Existe una cantidad de tiempo recomendada que se debe esperar entre la ingesta de alimentos y la elevación de su frecuencia cardíaca, aquí te explicamos de qué se trata todo eso. Foto: Render Area.
¿Sería posible encontrar vida fuera de nuestro sistema solar?
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Buscar rastros de vida en Marte, como hace actualmente la NASA, es una cosa. Pero los científicos miran más allá y avanzan en la búsqueda de vida más allá del sistema solar.
Un estudio, publicado en febrero en la revista Science, revela el descubrimiento de un nuevo exoplaneta que parece ser un candidato ideal para buscar una atmósfera similar a la de la Tierra. Si esto fuera así, podríamos encontrar rastros de vida en algún otro planeta que gire en torno a una estrella que no sea nuestro Sol.
“El objetivo final es encontrar biomarcadores o biofirmas en las atmósferas de los exoplanetas, que son signos de vida en planetas habitables como la Tierra”, explica Jose A. Caballero, astrónomo del Centro de Astrobiologia y uno de los coautores del estudio, al que han contribuido investigadores de los cinco continentes.
En los últimos 25 años se han descubierto unos 4.000 exoplanetas, y algunos ya han revelado tener atmósfera, sin embargo, se trata de “grandes planetas gaseosos o helados”, dice Caballero. Estas investigaciones “aún no se han realizado en planetas del tamaño de la Tierra”. Con su descubrimiento, los investigadores han abierto la posibilidad de estudiar un exoplaneta “rocoso como la Tierra”, que podría tener una atmósfera similar, asegura el experto.
A 26 años luz
¿Cómo se llama ese exoplaneta? Gliese 486 b. Es un 30% más grande que la Tierra, pero es 2,8 veces más pesado. Está ubicado a 26 años luz de la Tierra, lo que lo convierte en el tercer exoplaneta conocido más cercano en tránsito, es decir, en una trayectoria en la que puede vérsele pasar por delante de su estrella.
Para identificarlo, los investigadores utilizaron dos técnicas diferentes: la observación del cambio en la luz emitida por la estrella cuando el planeta pasa por delante de ella, y la velocidad radial, que mide las oscilaciones de la estrella bajo la influencia de la gravedad del planeta.
Como Gliese 486 b está muy cerca de su estrella, tarda algo menos de 1,5 días en completar su órbita alrededor de ella. Además, la estrella (llamada Gliese 486) es muy brillante. Estos dos factores han hecho posible la adquisición de muchos datos y, por tanto, un estudio con tanta precisión.
Impresión artística de la superficie de la súper-Tierra caliente Gliese 486b recién descubierta, con una temperatura de aproximadamente (430 ° C), Gliese 486b posiblemente tenga una atmósfera.
[Crédito: RenderArea- AFP]
“Empezar por algo”
La proximidad de este exoplaneta a su estrella también lo hace muy caliente (al menos 430°C). Está “minado de volcanes y ríos de lava”, describe Trifonov. Por lo tanto, “no es habitable”. Sin embargo, si este planeta “tiene una atmósfera, entonces cualquier planeta más alejado (de la estrella) con características similares tendrá una atmósfera”, y más probabilidades de ser habitable, explica Caballero.
A la inversa, si no tiene atmósfera, los demás planetas en órbita tampoco la tendrán. Estos planetas son más difíciles de detectar: al estar más alejados de su estrella, pasan por delante de ella con menos frecuencia. “Tenemos que empezar por algo”, explicó Caballero.
“Gliese 486 b es un descubrimiento notable, que probablemente se convertirá en la ‘piedra rosetta’ para las investigaciones atmosféricas de los exoplanetas rocosos”, resume Trifon Trifonov, investigador del alemán Max Planck Institute for Astronomy, y autor principal del estudio.
