquier momento. El gobierno de aquel entonces destina los fondos para fines estratégicos. Y entonces se desfonda, se queda sin fondos la campaña. Pero, además, se venía arrastrando una serie de pequeñas inquinas entre médicos paraguayos y médicos paraguayos que trabajaban para la Fundación, y especialmente médicos norteamericanos.
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Clínica Placera: un libro que narra la experiencia de psicoanalizar al aire libre
El psiquiatra Agustín Barúa Caffarena hizo durante años la experiencia de conversar con pacientes en las plazas de Asunción. Volcó sus aprendizajes en “Clínica Placera, ¿nos sentamos acá?” que se presentó días atrás en la Sociedad Paraguaya de Psiquiatría.
- Por Jorge Zárate
- Jorge.zarate@nacionmedia.com.py
“A mí me parece que la clínica placera aporta un permiso de explorar otras formas de trabajar en salud mental en el contexto asunceno”, entiende el autor. “En Asunción, que solemos ser tan reprimidos emocionalmente, usamos los bancos para llorar, para gritarnos y desgritarnos, para besarnos, para saber estar solos. Entonces, ahí apareció la posibilidad de usar el banco de plaza como un dispositivo de acompañamiento de salud mental”, cuenta de la génesis del inusual procedimiento.
El libro, que tuvo presentaciones en Argentina, Cuba y Paraguay, permite según la mirada del psiquiatra Agustín Barúa Caffarena “que se pueda probar nuevas cosas y se pueda dialogar con las necesidades contemporáneas. A veces creo que nos quedamos muy tiesos en el mundo profesional esperando que la gente se amolde a nosotros y no dialogando con las necesidades de nuestra sociedad. Me parece que es el gran aporte”, apunta.
Aquí su diálogo con Nacion Media:
–¿Qué sensaciones te provoca que la experiencia de la Clínica Placera llegue al libro?
–Son sensaciones complejas. Por un lado, es gratificante porque el libro a mí me satisface como producto estético, pero también como producto reflexivo y de memoria histórica. Me parece que también la tarea de estos 7 años de plaza fue bastante específica y tenía su soledad también dentro de su espacio público y colectivo.
También me da un poco de tristeza y eso lo dije cuando lo presenté en Camsat, que es una organización territorial del bañado Tacumbú, me dio tristeza y enojo.
–¿Por qué?
–Porque me recordó que yo no quería trabajar con las capas medias asuncenas inicialmente, yo quería trabajar con los sectores populares, en este caso bañadenses, ¿no? Pero el golpe de estado al gobierno de Fernando Lugo interrumpió ese proceso y al presentar el libro en el Bañado me recordó esa pérdida.
–Comenzaste en 2015 en bancos de plazas de Asunción. ¿Cuál fue el disparador de tu actividad?
–Y fue ese junio de 2012, cuando sucede el golpe, yo trabajaba desde la Universidad Nacional de Asunción y desde el Ministerio de Salud en los territorios bañadenses acompañando 15 equipos de Atención Primaria en Salud. Era mi jornada laboral plena de lunes a viernes, iba a los bañados todos los días y cuando sucedió el golpe, lo viví como un manotazo, un arrebato gigante, me impactó emocionalmente.
Me pasó que coincidió con una relación de pareja en Montevideo, donde fui y estuve 3 años haciendo diferentes cosas en un contexto de políticas públicas muy creativas: ahí sí se hicieron, por ejemplo, las leyes progresistas de identidad de género, de regularización de la marihuana y de despenalización del aborto. Y en ese contexto volví en 2015 y me dije: quiero seguir trabajando las cosas que creo…
–Te dio como un impulso esa vivencia…
–Y cuando volví, no pude entrar a mis nichos laborales habituales, habían cambiado muchas cosas así que subalquilé un consultorio. Era la primera vez que iba a hacer psiquiatría clínica privada y me morí de la angustia. Viví con mucha extrañeza las baldosas, la pared sin humedad, ese tapizado de sofá combinado con la cortina, el split. Yo venía de trabajar en los patios de las villas con chanchos, bebés, ropa secándose, goteando, en algo que llamamos Clinitaria hasta el 2012.
