El director de Aeropuertos de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac), Rubén Aguilar, se refirió a las investigaciones que vienen realizando sobre el trayecto de la periodista uruguaya Patricia Martin para la entrevista al uruguayo Sebastián Marset, prófugo en la causa A Ultranza Py. El funcionario indicó que los vuelos en helicóptero referidos por la reportera no se registraron en aeropuertos o aeródromos controlados por la institución aeronáutica.
“La duda estaba en la información, por eso nosotros como institución también aclaramos que esa señora, por lo menos en el área de control que nosotros manejamos, no utilizó ningún tipo de helicóptero”, dijo Aguilar, este miércoles, en entrevista al programa “Así son las cosas” del canal GEN y Universo 970 AM/Nación Media.
“Lo que hizo después de haber abandonado el aeropuerto, en este caso el aeropuerto Guaraní, eso ya queda a cargo de otras áreas de investigación, seguramente en su momento también van a aclarar eso, pero, en lo que corresponde a la Dinac, nosotros desmentimos que hubo tal vuelo tanto del aeropuerto Guaraní como del Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi y otros aeródromos que están bajo nuestro control”, aclaró.
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El director refirió que la trabajadora de prensa del Canal 4 de Uruguay utilizó una compañía aérea que realiza vuelos regulares desde Montevideo hasta Asunción y también tiene un vuelo de cabotaje regular de Asunción a Ciudad del Este, “nada más que eso lo que estuvimos aclarando”.
Refirió que en todos los vuelos que deben salir de un aeropuerto controlado por la Dinac “se deja la hoja de ruta del móvil, en este caso de la aeronave y registramos también la lista de pasajeros, el destino y es autorizado por el servicio de control de tráfico aéreo, en todos los aeropuertos, eso incluye 9 aeródromos y aeropuertos internacionales como el caso del aeropuerto internacional Guaraní”.
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“El retrato es una forma de crear un espacio con el otro”
El fotógrafo paraguayo Juanjo Ivaldi Zaldívar se instaló por primera vez en ese alejado territorio en 2009. Ahora vive en Seyðisfjörður, transformado por el contexto, un planeta distinto, como dice. El artista visual nos habla sobre la esencia de su nueva muestra y sus vivencias en la “tierra del fuego y el hielo”.
- Por Jimmy Peralta
- Fotos Juanjo Ivaldi
El pasado 17 de junio se habilitó en Islandia la muestra “Dejar aparecer”, del fotógrafo paraguayo Juanjo Ivaldi Zaldívar, una propuesta coordinada por Auður Mikaelsdóttir que presenta un centenar de retratos de ciudadanos de Höfn, un pueblo de alrededor de 2.200 habitantes, donde el compatriota vivió un tiempo. “Dejar aparecer” es una forma de buscar pasivamente el momento artístico, tanto para permitir que este logre manifestarse, en este caso la imagen frente al observador, así como para el artista permitirse ver y captar la obra, en el caso de Juanjo, registrar con la cámara con el máximo respeto al retratado.
Ivaldi vive su segunda estadía en la isla. En 2009 fue por primera vez, para volver en 2014. Cinco años después volvió a instalarse y a revivir la conexión que le permite ese planeta que se le representa como Islandia, como paisaje y humanidad como contexto. “En el retrato, lo esencial no se fabrica: se revela”, cita el texto de convocatoria a la muestra. Juanjo habló con La Nación del Finde sobre esta iniciativa, su experiencia en Islandia, y la búsqueda ética y estética que propone él con esta colección.
–¿Cuál tu primera vinculación con Islandia antes de ir y la primera en construir al llegar allá?
–Pensar en esto me llevó directo a una memoria de una sala de fotografía con un piso de ajedrez en el “Instituto de la imagen”. Coincidentemente, la primera vez que escuché sobre Islandia fue en un curso de fotografía que tomaba en Paraguay, allá por el 2006 o 2007, no recuerdo muy bien. Alguien puso música de Sigur Rós… ese sonido… lejano, como si viniera de otro mundo. Hoy, mientras te respondo a estas preguntas, vuelvo a poner Sigur Rós y preparo un café. Mi primer vínculo real con Islandia fue por Sunna, una mujer bellísima de estas tierras, a quien siempre voy a estar profundamente agradecido por invitarme a llegar hasta acá. Con ella tuvimos una relación de jóvenes curiosos en esos años, y un día me dijo: “¿Por qué no nos vamos a Islandia?” Yo le dije “¡Jaha!”. Y bueno, fue así como Islandia pasó de ser ecos sonoros (primero conocí su música), después solo imaginación, a convertirse en un hogar.
