A través del decreto N° 5.087, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, designó como agentes de retención del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a las gobernaciones y municipalidades en los pagos que se realizan a través de estas entidades. Se aclara que el mecanismo entrará en vigencia desde el próximo año.
El objetivo apunta a aumentar las recaudaciones en concepto de prestaciones de servicios conforme expresó el viceministro de Tributación, Óscar Orué. “Serán agentes de retención las gobernaciones y municipios a partir del año que viene. Pero ya les adelantamos para que se vayan preparando, porque ellos tienen contratos con empresas y se les retiene ya parte y van a tener que presentar su retención y pagar ya cuando ellos van a pagar a sus proveedores. Esa es la intención”, explicó Orué en entrevista con La Nación.
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Funcionarios contratados
El titular de la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) del Ministerio de Hacienda señaló que el decreto también permitirá que los gobiernos departamentales y municipales lo apliquen con los funcionarios contratados.
“La ley exige que, por más que sea menos del salario mínimo, el contratado tiene que emitir factura. Pero muchos dicen que ganan poco y tienen que contratar contador y presentar declaración jurada. Entonces, con este decreto le damos la opción de que las propias municipalidades o gobernaciones les retenga ya el impuesto a sus contratados”, indicó.
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El viceministro dijo que de esta manera el contratado no tendrá la necesidad de inscribirse a Tributación, sino que “directamente se le retiene el impuesto y cobra líquido nomás ya”.
Aclaró que, por un lado, se da opción de que la municipalidad y la gobernación retengan el dinero y pague al Estado, y la otra alternativa es que el contribuyente emita su factura. En caso de que escoja esta segunda opción, ni municipalidad ni la gobernación le retienen nada, puntualizó. “Nosotros le designamos agentes de retención a las gobernaciones y las municipalidades con ese decreto. Esa es la finalidad”, concluyó.
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La Fiscalía debe investigar millonario aporte de Gomes al abdismo, dice senador
El senador Derlis Maidana se refirió a las afirmaciones del fallecido diputado de Amambay, Eulalio “Lalo” Gomes Batista, quien, a través de un chat filtrado, aseguró que presuntamente aportó USD 1 millón para costear la campaña política del abdismo. El legislador requirió al Ministerio Público que impulse una investigación de oficio atendiendo a las dudas sobre el origen del dinero y las diferentes vinculaciones del anterior gobierno con referentes del crimen organizado.
“Considero que el Ministerio Público debe tomar intervención en todos los casos, investigar y llegar a una conclusión lo más rápido posible, mientras no se investigue ya la duda queda en la ciudadanía y eso no favorece a nuestro sistema de justicia”, manifestó Maidana en una entrevista con el diario La Nación/Nación Media.
En conversaciones supuestamente extraídas de su teléfono; el 30 de marzo de 2021, el extinto diputado admitió haber donado la millonaria suma de dudoso origen, expresando su preocupación por las repercusiones que esta donación podría tener si saliera a la luz.
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Este dato lo tenía Carlos Arregui, quien siendo titular de la Secretaria de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad), en el año 2021, había solicitado un informe sobre ese dinero. “Todos los casos que a partir de estos audios podrían ser considerados hechos punibles deben ser investigados, de eso depende la confianza y credibilidad de nuestra justicia”, remarcó Maidana, quien integra el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM).
El urgimiento del senador al Ministerio Público surge a la vez ante la posibilidad de que el movimiento Fuerza Republicana, encabezado por el exjefe de Estado, Mario Abdo Benítez, haya violado la Ley de Financiamiento Político impulsado para el combate contra el lavado de dinero y el crimen organizado. “Esto (la investigación fiscal) va a beneficiar a todos a los supuestos involucrados para demostrar su inocencia, a la sociedad para confiar en la justicia y en fin va a fortalecer el Estado de Derecho que tanto anhelamos”, puntualizó Maidana a LN.
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Caso Lalo: silencio cómplice sobre el millonario aporte a campaña abdista
La revelación realizada a través de los chats del diputado abdista Lalo Gomes, quien admitió haber aportado un millón de dólares a la campaña de Mario Abdo Benítez, halló un silencio cómplice tanto en la oposición como en los medios aliados. Referentes del movimiento Honor Colorado cuestionaron el mutismo en torno a la revelación que hiciera Gomes.
