Ciudad del Este. Agencia Regional.
Desde las 18:00 de hoy jueves se iniciará el concurso de pesebres, en la capital de la energía, con la participación de 13 comunidades. Es un evento de la Odescoh (Organización de Desarrollo Social y comunitario de Hernandarias), que realiza por segundo año, con la finalidad de preservar la cultura y tradición del país.
El jurado estará integrado por director del Museo Histórico Tacurú Pucú, Juan Villanueva; la actriz Gloria Silva Herrera, además del intendente Nelson Cano; el titular de la Junta Municipal, concejal Celestino González; el presidente de la Junta Departamental Elio Castillo, y Violeta Martínez.
Recorrerán desde hoy los pesebres previéndose culminar el tour el martes 10 de diciembre próximo. La premiación de los ganadores se hará el 17 de diciembre en un acto a realizarse en un local gastronómico de Hernandarias.
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El recorrido de hoy serán los pesebres de las comunidades de Nueva Conquista, Ybagami, San Isidro II y Amanecer. “Esto nació porque creímos necesario hacer algo para que no sigamos perdiendo nuestra identidad, nuestra cultura y tradición”, refirió a La Nación/Nación Media, Edith Palma, presidente de Odescoh.
“Compartir entre vecinos, sentarse en torno a un pesebre con un rico clericó, son costumbres que estamos perdiendo y no podemos dejar de hacer nada; con esta actividad estamos ayudando a que nuestros niños y jóvenes sepan cómo celebrábamos la Navidad”, manifestó la organizadora.
Recordó que el pesebre paraguayo se diferencia de otros pesebres en el mundo, por el fuerte componente de raíz nativa, al igual que la naturaleza con frutas, chipas y adornos colgando de enramadas.
Los premios serán en dinero en efectivo para el primer y segundo lugar, mientras que la comunidad ganadora del tercer lugar, recibirá un regalo de sorpresa, según Edith Palma. Instó a la población a recorrer estos pesebres y conocer nuestra tradición.
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Detuvieron a joven con orden de extradición a Argentina por homicidio agravado
Ciudad del Este. Agencia Regional.
Agentes policiales de la Comisaría 4ª de Hernandarias aprehendieron a una persona, con documento de identidad de Argentina, de nombre Marcos Antonio Rodríguez Miranda (23), quien tiene orden de captura con fines de extradición, firmada por la actuaria del Juzgado Penal de Garantías en Delitos Económicos de Asunción, abogada Lorena Cabello Manevy.
La detención se produjo ayer sábado 5 de julio, a las 13:15, en la misma comisaría donde el joven llegó para realizar una denuncia por un hecho de accidente de tránsito, pero tras hacerse verificación de sus datos fue encontrada la orden de captura en su contra y el personal policial procedió a su aprehensión. El joven es residente del barrio Santa Teresa de Hernandarias.
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De acuerdo con lo explicado a La Nación/Nación Media por el comisario Gerardo Vega, titular de la sede policial, el joven detenido dijo desconocer la orden de captura pendiente ni el hecho por el cual lo buscan y que lleva viviendo en Paraguay desde el 2017. El joven trabaja y es estudiante universitario de la carrera Análisis de Sistema, según contó al personal policial.
La solicitud de extradición proviene del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional n.° 46 de la República Argentina, a cargo del doctor Jorge Anselmo Santo, en el marco de la comisión del supuesto hecho punible de “homicidio agravado, mediante el empleo de un arma de fuego”. El procedimiento fue comunicado al juzgado interviniente en la causa.
El comisario Vega dijo desconocer el año en que se cometió el hecho por el cual se ordenó la captura del joven, pero, de acuerdo al reporte, el homicidio habría sido como derivación de una discusión de pareja. En medio de la pelea, un tercero se habría quejado y recibió los disparos. El hecho ocurrió en la ciudad de Buenos aires.
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Más de G. 100 millones se llevan dos hombres armados en asalto a una farmacia de Hernandarias
Ciudad del Este. Agencia Regional.
