Tras el anuncio oficial del presidente de la República, Mario Abdo Benítez, sobre la solicitud al gobierno de Jair Bolsonaro para la emisión de una deuda por valor de US$ 10.000 millones por parte de Itaipú, US$ 5000 millones para cada país a cinco años de plazo a fin de obtener recursos para combatir el COVID-19 y de esa manera que la binacional contribuya a la reactivación económica, consultamos desde La Nación la opinión del profesor Victorio Oxilia, experto del sector energético.
“La emisión de deuda es buena de buenas a primeras para Paraguay, pero toda deuda se debe pagar y el que va a continuar pagando gran parte es el consumidor brasileño, que es el que más consume. Hay que ver qué piensa Brasil de esto", indicó.
Oxilia explicó que toda la deuda de Itaipú se paga a través de la tarifa a los consumidores; por tanto, de aceptarse esta operación, los que llevan más energía se verían obligados a pagar gran parte de la misma.
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Agregó que esta propuesta es barajada desde hace ya tiempo: “En una mención ya hecha por Conrado Pappalardo sobre la emisión de deuda, indica que el Gobierno viene trabajando en esto de larga data”, dijo.
“Si el dinero de la deuda se distribuye 50% para Brasil y 50% para Paraguay, por el principio de binacionalidad entonces sería una operación muy beneficiosa para el Paraguay”, indicó.
Agregó que “restaría saber qué piensa nuestro socio Brasil, porque la deuda su mayor parte, el 90% la pagó, la paga y la va continuar pagando en los próximos años el consumidor brasileño”, finalizó.
Deuda de US$ 10.000 millones en 5 años
El presidente Mario Abdo Benítez informó el domingo en horas de la noche sobre la propuesta planteada al gobierno de Jair Bolsonaro. La idea expresada sería pagar US$ 1.000 millones por año, tanto el lado paraguayo como el brasileño. De esa manera, en cinco años se podrá cubrir la deuda de cada país de US$ 5.000 millones. Así, el gobierno de Abdo hace pública su estrategia para la renegociación del Anexo C, emisión de deuda.
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Bolsonaro rechazó acusación de golpismo ante jueces
- Brasilia, Brasil. AFP.
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro rechazó ayer martes la acusación que pesa sobre él de haber intentado un golpe de Estado contra Lula tras perder las elecciones en 2022, al inicio de su interrogatorio en un juicio histórico en la corte suprema. Bolsonaro, de 70 años, es acusado por la fiscalía de liderar una “organización criminal” para desconocer los resultados de los comicios de ese año e impedir la asunción del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
Interrogado sobre la veracidad de esa acusación, el ultraderechista respondió: “No procede, excelencia”, declaró Bolsonaro, con el semblante serio, vestido de traje oscuro y corbata. El imputado es cuestionado por el juez Alexandre de Moraes, a quien el bolsonarismo considera un enemigo político.
El exmandatario (2019-2022) y siete excolaboradores podrían ser condenados a penas de hasta 40 años de prisión por los delitos de intento de abolición violenta del Estado democrático de derecho y golpe de Estado. Según la fiscalía, la trama golpista no se llevó a cabo por la oposición de altos mandos militares.
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Los interrogatorios empezaron el lunes en Brasilia y Bolsonaro es el sexto de los ocho coacusados en declarar en este juicio, el primero por golpismo contra un expresidente desde el regreso de la democracia a Brasil.
Sentado junto a otros acusados y abogados, el excapitán del Ejército escuchó hasta ahora las deliberaciones con un aire despreocupado, tomando ocasionalmente notas o revisando documentos con sus abogados. Pese a las acusaciones, el lunes dijo tener “la conciencia tranquila”.
El primero en ser interrogado el lunes, la ex mano derecha de Bolsonaro, Mauro Cid, ratificó el núcleo de la acusación: que el ultraderechista consideró un plan para implementar un “estado de sitio” y “rehacer las elecciones” en 2022.
Cid, un teniente coronel que firmó un acuerdo para delatar a sus exaliados a cambio de beneficios judiciales, dijo que Bolsonaro “recibió y leyó” el documento presentado por asesores suyos que preveía la “prisión de autoridades” y la creación de un “consejo electoral” para volver a celebrar los comicios.
