Mientras desde el ofi­cialismo señalan que los números de la seguridad “están mejo­rando”, los casos de secues­tros, asaltos y otros rubros delincuenciales se eviden­cian cada vez mas. David Reimer, padre del secues­trado, expresó que los que tenían cautivo a su hijo, le dieron las coordenadas para ir al encuentro de este, que se encontraba en una comuni­dad indígena recientemente conformada.

El mismo explicó a los medios, que para llegar a recoger a Peter, así como para el retorno a casa, pasaron por una unidad militar de la zona. Reimer padre remarcó que su hijo se hallaba física­mente bien, pero que estaba shockeado por la experiencia vivida. Los criminales le man­tuvieron todos los días de su cautiverio sin bañarse y sin hablar con nadie, acotó.

“Esta mañana me llama­ron para buscar a mi hijo, solamente yo y otra persona podían ir. Me dijeron que estaba en una casa, estaba en una cama, llegó anoche. Si iba otra gente, entonces en el momento le iban a matar. Fuimos entre dos, callados, a buscarle y traerle a casa, aproximadamente a primeras horas de la mañana. No está golpeado, está bien”, expresó.

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Tras la liberación de Peter, quien es un humilde trabaja­dor (electricista) de la Ande, el terror quedó instalado en la comunidad de menonitas del lugar. A partir de ahora, sostienen, los del EPP inyec­taron la evidencia de que no es necesario ser de una familia pudiente, para temer por un secuestro de algún miembro, que a partir de hoy, cualquiera puede ser secuestrado.

Desde el Gobierno sostienen que los números de la insegu­ridad “se están reduciendo”, a pesar de que los repor­tes diarios digan lo contra­rio. Reimer fue secuestrado en la estancia Guyra Cam­pana, ubicada entre las ciu­dades de Santa Rosa del Agua­ray y Tacuatí, en San Pedro, el pasado 6 de diciembre. El EPP exigía la entrega de víve­res por valor de US$ 500 mil a comunidades en Amam­bay, San Pedro, Canindeyú y en el barrio Chacarita de Asunción.

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