Mientras el vicepresidente Pedro Alliana acusa a la prensa aliada al abdismo de ignorar adrede este escándalo para “desviar la atención” del asunto; el presidente del Congreso sugirió indagar seriamente el origen de ese dinero usado en la campaña de Fuerza Republicana y sobre los límites, claramente violados, a la Ley de Financiamiento Político. La Fiscalía, la Justicia Electoral y otros órganos bien podrían iniciar algún tipo de trámite que indague sobre el origen de esos fondos, más aún cuando existen serias sospechas que sería dinero proveniente de organizaciones criminales.
Uno de los primeros en cuestionar fue Basilio “Bachi” Núñez, quien había objetado si la plata entregada por Lalo a la campaña abdista fue correctamente declarado por el movimiento Colorado Añetete (o Fuerza Republicana) y si las instituciones responsables, como la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero (Seprelad) investigaron el origen de los fondos.
Otro que cuestionó ayer fue el vicepresidente Pedro Alliana. Desde Dubái, el segundo del Ejecutivo se preguntó por qué algunos medios se centran solo en algunos chats y no hablan del escándalo del financiamiento. “Buscan desviar la atención. ¿Qué pasó de Lalo y su 1 millón donados a la campaña abdista?” cuestionó Alliana, haciendo alusión a que este caso no ocupa la agenda informativa y que algunas entidades no se hayan ocupado de indagar más.
SOSPECHOSOS VÍNCULOS
Más aún cuando persisten dudas sobre los fondos y aún de los vínculos del exdiputado abdista, que murió en un operativo fiscal-policial ordenado por el juez Osmar Legal. Varios informes de inteligencia advertían sobre la vinculación de Lalo Gomes con el narco Luis Carlos da Rocha, alias Cabeza Branca. Pese a estos informes, nada se hizo en su momento y el ganadero terminó siendo uno de los financistas de la campaña abdista y acabó como diputado electo.
Este dato, el gobierno de Mario Abdo Benítez, en especial el ministro de la Seprelad, Carlos Arregui, decidió ignorarlo para blindar a su principal financista.
Gomes además estaba sospechado (e imputado por el Ministerio Público) por tener vínculos con organizaciones criminales de la frontera, en este caso con el poderoso capo narco Jarvis Chimenes Pavão. Esto se desprende del operativo Pavo Real.
ABDO SABÍA DEL VÍNCULO CON CABEZA BRANCA
El gobierno de Mario Abdo Benítez contaba con informes de inteligencia que vinculaban a Lalo con Luis Carlos da Rocha, alias Cabeza Branca. Esto pudo saberse mediante el informe que se remitió a la Comisión Bicameral de Investigación el 8 de noviembre de 2021, en el cual se detalló que la Unidad de Inteligencia Financiera de Seprelad había enviado informes de inteligencia a varias instituciones. El escrito refiere que “el señor EULALIO GOMES está vinculado en la causa investigada por el Ministerio Público “LUIS CARLOS DA ROCHA Y OTROS S/LEY 1340/88; ASOCIACIÓN CRIMINAL, LAVADO DE DINERO Y OTROS”, según lo reportado por un sujeto obligado del sector seguros en fecha 03/12/2019. Al respecto, “la UIF-SEPRELAD elaboró varios INFORMES DE INTELIGENCIA (II) remitidos según detalle”.
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Comisión de “control” ni olió maniobras en contrato para el concuñado de Abdo
La Comisión Especial de Supervisión y Control de Compras Covid-19 (CESC), encabezada por el exsuperministro abdista Arnaldo Giuzzio, nunca informó sobre las irregularidades cometidas por la estatal Copaco en la subcontratación de una empresa ligada al concuñado del expresidente de la República Mario Abdo. La telefónica decidió puentear la Ley de Contrataciones y entregar millones en plena pandemia.
- Por Juan Carlos Lezcano F
La Comisión Especial de Supervisión y Control de Compras Covid-19 (CESC), creada supuestamente para el seguimiento cercano de todas las adquisiciones realizadas por el Estado en respuesta a la crisis sanitaria generada por el coronavirus, nunca vio irregularidad alguna en el contrato entregado directamente y por fuera de la Ley de Contrataciones Públicas a la empresa del concuñado del expresidente Mario Abdo Benítez.
La CESC fue creada en mayo de 2020, con la promesa de supervisar de cerca todas las compras públicas realizadas en respuesta a la pandemia. Al frente de la comisión fue puesto el entonces ministro de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), el acusado Arnaldo Giuzzio. Entre otros, también formaban parte de la CESC los hoy imputados Renée Fernández, entonces titular de la Secretaría Nacional Anticorrupción (Senac), y Carlos Arregui, extitular de la Seprelad.