El resto de coacusados interrogados hasta el momento negaron la mayoría de acusaciones. Almir Garnier, comandante de la Marina durante el gobierno de Bolsonaro, negó que el ultraderechista y otros altos mandos militares discutieran eventuales implementaciones de medidas de emergencia para cancelar la victoria electoral de Lula. “No vi ningún documento”, dijo Garnier.
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“Minuta de Google”
Garnier, que al igual que el resto de militares enjuiciados viste de traje y no de uniforme, también negó haber puesto a disposición de Bolsonaro las tropas de la Marina, como había afirmado un testigo del juicio. “Nunca usé esa expresión”, dijo el almirante.
El exministro de Justicia Anderson Torres admitió por su parte que el documento que supuestamente contenía el plan de golpe “fue a parar” a su casa.
Pero añadió: “Nunca trabajé con eso. El documento estaba mal escrito, lleno de errores en portugués (...) no sé quién mandó hacer” el texto, que calificó de “minuta de Google”.
Torres tenía una tobillera electrónica bajo la media, observó la AFP, dispositivo que debe usar por una prohibición judicial de abandonar Brasilia.
De su lado, el general Augusto Heleno Ribeiro, ministro del aparato de seguridad durante el gobierno del ultraderechista, sólo respondió a preguntas de su abogado. Interrogado sobre si defendió “alguna actitud ilegal”, el general respondió que Bolsonaro “cortó esa posibilidad”.
“Memoria selectiva”
La defensa de Bolsonaro se abalanzó sobre los momentos de duda y desmemoria del excolaborador Mauro Cid. El abogado Celso Vilardi criticó las “contradicciones” y la “memoria absolutamente selectiva” de Cid, y celebró el lunes una audiencia “excelente” para los esfuerzos de la defensa del expresidente de anular el proceso judicial en su contra.
Los interrogatorios tienen lugar en la sede del Supremo Tribunal Federal, uno de los edificios vandalizados por seguidores bolsonaristas en enero de 2023 para pedir a los militares que derrocaran a Lula, hechos que la fiscalía también vincula al expresidente. Tras esta etapa, la corte aún podría escuchar nuevos testigos, además de los argumentos finales de las partes, antes de que los magistrados empiecen la votación.
Bostezos, risas y fútbol
Transmitidos en vivo por televisión y redes sociales, los interrogatorios del juicio contra el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro por una presunta trama golpista en 2022 también dejaron hasta ahora bromas, símiles futbolísticos e innumerables bostezos del exmandatario.
Bajo condiciones de seguridad reforzadas con máquinas de rayos x y policías en una sala sin ventanas del Supremo Tribunal Federal, en Brasilia, Bolsonaro y siete coacusados declaran desde el lunes sobre el supuesto intento de golpe, malogrado por la negativa de altos mandos militares. Estas son algunas de las anécdotas presenciadas hasta ahora por los periodistas de la AFP en la sala.
El reencuentro con el delator
Uno de los momentos más esperados de los interrogatorios fue el encuentro el lunes entre Bolsonaro y su ex mano derecha, el teniente coronel Mauro Cid, quien llegó a un acuerdo con los investigadores para delatar a sus exaliados a cambio de beneficios judiciales.
Aunque breve, las cámaras captaron el momento en que el militar, considerado un traidor por los bolsonaristas, estrechaba la mano del expresidente, que esbozó una sonrisa mientras Cid tenía un semblante más cohibido. “Yo no tengo ningún problema con él”, dijo Bolsonaro sobre Cid, en declaraciones a periodistas durante un receso.
El juez a prisión
Los interrogatorios son conducidos por el juez Alexandre de Moraes, considerado un enemigo político por el bolsonarismo y contra quien el gobierno de Donald Trump sopesa imponer sanciones por “perseguir” a la derecha brasileña.
Moraes se mostró distendido desde el inicio del proceso, incluso cuando Cid confesó que Bolsonaro modificó un documento que preveía imponer un estado de sitio y “prisión de autoridades” tras perder las elecciones contra Luiz Inácio Lula da Silva en 2022.
