- Por Dolly Galeano
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- Ciudad del Este. Agencia regional.
Sufrió un terrible accidente que lo dejó con solo una pierna, pero sus sueños fueron más fuertes y la adversidad no impidió cumplirlos. Culminó la carrera de licenciatura en fisioterapia y kinesiología y trabaja desde hace 12 años siendo un destacado profesional de salud, mediante posgrados de especialización.
Se trata de Adán Justino Ramírez Arrúa, de 35 años, quien tampoco dejó de perseguir sus sueños de bucear, esquiar en la nieve y hasta saltar en paracaídas. El cariño y la solidaridad de mucha gente fue fundamental para sobrellevar y superar su accidente, según compartió con La Nación/Nación Media.
Es de la ciudad de Pilar, departamento de Ñeembucú, y se trasladó a Ciudad del Este para trabajar y estudiar. Se encontraba en la última etapa de su carrera cuando el 11 de noviembre de 2011 sufrió un accidente en motocicleta (le chocó un vehículo que circulaba sin luz) en el Área 5 de Presidente Franco.
“En ese mismo momento, viendo mi pierna destrozada, lo único que quería es que un camión me pase encima. Así pensé en ese instante. Pasaron los minutos, las horas y ese sentimiento dio un giro radical”, relató el licenciado Adán Justino sobre lo que fue ese trance.
Mencionó que cambió totalmente su óptica al ver tanta gente apoyándole. “Tanta gente que estuvo allí conmigo (en el hospital) ayudó a reponerme. Me di cuenta de que algo estaba haciendo bien en esta vida”. Indicó que todo eso le dio mucha motivación para seguir adelante, además de pensar en sus padres.
“Siempre escuchamos decir que en los buenos momentos aparecen muchos y en los malos no, pero puedo decir que en mi caso no fue así. Aparecieron muchísimas personas, compañeros de trabajo, compañeros de facultad, desde Pilar sentí el apoyo de vecinos, de los directivos del colegio, amigos de fútbol y de la vida”, expresó el fisioterapeuta.
Agregó que el apoyo de la familia fue fundamental y “todo eso hizo que pueda seguir con mi vida, con mis planes”.
RINDIÓ EXÁMENES EN EL HOSPITAL
Ramírez Arrúa contó que se accidentó un jueves, en plena etapa de exámenes en la carrera de licenciatura en fisioterapia y kinesiología. No obstante, los docentes se prestaron para hacerlo rendir en el hospital dos materias, mientras que el resto ya lo pudo hacer en la facultad.
“Esos actos uno no olvida, fue un gran gesto porque yo no quería perder el año, quería graduarme y les estaré agradecido de por vida. Concluí al año siguiente la carrera”, refirió el kinesiólogo, quien consideró que el no dejarse abatir y tener en cuenta tanto apoyo, le hizo seguir adelante porque, “capaz que si seguía deprimido renunciaba a la facultad”.
“Me encanta el trabajo de rehabilitación, esto que me pasó trato de utilizar para bien. Si aparecen adversidades, está en nosotros poder superarnos, que el obstáculo sea más bien un impulso y poder vencerlos día a día; no es fácil, la vida no es fácil, teniendo piernas y brazos no es fácil y con uno menos tampoco, pero está en nosotros avanzar”, manifestó el profesional. Reconoce que muchas veces sus pacientes le ven como modelo de superación, que “si yo puedo, por qué ellos no van a poder”.
SUEÑOS CUMPLIDOS
En cuanto a los sueños que cumplió, Adán Ramírez contó que obtener el título fue el primero, pero fue sin la presencia de su padre, a quien había perdido cuatro meses después de su accidente. En ese momento de la charla, Adán se quebró y luego expresó, “sé que desde donde esté, seguramente está orgulloso de su hijo”.
Su sueño era recibir su título y estar con sus padres y hermanos. “Fueron golpes duros que pasamos en familia, mi abuelo (falleció), el accidente, mi papá, en menos de un año tuvimos tres desgracias”, dijo.
Consideró como sueño cumplido, no solo el hecho de haberse graduado, sino trabajar en la profesión porque “muchas veces se estudia mucho y no se consigue trabajo en lo que realmente a uno le gusta”. “Me compré para mi casa, un sueño de cualquier persona”, señaló Adán Justino.
Las prácticas deportivas no desaparecieron de la agenda del joven. “Realicé viajes, practiqué varios deportes extremos, paracaidismo, buceo, esquí en la nieve, cosas sencillas y satisfactorias que muestran que lo que me pasó no es un impedimento”, contó el kinesiólogo.
Agregó: “Otro gran sueño cumplido es ser papá, tengo una niña, Danna Thainá, quien es el amor de mi vida”. El profesional construye una familia con Carolina Pereira, madre de su hija. Como hincha fanático del Club Olimpia, sigue asistiendo regularmente a los estadios, desde el momento de su recuperación, ya sea con muletas o con su prótesis, ahora acompañado de su familia muchas veces.
REALIZÓ VARIAS ESPECIALIZACIONES
Seguir estudiando fue otro sueño cumplido por el fisioterapeuta. Uno de sus posgrados fue en didáctica universitaria que le permitió enseñar en la misma facultad donde culminó su carrera y en otras. Algunos de los otros posgrados fueron en reeducación postural global, electroterapia aplicada a la rehabilitación, kinesiología deportiva, la mayoría de ellas en Corrientes, Argentina. “Estoy cursando otro en fisioterapia cardiorrespiratoria, en Corrientes, que culminaré en dos meses”, agregó Adán Ramírez Arrúa.