Me dije: “A mí me gusta conversar con la gente”, así que me vinieron a la mente los bancos de plaza que tienen una cuestión maravillosa que son espacios de intimidad pública.
–Sostenés que es posible tratar la salud mental fuera del manicomio. ¿Qué avances ves en torno a esta tendencia?
–El manicomio no es necesariamente un lugar, un “adentro”. Puede recrearse en los “afueras”, por una concepción manicomiana de la salud mental, tener una posición autoritaria, llenar de psicofármacos a la gente; ordenar internaciones compulsivas en el hospital psiquiátrico, querer imponerse a las otras profesiones, no dar como válido el saber de la gente.
Me parece importante discutir ese dentro y fuera, hay mucha manicomialidad fuera del hospital psiquiátrico. Creo que estamos muy retrasados con políticas públicas. La Ley de Salud Mental permitió avances todavía muy incipientes, creo que la mirada manicomial sigue siendo la dominante en el territorio, la salud mental se disocia de la salud y esta más aún de los derechos. Entonces si no tenemos esa politización de la salud mental, somos parte del problema, reducimos el problema a diagnósticos, psicofármacos, sin contexto, sin historia, sin derecho, sin cultura, sin territorio, sin diálogo, ¿no?
–¿Cómo ves la salud mental en el país?
–Si bien creo que hay mucha gente en el Estado que quiere hacer bien las cosas, hay una crisis institucional, los desfinanciamientos, los prebendarismos, los autoritarismos, los conservadurismos, las precarizaciones, los abandonos siguen siendo la tónica dominante en muchos campos de derechos constitucionales que no se concretan.
No hay salud mental sin salud, no hay salud sin derecho, y tenemos una crisis de derechos gigantesca en Paraguay. Nos entretenemos con los efectos, no con las causas, entonces vemos una reacción de una persona que mata a sus abuelos; el uso complicado de cocaína fumable de crack llamada chespi y su presencia en las calles; las conductas suicidas, etc. Si no tratamos las causas los efectos van a seguir.
Cuesta mucho avanzar en preguntas honestas, sobre todo en un país tan desigual y tan aterrorizador porque cuando uno comienza a preguntarse estas cosas necesariamente necesita valor. No podemos construir ese argumentar sin un cierto coraje para conversar las cosas que estamos evitando como sociedad.
SOBRE EL AUTOR
Agustín Barúa Caffarena (1971) es médico por la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Psiquiatra de Atención Primaria de Salud por el Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana y tiene una maestría en Antropología Social por la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción.
Terapeuta. Psicodramatista por GRUPA (Grupo Psicodrama Asunción). Certificado en Prácticas Colaborativas y Dialógicas por el Houston Galveston Institute y The Taos Institute.
Investigador en Salud Mental Comunitaria por la Universidad Nacional de Pilar.
Autor de los libros “Clinitaria: andando, de a chiquito, con la gente. Acompañamientos clínicos en salud mental desde sensibilidades comunitarias” (2011), “Ejedesencuadrá: del encierro hacia el vy’a. Transgresiones para una salud mental sin manicomios” (2020) y “¿Nos sentamos acá? Clínica placera” (2025)
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El MuCi propone ciencia y diversión en vacaciones
El programa de actividades que ofrece el Museo de Ciencias para este mes es nutrido y variado con experimentos, cuentos, observaciones, exhibiciones, charlas y mucho más.
Con las vacaciones de invierno llegó una de las temporadas más esperadas en el Museo de Ciencias (MuCi) que este mes propone un calendario especial, lleno de emocionantes experiencias para chicos y grandes. La idea es brindar al público la posibilidad deincorporar conocimientos sobre ciencia de una manera creativa y entretenida, porque, además de divertir, las actividades organizadas proporcionarán valiosos aprendizajes a los niños y sus familias.
