- Por Silde Oporto
El 8 de abril de 2009 saltaba uno de los mayores escándalos tras la investidura presidencial de Fernando Lugo. El mismo involucraba a una joven mujer y al entonces presidente de la República. El nombre de Viviana Carrillo, una mujer de 26 años, aparecía en los medios causando revuelo con una demanda de filiación contra Lugo (2008-2013), del partido de oposición Frente Guasu.
La sorpresa en ese momento no se dio justamente por tratarse de la máxima autoridad nacional, sino porque Lugo era obispo de la Iglesia católica en el momento en que su supuesto hijo fue concebido, y la relación se habría dado en medio de su voto de castidad. El 8 de abril de 2009, abogados de la joven impusieron una demanda por filiación, en favor de su hijo, que en ese entonces tenía tan solo 2 años, ante el Juzgado de la Niñez y Adolescencia de Encarnación.
Carrillo, posteriormente, había retirado la demanda argumentando que no autorizó a sus abogados a realizar tal acción, y tomó conocimiento de ello a través de los medios de comunicación. “Fui sorprendida en mi buena fe cuando el miércoles 8 de abril del corriente año he tomado conocimiento, a través de los medios de prensa, que los abogados Walter Acosta y Claudio Kostinchok, en forma unilateral, resolvieron iniciar la presente acción sin mi expreso consentimiento”, declaró a algunos medios de difusión.
ADMITE PATERNIDAD
El revuelo se dio días antes de que Fernando Lugo cumpliera un año como inquilino del Palacio de los López, y pese a que la joven retiró la demanda días después, el escándalo ya se había instalado y el mandatario no tuvo otra opción que admitir públicamente que mantuvo una relación con esta joven y que sí compartían un hijo.
En una conferencia habitual desde la Presidencia, un lunes de pascua, el 13 de abril de 2009, Lugo admitía la relación ante todo el pueblo paraguayo. “Aquí y ahora, ante mi pueblo, ante mi conciencia y en homenaje ante toda la gente que ha depositado su confianza en mi persona, manifiesto con la más absoluta honestidad, trasparencia y sentido del deber. Es cierto que hubo una relación con Viviana Carrillo”, fueron sus palabras.
Anunciaba también su responsabilidad como el padre del niño. “Ante ello, asumo todas las responsabilidades que pudieran derivar de tal hecho, reconociendo la paternidad del niño y atendiendo al interés superior a la privacidad del niño, que las altas responsabilidades que al mismo tiempo me impone el ejercicio de la Presidencia, no formularé más declaraciones sobre el tema”, expresaba.
APARECEN MÁS
La aparición de Carrillo fue la antesala de otras demandas de paternidad contra el jefe de Estado. Con el mismo reclamo, aparecía Benigna Leguizamón, quien aseguraba que Fernando Lugo era el padre uno de sus hijos. Sin embargo, al no lograr que el presidente asumiera la paternidad impuso una demanda de filiación, se realizó una prueba de ADN por orden de un juzgado, que tuvo el resultado negativo. Pese a este resultado Leguizamón por mucho tiempo insistió en su versión.
Luego, aparecía Hortensia Morán, una docente que afirmaba que mantuvo una relación con Lugo durante la campaña electoral presidencial, en el año 2008. Como una historia repetida, la misma también recurrió a la Justicia, y realizada una prueba de ADN, el resultado también fue que Lugo no era el padre.