El científico aguarda con interés el despliegue del tan esperado telescopio espacial James Webb, previsto para este año. Gracias a él, sería posible saber -en al menos tres años- si este exoplaneta tiene o no una atmósfera, y cuál es su composición. Luego, tal vez, “en una o dos décadas”, detectar rastros de vida en uno de sus gemelos, añora Caballero para AFP.
Esta imagen captada con el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) muestra HOPS-315, una estrella joven. Foto: Observatorio Europeo Austral/AFP
Observan el nacimiento de un sistema solar a 1.300 años luz
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Un equipo de astrónomos ha observado las primeras etapas del nacimiento de planetas alrededor de una estrella, un proceso similar al que formó el Sistema Solar, según un estudio publicado el miércoles en Nature. “Por primera vez, hemos identificado el momento más temprano en que comienza la formación de un planeta alrededor de una estrella”, explicó Melissa McClure, profesora de la Universidad de Leiden (Países Bajos) y autora principal del estudio, en un comunicado del Observatorio Europeo Austral (ESO).
Ubicada en la nebulosa de Orión, a 1.300 años luz, HOPS-315 es una joven estrella que se parece mucho al Sol en sus inicios. Estas estrellas nacientes están rodeadas de discos de gas y polvo, llamados “discos protoplanetarios”, en los cuales se forman los planetas. En su interior, minerales cristalinos que contienen monóxido de silicio (SiO) pueden condensarse a temperaturas extremadamente altas.
Con el tiempo se agrupan, ganando tamaño y masa para formar planetésimales. En el Sistema Solar estos minerales cristalinos, que posteriormente dieron lugar a planetas como la Tierra o al núcleo de Júpiter, quedaron atrapados en antiguas meteoritos, que los astrónomos utilizan para fechar el inicio de la formación de este rincón de la Vía Láctea.
Al observar el disco alrededor de HOPS-315, los autores del estudio lograron encontrar evidencia de que estos minerales calientes comienzan a condensarse allí. Sus resultados muestran que el monóxido de silicio está presente alrededor de la joven estrella en estado gaseoso, así como dentro de estos minerales cristalinos, lo que sugiere que apenas está comenzando a solidificarse.
Estos minerales fueron identificados por primera vez utilizando el telescopio espacial James Webb (JWST). Luego, los científicos observaron el sistema con el instrumento ALMA del ESO en Chile, para determinar el origen exacto de las señales químicas.
Descubrieron que éstas provenían de una pequeña porción del disco alrededor de la estrella, equivalente a la órbita del cinturón de asteroides que rodea al Sol. “Este sistema es uno de los mejores que conocemos para explorar algunos de los procesos que ocurrieron en nuestro sistema solar”, se alegra Merel van’t Hoff, profesora en la Universidad de Purdue (Estados Unidos) y coautora del estudio.
Esta imagen sin fecha publicada por el Observatorio Europeo Austral (ESO) el 2 de julio de 2025 muestra el remanente de supernova SNR 0509-67.5. Foto: AFP
Detectan inusual cometa de hielo cruzando el sistema solar
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Un objeto proveniente de fuera del sistema solar fue detectado cruzándolo a toda velocidad, el tercer visitante interestelar jamás observado por la humanidad, según confirmaron los astrónomos. El objeto, posiblemente el más voluminoso que se ha observado, fue bautizado como 3I/Atlas y clasificado como cometa por el Centro de Planetas Menores de la Unión Astronómica Internacional (UAI).
Su aspecto “sugiere que está compuesto principalmente de hielo en lugar de roca”, explicó a AFP Jonathan McDowell, astrónomo del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian. Según el responsable de defensa planetaria de la Agencia Espacial Europea (ESA), Richard Moissl, no hay riesgo de que colisione con la Tierra.
“Volará profundamente en el Sistema Solar, simplemente pasando en la órbita de Marte”, a una velocidad estimada de hasta 60 km por segundo, es decir, más de 200.000 km por hora, declaró Moissl a AFP. Asimismo, dijo, su trayectoria indica “que no está en órbita alrededor del Sol, sino que proviene del espacio interestelar y regresará allí”.