El exmandatario “ajustó” el texto para que solo “usted quedara preso”, dijo Cid. Eso provocó una risa de Bolsonaro y una broma del juez, quien comentó que las demás autoridades habrían sido beneficiadas de “un habeas corpus”.
El acusado bosteza
De ser hallado culpable, Bolsonaro se expone a una pena de unos 40 años de prisión. Sin embargo, el ultraderechista pasó hasta ahora buena parte de su tiempo en la sala bostezando.
“Tengo la conciencia tranquila”, dijo el lunes el exmandatario, de 70 años. En otros momentos, se le vio tomando notas de lo que decían sus coacusados.
Como fallar un gol
Cid también relató ser objeto de las “bravuconadas” de muchos militares descontentos porque no veían avances en el plan golpista a pocos días de la asunción de Lula, a finales de 2022. Para “ejemplificar” la situación, el militar hizo un símil con el fútbol, el deporte rey en Brasil.
Es “como si en una final de un campeonato un atacante falla un gol. La gente va a gritar: ese tipo tiene que morir, voy a matar a ese tipo”. Aclaró que nunca se tomó esas bromas de militares como una amenaza seria contra él.
Golpe en el bar
Cid también trató de quitar hierro al supuesto plan golpista de Bolsonaro al asegurar que muchas de sus conversaciones con militares sobre el asunto se dieron en un contexto de “conversación de bar con Guaraná (un refresco típico brasileño) y tentempiés”. Si solo estaban tomando refrescos “entonces no era conversación de bar”, bromeó Moraes.
El poderoso magistrado, que también habría sido objeto de un plan de asesinato junto a Lula y el vicepresidente Geraldo Alckmin, según la fiscalía, también pidió al exedecán de Bolsonaro que detallara la clase de críticas de las que él mismo era objeto en los círculos militares. “Tiene que decir la verdad, estoy acostumbrado”, le pidió Moraes al acusado, quien soltó una risa y admitió que el juez era blanco de “insultos” y “memes”.
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Ex mano derecha de Bolsonaro confirmó plan para “rehacer las elecciones” en 2022
- Brasilia, Brasil. AFP.
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro consideró un plan para activar un estado de sitio y realizar nuevas elecciones en 2022 tras su derrota contra Lula, declaró este lunes su ex mano derecha en el juicio por un supuesto intento de golpe de Estado. “Tengo la conciencia tranquila”, dijo el exmandatario, que se declara inocente, en un momento de receso del juicio en la corte suprema en Brasilia.
La fiscalía acusó en febrero a Bolsonaro, de 70 años, de liderar una “organización criminal” para desconocer los resultados de los comicios de octubre de 2022 e impedir la asunción del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. El presunto plan golpista habría fracasado por falta de apoyo de altos mandos militares, pero Bolsonaro y siete excolaboradores suyos enfrentan penas de hasta 40 años de prisión por los delitos de intento de abolición violenta del estado democrático de derecho y golpe de Estado.
Los interrogatorios de los procesados empezaron este lunes y se espera que Bolsonaro declare esta semana. De traje oscuro y sin su habitual vestimenta informal, el expresidente presenció la audiencia junto a otros acusados y sus abogados, sentado frente al juez Alexandre De Moraes, relator del caso, a quien ha llamado “dictador”.
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El primero en declarar fue el teniente coronel Mauro Cid, ex mano derecha de Bolsonaro, quien reafirmó la existencia de un documento para activar un “estado de sitio” y “rehacer las elecciones” en 2022. Bolsonaro “recibió y leyó” el documento presentado por asesores suyos que preveía la “prisión de autoridades” y la creación de un “consejo electoral” para volver a celebrar los comicios ganados por Lula, declaró Cid, quien firmó un acuerdo de colaboración premiada con la justicia.
El expresidente “ajustó” el documento para que “sólo usted quedara preso”, le dijo Cid a Moraes, lo que provocó una risa de Bolsonaro en la sala y una broma del juez, quien comentó que las demás autoridades habrían sido beneficiadas por “un habeas corpus”.
“No recuerdo”
El ex mano derecha también ratificó que el general Walter Braga Netto, exministro de Defensa y excandidato a vice de Bolsonaro, le entregó dinero en una caja de vino. Según la acusación policial, esa suma iba a usarse para financiar una operación de tropas militares especiales para asesinar a Lula, Moraes y el vicepresidente Geraldo Alckmin.