Llegar desde Paraguay en 2009, con 25 años, fue como aterrizar en otro planeta, Islandia es otro planeta. Recuerdo un paisaje más negro que verde: extensiones de lava, montañas, cielos inmensos, inmensidad más inmensidad, bum, un aura boreal, 24 horas de día, 24 horas de noche y silencios. Hermosos silencios. No era el Islandia “turístico” de hoy, era un país más reservado, lleno de barrios y a la vez más salvaje. Esa naturaleza en todas sus formas, honesta, me atrapó de una forma que nunca imaginé. Creo que, en ese primer invierno, mientras la nieve caía sobre un planeta que apenas empezaba a conocer, supe que algo en mí también estaba cambiando. Para siempre.
–¿Cómo definirías al retrato, y cómo lo diferenciarías de otras formas fotográficas?
–Para mí, el retrato es una forma de crear un espacio con el otro. No es una imposición de la mirada, del “yo fotógrafo” quiero que vos persona hagas esto para que el “yo fotógrafo” sobresalga. En mi experiencia, un retrato ocurre cuando el otro puede emerger, cuando no se lo interrumpe ni se lo fuerza a ser algo. En este sentido, lo diferencio de otras formas fotográficas que a veces buscan captar lo espectacular, lo inmediato o lo evidente. El retrato, en cambio, es más lento. El retrato es espera. Uno se queda esperando un gesto, una pausa, un silencio donde algo del otro se revele. Es como transitar el mundo analógico de la fotografía. Suele haber un segundo donde la persona decide darte algo, o a veces se le escapa, porque siempre está ahí. En mi búsqueda del retrato, no trato de fabricar una imagen, sino dejar que algo que ya está, como la dignidad, una verdad, incluso una herida, se asome, de formas diferentes. Y cuando hay escucha, cuando hay tiempo, ahí entre dos personas, esa imagen puede convertirse en un espejo donde alguien se reconozca con una dignidad que quizás había olvidado. Por eso, para mí, retratar es también un acto de respeto.
EL TRAYECTO
–¿Cuándo empezó a tener forma de muestra esta colección de fotos?
–Esta última exhibición de retratos tiene sus raíces en una experiencia previa del año 2023, cuando trabajé junto a Greta Clough en una región del norte de Islandia. Allí realizamos una serie de entrevistas y retratos que culminaron en la muestra Fl(j)óð, una exposición fotográfica centrada en mujeres de origen extranjero que vivían en Húnaþing Vestra. Compartimos las historias de 33 mujeres de la comunidad, celebrando sus raíces y abriendo espacios de reflexión sobre el lugar que ocupan las mujeres inmigrantes dentro de la sociedad islandesa. Este proyecto fue muy bien recibido y tuvo buena cobertura mediática en el país. Inspirada en esa experiencia, Auður Mikkelsdóttir se puso en contacto conmigo con la idea de hacer algo similar en Höfn, una localidad del sureste a donde llegamos juntos con Tess Rivarola en 2019 y donde vivimos por más de un año. Esta vez, el enfoque estuvo puesto en las y los habitantes de la comunidad. Así comenzó esta nueva etapa.
Durante tres meses hice lo que más me gusta en la vida; manejar en ruta islandesa, escuchar música y fotografiar. Viajé desde Seydisfjördur (un pequeño fiordo del este donde vivimos desde el 2020) a Höfn todos los fines de semana, unos 150 km, atravesando dos rutas de montaña que alcanzan los 600 metros de altitud y no pocas veces están cubiertas de niebla. Conocí y fotografié a 114 personas. En cada encuentro conocí algo nuevo de esta cultura. Tomé café como nunca antes en mi vida. Acá cada vez que llegas a una casa no importa la hora que sea te invitan café. Cada persona me mostró algo nuevo de la forma de ver la vida que tienen los islandeses. Y así fue tomando forma la muestra: como un retrato colectivo que busca reflejar la diversidad del pensamiento, la memoria compartida y lo cotidiano de quienes habitan este rincón del sureste islandés.