Un hecho de robo agravado se registró en una farmacia, cuando dos hombres con armas en mano ingresaron al local, redujeron a funcionarios y un cliente, para apoderarse del dinero que había en la caja registradora y en una caja fuerte interna, más de 100 millones de guaraníes.
Ocurrió a las 18:55 de ayer sábado, 5 de junio, en el local de la cadena de farmacias Unifarma, en el sector comercial de una estación de servicios, ubicada sobre la Ruta PY07 y la avenida San Juan, del barrio San Antonio, de Hernandarias.
Fueron víctimas las funcionarias Fátima Melgarejo Touchet (39) y Lucía García Cano (30), además del cliente Moisés Flecha (30). Los autores, dos hombres que portaban armas de fuego que llegaron al local en una motocicleta de color azul. Uno de ellos llevaba tapaboca y una mochila. Tras apropiarse del dinero huyeron en la misma moto.
Las víctimas relataron que los asaltantes ingresaron con armas de fuego en mano, redujeron a quienes estaban en el sitio y se apoderaron del dinero que se encontraba en la caja registradora; luego se dirigieron a la oficina ubicada en el primer piso del edificio, donde se encuentra la caja fuerte, de cuyo interior sustrajeron la mayor parte del dinero.
El monto total específico todavía no fue reportado por los responsables de la farmacia, pero serían más de 100 millones de guaraníes, según un informe preliminar, refirió a La Nación/Nación Media, el comisario Gerardo Vega, jefe de la Comisaría 5tª de Hernandarias, que intervino en el caso.
El jefe policial refirió que, el dinero llevado sería la recaudación de tres días de la farmacia, que llegada a cierta cantidad se guardaba en la caja interna de la farmacia, hasta tanto se realice el depósito correspondiente. Informó además que, de los datos recabados, se deduce que los asaltantes tenían pleno conocimiento del manejo de la farmacia, tanto de la ubicación de la caja fuerte, de las llaves como demás datos.
El fiscal que investiga el caso es Miguel Figueredo, de la Unidad Penal 1 de Hernandarias, quien ya vio el circuito cerrado y junto al personal policial de Investigación, ya habrían identificado a algunos de los presuntos autores.
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El ñandutí: una tradición que lleva el pan a los hogares
- Jimmi Peralta
- Fotos: Matías Amarilla
El ñandutí, tejido tradicional del Paraguay, presenta en sí misma una sutil metáfora de su naturaleza dentro de la ciudad que sin dudas es su hogar, Itauguá. Situado a 30 kilómetros de Asunción, el distrito es conocido como el centro de producción de vestidos, cuadros, blusas y manteles confeccionados a base de este tejido artesanal, que representa al suelo guaraní en todo el mundo en diversas instancias y certámenes. Las artesanas redoblan la apuesta y ahora van por el Récord Guinness.
El ñandutí es realizado generalmente de manera individual por manos de mujeres. En su desarrollo, tejen más allá del bastidor una trama de producción en comunidad que traza formas, líneas rectas y curvas interconectadas en la diversidad de colores y direcciones.
Como artesanía, el ñandutí se aprende en la casa, con la magia de la formación no sistemática, que da vuelo y vida a su esencia. Al mismo tiempo, pone el sentido de la transmisión de conocimiento de madres a hijas y de hijas a madres, entretanto se cimenta parte del sustento familiar. Este tejido primero pone pie en la función más elemental: llevar el plato de comida a los hogares de los itaugüeños para después barnizar el vínculo colectivo de una ciudad que cuenta con varios centenares de tejedores y tejedoras.
“Mi abuela no sé si tejía, pero yo aprendí de mi mamá, de muy chiquita, y ni bien cuando yo empecé a hacer los bordados, me daba la plata mi mamá. ‘Este es tu trabajo. Te va a servir para comprar otra vez tus materiales’, me solía decir mi mamá. Y así nunca dejé de hacer. Este trabajo también ayudó para criar a mis tres hijas”, comenta Antonia Morínigo, tejedora itaugüeña que esta semana se sumó a la Red Tejiendo Cultura, una plataforma que nuclea a más de 500 artesanas del ñandutí del Paraguay y de países como Australia, Puerto Rico, Chile, Reino Unido, España y Argentina.