Cid fue interrogado a lo largo de cuatro horas y por momentos se lo vio dubitativo. Respondió con un “no recuerdo” a varias preguntas realizadas por los jueces, el fiscal y los abogados defensores. Le siguió el segundo y último coacusado en declarar el lunes, el exdirector de la agencia brasilera de inteligencia y diputado Alexandre Ramagem. Ramagem negó haber desinformado sobre el proceso electoral y aseguró que nunca compartió con Bolsonaro sus “anotaciones privadas” sobre un supuesto fraude en las urnas, que según la fiscalía habrían servido para fomentar el golpe.
El juez Moraes, considerado un enemigo por el bolsonarismo, se mostró por su parte distendido e hizo algunos comentarios jocosos a los abogados. Uno de ellos pidió comenzar “un poco más tarde” la audiencia del martes. “Terminemos mañana y luego usted tiene miércoles para un lindo ‘brunch’, jueves cena por el Día de los Enamorados y viernes San Antonio en una kermesse”, respondió el magistrado.
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“No tienen por qué condenarme”
“No tienen por qué condenarme, tengo la conciencia tranquila”, dijo Bolsonaro a periodistas durante un receso en la audiencia, y descalificó la acusación por tener “sólo un colaborador” en su contra. Aunque tiene derecho a guardar silencio, el exmandatario había dicho la semana pasada que respondería “sin ningún problema” a los cuestionamientos de la corte.
Los interrogatorios tienen lugar en la sede del Supremo Tribunal Federal, uno de los edificios vandalizados por seguidores bolsonaristas en enero de 2023 para pedir a los militares que derrocaran a Lula, hechos que la fiscalía también vincula al expresidente.
Las audiencias se transmiten en vivo y podrían extenderse hasta el viernes. Entre los acusados también figuran cuatro exministros y el exjefe de la Marina. Tras los interrogatorios, la corte aún podría escuchar nuevos testigos, además de los argumentos finales de las partes, antes de que los magistrados empiecen la votación.
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De enero a mayo, Itaipú suministró al país 10.193 GWh de energía eléctrica
La Central Hidroeléctrica Itaipú suministró al país, a través de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) 10.193 gigavatio-hora (GWh) de energía eléctrica durante el periodo de enero a mayo de este año, según el informe mensual de producción y suministro de energía proporcionado por la Dirección Técnica de la Margen Derecha.
La generación del mes de mayo fue de 5.840 GWh; de dicho valor, 2.847 GWh fueron generados por el sistema de 50 Hz; de los cuales, 2.012 GWh fueron suministrados a la ANDE. La cantidad total generada durante el periodo mencionado, que fue de 31.600 GWh, que es equivalente a lo necesario para abastecer la demanda del Paraguay por aproximadamente un año y 2 meses.
El reporte de la Dirección Técnica también menciona el alto índice de disponibilidad de las unidades generadoras de la hidroeléctrica, cuyo valor a mayo fue de 96 %, superando en 2,19 % la meta empresarial de dicho mes que es del 94 %.
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Desde la binacional afirman que estos logros son posibles gracias a la eficiencia operacional y de mantenimiento, la calidad técnica del cuadro de empleados y de los trabajos coordinados entre los sistemas eléctricos de Paraguay y Brasil, optimizando los recursos disponibles para cubrir la demanda existente por parte del sistema interconectado.
Abril
Durante el cuarto mes del año la generación de energía eléctrica fue de 5.704 GWh; de dicho valor, 2.787 GWh fueron generados por el sistema de 50 Hz, de los cuales 1.799 GWh fueron suministrados a la ANDE. Itaipú es la mayor generadora de energía limpia y renovable, con una producción de más de 3.083.400 GWh desde el inicio de sus operaciones en 1984.
Energía
Durante los primeros meses del año (enero y febrero) la entidad produjo 2,5 % más de energía, en comparación con el mismo período del año pasado. Las 20 unidades generadoras produjeron 13,8 millones de megavatios-hora. Esa energía, si se acumulara, sería suficiente para abastecer al mundo entero durante cinco horas, a Brasil durante ocho días y a Paraguay durante siete meses y medio.
