Declaran planta nacional del Paraguay al cocotero mbocayá
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“Navidad de flor de coco, Navidad del Paraguay”… los versos que Mercedes Jané escribió en 1951 y que Los Tres Sudamericanos popularizaron en una canción navideña, justifican en este diciembre que el cocotero mbocaya haya sido declarado por ley como Planta Nacional del Paraguay, junto con su flor y su fruto también elevados al rango de Flor Nacional y Fruto Nacional.
Se trata de la ley 7380, que fue promulgada el 13 de diciembre último, publicada en la Gaceta Oficial del Gobierno. El proyecto de cinco artículos había sido presentado en octubre de 2022 por el senador Juan Afara, pero no tuvo dictamen hasta junio de 2024 y cerró el ciclo legislativo el 29 de noviembre, con la sanción en Diputados.
Tras los artículos iniciales que establecen a la planta, a la flor y al fruto como símbolos nacionales. Su artículo 4 establece: “Encomendar al Ministerio de Educación y Ciencias, y al Ministerio de Agricultura y Ganadería, a través de sus órganos especializados, la promoción de esta planta nativa, genuina, típica y autóctona del Paraguay”.
En tanto, el quinto artículo expresa: “Encomendar al instituto Forestal Nacional a implementar en todo el territorio nacional, viveros forestales, así como la distribución en forma gratuita para su adecuada conservación y para las finalidades cívicas y culturales”.
La flor de la acrocomia totai mart se convirtió en Flor Nacional mediante una ley. Foto: Archivo
Fundamentaciones
En su fundamento técnico, el proyectista decía que “el cocotero mbocayá paraguayo (acrocomia totai mart) es una planta nativa, genuina, típica y autóctona del Paraguay. Es un componente típico y símbolo del paisaje de las campiñas paraguayas, a la que con su erguido recto tallo gris perla que remata en un penacho de hojas muy verdes, desde lejos se la distingue por su atractiva elegancia y esbelto porte”.
“Comúnmente pintores paisajistas paraguayos como Holden Jara Núñez Soler, Alborno von Horoch, la tienen pintadas en cuadros que adornan exquisitos salones de edificios y salas de coquetas residencias”, explica en otro pasaje. “Por sus flores, en las navidades paraguayas, la fIor de coco es un adorno típico obligado de los pesebres en las celebraciones del nacimiento del Niño Dios”.
“Es una planta que soporta estoicamente las inclemencias del tiempo, sean sequías, heladas o tormentas. Es rústica y de mucho aguante, en la cual puede verse representado y reflejado el espíritu sufrido y valiente del pueblo paraguayo”, agregaba Afara en su exposición de motivos, refiriendo que se estima la existencia de unas 80 millones de plantas, que varias comunidades se llaman Mbocayaty, y que genera una industria con sus derivados de aceite y jabón, además del tradicional mate dulce de coco.
“Navidad de flor de coco, Navidad del Paraguay”… los versos que Mercedes Jané escribió en 1951 y que Los Tres Sudamericanos popularizaron en una canción navideña, justifican en este diciembre que el cocotero mbokaja haya sido declarado por ley como Planta Nacional del Paraguay, junto con su flor y su fruto también elevados al rango de Flor Nacional y Fruto Nacional.
Se trata de la ley 7380, que fue promulgada el 13 de diciembre último, publicada en la Gaceta Oficial del Gobierno. El proyecto de cinco artículos había sido presentado en octubre de 2022 por el senador Juan Afara, pero no tuvo dictamen hasta junio de 2024 y cerró el ciclo legislativo el 29 de noviembre, con la sanción en Diputados. Tras los artículos iniciales que establecen a la planta, a la flor y al fruto como símbolos nacionales. Su artículo 4 establece: “Encomendar al Ministerio de Educación y Ciencias, y al Ministerio de Agricultura y Ganadería, a través de sus órganos especializados, la promoción de esta planta nativa, genuina, típica y autóctona del Paraguay”.
FUNDAMENTACIONES
En su fundamento técnico, el proyectista decía que “el cocotero mbokaja paraguayo (acrocomia totai mart) es una planta nativa, genuina, típica y autóctona del Paraguay. Es un componente típico y símbolo del paisaje de las campiñas paraguayas, a la que con su erguido recto tallo gris perla que remata en un penacho de hojas muy verdes, desde lejos se la distingue por su atractiva elegancia y esbelto porte”.
“Comúnmente pintores paisajistas paraguayos como Holden Jara Núñez Soler, Alborno von Horoch, la tienen pintadas en cuadros que adornan exquisitos salones de edificios y salas de coquetas residencias”, explica en otro pasaje. “Por sus flores, en las navidades paraguayas, la flor de coco es un adorno típico obligado de los pesebres en las celebraciones del nacimiento del Niño Dios”. “Es una planta que soporta estoicamente las inclemencias del tiempo, sean sequías, heladas o tormentas. Es rústica y de mucho aguante, en la cual puede verse representado y reflejado el espíritu sufrido y valiente del pueblo paraguayo”, agregaba Afara en su exposición de motivos, refiriendo que se estima la existencia de unas 80 millones de plantas, que varias comunidades se llaman Mbocayaty, y que genera una industria con sus derivados de aceite y jabón, además del tradicional mate dulce de coco.