Más de 150 de estas artesanas son de Itauguá, algunas jóvenes y otras de más de 90 años. Ahora forman parte de este proyecto que busca sumar el trabajo individual para armar el tejido de ñandutí más grande el mundo, que será de 120 metros de largo por 5 metros de ancho, buscando el récord mundial.
TEMPRANA INICIACIÓN
Como la mayoría de las tejedoras, Antonia empezó de niña. Ahora es abuela y ya no puede producir en bastidores grandes como antes. Ella tiene a su cargo las labores del hogar y todos los días, después del almuerzo, se sienta en su dormitorio a dibujar con el hilo y la aguja sobre su tela. “Este bastidor armado yo termino en un día, porque yo soy ama de casa, tengo que cocinar todo, yo soy la mamá de la casa. A la tarde, puede comer la comida, me suelo sentar acá en mi pieza y hago mi ñandutí, a la noche ya quiero descansar”, comenta. El proceso de producción arranca con el dibujo sobre el papel “y regla”, recuerdan las tejedoras. Luego se estira la tela en el bastidor, se dibuja en la tela y se comienza a tejer. Terminado el trabajo, se separa el tejido de la tela, se lo lava y finalmente se le pone el almidón para que se endurezca.
“Hay gente que tuvo que migrar a otros países, pero se llevaron parte de sus culturas y otras que se dedicaron a enseñar y así esparcir por todo el mundo. La ciudad de Itauguá es conocida como la capital del ñandutí y cuna de la misma. En cada compañía de Itauguá te encontrarás con un o una artesana elaborando su trabajo porque la técnica fue otorgada de generación a generación y se ha vuelto una tradición para las familias. Es por ello que hay más cantidad de artesanos en la localidad de Itauguá”, comenta Guillermo Acosta, coordinador de la Red, itaugüeño y profesor de ñandutí, quien en su propio perfil vital narra la historia del tejido y las familias de su ciudad.
“Todo se inició desde la tristeza de mi querida Maximina Quiñónez. En una tarde se puso triste y observaba su ñandutí y me dice ‘qué pena que ninguna de mis hijas va a legar esto que yo hago, ninguna de ellas dos sabe hacer’. Sentí tanta pena al oírla decir eso que entonces le pregunté cuál era el dechado más difícil y complicado de hacer. A lo que ella me respondió el arasape y la filigrana, que coincidentemente estaba haciendo. Entonces me fijo en sus idas y vueltas que realizaba sin decirle nada en absoluto. Como ella trabajaba cama adentro y venía a casa los fines de semana, la sorprendí con un trabajo que estaba realizando sin decirle nada. Era una imagen de san Blas, pero en ñandutí. Me pregunta quién hizo y le digo que yo.
Me mira y dice que no me cree. Para que me pudiera creer, me siento y le muestro que sí lo podía hacer y desde entonces le tomé como hobby”, narra Acosta sobre cómo en el ñandutí se reafirma el tejido social y el empoderamiento económico de las mujeres de una ciudad.
TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia Centurión (91) son dos hermanas tejedoras que viven junto a la hija de la segunda en una humilde casa en el centro de Itauguá, donde las tres comparten además el amor al ñandutí y su creación.
Las hermanas aprendieron el oficio desde pequeñas. Su madre transmitía el conocimiento a su descendencia femenina, “porque los varones buscaban otras formas de aportar, como trabajando en la carpintería y otras cosas”.
“Cuando teníamos entre 7 u 8 años nosotros mirábamos a escondidas cómo trabajaba nuestra mamá y hacíamos que practicábamos en papel. No podías hacerlo bien porque ella no quería que nosotras trabajemos. Pero cuando se dio cuenta de que ya lo hacíamos, finalmente decidió mostrarnos cómo hacerlo bien”, comenta Esmérita.