–¿Qué sensaciones o intenciones conectan o vinculan entre sí a las fotos de esta muestra?
–Una serie de fotografías puede narrar una historia, pero en esta muestra de retratos el hilo no es argumental. No hay un relato lineal, sino una atmósfera que se construye desde la escucha. Para cada retrato, lo único que pedía era que la persona eligiera el lugar donde quería ser fotografiada. Algunos escogieron sus casas; otros, los caminos donde pasean con sus perros. Algunos volvían a las granjas de sus abuelos, a los establos donde cuidan caballos, ovejas o gallinas. Esas elecciones no fueron casuales: en esta serie de retratos el paisaje no es fondo, es parte del cuerpo. Creo también que lo que une estas imágenes es una intención compartida porque para ser retratado hay que querer ser visto.
En muchos de estos retratos se puede leer el arraigo profundo que cada islandés tiene con su tierra. Para muchos, decir “soy de tal lugar” es un acto de orgullo. Y no es solo una frase: es literal. Algunos nunca salieron de su pueblo Son de ahí, y lo son a mucha honra. Cada persona retratada iba trayendo una nueva perspectiva; su forma de pensar. Y, sin embargo, algo se repetía, remitiendo a algo ya escuchado antes, al otro lado de la isla. Y así se fue tejiendo más o menos, una sensación de intimidad, de presencia, de pertenencia. Quizás lo que une estas imágenes no sea lo que se ve, sino lo que se intuye: una vibración, una confianza, una forma de mirar que no busca transformar, curiosea. Lo que deseo es que cada retrato sea una puerta entreabierta entre la presencia y el misterio.
OBSERVACIÓN Y ESPERA
–¿Cómo llegás vos a la idea de “dejar aparecer” y qué pensás que te aporta como fotógrafo en el contexto donde te manejás?
–El concepto de “dejar aparecer” lo tomo prestado de Humberto Maturana, biólogo chileno, quien plantea que amar es permitir que el otro sea, sin forzarlo a cumplir con nuestras expectativas. Me quedó resonando, y con el tiempo entendí que eso también era lo que yo buscaba al retratar. Coincide con mi manera de aproximarme al retrato, no desde la dirección ni la construcción, sino desde la observación y la espera. Yo no me siento tanto un fotógrafo que “arma” imágenes, sino alguien que observa, que acompaña. En el contexto donde vivo, el “countryside” de Islandia, el tiempo se percibe de otra forma, las personas tienen otras formas de relacionarse. En el momento del retrato, las personas acá pueden llegar a ser muy cerradas para nosotros los “sudacas”. Pero eso es una interpretación desde una expectativa del otro. Aquí, se vuelve clave ser observador, quedarse quieto. Acompañar el silencio entre los dos, acompasar el momento. Aquí no se pueden forzar las cosas. Entonces uno, como fotógrafo, va generando el espacio, las condiciones donde la persona pueda mostrarse, si quiere, si lo siente. Puedo decir hoy que “dejar aparecer” se ha vuelto para mí una ética del mirar y del convivir.
–¿Podrías comentarnos algo de Höfn?
–Höfn es un pequeño pueblo al sureste de Islandia, rodeado de playas negras, glaciares del Parque Nacional Vatnajökull y montañas que respiran con el clima. Tiene tormentas de viento, neblinas… y unos amigos maravillosos. Llegamos allí con Tess Rivarola en mayo de 2019. Hay algo en su paisaje: el viento te habla, o la luz cambia de golpe y te muestra otras formas. A primera vista puede parecer un lugar aislado, pero después de esta experiencia fotográfica me di cuenta de que tiene una vida comunitaria generosa. Vivimos un año con Tess en las afueras de Höfn, Hólmur, en una casa amarilla, con el glaciar como jardín. Después de esa experiencia armamos una exhibición en conjunto: con poesías de Tess y fotografías mías, que se llamó “Mirada extraviada”. Tess tiene mucho que ver con mi desarrollo como artista. Me empujó a buscar más profundidad, a ir más allá. Exige como loca, y eso sirve muchísimo.
–¿Cómo es tu vida allá?
