Por Macarena Duarte.
El próximo 13 de agosto se iniciará la apertura a la renegociación del Anexo C del Tratado de Itaipú, dando oportunidades a Paraguay de replantear su posición ante el Brasil, priorizando los intereses nacionales en torno a la producción de la Itaipú Binacional. El presidente electo, Santiago Peña, en su reciente visita al Brasil, reafirmó que liderará los procesos de renegociación con Lula da Silva.
Para entender por qué este año se trata la renegociación se deben recordar los condicionamientos del tratado: el 28 de febrero se saldó la deuda contraída para la construcción de la central hidroeléctrica y el 13 de agosto se cumplen 50 años de la entrada en vigor del tratado, condiciones presentadas para la revisión del Anexo C. Pero, ¿qué es este tratado y por qué resulta importante para Paraguay?
“La responsabilidad y la coordinación de todo lo referente al Anexo C estará a cargo de manera directa del presidente de la República entrante, Santiago Peña, porque constituye un interés absoluto para él. Estaremos atentos a las indicaciones que pueda pasarnos para nuestra manera de actuar y determinar los alcances de nuestros aportes”, dijo Justo Zacarías, designado como próximo titular paraguayo de la Itaipú Binacional, a La Nación/Nación Media
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El tratado está compuesto de tres partes: Anexo A, B y C. El primero consiste en el estatuto de la binacional, el segundo define la descripción general de las instalaciones de la hidroeléctrica así como la producción de la energía y las obras auxiliares, mientras que el Anexo C establece las bases financieras y la prestación de los servicios de electricidad de la binacional.
“El Anexo C fue constituido de manera general para operar y construir la usina, por eso lo principal que tenía era gastos de explotación y pagos de la deuda contraída para la construcción. Como esto terminó, ahora la central pasa a otra etapa, buscando que sea mejor operada, genere más energía e impulse más desarrollo para las partes”, explicó Zacarías a LN.
Puntos claves para Paraguay
La renegociación del Anexo C coincide este año con la definición de la tarifa de la energía de Itaipú, que deberá ejecutarse para el 2024, pero, con respecto a la revisión del tratado, esta puede llevar más tiempo y no llegar a definirse en un año. Paraguay tendrá una oportunidad única para exponer los intereses nacionales y llegar a un acuerdo con el Brasil, que contemple mayor igualdad de condiciones en beneficios de la hidroeléctrica.
La posibilidad de apuntar a un mayor aprovechamiento de la energía producida por el país es uno de los factores claves. Paraguay solo ha aprovechado apenas el 8,9 % de su producción total acumulada, cediendo a Brasil el resto bajo el concepto de la “compensación por cesión de energía”, bajo un promedio de USD 4 por milivatio-hora (MWh), colisionando con las condiciones de igualdad entre ambas naciones.
Venta, no cesión
Uno de los principales temas que se busca poner sobre la mesa es la posibilidad de que Paraguay disponga plenamente de su producción y que su excedente ya no sea cedido, sino vendido, adoptando valores del mercado ya sea en el Brasil u otro país. Aparte del libre comercio de esa energía excedente se encuentra la posibilidad de una mejor operatividad que, de acuerdo a Zacarías, podría reposicionar el rol social de la Itaipú, destinando la energía excedente para la industria o incluso el transporte.
Esto a su vez se vincularía a la redirección de los ingresos para Paraguay, que podrían aumentar con los mejores precios de la energía excedente a ser comercializada, con el objetivo de destinarlos a educación, salud e incluso obras de infraestructura. Por otra parte, también se podría hablar de un acuerdo de interconexión eléctrica, apuntalando a la Itaipú a un involucramiento entre Paraguay, Brasil y Argentina, sin descartar a Uruguay, Chile y Bolivia.