La ministra de Cultura, Adriana Ortiz, anunció que el Comité de Patrimonio Cultural Inmaterial del Paraguay ha elegido dos expresiones que serán deliberadas en el año 2025 ante la Unesco; el ñandutí y la alfarería. Foto: Gentileza
Paraguay seguirá promoviendo más expresiones culturales ante la UNESCO
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La ministra de Cultura, Adriana Ortiz, destacó el gran logro alcanzado por el Paraguay el pasado 3 de diciembre, cuando la guarania fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, durante la 19° sesión del Comité Intergubernamental de la organización que se llevó a cabo en Asunción.
En una charla en el espacio de la Vocería de Gobierno, encabezada por la vocera Paula Carro, la ministra de Cultura destacó que la guarania, genero musical creado por el artista compositor paraguayo José Asunción Flores, se convierte en la tercera expresión paraguaya que ingresa en la lista de patrimonio de la humanidad.
Recordó que en el 2020 fueron incluidos el “Tereré y el Poha Ñana”; mientras que hace un año se logró la misma distinción para el “Poncho Para’i de 60 Listas”. Explicó que Paraguay ha postulado sistemáticamente ante este comité aquellas expresiones culturales que identifican a cada paraguayo.
“Haber logrado el tercer reconocimiento es el resultado de un minucioso trabajo que se viene realizando y que se seguirá haciendo, buscando el reconocimiento de otras expresiones que forman parte de nuestra esencia”, enfatizó.
Destacó que los esfuerzos por el reconocimiento de la guarania y de su creador, José Asunción Flores, se enmarcan en la política de promoción cultural del Paraguay que emprende y lidera el presidente Santiago Peña
Próximas expresiones a ser presentadas
En ese sentido, informó que en el Comité de Patrimonio Cultural Inmaterial del Paraguay, que lidera la Secretaría Nacional de Cultura, han elegido dos expresiones que serán deliberadas en el año 2025 ante la Unesco. Por un lado, señaló el ñandutí y, que es de práctica tradicional en las ciudades de Itaguá, de Pirayú, específicamente la compañía Tuyucuá, y de Guarambaré.
Además, en carácter de salvaguarda urgente, la técnica de alfarería de las mujeres artesanas de las ciudades de Tobatí e Itá, cuyo principal elemento es el kambuchi (cántaro paraguayo).
“Son reminiscencias que forman parte de nuestra identidad más profunda y que hoy ya están en la lista indicativa de la Unesco y se va tratar el año que viene. Por otra parte, el Comité de Patrimonio Inmaterial del Paraguay tiene la inmensa tarea, que no sé aún cómo vamos a hacer, para elegir algo de la gastronomía paraguaya. Entre la chipa y el vorivorí, la verdad está muy difícil y no sé cómo vamos a resolver aún, porque cada país debe elegir una expresión por año”, explicó.
Mapa cultural universal
En otro momento, la ministra de Cultura calificó el reconocimiento por parte de la UNESCO como un acto de justicia para el Paraguay, ya que lo ubica en el mapa de la cultura universal.
“La guarania es algo que nos identifica, que nos une y nos compromete a tener una mirada país a futuro de promover en las nuevas generaciones el amor por la cultura y prepararlas para que puedan velar por lo que es patrimonio de nuestra nación”, enfatizó.
Asimismo, Ortiz señaló que la guarania es un género que actualmente se estudia en importantes universidades del mundo, y en ese sentido declaró que junto a la Cancillería emprenderán una diplomacia cultural que permita la difusión de estas expresiones.
Panamericanos Junior ASU 2025 generarán una fuerte inyección económica
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Asunción se prepara para recibir a cerca de 6.000 extranjeros durante los Juegos Panamericanos Junior ASU 2025, un evento que promete dinamizar la economía local y proyectar al país como un destino turístico de primer nivel, según manifestó la titular de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur), Angie Duarte.
La cita deportiva, que se desarrollará del 9 al 23 de agosto, ya está generando un importante movimiento desde finales de junio. La ocupación hotelera rondará el 80 %, lo que evidencia el impacto positivo que el encuentro tendrá en servicios como la hotelería, la gastronomía y el transporte.
