Ante el reporte de la Dirección de Meteorología sobre las altas temperaturas que se registrarán en nuestro país en los próximos días, y hasta el domingo, el Ministerio de la Niñez y Adolescencia, a través de su cuenta de X, recordó algunos cuidados a tener en cuenta para protegerse del sol, en especial en el caso de los niños.
Como primera medida, se recomienda evitar la exposición directa y prolongada al sol desde las 11:00 hasta las 16:00, evitando además realizar prácticas de deportes o cualquier otro tipo de actividad recreativa. Esta hora es considerada pico, momento en que los rayos del sol están muy fuertes.
Por otro lado, en caso de salir al sol, utilizar sombreros, quepis, lentes de sol, protector solar y tratar de vestir prendas claras y camisas mangas largas para mayor protección, es importante, además de estos cuidados, mantenerse hidratado constantemente y no esperar a sentir sed, ya que este es un signo del inicio de la deshidratación.
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Ante las altas temperaturas, un cuadro muy común que se suele presentar especialmente en niños y adultos mayores es el denominado golpe de calor, producido luego de una exposición prologada a altas temperaturas, hecho que hace que la temperatura corporal sufra un desequilibrio.
Los calambres musculares pueden ser el primer signo de enfermedad por calor y causar agotamiento o golpe por calor. El agotamiento por calor puede presentar características como sudor abundante, debilidad, piel fría, pálida, húmeda y pegajosa, pulso rápido o débil, náuseas o vómitos y desmayos.
Los golpes de calor se caracterizan por la alta temperatura corporal (más de 39.4 ºC), piel caliente, enrojecida, seca o húmeda, pulso rápido y fuerte, además de posible pérdida del conocimiento. Si una persona presenta estos síntomas, es vital llevarla a un sitio más fresco, bajarle la temperatura aplicándole paños fríos o dándole un baño con agua fría.
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Conocé por qué las bajas temperaturas pueden ser peligrosas para el corazón
Con la llegada de las bajas temperaturas, las enfermedades cardiovasculares vuelven a estar en el centro de las alertas médicas. El invierno no solo incomoda por el frío: también puede desestabilizar la salud cardíaca, sobre todo en personas con antecedentes o factores de riesgo como hipertensión, diabetes u obesidad.
El Dr. Eduardo Caballero, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Central del IPS, explicó que el frío provoca vasoconstricción, un estrechamiento de los vasos sanguíneos que eleva la presión arterial. “Por eso muchas personas presentan hipertensión en climas fríos, incluso aquellas que no la sufren de forma habitual”, señaló.
Además, el especialista advirtió que las bajas temperaturas aceleran el ritmo del corazón. “El organismo obliga al corazón a latir más veces por minuto para mantener la temperatura corporal estable”, detalló. Ese sobreesfuerzo, sumado a la presión arterial elevada, aumenta el riesgo de eventos cardíacos.
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El invierno también cambia la composición de la sangre. La menor ingesta de líquidos, común en esta época, favorece la deshidratación, lo que la vuelve más viscosa. “La sangre más espesa facilita la formación de coágulos, elevando la probabilidad de infarto o accidente cerebrovascular (ACV)”, explicó Caballero.
A estos factores fisiológicos se suman los cambios en los hábitos diarios: más comida calórica, menos ejercicio. “En invierno solemos aumentar el consumo de frituras, grasas y carbohidratos, mientras reducimos la actividad física. Esto favorece alteraciones en la glucosa, aumento de peso y desajustes metabólicos”, advirtió el cardiólogo.
Las recomendaciones para reducir riesgos incluyen abrigarse correctamente, evitar cambios bruscos de temperatura, controlar la presión arterial con regularidad, mantenerse activo —aunque sea con ejercicios suaves dentro de casa—, vacunarse contra la gripe y el neumococo, y beber suficiente agua. Limitar la sal y las grasas también es clave para mantener el equilibrio cardiovascular.
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El médico remarcó que “los cuidados que tenemos en verano deben mantenerse también en invierno” y recordó que, ante una crisis hipertensiva, lo más importante es acudir de inmediato a un centro asistencial para recibir tratamiento oportuno.
Datos clave
- El frío puede elevar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, aumentando el riesgo de infarto y ACV.