AUDITORES QUE NO VIERON, ESCUCHARON NI OYERON
Para julio de 2020, la CESC afirmó haber controlado un total de 44 procesos de compras públicas, por un total de USD 500 millones. Curiosamente, entre sus primeras determinaciones afirmaron que no existió daño patrimonial en la compra de los “insumos chinos” del clan Ferreira, proceso que dejó a Paraguay sin insumos básicos para atender la crisis sanitaria.
Y otro proceso en el que la comisión encabezada por Giuzzio no detectó irregularidades fue en la entrega de un millonario contrato por parte de la telefónica estatal Copaco a Bizcom SA, firma ligada al músico Flavio Enrique “Kike” Santander, concuñado del expresidente Mario Abdo Benítez, jefe del titular de la CESC.
Durante la pandemia de covid-19, Copaco, a través de su filial Vox, implementó un esquema irregular para subcontratar servicios de call center destinados al Ministerio de Salud Pública. La empresa beneficiada, Bizcom SA, era representada por Flavio “Kike” Santander, concuñado del entonces presidente Mario Abdo Benítez. Este contrato, que eludió la Ley de Contrataciones Públicas, incluyó cláusulas de confidencialidad que generaron fuertes cuestionamientos sobre el uso de recursos públicos.
El 5 de febrero de 2020, Copaco firmó un convenio con Salud Pública, representado por Sante Vallese, presidente de Copaco, y Julio Mazzoleni, ministro de Salud. El acuerdo, destinado al rastreo de contactos relacionados con el covid-19, alcanzó un costo de G. 5.852.001.600, de los cuales G. 3.239.376.300 fueron adelantados por Salud Pública. El contrato contemplaba 100 posiciones de call center con un costo mensual por posición de G. 7.315.200, distribuidos en un plazo de ocho meses.
Sin embargo, Copaco subcontrató estos servicios mediante Vox, firmando un contrato directo en marzo de 2020 con Bizcom SA, representada por Santander. La adjudicación, sin proceso de licitación, contemplaba la provisión de servicios tecnológicos bajo la marca Simplifi. El contrato incluía una duración inicial de cinco años renovables y cláusulas de confidencialidad que impedían la divulgación de los términos, alimentando sospechas de favoritismo debido al vínculo familiar de Santander con la primera dama, Silvana López Moreira.
A pesar de su experiencia en la provisión de servicios de call center para instituciones como Hacienda, IPS y la Ande, Copaco optó por subcontratar a Bizcom SA. Esta decisión plantea dudas sobre la necesidad real de involucrar a una tercera empresa, sugiriendo que pudo estar motivada por intereses personales o políticos.
Copaco, regulada por la Ley n.° 2051, no puede realizar contratos directos sin licitación. Para evadir este control, utilizó a Vox como intermediaria, pero esta maniobra también violó las normativas vigentes. La Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP) había estipulado que cualquier contrato entre Copaco y Vox debía regirse por los lineamientos de la Ley de Contrataciones Públicas.
El uso de contratos directos, sin procesos licitatorios y con precios sujetos a variación, se justificó mediante cláusulas de confidencialidad, lo que obstaculizó la transparencia en el manejo del acuerdo. Esto dejó a la ciudadanía sin acceso a información crucial sobre la utilización de recursos públicos durante una crisis sanitaria sin precedentes.
Flavio Santander, además de este polémico contrato, tiene antecedentes de negociaciones con el Estado paraguayo. En 2019, lideró una delegación de empresarios interesados en invertir en minería en Paraguay y, más recientemente, participó en la presentación de soluciones tecnológicas de Copaco durante la Expo de Mariano Roque Alonso. Estos antecedentes refuerzan los cuestionamientos sobre posibles conflictos de interés en sus vínculos con instituciones públicas.
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Contrato de arriba para concuñado de Abdo, otro pendiente en la Justicia
La Justicia tiene pendiente avanzar en la investigación de la denuncia presentada sobre el millonario contrato entregado en plena pandemia por la estatal Copaco a una empresa ligada a Enrique “Kike” Santander, concuñado del expresidente Mario Abdo Benítez. La telefónica violó la Ley de Contrataciones Públicas para entregar unos G. 5.800 millones de forma directa a la firma.
- Por Juan Carlos Lezcano F.
A la ya larga lista de denuncias que pesan contra hombres cercanos del expresidente Mario Abdo Benítez, se le sumó hace un par de meses la presentada por el actual titular de Copaco, Óscar Stark, por la violación de la Ley de Contrataciones Públicas cometida durante la administración de Sante Vallese, al frente de la telefonía estatal.