El objeto fue detectado el martes por un observatorio chileno como parte del proyecto ATLAS de monitoreo de asteroides, financiado por la agencia espacial estadounidense NASA, escribió el astrónomo norteamericano David Rankin en la red social Bluesky.
Astrónomos profesionales y aficionados de todo el mundo buscaron posteriormente los datos registrados por los telescopios para reconstruir su trayectoria desde el 14 de junio.
El tamaño del objeto ha sido calculado en 10 a 20 km de diámetro, pero podría ser menor si está compuesto por hielo, que refleja más la luz.
“Se va a hacer cada vez más brillante y se acercará al Sol hasta finales de octubre, y será aún observable (con telescopio) hasta el próximo año”, sostuvo Moissl.
Se trata del tercer objeto interestelar detectado por la humanidad, según confirmaron los astrónomos la noche del miércoles.
El primero, llamado Oumuamua, fue detectado en 2017, y el segundo, 2I/Borisov, en 2019.
Oumuamua era un objeto tan extraño que al menos un científico destacado llegó a convencerse de que se trataba de una nave alienígena, aunque investigaciones posteriores desmintieron esta hipótesis.
No hay razón para sospechar un origen artificial en el caso de 3I/Atlas, pero equipos de todo el mundo están trabajando rápidamente para responder preguntas clave sobre su forma, composición y rotación.
Mark Norris, astrónomo de la Universidad de Central Lancashire (Reino Unido), dijo a la AFP que el nuevo objeto parece “moverse considerablemente más rápido que los otros dos objetos extrasolares que descubrimos anteriormente”.
Actualmente, el objeto se encuentra aproximadamente a la misma distancia que Júpiter de la Tierra, según Norris.
Norris mencionó modelos que estiman que podría haber hasta 10.000 objetos interestelares vagando por el Sistema Solar en un momento dado, aunque la mayoría serían más pequeños que el objeto recién descubierto.
Si esto es cierto, el nuevo Observatorio Vera C. Rubin en Chile podría comenzar a detectar estos tenues visitantes interestelares cada mes, dijo Norris. Moissl señaló que no es factible enviar una misión espacial para interceptar el nuevo objeto.
Aun así, estos visitantes ofrecen a los científicos una inusual oportunidad para estudiar algo fuera de nuestro Sistema Solar. Por ejemplo, si detectáramos precursores de vida como aminoácidos en uno de estos objetos, eso reforzaría “nuestra confianza de que las condiciones para la vida existen en otros sistemas estelares”, comentó Norris.
Habrían hallado un “noveno planeta” en el sistema solar
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París, Francia. AFP.
Buscaban el misterioso “noveno planeta”. Pero en vez de ello, un grupo de científicos estadounidenses cree haber descubierto un nuevo planeta enano en los confines del sistema solar. Desde hace 20 años, los astrónomos especulan con la posibilidad de un remoto noveno planeta, con una masa hasta diez veces superior a la Tierra, que habría escapado a todas las observaciones.
Sus sospechas nacen de la particular trayectoria en la órbita de las rocas heladas situadas en el cinturón de Kuiper, que podría explicarse por la atracción gravitacional de un gran cuerpo celeste. Buscando este mundo misterioso, cuya existencia genera debate en la ciencia, un trío de astrónomos estadounidenses asegura haber descubierto un nuevo candidato al título de planeta enano.
Bautizado 2017 OF201, este objeto mide unos 700 kilómetros de diámetro, según un estudio preliminar publicado la semana pasada, que todavía no ha sido evaluado por otros científicos. Es tres veces más pequeño que Plutón, pero suficientemente grande para entrar en la categoría de planetas enanos, dijo a AFP el principal autor del estudio, Sihao Cheng, del Instituto de Estudios Avanzados de Nueva Jersey (Estados Unidos).