Esta Nochebuena y Navidad serán muy diferentes, primeramente por las restricciones a causa de la pandemia del COVID-19 muchas familias no pasarán juntas como de costumbre, algunas porque perdieron a un integrante a consecuencia de este mal y en otros casos porque se encuentran en aislamiento.
Por esta razón consideramos que esta Navidad no es solo de flor de coco, como dice el villancico, sino también de mucha fe y esperanza de que este mal -el coronavirus- se acabe.
Familias que superaron esta crisis sanitaria miran atrás y recuerdan lo duro y difícil que fue cursar esta enfermedad tan letal, superando aislamiento y cuarentena.
Nélida Acosta (28) es una joven madre de dos niños que tras una neumonía fue hospitalizada y allí contrajo el virus del COVID-19. La internación y el aislamiento la llevaron a separarse de sus dos pequeños durante casi dos meses, hecho que le generó mucho dolor, atendiendo a que nunca antes se habían separado ni un solo día.
Ella ingresó al hospital por una complicación el pasado 29 de julio, al ser paciente con cuadro respiratorio compartió sala con una paciente sospechosa de coronavirus que finalmente dio positivo y la infectó por la cercanía en que se encontraban.
Acosta se aferró mucho a Dios y a la fe de que pronto estaría con sus dos pequeños y esa fue su motivación para recuperarse y no dejarse caer anímicamente, porque afirma que esta enfermedad ataca la parte emocional, por encontrarse solo en momentos de debilidad y donde más uno necesita el calor de la familia y las personas a quienes ama.
“Me aferré a Dios, tenía fe de que volvería a casa. Me dolió mucho estar lejos de mis hijos que son los motores de mi vida, al mismo tiempo ese dolor fue mi fuerza y motivación, yo sabía que no tenía opción, tenía que ponerme bien por ellos, me necesitaban y yo a ellos. En el aislamiento restaba los días para volverlos a ver y el 10 de setiembre, fecha del cumpleaños de mi niño más pequeño, volví a casa, no sé si el regalo lo recibí yo con toda esa emoción”, comentó muy emocionada.
La joven madre, luego de superar el COVID-19 disfruta de la vida junto a sus dos pequeños hijos, Alejandro y Lisandro. Foto: Gentileza.
Consultada sobre cómo ve la situación actual del país en torno a la pandemia y los protocolos sanitarios, lamentó que todavía existan personas que no crean en la existencia del virus y andan sin tapabocas y sin distanciamiento social.
“Es una pena que la gente no crea en esto, a mí me llevó a separarme de mis hijos, de mis padres, de mis hermanos y me dolió bastante. Creo que por aquellas personas que amamos debemos cuidarnos para pasar unas fiestas en casa no en una fría sala de hospital, con dificultad para respirar”, indicó.
Otra de las familias que pasó por esta enfermedad fue la de Graciela Orrego de Meza, que gracias a Dios, según contó los síntomas fueron leves y en algunos casos, asintomáticos. Su familia está compuesta por cuatro personas, ella la madre, su esposo, una adolescente de 14 años y un niño de 4 años.
“Supimos que mi marido contrajo el virus porque no podía oler nada y coincidentemente su compañero de trabajo también presentaba ese mismo síntoma. Se pusieron de acuerdo, hablaron con la empresa donde trabajan, ambos se hicieron las pruebas y resultaron positivo, por lo que nos aislamos toda la familia”, comentó la mujer.
Lo bueno que recuerda de esos días de encierro fue la solidaridad de sus vecinos que lejos de discriminarlos, les dieron las gracias por haberse aislado a tiempo y cuidar a toda su comunidad. Ante la situación actual de la alta cantidad de contagios, esta familia pide conciencia a la ciudadanía y tomar todos los recaudos sanitarios para cuidar a aquellos familiares que se encuentran en edad de riesgo, como los abuelos.
El sentido de la Navidad
La Navidad es el momento más importante del año, porque refleja una de las creencias más resaltantes del cristianismo, la humanización de Dios, nuestro padre celestial se hizo hombre como uno de nosotros.
En esta fecha se invita a los cristianos a ponerse en apertura al nacimiento del niño Jesús, que viva y esté en cada uno de nosotros, explicó el padre Toni Miró, dominico y párroco de la parroquia Virgen del Rosario de San Roque González de Santa Cruz, diócesis de Carapeguá.
“La Navidad ha perdido mucho su esencia debido al consumismo, lo verdaderamente importante en esta fecha es abrirnos, dejar que Dios habite en nuestro corazón y con nosotros también nazca en todo el mundo. Jesús no nace en el mundo ahora así como así, sino por medio de nosotros, en la medida de que los cristianos tengamos el corazón abierto, en la medida en que dejemos de lado todo aquello que nos ensucia, como la deshonestidad, la corrupción, la hipocresía, la violencia. En esa misma medida Jesús irá haciéndose presente”, indicó el religioso.
Según Miró, sí se puede celebrar la Navidad en tiempos de pandemia, porque lo que se celebra es la humanización de Dios y la podemos vivir de forma íntima entre las familias o con quienes nos encontremos en esta situación de confinamiento.
Afirmó que la Navidad no coincide con petardos, comilonas y borracheras, que este año se celebra mejor que años anteriores con más fuerza y aunque las familias no se puedan reunir especialmente aquellas numerosas- no se puede desaprovechar esta atípica fecha para celebrar que Dios se hizo hombre entre nosotros.