“Cuando me siento puedo producir rápido, pero ahora ya no puedo sentarme por mucho tiempo, ya estoy grande”, explica Juliana.
“Antes valía más nuestro trabajo, se pagaba mejor por el ñandutí. Nosotras ya no salimos a vender ahora, no nos vamos a ninguna parte. Vienen a hacernos el pedido y hacemos. Antes salíamos, ahora tenemos una patrona. Antes producíamos muchísimo más”, explica Esmérita.
El oficio que le legó su madre le sirvió para sostenerse durante una larga vida y para la crianza de su hija, que también teje. Las hermanas se sumaron esta semana al proyecto que busca batir el récord mundial con un tejido de producción colectiva.
ENSAMBLE
Actualmente la producción de las tejedoras se realiza de diversas maneras, pero la preferida es la realización individual de piezas que después son acopiadas e integradas a vestidos, manteles y otras piezas.
Los precios pueden variar y los productos se realizan en algunos casos bajo pedido y en otros es un proceso a la espera de clientes. Las pequeñas piezas se suman entre sí y de esta manera diversas tejedoras pueden finalmente articular sus trabajos en un producto final, que provee a sus hogares de sustento y de prendas a las principales tiendas especializadas de la ciudad o, como varias de ellas dicen, “a mi patrona”.
Entre tanto, para el proyecto del tejido más grande del mundo se les proveerá a todas las artesanas de insumos (bastidores, lienzos, hilos, agujas) y ellas decidirán cuántos módulos realizarán de acuerdo a sus capacidades y habilidades. Las piezas serán posteriormente certificadas para el ensamble. Como es dable esperar, la producción del tejido significará un ingreso económico.
Se estima que se juntarán unas 2.200 piezas a través de la red. Esta será de los diez dechados (dibujos) seleccionados para la ocasión: jazmín poty, mbokaja poty, buey pypore, machete punta, arasape, arapaho un lado, estrella de cuatro puntas con kurusu’i, takuru con karê’i doble, margarita y pensamiento. A los costados la pieza contará con randas con cadenilla doble y en las esquinas estrellas de cuatro puntas con filete. La puesta en valor del ñandutí a través de este proyecto genera un aporte inmediato mediante la generación de pedidos para las tejedoras. A mediano plazo centralizará una red de trabajadoras, lo que podría facilitar a futuro la producción, la adquisición de insumos y la comercialización. A largo plazo se busca la valoración cultural y pecuniaria a nivel nacional e internacional de este tejido que data del XVI, y que surgió en estas tierras de la unión de una técnica europea y la creatividad de la mujer paraguaya.
“CADA VEZ QUE TE TENGO PEDIDO VENDO TODO MI ÑANDUTÍ”
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce, teje desde los 13 años. Ella valora la iniciativa del proyecto y celebra que significará más trabajo para ella.
“Aprendí a hacer ñandutí viendo a mi tía y mi prima. Al darle el primer trabajo que hice, mi tía ya lo llevó, vendió y me trajo ya directamente materiales para hacer más”, comenta Porfiria, quien trabaja mechando su artesanía con las labores domésticas con la ayuda de su hija.
“Yo me levanto a la mañanita y en medio de mi mate hago mi ñandutí. Después me levanto a hacer para el almuerzo, hago todo eso y ya me siento otra vez a trabajar. Si no hay pedido, igual nomás hago yo. En algún momento va a venir el pedido. Cada vez que tengo pedido vendo todo mi ñandutí; si no hago mi ñandutí, hago chipa”, comenta.
Relata que para ella la parte más difícil es el dibujo. “Eso se hace primero, el dibujo, con la regla se hace, se hace bien eso en el papel, después tenés que estirar con el bastidor la tela y dibujar. Ahí se trabaja”, narra sobre el proceso de producción.