–Ahora vivimos en Seyðisfjörður, en el este de Islandia, a 661 kilómetros de la capital. Mi vida hoy es bastante tranquila, ya no farreo tanto, también intensa en otros aspectos. En el día a día cocino, saco fotos, tomo helado, voy a nadar, chismoseo con la gente, me plagueo… y otras cosas que no te voy a contar porque seguro que mi vieja va a leer esto. Siento que, en lugares como estos, donde el tiempo se mueve más lento, uno puede escuchar mejor. Mirar las cosas en sus diferentes formas y estados.
Escuchar a los demás, y también a uno mismo. La naturaleza no es solo un complemento o una foto para Instagram: es un personaje más que convive entre nosotros, con el que uno dialoga todos los días. Te guste o no. Reykjavik, Höfn, Seyðisfjörður… Islandia me ha dado algo valioso: la posibilidad de mirar con más atención, de reinventarme, de sanar, de perdonar, de crecer de muchas formas. De vincularme con la gente de otra cultura, desde las diferencias y el respeto. Y de construir un ritmo de vida más acorde con lo que necesito en este momento.
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Interpol Paraguay aguarda detalles de la captura del paraguayo que sería cómplice de Marset
Durante una conferencia de prensa, el comisario Julio Maldonado, jefe de la Interpol Paraguay, confirmó la puesta bajo custodia de José Fernando Estigarribia Cristaldo, alias “La Maldad”, por sus pares del Departamento de Interpol de Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos. El ahora detenido cuenta con una orden de captura nacional e internacional en el caso A Ultranza Py.
“Para nosotros es muy importante cumplir con todo el proceso para poder presentar a esta persona ante la justicia paraguaya y vamos a poner todo de nuestra parte para que enfrente los cargos que se le sindican”, expresó el comisario Maldonado.
El mismo precisó que hasta el momento solo cuentan con la comunicación de que Estigarribia Cristaldo fue puesto bajo custodia, pero aún desconocen los detalles, como por ejemplo si se habría entregado o fue detenido en algún control, así como desconocen qué actividades habría estado realizando en el mencionado país.
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El jefe de la Interpol Paraguay remarcó que, apenas tuvieron conocimiento del hecho, ya se comunicaron con el fiscal de Asuntos Internacionales Manuel Doldán y con la jueza de la causa Rosarito Montanía, quienes deberán iniciar los trámites para la extradición del paraguayo, de manera que se dé continuidad al proceso judicial.
Según los datos con los que se cuenta, Estigarribia Cristaldo renunció a su cargo como asistente fiscal en el 2017 y se dedicó a trabajar dentro de la estructura que manejaba Marset en el país, iniciándose como guardaespaldas de su esposa Giannina García Troche y posteriormente convirtiéndose en el coordinador de operaciones y mano derecha del uruguayo.
Así también este hombre se dedicaba a organizar y participar de competencias deportivas de artes marciales mixtas (MMA), contando inclusive con un negocio denominado “Team Force Training Center”. Por otro lado, también figuraba como propietario de un local gastronómico llamado Woko. Ambas empresas fueron allanadas en el marco de la investigación de A Ultranza Py, ya que habrían sido utilizadas como fachada para el lavado de activos.
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“Tercer tiempo” celebró sus 15 años de trayectoria
El programa emitido por el canal Trece se mantiene de manera destacada en la grilla a fuerza de talento y trabajo.
“‘Tercer tiempo’ nace después de un programa que se llamaba ‘Pelota jára’, en la época del Mundial 2006, surgió como un programa para el Mundial. Tenía que hacer un programa del Mundial y se volvió prácticamente un programa oficial de entretenimiento que cada noche da alegría a la República”, comenta el actor y humorista Enrique Pavón, figura central en el alma “Tercer tiempo”, que este mes celebra sus 15 años de trayectoria en la televisión, en posición destacada dentro de la grilla del Trece.
Conducido por José Ayala y Malala Olitte, esta propuesta televisiva se demarca dentro del entretenimiento y el humor, siendo el humor para toda la familia, su motor central. “Se iban sumando los personajes del Abuelo, Súper Mboriahu, La Comarca y varios que se fueron fortaleciendo. Les dimos molde y le estuvimos guionando y dándole vida a cada personaje, para la diversión de la gente y así fue creciendo”, explica Pavón cómo se fueron consolidando los personajes que él encarna.