Este cuerpo celeste se encuentra actualmente tres veces más lejos de la Tierra que Neptuno. Pero su órbita extremadamente alargada lo lleva hasta una distancia 1.600 veces superior a la que hay entre nuestro planeta y el Sol, hasta la nube de Oort, en los lindes del sistema.
A lo largo de este recorrido de 25.000 años, el objeto solo es observable desde la Tierra durante un 0,5 % del tiempo, lo que equivale a un siglo.
“Es cada vez más y más débil”, apunta Cheng. Para él, este descubrimiento hace pensar que puede haber “varios cientos de objetos similares en órbitas similares” en el cinturón de Kuiper.
Los investigadores piden ahora tiempo para orientar hacia su nuevo hallazgo los telescopios James Webb, Hubble y Alma.
Un astrónomo aficionado californiano de 23 años, Sam Deen, ya había conseguido seguir al posible planeta enano en antiguas bases de datos.
“OF201 es, en mi opinión, probablemente uno de los descubrimientos más interesantes del sistema solar externo desde hace una década”, afirmó a AFP.
Nuestro sistema solar presenta actualmente cinco planetas enanos. Entre ellos, el más conocido es Plutón, descubierto en 1930 y considerado durante mucho tiempo como el noveno planeta.
Sin embargo, en 2006 fue degradado a la categoría de planeta enano especialmente por su tamaño, más pequeño que el de la Luna.
Cuando los investigadores modelaron la órbita de 2017 OF201, descubrieron que no seguía la misma tendencia reagrupada de objetos similares en el cinturón de Kuiper. Esto puede debilitar la hipótesis de un noveno planeta masiva que atrae a estas rocas. El científico Cheng dice que hacen falta más datos para comprobarlo.
Este “descubrimiento formidable” y otros parecidos significan que “el argumento inicial en favor de la existencia de un noveno planeta se debilita más y más”, estima de su lado Samantha Lawler, investigadora de la universidad canadiense de Regina.
“Estamos en una época donde grandes telescopios pueden ver casi los confines del universo”, pero nuestro “jardín” es en gran parte un misterio, dice Cheng.
Este astrónomo espera conseguir respuestas sobre el noveno planeta gracias al Observatorio Vera Rubin, que debe entrar en funcionamiento este año en Chile. “Creo que nos tendremos que plantear la pregunta de su existencia todavía durante mucho tiempo”, dice de su lado Sam Deen.
En este diálogo con El Gran Domingo de La Nación, Néstor Salinas, geólogo del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Asunción (Facen-UNA), hace un repaso de las diversas teorías y criterios técnicos para definir lo que es un continente desafiando muchas de las convenciones tradicionales.
“Yo tengo hijos en los ocho continentes/ Y a todos ellos yo les saqué los dientes / Con eso yo construí un gran puente / Para pasar pal otro lao e las serpientes”, decía una icónica canción de Illya Kuryaki, que a muchos adolescentes de los 90 nos enfrentó con las clases de Historia y Geografía, en las que nos enseñaban que nuestro planeta está dividido en cinco continentes.
Un reciente artículo del The New York Times, titulado “How many continents are there? You may not like the answers” (¿Cuántos continentes hay? Puede que no te gusten las respuestas), ofrece una panorámica sobre las diversas teorías y criterios al respecto, de la que resulta que la principal razón del desacuerdo es que existen dos tipos de continentes: aquellos reconocidos por las culturas alrededor del mundo y aquellos reconocidos por los geólogos.
Para arrojar un poco más de luz sobre esta histórica controversia, en esta entrega de Mito o Realidad el geólogo Néstor Salinas nos habla de qué dice la geología frente a las creencias del sentido común.
–¿Cuál es el criterio que se utiliza en la geología para determinar qué es una masa continental y qué no?