“DESDE MUY CHIQUITA ME PAGABAN POR MI TRABAJO”
Felipa López (63) desde los 7 años se sumó a su mamá, su abuela y sus hermanas, todas de la ciudad del ñandutí, en el oficio de tejedora.
“Hago diferentes dibujos, con hilo fino y con hilo grueso, de ambas formas. Eso también me enseñó mi mamá. A ella le enseñó mi abuela. Desde muy chiquita me pagaban por mi trabajo. La plata me servía para mi escuela, para mis útiles. Tengo siete hijos, ahora conmigo ya solo vive uno. A tejer le enseñé solo a dos hijas mías”, comenta Felipa, quien desde sus manos y el arte dio de comer a su familia junto con su marido, quien es constructor.
“JAGANA´I, PERO JAGANA, UPÉA LA HE´ISÉVA”
Filemona Figueredo (68) arrancó como tejedora a los 12 años con su madre y sus seis hermanas. Ella también se sienta con su bastidor entre las actividades de cuidado y de la labor doméstica en su hogar itaugüeño.
“Recuerdo que cuando era chiquita cada 15 días nos tocaba a cada una ir a vender. De esa plata comprábamos para nuestra ropa para farrear”, comenta entre risas.
“Nunca trabajamos para otra persona”, refiere acentuando que nunca tuvo un trabajo en situación de dependencia.
“Siempre jagana’i, pero jagana, upéa la he’iséva. Igusto remba’apo, revende ha rejúma nde platamíre” (siempre ganamos poco, pero ganamos, eso es lo que importa. Da gusto trabajar, vender y venir con tu platita), explica Filemona, quien es madre de tres hijos.
SOBRE EL PROYECTO
Tejiendo Cultura – El Ñandutí Más Extenso del Mundo es una iniciativa impulsada por Innovaciones Comerciales y la Asociación de Ñandutí en Japón, con el acompañamiento de la Municipalidad de Itauguá y la alianza estratégica de la EBA.
Su objetivo no solo es confeccionar de forma colaborativa la pieza de ñandutí más grande del mundo, sino también visibilizar el trabajo artesanal, fortalecer el turismo cultural y abrir nuevas oportunidades económicas para las tejedoras del país a través del arte textil.
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Palmear sin Fronteras: una calle, mil acentos
La edición de hoy convoca a trece colectividades extranjeras residentes en Paraguay que compartirán sus tradiciones, sabores y expresiones artísticas.
Hoy, desde las 11:00, la calle Palma de Asunción se convertirá en un punto de encuentro multicultural en el marco de la “Feria palmear sin fronteras: una calle, mil acentos”. Se trata de una edición especial de la ya clásica cita, que esta vez reunirá a trece colectividades extranjeras residentes en Paraguay para compartir sus tradiciones, sabores y expresiones artísticas.
La jornada invita a vivir una experiencia única con una gran variedad de gastronomía típica, actividades lúdicas y espectáculos artísticos que reflejan la riqueza y diversidad cultural de Bolivia, Uruguay, Colombia, Estados Unidos, Corea, Croacia, Japón, Taiwán, Italia, México, Perú, Alemania y Francia.
Se anuncia la presentación artística del Ensamble Folclórico de la OSN, elenco de baile de Lilian Doldán, la Banda de la Policía Nacional y la cantante Gaby Chamorro. También habrá un espectáculo de k-pop y, de la mano de la Embajada de Taiwán, el público podrá disfrutar de la tradicional danza del león en el escenario instalado en Palma y 14 de Mayo.
INTEGRACIÓN
La “Feria palmear sin fronteras” busca consolidar una plataforma para celebrar la integración, la diversidad y la identidad multicultural que enriquecen día a día a nuestro país. Feria Palmear es una propuesta que plantea revitalizar el casco histórico de la capital a través de actividades públicas, en donde el arte y la cultura son las excusas convocantes para el encuentro social, permitiendo a la vez el desarrollo del comercio de los asistentes.