En setiembre pasado, la Dirección de Comunicaciones de la Fiscalía publicó fotografías de una reunión en la que el fiscal general, Emiliano Rolón Fernández, recibió a Stark, quien junto con el representante legal de la compañía Rodrigo Lezcano amplió la denuncia presentada ante el Ministerio Público, en relación a presuntas irregularidades cometidas durante la administración anterior, involucrando a la firma Hola Paraguay SA (Vox) y supuestas violaciones a la Ley n.° 2051 de Contrataciones Públicas.
Esta es una más de la larga lista de denuncias presentadas por las incontables irregularidades cometidas durante el gobierno anterior.
EL GRAN CONCUÑADO
En el marco de la pandemia de covid-19, la telefónica estatal Copaco, a través de su filial Vox, ejecutó un esquema irregular para subcontratar servicios de call center destinados al Ministerio de Salud Pública. La empresa beneficiada fue Bizcom SA, representada por Flavio “Kike” Santander, concuñado del entonces presidente Mario Abdo Benítez. Este contrato, que burló la Ley de Contrataciones Públicas, incluyó cláusulas de confidencialidad y generó serios cuestionamientos sobre el uso de recursos públicos.
El 5 de febrero de 2020, Copaco firmó un convenio con el Ministerio de Salud para implementar un sistema de contact center enfocado en el rastreo de contactos relacionados con el covid-19. Este acuerdo, firmado por Sante Vallese, presidente de Copaco, y Julio Mazzoleni, entonces ministro de Salud, contemplaba un costo total de G. 5.852.001.600, de los cuales Salud Pública adelantó G. 3.239.376.300. El contrato incluía 100 posiciones de call center, con un costo unitario de G. 7.315.200, distribuidos en un plazo de ocho meses.
Sin embargo, Copaco subcontrató estos servicios a través de Vox, violando la Ley n.° 2051 de Contrataciones Públicas, al firmar un contrato directo con Bizcom SA, empresa representada por Flavio “Kike” Santander, en marzo de 2020. El contrato, que no fue sometido a licitación, establecía el suministro de servicios tecnológicos, plataformas de call center y soluciones en la nube bajo la marca Simplifi.
IRREGULARIDADES Y CONFLICTOS DE INTERÉS
El contrato entre Vox y Bizcom SA incluía una duración inicial de cinco años renovables y cláusulas de confidencialidad que impedían la divulgación de los términos. Flavio Santander, representante de la empresa beneficiada, está casado con Adriana López Moreira, hermana de la primera dama Silvana López Moreira. Este vínculo familiar con el entonces presidente Mario Abdo Benítez levantó sospechas sobre posibles favoritismos en la adjudicación del contrato.
Lo que agrava el caso es que Copaco tiene experiencia en la provisión de servicios de call center a otras instituciones públicas, como Hacienda, la UNA, IPS y la Ande, sin necesidad de subcontratar a terceros. Esto plantea dudas sobre la real necesidad de incluir a Bizcom SA en este contrato y sugiere que la subcontratación pudo estar motivada por intereses personales o ajenos al bienestar público.
Copaco, al estar regulada por la Ley n.° 2051, no puede contratar directamente con empresas sin licitación. Para evadir los controles, utilizó a Vox como intermediaria. Sin embargo, esta acción también violó la normativa vigente, ya que la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP) había establecido que los contratos entre Copaco y Vox debían realizarse siguiendo los lineamientos de la Ley de Contrataciones Públicas.
El uso de un contrato directo, sin llamado a licitación, y con precios sujetos a variación, fue justificado mediante cláusulas de confidencialidad. Esto obstaculizó la transparencia en la gestión del acuerdo, dejando a la ciudadanía sin acceso a información fundamental sobre el uso de los recursos públicos.
Flavio Santander, además de este contrato, tiene antecedentes de negociaciones con el Estado paraguayo. En 2019, lideró una delegación interesada en invertir en minería en Paraguay y, más recientemente, participó en la presentación de soluciones tecnológicas de Copaco en la Expo de Mariano Roque Alonso. Estos vínculos empresariales con instituciones públicas han reforzado los cuestionamientos sobre posibles conflictos de interés.
MÁS DENUNCIAS
El expresidente Mario Abdo Benítez y su entorno cierran el 2024 eludiendo a la Justicia por múltiples irregularidades. Su gestión estuvo marcada por vínculos con narcotráfico, malversación de fondos y enriquecimiento ilícito. Casos como el de Arnaldo Giuzzio, acusado por nexos con un narco, o Patricia Samudio, condenada por corrupción en Petropar, evidencian un patrón de impunidad. Mientras, las empresas de Abdo crecieron 6.109 % durante su mandato, coincidiendo con la pandemia.