El Baúl de los Recuerdos nace a partir del deseo de vecinos y vecinas del barrio San José de recolectar memorias y vivencias de sus calles y su histórico Parque Caballero.
“Creemos que estos recuerdos son fundamentales para desarrollar una identidad barrial y la identificación con el espacio público, promoviendo su cuidado y disfrute”, explica Maria Glauser, una de las organizadoras de Callecultura, evento callejero que se viene realizando hace siete años en dicho barrio.
Desde la pandemia, Callecultura buscó nuevas formas de cumplir con su objetivo de posicionar a la calle como espacio público recreativo y cultural, y el Baúl de los Recuerdos es una de ellas.
‘Por meses, recolectamos fotografías antiguas, entrevistamos a personas que crecieron y otras que aún viven en el barrio, contándonos sus historias y convirtiéndolas en audios para luego todo eso ponerlo a disposición de toda la ciudadanía en nuestra web www.elgranel.com”, revela Ayelen Van Humbeeck, de El Granel.
Plataforma lista para ser visitada
Los creadores de este proyecto invitan a toda la ciudadanía a visitar el Baúl de los Recuerdos en www.elgranel.com/baúl-de-los-recuerdos y den un paseo virtual, mirando imágenes antiguas y escuchando relatos cortos con memorias de quienes crecieron en nuestro barrio.
Los relatos incluyen el paseo en tren que cruzaba por el barrio, también sobre la primera piscina olímpica y los corsos de primavera, y carreras de bici en el Parque Caballero. Asimismo, sobre los juegos infantiles en las calles del barrio, las pasadas obligatorias a la despensa San Antonio y los relatos de Don Julián que vive y trabaja hace más de 70 años en la parroquia y colegio San José.
Este proyecto sigue abierto. Las personas que tengan interés en contribuir al el Baúl de los Recuerdos pueden enviar sus imágenes antiguas o recuerdos en formato texto o audio en la misma plataforma.
Impulsan este proyecto El Granel y el equipo conformado por María Glauser, Elena Hartmann, Andrea Romero y Ayelen Van Humbeeck.
Esta actividad es posible gracias al Fondo Internacional de Emergencia de la Oficina Federal de Asuntos Exteriores de Alemania, el Instituto Goethe, y otros Socios.
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De infamias e infames. De mentiras y mentirosos
- Por Ricardo Rivas
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: AFP / Gentileza
¿De qué hablamos cuando hablamos de verdad? ¿Existe la verdad o, por lo menos, alguna verdad? Es complejo saberlo con certeza en tiempos de fake news, de bulos, de deepfake.
En 1954, Jorge Luis Borges (1899-1986), aquel gran maestro, escribió que “los doctores del Gran Vehículo enseñan que lo esencial del universo es la vacuidad”. Aquella frase que, desde la primera lectura, tal vez en 1972, me pareció que encerraba algo misterioso y mágico se mantiene entre mis recuerdos. Sentí que mucha fuerza oculta yacía en aquella fuerte observación simbolizada en apenas catorce palabras. Pero, entre ellas, tres expresiones me atraparon más que otras y debo admitir que son recurrentes en tiempos de reflexión.
Recuerdo que, en mis apenas 21 años, hasta aquel atardecer que me sorprendió en la pequeña vivienda de la maestra Dharma Ma Devi Tao – así se presentó– nunca había tenido un encuentro personal con esa mujer de edad indefinida cuya piel parecía de porcelana y tenía un bindi bien visible entre sus pobladas cejas oscuras. Vestía una túnica en la que predominaba el color rojo y se cubría con un enorme pañuelo de seda naranja.
Casi en silencio la seguí desde la puerta manteniéndome apenas detrás de ella. Caminamos unos pocos pasos hasta una sala iluminada con velas y aromatizada con sahumerios florales, entre los que se destacaban jazmines y lavandas. También creí percibir cedros y sándalos. Pese a que sonaban tenuemente hasta mis oídos llegaron bellas armonías interpretadas con yat-ga mongol (cítara mongol), algún rgyagling (oboe) y dra-nyen (laúd).
Por un breve tiempo solo nos miramos mientras respirábamos profundamente sentados sobre mullidos almohadones. Luego de inclinar su cabeza levemente para llegar casi hasta sus manos, que unidas por sus palmas llevó hasta sus labios, explicó que “gran vehículo es mahāyāna, en sánscrito o bodhisattvayāna, ‘vehículo del bodhisattva’ –dos palabras para una sola creencia– que, junto con theravada, es una de las dos ramas principales del budismo y, a la vez, aplica para clasificar las filosofías y prácticas budistas”.
ILUMINACIÓN
Quise saber más. “Mahāyāna también se refiere al camino del bodhisattva –un ser destinado a ser un futuro Buddha que busca la iluminación completa para el beneficio de todos los seres”. Luego de otro silencio, profundizó. “Gran Vehículo –mahāyāna– también da cuenta de un camino más ancho y más perfecto que contrasta con el ‘Pequeño Vehículo –Hinayana–’ de la tradición Theravāda, Sthaviravāda, en sánscrito o ‘doctrina de los ancianos’ del budismo temprano en la India”.
Las palabras quedaron atrás. Compartimos casi en silencio una infusión tan agradable como desconocida para mi paladar que, como paso previo, devino en una inolvidable sesión de masajes con la técnica que unos 2.600 años atrás desarrollara Shivago Komarpaj, el médico de Buda, que al parecer imaginó y diseñó esa terapia en el norte de la India.
Nunca volví a ver a la maestra Dharma Ma Devi Tao. Antes de despedirnos me entregó un par de breves libros que por varios días leí con atención. Con ellos me introduje en la búsqueda del sentido de tres palabras que Borges escribió: esencial, universo y vacuidad.