La ministra de Turismo destacó que estos números reflejan la magnitud del evento y su efecto directo sobre la economía. “La hotelería, la gastronomía, el transporte y otros servicios turísticos se verán directamente beneficiados”, expresó en entrevista con la agencia IP. También contó que ya se designaron los hoteles oficiales que albergarán a las delegaciones, cumpliendo con estándares internacionales de calidad.
Se estima que los juegos reunirán a 4.014 atletas, 762 jueces internacionales, 300 autoridades deportivas, más de 500 miembros de staff, 46 delegados técnicos y 300 participantes de la Asamblea Panam Sports, que se desarrollará en paralelo. Estos visitantes no solo generarán un importante movimiento económico, sino que contribuirán a posicionar a Paraguay como anfitrión de grandes encuentros deportivos en el plano internacional.
Oportunidad
Los Juegos Panamericanos Junior representan, además, una oportunidad clave para fortalecer la imagen del país como un destino preparado y confiable para el turismo de eventos, sostuvo Duarte. “La sinergia entre deporte y turismo se convierte en un motor que impulsa el desarrollo económico y proyecta la hospitalidad paraguaya ante los ojos del continente”, destacó.
La realización de los juegos es fruto de una planificación interinstitucional liderada por la Senatur, que trabaja bajo el Plan Estratégico de Turismo de Reuniones. Esta hoja de ruta apunta a consolidar al Paraguay como un destino competitivo en el segmento MICE (Meetings, Incentives, Conferences and Exhibitions), así como en el ámbito de los grandes eventos deportivos y sociales.
Se espera que Asunción viva dos semanas de intensa actividad que dejarán un legado económico y de posicionamiento internacional, confirmando los frutos de una política pública enfocada en el crecimiento sostenible del turismo nacional.
Kure Ara: un evento tradicional que reúne este domingo a familias en Luque
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El Kure Luque Ara se convirtió en uno de los festivales de la gastronomía y la música más importantes del país, contando en esta edición con más de 30 diferentes presentaciones de artistas nacionales y decenas de puestos gastronómicos centrados en platillos con base en cerdo.
El evento, que arrancó este domingo a las 08:30 en la ciclovía municipal Valois Rivarola, ha llegado a su horario cúspide al mediodía, pero continúa hasta la medianoche, ofreciendo así una opción diferente no solo para el almuerzo, sino para la cena.
Entre los platillos principales se encuentran el cerdo a la estaca, a la parrilla y el desmechado de cerdo, aunque las presentaciones de esta deliciosa carne también varían en platos más pintorescos como guiso carretero de cerdo, empanada de cerdo y asaditos con mandioca.
El día se prestó para disfrutar de esta actividad luqueña en familia. Foto: Néstor Soto
También existe un espacio para los puestos de comida internacional, como la mexicana y la venezolana, donde a través de una fusión gastronómica se puede disfrutar de tacos de cerdo y arepas con cerdo, honrando así esta tradicional jornada luqueña.
Entre los diversos puestos de comida, también existe la posibilidad de degustar una variedad de postres y bebidas que acompañan así un menú completo y variado para toda la familia.
No se puede quedar atrás tampoco el sector artístico, por lo que toda la jornada está animada no solo por música, sino que por baile, permitiendo generar un ambiente distendido y de entretenimiento.
Durante toda la jornada también se encuentran en exposición diferentes tipos de artesanías nacionales, entre las que se destacan la orfebrería en plata y oro, que son también insignia de esta ciudad que emana cultura y tradición.
Este domingo, la ciudad de Luque es una opción única y diferente para disfrutar de música, arte y gastronomía, conociendo cada vez más sobre la tradición de este popular distrito, cuya símbolo es el chancho.
El evento ha llegado a su horario cúspide al mediodía, pero continúa hasta la medianoche con varias opciones gastronómicas y música en vivo. Foto: Néstor Soto
El ñandutí: una tradición que lleva el pan a los hogares
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Jimmi Peralta
Fotos: Matías Amarilla
El ñandutí, tejido tradicional del Paraguay, presenta en sí misma una sutil metáfora de su naturaleza dentro de la ciudad que sin dudas es su hogar, Itauguá. Situado a 30 kilómetros de Asunción, el distrito es conocido como el centro de producción de vestidos, cuadros, blusas y manteles confeccionados a base de este tejido artesanal, que representa al suelo guaraní en todo el mundo en diversas instancias y certámenes. Las artesanas redoblan la apuesta y ahora van por el Récord Guinness.
