Uno de los errores en los que con mayor persistencia se cae es el de asumir que el pueblo no quiere ver malas noticias. Se cree que si se le cuenta a la gente el estado en el que se encontró la casa, los sectores contrarios que fueron derrotados lo plantearán como excusas.
En la comunicación política, sobre todo en su rama gubernamental o de gestión, hay una escuela que dice que no hay que plantear nada negativo. Algunos creemos que eso es menospreciar la capacidad de percepción de la gente. No porque no se cuente va a significar que no esté sucediendo. Es mejor que las cuestiones negativas sean abordadas desde el marco de discusión que uno pretende, ganándole de mano incluso a los grupos de medios.
En ese contexto, hay que decirlo con todas las letras, el gobierno de Mario Abdo Benítez dejó una cantidad de clavos y bombas activadas en todas y cada una de las instituciones, no hay una que se pueda decir que salió ilesa. Ni una sola. Acá va apenas un ejemplo: el proceso de selección externa de la Itaipú Binacional, a pesar de los reiterados pedidos del equipo de transición basado en infinidad de denuncias que hablaban de digitación de perfiles a medida, de cambiar las reglas hasta horas antes del cierre de la inscripción y de otras irregularidades, el gobierno de Marito hizo caso omiso a los pedidos. Claro, el que gobernaba en Itaipú no era ni el ex director general paraguayo, ni los consejeros. Quien hacía y deshacía era Gerardo Soria, uno de los clavos y pysã tronco más grandes que le dejó a los paraguayos el gobierno anterior.
Otro clavo y evidencia viviente de que aquella campaña donde Yodito nos hablaba de la importancia de consumir sal yodada y las consecuencias negativas que generaba no hacerlo en la capacidad de comprensión lectora y desarrollo de las plenas facultades cerebrales es el hoy diputado Mauricio Espínola, quien fungiera de asesor político de Mario Abdo. Alguien que apenas puede hilar una idea completa que tenga coherencia, pero que últimamente y gracias a algunos grupos de medios pretende dar cátedras de política y asesoramiento. El típico caso del que ya estuvo en el cargo y habiendo tenido la posibilidad, nada hizo por el país más allá de competir con su exjefe en un torneo mundial de ñemotîs, uno tras otro.
Los ciudadanos tienen derecho a saber las trapisondas e irregularidades que dejó el gobierno de Mario Abdo Benítez, el más corrupto de todos los tiempos. No serán excusas, será exponerle a la gente cómo se encontró la casa. Hay informes de auditoría forense de la Contraloría General de la República que hablan al respecto. Son más de sesenta y solo del periodo 2022. La comisión liderada por el senador Dionisio Amarilla está trabajando en ellos. Se espera que el Ministerio Público despierte de su larga siesta, en lo que concierne al procesamiento, imputación y condena de los responsables. Hay que exponerlos. Si eso no cambia, nada va a cambiar.
El pueblo precisa saber la verdad. La criminal complicidad que tuvieron los grupos de medios de comunicación liderados por las familias Zuccolillo y Vierci en el gobierno anterior se mantiene ahora armando operaciones que hace que se cambie el foco de la agenda de manera permanente y asignándole a la administración actual responsabilidades que en realidad no son suyas.
El gobierno de Mario Abdo Benítez dejó una cantidad de clavos y bombas activadas en todas y cada una de las instituciones, no hay una que se pueda decir que salió ilesa.
Quien hacía y deshacía era Gerardo Soria, uno de los clavos y pysã tronco más grandes que le dejó a los paraguayos el gobierno anterior.