- La deshidratación en invierno hace que la sangre sea más viscosa, favoreciendo la formación de coágulos.
- Abrigarse bien, hidratarse y mantener hábitos saludables son esenciales para proteger el corazón.
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Hospital Ingavi activa plan especial ante riesgo de sarampión
El Hospital de Especialidades Quirúrgicas Ingavi encendió las alertas este lunes 11 de agosto con el lanzamiento de su Plan Operativo Sarampión, en un contexto donde la reaparición de esta enfermedad en varios países de la región preocupa a las autoridades sanitarias. La iniciativa, que involucra a especialistas de distintas áreas, busca reforzar la prevención y la respuesta ante un eventual brote.
El encuentro, encabezado por el director del hospital, Dr. Osmar Amarilla, reunió a médicos, personal de enfermería, epidemiólogos y responsables de logística. Durante la reunión se revisaron los protocolos de actuación inmediata, desde la identificación de casos sospechosos hasta la confirmación diagnóstica y el aislamiento. También se acordó la conformación de un equipo de respuesta rápida y la puesta en marcha de una sala de situación para monitorear datos en tiempo real.
El sarampión, aunque prevenible mediante vacuna, sigue siendo altamente contagioso. Se transmite por contacto directo o por vía aérea, y el virus puede permanecer en el ambiente durante hasta dos horas. Los síntomas incluyen fiebre alta, erupciones en la piel, tos, conjuntivitis y secreción nasal. En personas no vacunadas, la probabilidad de contagio alcanza el 90%, y la incubación puede durar entre 7 y 18 días.
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Según los especialistas, el momento de mayor riesgo de transmisión ocurre de dos a tres días antes de que aparezcan los primeros síntomas respiratorios y hasta seis días después de la erupción cutánea. Por eso, el protocolo establece que toda sospecha debe ser investigada en las primeras 48 horas, con la toma de muestras de suero para confirmar o descartar la enfermedad.
Otra de las medidas centrales será el rastreo de contactos. Las personas que hayan estado expuestas a casos confirmados serán monitoreadas durante 23 días, el período máximo de incubación. De esta forma, se busca romper la cadena de contagios y garantizar una intervención sanitaria inmediata en caso de detectar síntomas.
El Plan Operativo Sarampión no solo apunta a contener un posible brote, sino también a reforzar la vacunación entre la población, especialmente en grupos vulnerables. La estrategia del Ingavi se enmarca dentro de la vigilancia epidemiológica nacional y busca proteger tanto a los asegurados como al personal que los atiende.
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Datos clave
- El sarampión puede contagiarse hasta seis días después de la aparición de la erupción.
- La probabilidad de transmisión en personas no vacunadas es de 90%.
- El Hospital Ingavi cuenta con un equipo de respuesta rápida y protocolos definidos para actuar en menos de 48 horas.
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“Nunca hay que dejar la comida fuera más de dos horas”, advierte nutricionista
La nutricionista de Policlínica Gipuzkoa, Eider Sánchez, ha asegurado que los alimentos “nunca” deben dejarse fuera del frigorífico durante más de dos horas, incluso si el plato ya ha sido cocinado debe guardarse en recipientes cerrados dentro del frigorífico, para prevenir intoxicaciones alimentarias.
Sánchez ha detallado que seguir estas pautas es especialmente importante en verano, cuando los casos de intoxicaciones alimentarias y gastroenteritis aumentan de forma significativa como consecuencia del calor y la humedad, que favorecen el crecimiento de bacterias y otros microorganismos en los alimentos, en mayor medida cuando no se manipulan ni conservan adecuadamente.
La nutricionista ha advertido sobre aquellos alimentos que son más sensibles al calor, como los huevos, el pescado, el marisco, las carnes, los lácteos o las mayonesas caseras. “Si no estamos seguros de que han sido bien conservados, lo más prudente es evitarlos”, ha subrayado precisando que la buena apariencia de un alimento o que no huela mal no garantiza que su consumo sea seguro.
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Además, ha insistido en la importancia de mantener una buena higiene tanto al manipular como al conservar los alimentos. “Hay que lavar bien frutas y verduras que se consumen crudas, lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos antes y después de manipular alimentos, y limpiar correctamente los utensilios y superficies”, ha explicado.