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¿Quiénes están acusados junto a Bolsonaro por la fallida asonada?
- Brasilia, Brasil. AFP.
Según la acusación de la fiscalía brasileña, el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro se valió del apoyo de ministros, comandantes militares y otros colaboradores para tratar de aferrarse al poder en 2022 tras perder las elecciones contra Lula.
Estos son los siete coacusados llamados a declarar esta semana junto a Bolsonaro ante la corte suprema en el juicio que los expone a duras penas de cárcel por un plan de golpe de Estado que no se habría llevado a cabo por la oposición de altos mandos militares.
El ayudante
Exedecán de Bolsonaro y considerado su mano derecha durante su gobierno, el teniente coronel Mauro Cid se encargó, según la fiscalía, de recopilar supuestas pruebas de fraude en los comicios que Bolsonaro perdió frente al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva en 2022 para justicar un golpe. En su teléfono los investigadores hallaron un discurso que Bolsonaro supuestamente daría una vez consumado ese acto.
Cid, de 46 años, es también una fuente clave de la investigación, al haber firmado un acuerdo de colaboración que podría dejarle con una sentencia reducida si es condenado.
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El candidato a vice
El general Walter Braga Netto fue ministro de Defensa y candidato a la vicepresidencia en 2022 con Bolsonaro, con quien comparte su nostalgia declarada por la última dictadura brasileña (1964-1985).
Braga Netto, de 68 años, es acusado de ser uno de los líderes de la trama golpista. Según la investigación, discutió en su casa un plan llamado “Puñal Verde y Amarillo” para asesinar a Lula y otras autoridades. Está detenido desde diciembre por intentar obstruir las investigaciones.
El general modelo
De instructor de Bolsonaro en la escuela militar a ministro del aparato de seguridad durante el gobierno del ultraderechista, el general Augusto Heleno Ribeiro, de 77 años, tiene una larga trayectoria política y estuvo al frente de la Misión de la ONU en Haití (Minustah).
Según la investigación, fue uno de los arquitectos de los ataques infundados al sistema de votación electrónica. En una reunión con Bolsonaro antes de los comicios de 2022, Heleno afirmó: “Si tenemos que dar un golpe en la mesa, debe ser antes de las elecciones”.
El ministro de la “minuta”
Anderson Torres, de 48 años, fue ministro de Justicia de Bolsonaro y estuvo encargado de la Seguridad en el gobierno de Brasilia durante los disturbios en la capital en enero de 2023 por bolsonaristas que llamaban a una intervención militar para derrocar a Lula.
En su casa, la policía halló una propuesta de decreto para revertir el resultado de las elecciones, bautizada en la investigación como la “minuta del golpe”.
El ministro de Defensa
El general Paulo Sérgio Nogueira fue ministro de Defensa en los últimos meses del gobierno Bolsonaro.
Nogueira, de 66 años, asistió a una reunión en la que Bolsonaro discutió la posibilidad de decretar un “estado de defensa o de sitio” para refutar el resultado electoral y justificar una intervención castrense. El plan nunca se implementó.
El comandante de la Marina
El almirante Almir Garnier Santos fue nombrado comandante de la Marina por Bolsonaro en 2021.
Estuvo presente en dos reuniones a fines de 2022 donde se discutió la eventual implementación de medidas especiales. Garnier Santos, de 64 años, apoyó la propuesta de Bolsonaro y dijo que “las tropas de la Marina estarían a disposición del presidente”, según un testimonio del juicio.
El jefe de inteligencia
El diputado Alexandre Ramagem es un expolicía y hombre de confianza de la familia Bolsonaro que comandó la agencia brasileña de inteligencia ABIN durante el gobierno del ultraderechista.
Ramagem, de 53 años, es señalado de orquestar una campaña de desinformación en redes sociales contra opositores de Bolsonaro y el sistema electoral, auxiliado por una red de policías y agentes de inteligencia.
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Un expresidente con alma de capitán
Como político, proclamó su nostalgia de la dictadura. Como presidente, desafió las instituciones. Jair Bolsonaro, líder de la derecha y ultraderecha en Brasil, es juzgado ahora por intento de golpe de Estado. Con 70 años y recién recuperado de una enésima cirugía en el abdomen debido a un atentado que sufrió en 2018, Bolsonaro clama su inocencia.