El ñandutí es realizado generalmente de manera individual por manos de mujeres. En su desarrollo, tejen más allá del bastidor una trama de producción en comunidad que traza formas, líneas rectas y curvas interconectadas en la diversidad de colores y direcciones.
Como artesanía, el ñandutí se aprende en la casa, con la magia de la formación no sistemática, que da vuelo y vida a su esencia. Al mismo tiempo, pone el sentido de la transmisión de conocimiento de madres a hijas y de hijas a madres, entretanto se cimenta parte del sustento familiar. Este tejido primero pone pie en la función más elemental: llevar el plato de comida a los hogares de los itaugüeños para después barnizar el vínculo colectivo de una ciudad que cuenta con varios centenares de tejedores y tejedoras.
“Mi abuela no sé si tejía, pero yo aprendí de mi mamá, de muy chiquita, y ni bien cuando yo empecé a hacer los bordados, me daba la plata mi mamá. ‘Este es tu trabajo. Te va a servir para comprar otra vez tus materiales’, me solía decir mi mamá. Y así nunca dejé de hacer. Este trabajo también ayudó para criar a mis tres hijas”, comenta Antonia Morínigo, tejedora itaugüeña que esta semana se sumó a la Red Tejiendo Cultura, una plataforma que nuclea a más de 500 artesanas del ñandutí del Paraguay y de países como Australia, Puerto Rico, Chile, Reino Unido, España y Argentina.
Más de 150 de estas artesanas son de Itauguá, algunas jóvenes y otras de más de 90 años. Ahora forman parte de este proyecto que busca sumar el trabajo individual para armar el tejido de ñandutí más grande el mundo, que será de 120 metros de largo por 5 metros de ancho, buscando el récord mundial.
Como la mayoría de las tejedoras, Antonia empezó de niña. Ahora es abuela y ya no puede producir en bastidores grandes como antes. Ella tiene a su cargo las labores del hogar y todos los días, después del almuerzo, se sienta en su dormitorio a dibujar con el hilo y la aguja sobre su tela. “Este bastidor armado yo termino en un día, porque yo soy ama de casa, tengo que cocinar todo, yo soy la mamá de la casa. A la tarde, puede comer la comida, me suelo sentar acá en mi pieza y hago mi ñandutí, a la noche ya quiero descansar”, comenta. El proceso de producción arranca con el dibujo sobre el papel “y regla”, recuerdan las tejedoras. Luego se estira la tela en el bastidor, se dibuja en la tela y se comienza a tejer. Terminado el trabajo, se separa el tejido de la tela, se lo lava y finalmente se le pone el almidón para que se endurezca.
“Hay gente que tuvo que migrar a otros países, pero se llevaron parte de sus culturas y otras que se dedicaron a enseñar y así esparcir por todo el mundo. La ciudad de Itauguá es conocida como la capital del ñandutí y cuna de la misma. En cada compañía de Itauguá te encontrarás con un o una artesana elaborando su trabajo porque la técnica fue otorgada de generación a generación y se ha vuelto una tradición para las familias. Es por ello que hay más cantidad de artesanos en la localidad de Itauguá”, comenta Guillermo Acosta, coordinador de la Red, itaugüeño y profesor de ñandutí, quien en su propio perfil vital narra la historia del tejido y las familias de su ciudad.
Guillermo Acosta, profesor de ñandutí. Foto: Matías Amarilla
“Todo se inició desde la tristeza de mi querida Maximina Quiñónez. En una tarde se puso triste y observaba su ñandutí y me dice ‘qué pena que ninguna de mis hijas va a legar esto que yo hago, ninguna de ellas dos sabe hacer’. Sentí tanta pena al oírla decir eso que entonces le pregunté cuál era el dechado más difícil y complicado de hacer. A lo que ella me respondió el arasape y la filigrana, que coincidentemente estaba haciendo. Entonces me fijo en sus idas y vueltas que realizaba sin decirle nada en absoluto. Como ella trabajaba cama adentro y venía a casa los fines de semana, la sorprendí con un trabajo que estaba realizando sin decirle nada. Era una imagen de san Blas, pero en ñandutí. Me pregunta quién hizo y le digo que yo.
Me mira y dice que no me cree. Para que me pudiera creer, me siento y le muestro que sí lo podía hacer y desde entonces le tomé como hobby”, narra Acosta sobre cómo en el ñandutí se reafirma el tejido social y el empoderamiento económico de las mujeres de una ciudad.
TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia Centurión (91) son dos hermanas tejedoras que viven junto a la hija de la segunda en una humilde casa en el centro de Itauguá, donde las tres comparten además el amor al ñandutí y su creación.
Las hermanas aprendieron el oficio desde pequeñas. Su madre transmitía el conocimiento a su descendencia femenina, “porque los varones buscaban otras formas de aportar, como trabajando en la carpintería y otras cosas”.
“Cuando teníamos entre 7 u 8 años nosotros mirábamos a escondidas cómo trabajaba nuestra mamá y hacíamos que practicábamos en papel. No podías hacerlo bien porque ella no quería que nosotras trabajemos. Pero cuando se dio cuenta de que ya lo hacíamos, finalmente decidió mostrarnos cómo hacerlo bien”, comenta Esmérita.
“Cuando me siento puedo producir rápido, pero ahora ya no puedo sentarme por mucho tiempo, ya estoy grande”, explica Juliana.
“Antes valía más nuestro trabajo, se pagaba mejor por el ñandutí. Nosotras ya no salimos a vender ahora, no nos vamos a ninguna parte. Vienen a hacernos el pedido y hacemos. Antes salíamos, ahora tenemos una patrona. Antes producíamos muchísimo más”, explica Esmérita.
El oficio que le legó su madre le sirvió para sostenerse durante una larga vida y para la crianza de su hija, que también teje. Las hermanas se sumaron esta semana al proyecto que busca batir el récord mundial con un tejido de producción colectiva.
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia
Centurión (91) son dos hermanas tejedoras. Foto: Matías Amarilla
ENSAMBLE
Actualmente la producción de las tejedoras se realiza de diversas maneras, pero la preferida es la realización individual de piezas que después son acopiadas e integradas a vestidos, manteles y otras piezas.
Los precios pueden variar y los productos se realizan en algunos casos bajo pedido y en otros es un proceso a la espera de clientes. Las pequeñas piezas se suman entre sí y de esta manera diversas tejedoras pueden finalmente articular sus trabajos en un producto final, que provee a sus hogares de sustento y de prendas a las principales tiendas especializadas de la ciudad o, como varias de ellas dicen, “a mi patrona”.
Entre tanto, para el proyecto del tejido más grande del mundo se les proveerá a todas las artesanas de insumos (bastidores, lienzos, hilos, agujas) y ellas decidirán cuántos módulos realizarán de acuerdo a sus capacidades y habilidades. Las piezas serán posteriormente certificadas para el ensamble. Como es dable esperar, la producción del tejido significará un ingreso económico.
Se estima que se juntarán unas 2.200 piezas a través de la red. Esta será de los diez dechados (dibujos) seleccionados para la ocasión: jazmín poty, mbokaja poty, buey pypore, machete punta, arasape, arapaho un lado, estrella de cuatro puntas con kurusu’i, takuru con karê’i doble, margarita y pensamiento. A los costados la pieza contará con randas con cadenilla doble y en las esquinas estrellas de cuatro puntas con filete. La puesta en valor del ñandutí a través de este proyecto genera un aporte inmediato mediante la generación de pedidos para las tejedoras. A mediano plazo centralizará una red de trabajadoras, lo que podría facilitar a futuro la producción, la adquisición de insumos y la comercialización. A largo plazo se busca la valoración cultural y pecuniaria a nivel nacional e internacional de este tejido que data del XVI, y que surgió en estas tierras de la unión de una técnica europea y la creatividad de la mujer paraguaya.
“CADA VEZ QUE TE TENGO PEDIDO VENDO TODO MI ÑANDUTÍ”
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce, teje desde los 13 años. Ella valora la iniciativa del proyecto y celebra que significará más trabajo para ella.
“Aprendí a hacer ñandutí viendo a mi tía y mi prima. Al darle el primer trabajo que hice, mi tía ya lo llevó, vendió y me trajo ya directamente materiales para hacer más”, comenta Porfiria, quien trabaja mechando su artesanía con las labores domésticas con la ayuda de su hija.
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce.
“Yo me levanto a la mañanita y en medio de mi mate hago mi ñandutí. Después me levanto a hacer para el almuerzo, hago todo eso y ya me siento otra vez a trabajar. Si no hay pedido, igual nomás hago yo. En algún momento va a venir el pedido. Cada vez que tengo pedido vendo todo mi ñandutí; si no hago mi ñandutí, hago chipa”, comenta.