FESTEJO AL AIRE
En la celebración que realizaron al aire, los conductores recibieron al forjador del proyecto, Dani da Rosa, quien con más de una década al mando del barco lleva en su corazón este proyecto exitoso. “Entré en un momento difícil de esta vida de televisión que tengo porque yo venía haciendo farándula, chismes, pero con ‘Tercer tiempo’ se dio también que me encontré conmigo misma”, refiere la conductora Malala Olitte.
“Hay veces en las que nosotros cumplimos un tipo de papel para un programa, pero que al final no es un papel que vaya con nuestro perfil, pero intentamos hacerlo con tal de hacer el trabajo, y de cumplir ese sueño que en este caso es el mío: estar en la televisión. Con ‘Tercer tiempo’ me llegó ese gran día de poder hacer eso que finalmente me encantó hacer, que es estar en programas de entretenimiento”, explica.
“Creo que es la historia del folclore del paraguayo, el paraguayo que todos los días está laburando y llega a la noche, se saca el zapato y calienta la comida de la siesta y se sienta a disfrutar un ratito de ‘Tercer tiempo’ y termina a las 10:00, 10:30 de la noche y se va a descansar con una sonrisa. Esa es la misión de ‘Tercer tiempo’. Que cada paraguayo siempre llegue, caliente la cena y disfrute y duerma con una sonrisa después de toda la batalla del día”, refiere con emoción Pavón.
CARIÑO DE LA GENTE
La propuesta humorística de horario central pone a actores y al público en un diálogo casi obligado, donde se descomprimen con arte y audacia las contracturas del día a día. “La verdad que el amor, el cariño de la gente nunca tuvo precio, que te acepten la esposa, el marido y los hijos es algo que es muy difícil, muy difícil de lograr, y lo he logrado gracias también a mis compañeros y al programa en sí”, comenta Olitte.
“Yo estoy demasiado feliz, demasiado contenta en esta fiesta que vimos todos. Me sentí como si fuera que volviera a cumplir mis 15 años. Sentí esa mariposita, y realmente me emocioné. Me emocioné, quise llorar cuando me invitaron mis compañeros a bailar y la forma en que me hablaban en el oído diciéndome ‘realmente lograste muchísimo, Malala’ y eso no tiene precio, no tiene precio que tus compañeros valoren tu esfuerzo, tu trabajo”, agrega.
“Tercer tiempo” se emite de lunes a viernes desde las 20:30 por Trece, y fusiona en pantalla ficción, scketch, entrevistas y entretenimiento diverso en clave humorística. “Realmente hacer papeles que te hagan que haga reír a la gente es algo muy difícil, muy complicado. Mi papá (José Olitte) y todo el gran elenco que tenía papá alrededor eran actores que lo único que querían era hacerle reír a la gente y la humildad siempre estuvo en ellos. Justamente es eso lo que yo rescato de mis compañeros, que son muy talentosos y siempre mantienen la humildad arriba”, concluye Malala.
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“No se trata solo de aprender a combatir”
“Enseña a no rendirnos y convertirnos en personas íntegras”, afirma Belén Núñez, directora de la Academia SIJAK.
- Por Martín Villagra
- martin.villagra@nacionmedia.com
- Fotos Gentileza Belén Núñez
En zona segura del barrio Los Laureles de Asunción funciona la Academia SIJAK de Taekwondo estilo ITF - International Taekwon-Do Federation (Federación Internacional de Taekwon-Do). En ese lugar comienza un camino de disciplina, energía, respeto y superación personal.
“Cada alumno que pisa el tatami, da ese primer paso hacia una mejor versión de sí mismo. SIJAK significa inicio en coreano”, dijo a La Nación del Finde Belén Núñez, IV dan, directora e instructora principal.
La misión es formar personas íntegras a través del Taekwondo ITF, fomentando disciplina, confianza, perseverancia y respeto. Más que técnicas, enseñan valores para la vida. Promueven defensa personal, autocuidado y valentía para enfrentar las dificultades con espíritu indomable.
“Cualquier persona puede ser alumno desde los 4 años sin límites. Enseñamos técnicas de combate deportivo, formas tradicionales, defensa personal, concentración, autocontrol, disciplina, fortaleza física y mental, conciencia corporal, trabajo en equipo, respeto y espíritu marcial. Nuestros instructores están certificados internacionalmente. Desde cinturón negro primer dan, pueden comenzar a enseñar como bosabom (asistente de instructor), y desde el cuarto dan como sabonim, que significa profesor honorable”, explica Belén.