“La palabra ‘golpe’ nunca estuvo en mi diccionario”, sostiene el excapitán del Ejército.
Bolsonaro declarará esta semana ante la corte suprema acusado de conspirar para impedir la asunción del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, con quien perdió las elecciones en 2022.
Se expone a una condena de unos 40 años de cárcel, lo que se suma a su inhabilitación política por desinformar sobre el sistema de votación en Brasil.
Pero este líder por ahora sin sucesor claro en la derecha en las elecciones de 2026 no quiere oír ni hablar de tirar la toalla.
“Vamos a continuar la lucha”, dijo en mayo en una manifestación en Brasilia, mientras sus seguidores lo vitoreaban gritando su apodo: “¡Mito, mito!”.
Política en familia
Bolsonaro accedió al poder en 2019 reivindicándose como un “outsider”, si bien llevaba casi tres décadas en política.
Nunca renegó de los años de plomo de la dictadura militar (1964-1985), cuyo “error fue torturar y no matar” a los disidentes, dijo antes de acceder a la presidencia.
Su discurso de sintaxis simple se mantuvo siempre beligerante y caracterizado por comentarios misóginos, racistas y homofóbicos.
Nacido el 21 de marzo de 1955 en el interior del estado de Sao Paulo, en una familia de origen italiano, Bolsonaro tuvo cinco hijos con tres mujeres diferentes.
Los cuatro primeros se lanzaron a la política. De la quinta, la única niña, Laura, dijo que la engendró en un momento de “debilidad”.
Junto a los varones y su actual esposa Michelle -una fiel evangélica 27 años menor que él, que se define católico- forma hoy un clan altamente activo, especialmente en las redes sociales.
Después de una carrera militar marcada por episodios de insubordinación, Bolsonaro fue elegido diputado desde 1991.
Poco visible en el parlamento, salió de la sombra después de la destitución en 2016 de la expresidenta Dilma Rousseff, heredera política de Lula.
Sus diatribas contra la corrupción, la violencia, la crisis económica y la izquierda “podrida” sedujeron.
Este populista, que se viste en público con pantalones cortos y la camiseta amarilla de la selección brasileña, se aseguró el apoyo de los poderosos lobbies del agronegocio y los evangélicos.
Durante la campaña presidencial de 2018, sufrió un atentado con arma blanca en medio de una multitud, que le obliga a someterse recurrentemente a cirugías.
700.000 muertes por covid
Si bien prometió “restablecer el orden” durante su investidura, su mandato estuvo marcado por crisis, a pesar de un balance económico más bien positivo.
Considerada desastrosa por los expertos, su gestión de la pandemia de covid-19 dio lugar a intensos enfrentamientos con la corte suprema.
Calificó de simple “gripecita” al virus que causó cerca de 700.000 muertes en Brasil, se opuso al confinamiento e ironizó sobre las vacunas que, según él, podían “transformar en cocodrilo”.
Climatoescéptico, permitió que la deforestación en la Amazonía se disparara durante su mandato. No dudó en insultar a líderes extranjeros, incluido el presidente francés Emmanuel Macron, y dejó aislado a Brasil en el escenario internacional.
En la segunda vuelta electoral de 2022, marcada por la desinformación, Bolsonaro perdió por un margen estrecho frente a Lula.
Se trasladó a Florida antes del fin de su mandato y antes de que el 8 de enero de 2023, miles de sus simpatizantes asaltaran las sedes de poder en Brasilia para pedir una intervención militar contra Lula.
Para la fiscalía que lo acusa de haber planeado sin éxito un golpe de Estado, estos disturbios fueron la “última esperanza” para aferrarse al poder.
Aunque la más grave, esta no es la única investigación contra Bolsonaro, blanco de la justicia por supuestamente falsificar certificados anticovid o desviar joyas recibidas durante su presidencia.
Mientras el cerco judicial se estrecha cada vez más sobre el exmandatario, este afirma confiar en una carta: la “influencia” de su “amigo” Donald Trump.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, afirmó en mayo que había una “gran posibilidad” de que Washington sancione al juez Alexandre de Moraes, a cargo del juicio por golpismo, por “persecución política” contra la derecha brasileña.
