A orillas del caudaloso río Paraná, entre piedras yergue la gruta del santuario de la Virgen de Itacuá, protector de los navegantes, que el 8 de diciembre recibió a cientos de fieles peregrinos, en Encarnación.

El santuario está rodeado de 3 hectáreas de inmensos árboles y queda a 12 kilómetros del centro de Encarnación. Está construido con piedras negras extraídas de la zona y puede ser visitado tanto por el asfalto como por el agua.

Cada 8 de diciembre muchos devotos llegan en bicicleta, a pie, en moto, en auto, en kayak, en piraguas o en lanchas, para agradecer y pagar sus promesas a la Virgen de Itacuá. “Es nuestra tradición familiar venir todos los años sin falta desde María Auxiliadora. Desde que tengo memoria mis padres me traían y caminamos desde la rotonda del barrio San Roque González de Santa Cruz. Hoy mi hijita de dos años, Pauli, le trajo rosas a la Virgencita”, cuenta Lorena, que llegó de uno de los distritos más alejados de Itapúa, frontera con Alto Paraná. La pequeña aprendió a caminar hace poco y feliz llevaba el ramo de flores a la Virgen.

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Un grupo de compañeros de matemáticas de la Universidad Nacional de Itapúa peregrinó desde la facultad por ruta PY01 hasta el santuario. Partieron a las 2 AM y llegaron justo para la misa central. “Muy seguro todo el trayecto, nos sentimos muy acompañados porque había patrulleras en varias esquinas. Les animo a los jóvenes a venir el año que viene porque es un festejo muy especial”, indicó uno de los jóvenes.

SERVIDORES

En cada esquina del sendero del peregrino se encontraban servidores del santuario. Vestidos con chaleco amarillo guiaban a la gente para llegar hasta el santuario.

Fabio Rojas, de 66 años, hace 9 años que es servidor, y se le llenan los ojos de lágrimas cuando recuerda cómo Dios lo llamó al ministerio. “Nunca pensé que sería digno de servir de esta forma, y sé que Dios me da la fuerza para estar parado tantas horas. Es un trabajo que exige ser siempre amable y respetuoso con los visitantes, pero creo que las personas cada vez son más conscientes de la razón por la que vienen a ver a la Virgen y se comportan bastante bien”, señaló.

Uno de los primeros servidores es Derlis Brizuela, de 52 años, que ayuda en el servicio y la celebración de la fiesta patronal desde 1992, mucho antes de que se construyera la gruta. “Antes bajaban con piola hasta la orilla por una antigua escalera. El chaleco amarillo ya es conocido y respetado, el encargado de los constructores estaba muy enfermo y los médicos le daban pocos días de vida. La hija dijo que no podía ser que construyendo el santuario, la Virgencita lo abandone. Entonces ella decidió llevarse el manto de la Virgen de Itacuá y se lo puso encima. Luego el hombre se recuperó y tuvo muchos años más de vida”, relata Derlis, asegurando que no es el único de los grandes milagros de la Virgen Inmaculada.

BENDICIÓN

El santuario tiene forma de barco, aludiendo a la devoción a María que protege a los navegantes. Desde que se ubicó en esa orilla, todos los navíos que pasan por el lugar saludan a la Virgen con tres bocinazos para recibir su bendición. Se cree que si no saludan, algún problema tendrán, por no pedir su bendición.

“Como todos los años, vinimos a visitar a la Virgen Madre de Itacuá. Realmente es muy emocionante llegar por el río, estamos pagando la promesa por la salud de toda la familia y pidiendo un año más venturoso el 2023″, cuenta Omar García, quien llegó en piragua con su esposa Mirta Appel.

Muchos devotos de la Virgen participaron de la misa oficiada por monseñor Francisco Pistilli, obispo de la Diócesis de Encarnación.
La familia de Lorena vino de María Auxiliadora para visitar el santuario de la Virgen.
La Virgen de Itacuá es protectora de los navegantes y es tradición hacer una procesión naútica.

“HACER EL BIEN ES ELEGIR BIEN Y VOTAR”

En la misa central del santuario de Itacuá, el obispo de la Diócesis de Encarnación, Francisco Javier Pistilli, insistió en hacer el bien, “y hacer el bien es saber elegir y votar por nuestras próximas autoridades”.

Su homilía inició con una pregunta: ¿Quién ganará las elecciones, los buenos o los malos? Sabemos que “el bien siempre gana al final. Y hacer el bien es servir a todos por igual, hacer el bien también es votar y elegir quiénes serán nuestras autoridades”.

Finalizó recordando “que todos fuimos formados del barro, y somos todos iguales ante Dios”.

La misa concluyó con la partida de la Virgen de Itacuá en procesión por la ciudad de Encarnación, con el acompañamiento de monseñor Pistilli, que bendecía a todos.

Desde la gruta de Itacuá invitan a visitar a la Virgen durante todo el año y no solo el 8 de diciembre.

El lugar donde se encuentra el santuario queda a 12 km de Encarnación.

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