La labor educativa del colegio Dante Ali­ghieri se remonta al año 1895, cuando las Socieda­des Italianas de Mutuo Soco­rro y Margherita di Savoia deci­dieron fundar una escuela en la capital paraguaya. Se ganó el reconocimiento del Minis­terio de Educación en 1909. En un principio, la institución estuvo ubicada sobre la calle Estrella casi 15 de Agosto, para luego trasladarse en 1929 a su local actual de Alberdi esquina Humaitá. Además, en 1981 se expandió y estableció una sede en Fernando de la Mora.

“Es emocionante cumplir 127 años. Es todo un logro, porque el desafío siempre es mante­ner el prestigio, que es el resul­tado del esfuerzo y sacrificio de mucha gente, empezando por aquellos inmigrantes que tuvieron la visión de crear la escuela”, expresó Viviana Rug­gero, presidenta de la Sociedad Dante Alighieri Paraguay. “Estamos seguros de que el colegio Dante ha y sigue con­tribuyendo muchísimo con la sociedad paraguaya pre­parando jóvenes capaces de luchar para alcanzar sus sue­ños y forjar un Paraguay mejor, sin olvidar nuestras raíces”.

En las festividades por los 127 años de fundación, el arte fuel plato fuerte. La banda­lisa de la institución abrió los festejos el lunes 14 de marzo, para luego dar lugar a las palabras de bienvenida de las autoridades. Seguida­mente, se exhibió un audio­visual que reúne testimonios de ex alumnos y, a continua­ción, el coro de alumnos del segundo ciclo de la sede Asun­ción ofreció una performance junto al elenco de bailarines que presentó la tradicional Tarantella.

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La Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA) se sumó a las festividades con un breve recital. El destaque de la noche fue la muestra foto­gráfica Juan Carlos Camps, en homenaje a quien en vida fuera miembro de la Comi­sión Directiva de la Sociedad Dante Alighieri. Fallecido el año pasado, uno de sus sue­ños era contar la historia del colegio a través de imágenes, habiendo incluso él mismo elegido muchas de las fotogra­fías que componen la muestra.

La pandemia de covid-19 repre­sentó un desafío importante para la sociedad, pero sobre todo para la educación. Fue un momento de adaptación para muchos docentes e incluso algunos dieron sus primeros pasos en la escuela en la moda­lidad virtual. Además del salto tecnológico catalizado por la pandemia, el colegio ofrece una educación completa, inclu­yendo herramientas tecnoló­gicas didácticas desde el nivel inicial, clases de nivel preuni­versitario para los estudiantes de los últimos años y una varie­dad de actividades extracurri­culares entre las que se desta­can el coro, patinaje, ajedrez, esgrima y robótica, además de otros tradicionales deportes.

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