–La geología es una ciencia fundamental para la comprensión de fenómenos que ocurren y ocurrieron en la Tierra. Es una ciencia histórica, porque nos habla de acontecimientos de nuestro planeta y cómo este ha cambiado a lo largo de los más de 4.500 millones de años desde su formación, y también es una disciplina natural que nos explica fenómenos y procesos complejos como la teoría de la tectónica de placas. Esta nos habla de que la Tierra está fraccionada en placas que se mueven unas con respecto a las otras, como “flotando” sobre el manto terrestre (capa plástica). Estas placas pueden ser de composición granítica (corteza continental) como basáltica (corteza oceánica) o la combinación de ambas. Normalmente la parte granítica de las placas se encuentran emergidas, porque tienen una densidad menor. A estos se les conocen como núcleos continentales, sobre las cuales se aglomeran extensiones o porciones de la corteza, formando masas continentales. Estos núcleos continentales son regiones muy antiguas de la Tierra. Un continente puede agrupar a varios de estos núcleos, siendo esto el principal criterio para considerar como una masa continental en geología, además de los criterios culturales y geográficos más conocidos.
Las principales placas tectónicas en que está dividida la corteza de la Tierra. Fuente: Wikimedia Commons
PLACAS TECTÓNICAS
–¿Cuántos continentes hay realmente en nuestro planeta?
–Como ya vimos, en geología es más adecuado hablar de placas tectónicas, ya que estas son porciones de la Tierra que pueden estar completamente emergidas formando islas o continentes, parte de ellas sumergidas en los océanos, y/o completamente sumergidas como las placas oceánicas. Aun con todo eso se sabe que todas las masas continentales estuvieron unidas en un único supercontinente denominado Pangea. Con la desintegración de esta hace aproximadamente 175 millones de años, se formaron todas las porciones continentales en la actualidad. En la parte sur de la separación de Pangea se formaron Sudamérica, África, Antártida y Australia, y en la porción norte se formó Eurasia (esta se considera desde el punto de vista geológico un solo continente) y Norteamérica, sin mencionar otras porciones de la Tierra como la India, Arabia, etc.
–Geológicamente hablando, ¿qué características debe tener una porción de tierra para ser considerada un continente?
–Para ser considerado un continente, debe estar formado por corteza continental (rocas graníticas y metamórficas), debe presentar antiguos núcleos continentales, lo que en geología se conoce como áreas cratónicas; debe estar limitado por placas tectónicas, puede estar formando una sola placa unificada y/o aglomerando otras placas menores, debe tener una historia geológica propia, que puede ser estudiada a través de sus rocas y fósiles.
–¿A qué se debe esta falta de claridad respecto a la cantidad de continentes que hay en el planeta? Parece una cuestión que no termina de quedar asentada.
–Hay que considerar varios factores con respecto a la utilización del término “continente” como los culturales, históricos, geográficos y geológicos. Para la geología está claro que existen porciones de tierra emergida y sumergida en los océanos, pero estas no definen dónde comienza o termina un “continente”, así como están definidos en las placas tectónicas. Europa y Asia geológicamente pertenecen a una sola placa tectónica (Eurasia), pero cultural e históricamente ambas se consideran continentes independientes entre sí.
El último supercontinente propuesto por Alfred Wegener, denominado Pangea. Fuente: Wikimedia Commons
DEFINICIÓN Y AGRUPACIÓN
–¿El continente americano es uno solo o está dividido en tres? Otras interpretaciones sugieren que, por la conexión a través del estrecho de Bering, Asia, América del Norte y Europa son solo un continente, que Asia a su vez está unida a África. Otros afirman que solo hay dos masas continentales, la Antártida y el resto, y hay quienes sostienen que Islandia podría ser un continente también, elevando la cantidad a nueve. ¿Nueva Zelanda y Australia son dos o uno?, etc.
