En este mismo espacio, hace apenas cuatro días, develábamos detalles de la que en el Gobierno dieron en llamar operación 16 de junio. La misma consistía en una campaña sucia con una cadena de ataques al movimiento Honor Colorado, diferentes microoperaciones políticas que se iniciaron a fines del mes de mayo hasta la fecha tope de inscripción de candidaturas que marca el Tribunal Electoral Partidario para las internas de la ANR: el 16 de junio. Esta operación se inauguraba con el mamarracho disfrazado de filtración que venía con la etiqueta “Informe Seprelad sobre empresas del Grupo Cartes”, un miserable refrito que solo puede ser concebido en las distorsionadas mentes de Mario Abdo Benítez, Hugo Velázquez, Desirée Masi, Carlos Arregui, Arnaldo Giuzzio y Nicanor Duarte Frutos. La idea era hacer que las candidaturas de Horacio Cartes a la Junta de Gobierno y de Santiago Peña y Pedro Alliana, como presidente y vicepresidente de la República, respectivamente, bajen los puntos que el oficialismo no logra subir por sí mismo. Como no pueden subir, al menos iban a intentar bajar al enemigo.
Además, y principalmente, se pretendía descabezar al movimiento Honor Colorado evitando la inscripción de la candidatura de Horacio Cartes. Hacerlo retroceder de sus legítimas intenciones de presidir el Partido Colorado por medio de estos ataques a su grupo empresarial. Ilusos. Sacarlo de la cancha porque saben que no pueden ganarle. El supuesto informe no pasa de ser un editado de anteriores operaciones que ya han sido desmontadas en su momento. Como también está siendo desmontado este último, punto por punto. La operación 16 de junio contó con la actitud colaboracionista de los grupos de medios de Zuccolillo y Vierci, que sin corroborar ni cruzar datos se tragaron el entero y de un bocado el pescado podrido que les entregó el gobierno. Porque fue una entregia y no una filtración como pretendieron enmarcar el debate.
Una de las ramificaciones de la operación 16 de junio, era sin duda la pata judicial. Lograr, por medio de la presión política y mediática que los organismos de investigación y judiciales se involucren en la guerra política y convertirla en una batalla judicial interminable. Lo que en el análisis político se conoce como lawfare. Para eso, el Ejecutivo fue logrando mayorías tanto en la Corte Suprema de Justicia, como en el Consejo de la Magistratura y en el Jurado de Enjuiciamiento. El único coto que les falta es el Ministerio Público, por acá se explica la obsesión por tumbar a la actual fiscal general del Estado. Hasta ahora, estos organismos han recibido los embates del intenso lobby que desplegó el Ejecutivo mediante un terrorismo de Estado brutal, solo digno de hijos y nietos de la dictadura estronista.
En el Contexto del cual le hablábamos al inicio también se hacía referencia al respecto de lo necesarios que son la inteligencia y la creatividad a la hora de desplegar estas operaciones políticas, de manera que no caigan en lo burdo. Como no cuentan con ninguna de aquellas dos cualidades, pisaron el palito y quedaron en evidencia. El movimiento Honor Colorado inscribió la candidatura de Horacio Cartes a la presidencia de la Junta de Gobierno y las precandidaturas de Santiago Peña y Pedro Alliana, a la presidencia y vicepresidencia de la República. No contentos con inscribirse, fueron los primeros en hacerlo, el primer día de la apertura de inscripciones y a primera hora. El mensaje era tan claro y contundente: acá estamos, firmes, unidos, los ataques no nos harán retroceder. Obviamente, era claro y contundente para quien quiera ver, el que no, bueno. El diario Abc Color, convertido en órgano oficial del Gobierno, automáticamente titula: “Cartes desafía a la justicia y oficializa su candidatura a presidente de la ANR”, seguía al título una auténtica ensalada de supuestos y conjeturas sin el más mínimo asidero. Todo tratando de justificar porque Cartes no debió inscribir su candidatura, pasa que, en el fondo, ese siempre fue el objetivo de la operación 16 de junio. No lo lograron. Una vez más, fueron por lana y volvieron trasquilados.
El mensaje era tan claro y contundente: acá estamos, firmes, unidos, los ataques no nos harán retroceder. Obviamente, era claro y contundente para quien quiera ver, el que no, bueno.
Se pretendía descabezar al movimiento Honor Colorado evitando la inscripción de la candidatura de Horacio Cartes.