Alexandre de Moraes, el poderoso juez de Brasil
Poderoso, implacable y divisivo, el juez del supremo Alexandre de Moraes se ha convertido en una figura emblemática en Brasil, a cargo del juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro por golpismo, mientras lidera una cruzada contra la desinformación. Su calva que brilla bajo los focos y mirada severa contribuyen a una imagen de juez de mano dura. Pero tras bambalinas, este magistrado de 56 años es descrito como un hombre simpático y gracioso.
En un país polarizado, algunos acusan a Moraes de censura y abuso de poder, mientras que otros elogian su defensa incesante de la democracia frente a los repetidos ataques de Bolsonaro y sus partidarios contra las instituciones.
El exmandatario de extrema derecha, que esta semana declarará ante el juez acusado de intento de golpe de Estado contra Luiz Inácio Lula da Silva en 2022, lo tilda de “dictador”.
Su tercer hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro que se mudó a Estados Unidos y trata de interceder en favor de su padre ante el gobierno de Donald Trump, denuncia por su parte “el ensañamiento totalitario de un psicópata sin límites”.
El magnate Elon Musk llegó a compararlo con Voldemort, el villano (también calvo) de la saga Harry Potter, acusándolo de socavar la libertad de expresión.
El año pasado, los dos hombres protagonizaron un largo pulso que culminó con la suspensión durante 40 días de la red social X, de la cual Musk es propietario, por ignorar una serie de decisiones judiciales.
El magistrado había ordenado, entre otras cosas, el bloqueo de las cuentas de figuras influyentes de los movimientos ultraderechistas brasileños acusadas de desinformación.
La administración de Estados Unidos lo sigue de cerca: el jefe de la diplomacia, Marco Rubio, afirmó en mayo que había una “gran posibilidad” de que Washington le aplique sanciones por “censura” y “persecución política” contra la derecha brasileña.
“Animal político”
Su ascenso como némesis de los conservadores no era el destino más esperado para este abogado constitucionalista y profesor de Derecho de la Universidad de Sao Paulo.
Durante su paso como secretario de Seguridad del Estado de Sao Paulo, entre 2015 y 2016, fue criticado por la izquierda, que lo acusaba de reprimir los movimientos sociales.
Llegó al supremo en 2017 nombrado por el expresidente de centroderecha Michel Temer (2016-2018), de quien fue ministro de Justicia.
“Es un animal político”, afirma a la AFP Antonio Carlos de Freitas, experto en derecho constitucional, quien menciona su “ascenso meteórico”.
“Navega bien por varios ambientes, incluyendo las fuerzas armadas”, confiesa una fuente que trabajó con él en la justicia electoral.
El gesto adusto de Moraes cuando sesiona en la corte contrasta con la sonrisa que ofrece a los estudiantes de la universidad que lo abordan en busca de una foto con el juez más conocido de Brasil.
Su área de interés académico: democracia y limitación del poder.
“Enemigo” del bolsonarismo
En junio de 2023, como presidente del tribunal electoral, Moraes declaró a Bolsonaro inelegible por ocho años por propagar información falsa sobre el sistema de urnas electrónicas vigente en Brasil.
Hoy es relator en el supremo del juicio contra el exmandatario, acusado de haber liderado un fallido plan de golpe de Estado para evitar el regreso al poder de Lula, quien lo derrotó en las elecciones de 2022.
Este plan preveía, según los investigadores, el arresto, e incluso el asesinato de Moraes, así como de Lula y de su vicepresidente, Geraldo Alckmin.
Durante el agitado mandato de Bolsonaro, Moraes ordenó además la apertura de investigaciones contra aliados del ejecutivo. “El bolsonarismo halló en Moraes un enemigo”, dice Freitas.
Muay-thai
Parco en comentarios a la prensa, el magistrado prefiere expresarse durante las sesiones de la corte suprema. Casado y padre de tres hijos, y practicante del muay-thai, un arte marcial, puede ocupar el cargo en el más alto tribunal hasta los 75 años. Su nombre ha sonado como posible candidato a la presidencia de Brasil, pero Moraes nunca lo ha mencionado públicamente.