–Desde un punto de vista geológico y tomando en cuenta la tectónica, los continentes están definidos y se agrupan como ya hablamos anteriormente en placas tectónicas, que son porciones litosféricas principalmente de composición granítica (en los continentes) y basáltica (en los fondos oceánicos). América geográficamente se considera un solo continente, por presentar una porción de tierra continua, pero geológicamente está dividido por la placa norteamericana y la placa sudamericana, además de otras placas menores. En las últimas investigaciones se ha descubierto una porción de corteza continental sumergida próxima a Nueva Zelanda, denominada Zelandia, y considerada actualmente como un nuevo continente independiente de Australia. Se puede decir que en el pasado geológico se han agrupado todas las masas continentales y la última fue Pangea, y esto volverá a ocurrir en un futuro muy lejano.
–¿Las porciones sumergidas en el mar cuentan como masas continentales?
–Sí. Las plataformas continentales que se encuentran en las costas de los continentes son parte de la corteza continental sumergida que abarcan varios cientos de kilómetros mar adentro. Un ejemplo en el pasado es la era de hielo, donde teníamos las costas del mar mucho más alejadas de las actuales y, por ende, los continentes (o tierras emergidas) eran más extensos. Además, el descubrimiento de Zelandia deja en claro que pueden existir porciones continentales sumergidas más allá de las plataformas continentales, que abren el debate científico hacia nuevos paradigmas.
Zelandia, un nuevo continente mayormente sumergido. Fuente: Nick Mortimer
COMPUESTO
–¿Qué es la sílice y por qué se considera su presencia como un criterio para la definición de un continente?
–Sílice es un compuesto muy común en los minerales que forman rocas. En las rocas ígneas como el granito hay una abundancia de sílice. Por ende, las rocas graníticas son constituyentes principales de la corteza continental, en tanto que un empobrecimiento de sílice se presenta en rocas ígneas basálticas, constituyente principal de la corteza oceánica.
–Para no dejar sin una respuesta definitiva a los ansiosos como yo, desde su punto de vista ¿cuántos continentes hay en el planeta y cuáles son?
–Desde un punto de vista geológico, con base en la tectónica de placas se puede decir que existen seis porciones continentales: Eurasia, África, Australia, Norteamérica, Sudamérica y Antártida. La India y Arabia tienen un placa tectónica propia, aunque se consideran subcontinentes.
–Para ir cerrando, ¿le gustaría agregar algo que no le haya preguntado?
–Quiero mencionar que desde el Departamento de Geología de la Facen-UNA tenemos un equipo de docentes e investigadores que trabajan incansablemente por hacer visible la geología. En ese sentido, venimos trabajando con un concepto que se está empezando a utilizar de un tiempo a esta parte denominado geodiversidad, que es un término que engloba todos los elementos geológicos en un sentido en que los elementos abióticos como los minerales, las rocas, el paisaje, los recursos hídricos, el suelo son el sustrato en donde se sostiene la biodiversidad y permite que esta pueda ser muy particular en cada lugar, región o continente. Es por ello que su estudio es importante para la comprensión integral del entorno natural y su interacción con las actividades humanas.
PERFIL
Néstor Salinas es licenciado en Ciencias mención Geología y Máster en Elaboración de Proyectos de Investigación Científica, ambos cursados en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen-UNA). Actualmente está cursando un doctorado en Educación en la Facultad de Filosofía (FF-UNA).
Desde hace casi 10 años trabaja en el Departamento de Geología (Facen-UNA), siendo docente del Área de Mineralogía y Petrología. Desde 2022 está categorizado como candidato a investigador en el Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (PRONII) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Trabaja en la línea de investigación de geodiversidad, geopatrimonio, geoturismo, geoconservación y geoparque con el fin de valorizar lugares geológicos y su aprovechamiento mediante actividades productivas de las comunidades con enfoque de desarrollo sostenible. En la segunda línea, denominada geoeducación y apropiación del conocimiento geocientífico, se busca la alfabetización geológica y la concienciación sobre la importancia de la geología para el país.