Entre sus consejos, la especialista también ha instado a prestar atención a cómo se descongelan los alimentos y hacerlo siempre dentro de la nevera, con lo que se evita la proliferación bacteriana y, además, se conservan mejor el sabor y la textura del alimento.
A la hora de salir fuera, ya sea a la playa, al monte o de picnic, ha señalado como “imprescindible” transportar los alimentos en neveras isotérmicas con acumuladores de frío y conservarlos en envases herméticos. Cuando se come en bares, chiringuitos o restaurantes, ha llamado a no bajar la guardia y comprobar que los platos estén protegidos, que no presenten bordes resecos y que el pescado o marisco expuesto tenga un buen aspecto general y ojos brillantes, ya que son indicadores clave de su frescura.
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Qué hacer ante una intoxicación alimentaria
Los síntomas de una intoxicación alimentaria pueden aparecer a las pocas horas de haber consumido el alimento en mal estado e incluyen náuseas, vómitos, diarreas o fiebre. En caso de verse afectado, Sánchez ha destacado la importancia de acudir al centro de salud para evaluar la gravedad y, si es necesario, iniciar el tratamiento adecuado.
Ante una situación de estas características, ha aconsejado evitar alimentos irritantes como el café, el té, las grasas, el alcohol o las bebidas azucaradas y gaseosas para una correcta recuperación. “Tras una intoxicación, es preferible optar por comidas suaves, cocinadas de forma limpia, que no estimulen en exceso el sistema digestivo y ayuden a rehidratar el cuerpo”, ha apuntado.
Fuente: Europa Press.
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Una mayor biodiversidad alimentaria es clave para una mejor longevidad
La biodiversidad alimentaria, entendida como la variedad de especies diferentes que forman parte de la dieta, podría jugar un papel clave en la prevención de enfermedades crónicas y una mejor longevidad, según muestra un estudio liderado por investigadores de la Universidad Rovira i Virgili (URV) y el Instituto de Investigación Sanitaria Pere i Virgili (IISPV).
El trabajo, publicado en ‘Science of the Total Environment’, ha analizado los hábitos alimentarios y los datos de salud de más de 7.200 personas mayores, con edades comprendidas entre los 60 y 80 años, con alto riesgo cardiovascular, a quienes se ha realizado un seguimiento durante una media de seis años.
A través de cuestionarios alimentarios validados y herramientas estadísticas avanzadas, el equipo investigador evaluó el número de especies distintas consumidas mediante un indicador novedoso denominado Riqueza de Especies Dietéticas (DSR), que estima el número de especies animales y vegetales diferentes consumidas en la dieta habitual. Posteriormente, el grupo de investigación evaluó el riesgo de mortalidad en función de este indicador.
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Independientemente de la calidad general de la dieta, los investigadores observaron que las personas que consumían una mayor diversidad de especies presentaban un riesgo significativamente menor de morir por cualquier causa. En concreto, por cada especie adicional consumida de forma regular, el riesgo de mortalidad general se redujo en un nueve por ciento, el de enfermedad cardiovascular en un siete por ciento y el de cáncer en un ocho por ciento.
Según la autora principal del estudio, Sangeetha Shyam, investigadora Miguel Servet del IISPV, “se demuestra que no solo es importante el tipo de alimentos que comemos, sino también el número de especies distintas que incluimos en nuestra dieta. Una alimentación más biodiversa se asocia con una mejor salud y mayor longevidad”.
El equipo investigador observó que esta asociación entre biodiversidad de la dieta y mortalidad era independiente de la calidad de la dieta consumida. Por ejemplo, no todos los participantes que tenían una buena adherencia a la dieta mediterránea consumían una dieta altamente diversa, y viceversa.
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Los autores apuntan que no se conocen muy bien los mecanismos que pueden explicar estas asociaciones. Según detallan, las dietas altamente ricas es especies animales y/o vegetales pueden contener una gama más amplia de nutrientes y compuestos beneficiosos, además de favorecer una microbiota intestinal más saludable.
Los resultados del estudio se deben a la colaboración de múltiples instituciones y personal investigador del consorcio PREDIMED. El estudio ha sido liderado por el grupo de investigación ‘Alimentació, Nutrició, Desenvolupament i Salut Mental ANUT-DSM’, reconocido por el IISPV, la URV y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).
Fuente: Europa Press.