En la mañana de este viernes se confirmó el fallecimiento del padre Aldo Trento, creador de la Fundación San Rafael y de la Clínica Divina Providencia, que asiste a enfermos en situación de vulnerabilidad. El sacerdote llevaba meses con una situación frágil de salud. La información fue confirmada por Enrique Cáceres Rojas, director ejecutivo en Fundación del Clero Arquidiocesano, a la 780 AM.
El fallecimiento se habría dado por un infarto, que no sería el primero que sufrió, ya que su estado de salud había empeorado en los últimos meses debido a patologías de base que presentaba y las últimas semanas se encontraba hospitalizado en terapia intensiva.
Los restos del padre Aldo Trento serán velados a partir de las 15:00 en la parroquia San Rafael, de Asunción, lugar que fue su casa desde que llegó al país y desde donde impulsó todas sus obras de caridad. El sacerdote fue comparado en muchas ocasiones con la madre Teresa de Calcuta por su vocación de ayuda hacia los enfermos y su entrega a causas sociales.
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El reconocido sacerdote italiano falleció a los 77 años luego de haber vivido en Paraguay por más de tres décadas y haberse dedicado por completo a atender y visibilizar las necesidades de los enfermos en situaciones vulnerables, siendo inclusive reconocido por el papa Francisco por dicha labor durante la visita en julio del 2015.
En el 2018 la Cámara de Senadores otorgó un reconocimiento al sacerdote por la asistencia a personas de escasos recursos y enfermos terminales; su popularidad por su destaca trabajo a favor de los más necesitados inclusive traspasó fronteras, consiguiendo la ayuda en muchas ocasiones de organismos católicos internacionales para continuar con su labor al frente de la organización San Rafael.
El camino del padre Trento
En una de las últimas entrevistas ofrecidas por el padre Trento a la organización católica Infinito+1 en su programa “Hagan Lío” recordaba su camino al sacerdocio, ya que desde los 11 años había ingresado al seminario por su propia voluntad tras sentir el llamado al servicio. Tras 14 años de preparación fue ordenado sacerdote en 1972.
Recordó que una de las películas que lo inspiró profundamente fue una que relataba la vida del padre Damiano, quien por su labor de cuidar leprosos se había contagiado de la enfermedad y, a pesar de eso, continuó cuidando de los más necesitados. “Yo le dije a mi mamá: ya he decidido qué hacer de mi vida, quiero ser sacerdote y cuidar de los enfermos, de ser posible de los leprosos”, comentaba.
Tras varios años como sacerdote en Italia llegó a Paraguay el 11 de setiembre de 1989. “Tras un tiempo me di cuenta de la pobreza y el abandono en que se encontraban muchas personas. Conocí a Aldito y luego a Mario, un anciano a quien lleve a mi casa y ahí empezó esta obra”, relataba.
Sin duda alguna, la huella que deja el padre Aldo Trento en Paraguay es imborrable, ya que dedicó su vida a favor de quienes más lo necesitaban, acompañándolos en sus momentos más difíciles y brindando un espacio digno para cientos de personas que hoy lamentan su pérdida.
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