Este espacio interactivo que fusiona ciencia, arte, tecnología e innovación, trae en su agenda especial de julio el “Astrocamp”, una noche para mirar las estrellas; “Conociendo a nuestros peces”, para explorar un bioestanque; “Club de lectura”, un espacio para compartir ideas; “Noche de adultos”, que contempla un laboratorio de pigmentos vegetales; “Hijos del agua”, un espacio de conversación y “Cardumen científico”, para experimentar entre peces que se mueven.
Las propuestas incluyen, además, “Crocheteando peces”, un taller para tejer peces con hilo; “Navegantes de la amistad”, una jornada para celebrar a los amigos, y “Hora tranqui”, para vivir una experiencia adecuada a personas con neurodivergencia en el planetario. Igualmente, del 22 al 27 de julio habrá varias jornadas de acceso gratuito al museo, gracias a una alianza con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
DÍA A DÍA
Los fines de semana, Tatakua Lab tiene dos propuestas muy interesantes; una de ellas es el clásico “Sábado porã”, tarde de mate y naturaleza para realizar observaciones de aves, de 17:00 a 18:00. La otra actividad tiene que ver con los “Domingos bicheros”, que se desarrolla de 14:00 a 19:00, y la idea es conocer los secretos de los insectos, arácnidos y reptiles, y su papel en el equilibrio del planeta.
Los lunes el MuCI se toma un descanso para reactivar al día siguiente con los “Martes de macro y micro”, una actividad de observación detallada para mirar la naturaleza a nivel microscópico y macroscópico con herramientas digitales. Los “Experimiércoles” propone hacer experimentos en vivo para aprender cómo la ciencia está en todo, y los jueves son días de cuentacuentos, con relatos relacionados con la naturaleza, la ciencia y las maravillas del universo.
Y los “Experiviernes” son espacios de experimentación destinados a explorar la ciencia detrás de lo que se observa todos los días. Todas lasactividades se desarrollan en el Tatakualab, en el complejo Textilia ubicado en Gral. Santos 1030, y en el Planetario San Cosmos. Más informes, en la web www.muci.org o a través del WhatsApp (0985) 701-320.
SÁBADO PORÃ: AVES Y NATURALEZA
La invitación de este día tiene que ver con “Sábado porã” una actividad abierta de TatakuaLab para conectar con la naturaleza urbana a través de la observación de aves. La dinámica consiste en una charla corta sobre ciencia ciudadana en la que se destaca cómo los registros que hace la gente en plataformas digitales ayudan a estudiar y cuidar a las aves. Luego, se sale a buscar especies por los alrededores. Este recorrido se hace todos los sábados, de 17:00 a 18:00; se emplean binoculares y guías de aves del área metropolitana.
El grupo cuenta con mediadores que acompañan todo el proceso, ayudando a identificar lo que se observa y aprender a registrar. “Sábado Porã es una invitación abierta a todas las edades. Si hace calor, traé tu tereré; si hace frío, el mate es bienvenido. No se necesita experiencia previa, solo pedimos traer ropa cómoda, calzado adecuado y muchas ganas de mirar hacia el cielo, entre los árboles y alrededor”, detalla Rocío Fernández, encargada de programación del MuCi. No hace falta anotarse previamente, y con la entrada se accede a la exhibición “Tierra de agua”.
TIERRA DE AGUA
Este mes se despide “Tierra de Agua”, un recorrido multisensorial para explorar los secretos, maravillas y desafíos del agua en el planeta. Se trata de la segunda gran exhibición 100 % desarrollada por el equipo MuCi en Paraguay junto con el ingeniero Fernando “Amberé” Feliciángeli, una muestra concebida con la intención de ser la más interactiva hasta la fecha.
En esta exposición los visitantes pueden participar activamente, en lugar de ser solo observadores, y experimentar principios científicos a través del juego, la exploración y la manipulación directa. Ya ha recibido a más de 9.600 visitantes y se espera al final del mes superar la meta de 10.000 participantes para cerrar así la exitosa exhibición.