El ministro del Interior de Líbano, Ahmad Hajjar, ha anunciado este sábado que más de 25 personas han sido detenidas por el asalto ocurrido a última hora de este pasado viernes contra un convoy de la misión de paz de la ONU, en Beirut, que casi ha costado la vida al comandante adjunto del despliegue, el general nepalí Chok Bahadur Dhakal.
“Las investigaciones sobre los incidentes de ayer se completarán con la máxima seriedad y se garantizará una presencia de seguridad sobre el terreno para proteger la seguridad y la estabilidad y tranquilizar a la población”, ha declarado el ministro en declaraciones a los medios después de la reunión del Consejo Central de Seguridad.
El ataque, atribuido a simpatizantes del partido milicia chií Hezbolá, ha ocurrido en la carretera que conduce al Aeropuerto Internacional Rafik Hariri de Beirut entre protestas por las principales carreteras del país tras la decisión de las autoridades de prohibir el aterrizaje de al menos un avión procedente de Irán, aliado de la organización.
El ministro ha prometido que las fuerzas de seguridad “perseguirán a los responsables con la máxima seriedad, como demuestran los más de 25 detenidos que se encuentran ahora bajo investigación por parte de la Inteligencia Militar”, según comentarios recogidos por el portal de noticias Lebanon On. El general nepalí se encuentra fuera de peligro tras recibir tratamiento médico de urgencia en un hospital de la capital libanesa, según ha confirmado el Ejército de Nepal en un comunicado publicado este sábado.
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Un grupo de seguidores del partido-milicia chií libanés Hezbolá ha prendido fuego ayer viernes a un vehículo de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) en la carretera que conduce al Aeropuerto Internacional Rafik Hariri de la capital, Beirut. El comandante interino del Ejército de Líbano, Hasan Odé, se ha puesto en contacto con la FINUL para transmitir a la misión su rechazo a estos hechos y ha asegurado que trabajarán para “detener” a los alborotadores, así como llevarles ante la justicia.
Poco después, la FINUL ha confirmado que uno de sus convoys que transportaba a fuerzas de paz ha sido atacado “violentamente” y que uno de sus vehículos ha sido quemado. Asimismo, ha informado de que el comandante adjunto de la misión, Chok Badahur Dakal --no nombrado directamente en el comunicado-- ha resultado herido.
“Estamos consternados por este escandaloso ataque contra las fuerzas de paz que han estado ayudando a restablecer la seguridad y la estabilidad en el sur de Líbano durante un momento difícil”, ha señalado la misión en un comunicado.
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La FINUL ha recordado que “los ataques contra las fuerzas de mantenimiento de la paz son violaciones flagrantes del Derecho Internacional y pueden constituir crímenes de guerra”. Asimismo, ha instado a las autoridades a llevar a cabo “una investigación exhaustiva e inmediata” para que los responsables rindan cuentas.
Por su parte, la coordinadora especial de Naciones Unidas para Líbano, Jeanine Hennis-Plasschaert, ha resaltado que el ataque al convoy de la FINUL es “inaceptable”. “Un acto de violencia de ese tipo amenaza la seguridad del personal de Naciones Unidas que trabaja incansablemente para mantener la estabilidad en Líbano”, ha agregado.
Asimismo, ha indicado que la ONU “sigue comprometida a trabajar con el Gobierno de Líbano y todas las partes” para cumplir la resolución 1701 del Consejo de Seguridad. “Es necesaria una investigación completa y transparente para llevar a los responsables ante la justicia”, ha dicho.
El primer ministro libanés, Nawaf Salam, se ha puesto en contacto con Hennis-Plasschaert y con el jefe de la misión de la FINUL, el general Aroldo Lázaro, para trasladarles que el Gobierno condena “en los términos más enérgicos” el ataque. Ha informado de que ha pedido al Ministerio del Interior que tome “medidas urgentes” para identificar a los responsables.
Las protestas por las principales carreteras del país que llevan al aeropuerto de la capital se han extendido en las últimas horas tras la decisión de las autoridades de prohibir el aterrizaje de al menos un avión procedente de Irán.
Esto se produce en medio de las acusaciones vertidas por el Gobierno israelí de que la Guardia Revolucionaria entrega fondos de contrabando a Hezbolá a través de vuelos civiles destinados al aeropuerto de Beirut. Teherán, por su parte, ha acusado a Israel de “amenazar” a un avión civil, dejando a numerosos libaneses en tierra.
Las autoridades israelíes y las libanesas alcanzaron un acuerdo para un alto el fuego --en vigor desde el 27 de noviembre-- a cambio de la retirada de toda presencia de Hezbolá del sur de Líbano así como de las tropas israelíes en favor del Ejército regular de Líbano. El periodo para esta retirada acababa a finales de enero, pero fue ampliado hasta el 18 de febrero.
Fuente: Europa Press.