El profesor ideal no solo enseña golpes y patadas, transmite valores, acompaña el crecimiento personal y forma ciudadanos comprometidos con su entorno. “El Taekwondo se refleja en la vida diaria. Nos enseña a no rendirnos, ser constantes, respetar a los demás, aplicar autocontrol en momentos difíciles, protegernos sin violencia cuando sea necesario”, precisa.
Todas las edades
La Academia SIJAK cuenta con categorías desde los 4 años, pasando por juniors, adultos y veteranos. Hay un lugar para todos, sin importar cuándo se inicia. Lo importante en cuanto a formación, es combatir y ser buenas personas.
“Ambas cosas son fundamentales. No se trata solo de aprender a combatir, sino de convertirnos en personas íntegras. Un taekwondista que solo golpea, no entendió el verdadero camino del arte marcial. En cambio, uno que combate con respeto, vive con disciplina y valores, lleva el Taekwondo en el corazón”, asegura la instructora principal.
No es violento
Lo principal es aprender, tener disciplina y competir sanamente. El Taekwondo no es violento. “Es un arte marcial que enseña defensa personal, autocontrol y respeto. No fomentamos la violencia; al contrario, combatimos el abuso, bullying y cualquier forma de agresión de raíz. Uno de nuestros juramentos dice: “Nunca usaré el Taekwondo de forma incorrecta”. Un taekwondista tiene la capacidad y también la sabiduría de decidir no pelear jamás”, clarifica.
Inclusivo
En SIJAK todos son bienvenidos. “Somos una academia totalmente inclusiva, donde no se permite ningún tipo de discriminación. Valoramos la diversidad, respeto y compañerismo”, sentenció.
Nivel internacional
La Academia SIJAK fue sede de los Juegos Internacionales de Taekwondo ITF en julio de 2024, ocasión en la que se recibió a delegaciones varios países. “Fue un orgullo y reconocimiento al trabajo serio y comprometido que venimos realizando. Experiencia inolvidable, tanto por el nivel competitivo, como por el ambiente de camaradería y respeto que vivimos. Este año competiremos en la Copa River Plate, en Buenos Aires, y también estaremos representados en el Mundial en Jesolo, Italia, donde participan todos los países, incluso Corea, cuna del Taekwondo”, destacó.
Varios caminos
Alumnos de SIJAK pueden optar por distintos caminos: ser competidores, aspirar a la enseñanza como instructores, o simplemente practicar para desarrollar mente y cuerpo. Ofrecen ambiente sano y herramientas reales. Un sistema progresivo, donde el crecimiento es constante.
“Cuando se acercan torneos o exámenes, realizamos clases exclusivas para competidores en preparación especial”.
“Participamos regularmente en competencias nacionales con más de 500 competidores. Siempre volvemos con medallas y trofeos, que reflejan el esfuerzo colectivo”.
BELÉN NUÑEZ
TAEKWONDO ITF ACADEMIA SIJAK
PROFESIONALES
-Belén Núñez
IV dan, directora e instructora principal.
-Bosabom: Jesús Oviedo
I dan, integrante de la selección nacional.
UBICACIÓN
-Barrio Los Laureles de Asunción.
(Alas Paraguayas casi Facundo Machaín).
COSTO MENSUAL
-Guaraníes 250.000
-Con opción de entrenar tres veces por semana en horarios diseñados para cada categoría.
CONTACTOS
595-971-780-074
PARTICIPANTES
-Cualquier persona puede ser alumno sin límite de edad desde los 4 años.
ENSEÑAN
-Técnicas de combate deportivo.
-Formas tradicionales.
-Defensa personal.
-Concentración.
-Autocontrol.
-Disciplina.
-Fortaleza física y mental.
-Conciencia corporal.
-Trabajo en equipo.
-Respeto y espíritu marcial.
OPCIONES
-Clases gratuitas de defensa personal para mujeres y niños, como herramienta real para combatir la violencia.
-Charlas de concientización sobre salud física, mental y emocional.
-A cargo de Belén Núñez.