Relata que para ella la parte más difícil es el dibujo. “Eso se hace primero, el dibujo, con la regla se hace, se hace bien eso en el papel, después tenés que estirar con el bastidor la tela y dibujar. Ahí se trabaja”, narra sobre el proceso de producción.
“DESDE MUY CHIQUITA ME PAGABAN POR MI TRABAJO”
Felipa López (63) desde los 7 años se sumó a su mamá, su abuela y sus hermanas, todas de la ciudad del ñandutí, en el oficio de tejedora.
“Hago diferentes dibujos, con hilo fino y con hilo grueso, de ambas formas. Eso también me enseñó mi mamá. A ella le enseñó mi abuela. Desde muy chiquita me pagaban por mi trabajo. La plata me servía para mi escuela, para mis útiles. Tengo siete hijos, ahora conmigo ya solo vive uno. A tejer le enseñé solo a dos hijas mías”, comenta Felipa, quien desde sus manos y el arte dio de comer a su familia junto con su marido, quien es constructor.
Felipa López (63)
“JAGANA´I, PERO JAGANA, UPÉA LA HE´ISÉVA”
Filemona Figueredo (68) arrancó como tejedora a los 12 años con su madre y sus seis hermanas. Ella también se sienta con su bastidor entre las actividades de cuidado y de la labor doméstica en su hogar itaugüeño.
“Recuerdo que cuando era chiquita cada 15 días nos tocaba a cada una ir a vender. De esa plata comprábamos para nuestra ropa para farrear”, comenta entre risas.
“Nunca trabajamos para otra persona”, refiere acentuando que nunca tuvo un trabajo en situación de dependencia.
“Siempre jagana’i, pero jagana, upéa la he’iséva. Igusto remba’apo, revende ha rejúma nde platamíre” (siempre ganamos poco, pero ganamos, eso es lo que importa. Da gusto trabajar, vender y venir con tu platita), explica Filemona, quien es madre de tres hijos.
SOBRE EL PROYECTO
Tejiendo Cultura – El Ñandutí Más Extenso del Mundo es una iniciativa impulsada por Innovaciones Comerciales y la Asociación de Ñandutí en Japón, con el acompañamiento de la Municipalidad de Itauguá y la alianza estratégica de la EBA.
Su objetivo no solo es confeccionar de forma colaborativa la pieza de ñandutí más grande del mundo, sino también visibilizar el trabajo artesanal, fortalecer el turismo cultural y abrir nuevas oportunidades económicas para las tejedoras del país a través del arte textil.
La edición de hoy convoca a trece colectividades extranjeras residentes en Paraguay que compartirán sus tradiciones, sabores y expresiones artísticas.
Hoy, desde las 11:00, la calle Palma de Asunción se convertirá en un punto de encuentro multicultural en el marco de la “Feria palmear sin fronteras: una calle, mil acentos”. Se trata de una edición especial de la ya clásica cita, que esta vez reunirá a trece colectividades extranjeras residentes en Paraguay para compartir sus tradiciones, sabores y expresiones artísticas.
La jornada invita a vivir una experiencia única con una gran variedad de gastronomía típica, actividades lúdicas y espectáculos artísticos que reflejan la riqueza y diversidad cultural de Bolivia, Uruguay, Colombia, Estados Unidos, Corea, Croacia, Japón, Taiwán, Italia, México, Perú, Alemania y Francia.
Se anuncia la presentación artística del Ensamble Folclórico de la OSN, elenco de baile de Lilian Doldán, la Banda de la Policía Nacional y la cantante Gaby Chamorro. También habrá un espectáculo de k-pop y, de la mano de la Embajada de Taiwán, el público podrá disfrutar de la tradicional danza del león en el escenario instalado en Palma y 14 de Mayo.
La Embajada de Taiwán presentará
la danza del león
INTEGRACIÓN
La “Feria palmear sin fronteras” busca consolidar una plataforma para celebrar la integración, la diversidad y la identidad multicultural que enriquecen día a día a nuestro país. Feria Palmear es una propuesta que plantea revitalizar el casco histórico de la capital a través de actividades públicas, en donde el arte y la cultura son las excusas convocantes para el encuentro social, permitiendo a la vez el desarrollo del comercio de los asistentes.