La vida con sus búsquedas me condujo hacia múltiples lecturas. Es la mía una generación que transita dos siglos. Media vida en el siglo de las guerras y hasta hoy un cuarto del camino recorrido en el inicio de otra centuria que encuentra a millones en estado de desorientación y búsquedas. Todo parece estar en crisis. Hay quienes enfáticamente así lo afirman.
La masificación en el acceso a enormes desarrollos tecnológicos cambió muchos paradigmas. Un 65 % de los habitantes del planeta técnicamente puede acceder a la red. Poco más de 3 mil millones de personas, no. Se encuentran carecientes junto con aquellos que sí pueden acceder, pero tienen impedimentos concretos para hacerlo.
La realidad mixta que transitan uno 5.200 millones es solo la realidad real para otros que, también en conjuntos millonarios, tampoco pueden acceder al agua, al alimento, a la educación, a la salud porque, desde algún lugar, son como los choznos y bichoznos de aquellos pauperizados cuyas vidas, sufrimientos y carencias Víctor Hugo narró como nadie en “Los miserables”. Esos son los que acampan hacinados en los costados de la red. La individuación gana espacios impensados. La solidaridad parece en slow motion.
LA ERA DEL VACÍO
Algunos estudiosos se adelantaron en el tiempo con sus observaciones, diagnósticos y advertencias. “La edad moderna estaba obsesionada por la producción y la revolución, la edad posmoderna lo está por la información y la expresión”, sostiene Gilles Lipovetsky en “La era del vacío”, quien también verifica, advierte y da cuenta de una tendencia a “comunicar por comunicar, expresarse sin otro objetivo que el mero expresar y ser grabado por un micropúblico. El narcisismo descubre aquí como en otras partes su convivencia con la desubstandalización posmoderna, con la lógica del vacío”.
Preocupaciones y dilemas de setiembre de 1986. “La interrupción, la incoherencia, la sorpresa son las condiciones habituales de nuestra vida. Se han convertido incluso en necesidades reales para muchas personas, cuyas mentes solo se alimentan [...] de cambios súbitos y de estímulos permanentemente renovados […] Ya no toleramos nada que dure. Ya no sabemos cómo hacer para lograr que el aburrimiento dé fruto. Entonces, todo el tema se reduce a esta pregunta que nos lanza Paul Valéry en junio de 1999: ¿la mente humana puede dominar lo que la mente humana ha creado?”.
Plantea ese interrogante a la hora de prologar “Modernidad líquida”, de Zygmunt Bauman, quien lee el pasado y no duda en señalar que “el capitalismo pesado, de estilo fordista, era el mundo de los legisladores, los creadores de rutinas y los supervisores. El mundo de los hombres y mujeres dirigidos por otros que perseguían fines establecidos por otros de una manera establecida (también) por otros. Por esa razón era (aquel) un mundo de autoridades: líderes que sabían qué era mejor y maestros que enseñaban a seguir adelante”.
Estábamos ante algo nuevo, desconocido y veloz. Hemos recorrido desde el inicio del siglo apenas 24 años. Corto si miramos el time line y muy largo cuando percibimos sus efectos y descubrimos que una interesante cantidad de preguntas sustanciales –las de siempre– no encuentran sus respuestas. Bauman en 2016 advirtió sobre la individuación.
COMUNICACIÓN RETICULAR
A modo de ejemplo alertó sobre la comunicación reticular y denunció sus prácticas: “Tú (en ellas) tienes que crear tu propia comunidad (pero) lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto. (Porque) la diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad (en la realidad real), pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionas. (Pero) en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales (que solo) las desarrollas cuando estás en la calle (en la realidad real), o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable (porque) ahí tienes que involucrarte en un diálogo (que solo es real si no hablas solo) con gente que piensa lo mismo que tú”.
Enfatiza que “las redes sociales no enseñan a dialogar (y advierte que) mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, (y) donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara”.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, el pasado 24 de junio sostuvo por su parte que “los algoritmos empujan a las personas a burbujas de información y refuerzan prejuicios como el racismo, la misoginia y la discriminación. Así, las mujeres, los refugiados, los inmigrantes y las minorías son objetivos comunes”. Ese mismo día añadió que “la desinformación y la incitación al odio alimentan los prejuicios y la violencia, exacerban las divisiones y los conflictos, demonizan a las minorías”.
Y no son escasas las oportunidades en que desde los más alto del poder se avanza en esa línea y se aboga por comunicarse “con la gente sin intermediarios”, “sin periodistas”, “sin medios”, a los que acusan incansablemente de mentir y hablar por orden de quienes les pagan.
¿Qué es lo que no se entiende? ¿De qué hablamos cuando hablamos de verdad? ¿Existe la verdad o, por lo menos, alguna verdad? Es complejo saberlo con certeza en tiempos de fake news, de bulos, de deepfake. ¿Será verdad esto o aquello que vemos, cuando leemos o escuchamos? Hay momentos en los que creo que –aun lo verificable– tal vez no sea verdad. ¿Será esta la era de la mentira?
Recordé que un par de días atrás para quien quisiera verlo en la plataforma Tiktok, Donald y Kamala flirteaban enamoradísimos. Tiempo antes también fue posible ver al papa Francisco vestido con un largo abrigo blanco sintético; a Elon Musk con ropas de superhéroe. Hay de todo. El dictador Nicolás Maduro en Venezuela sostiene en la realidad real y en la virtual que ganó unas elecciones fraudulentas. Daniel Ortega y Rosario Murillo, los autócratas en Nicaragua, encarcelan, torturan, exilian, destierran, practican la apatridia y cancelan a quienes denuncian como “enemigos del pueblo” mientras bloquean las redes que solo usan ellos.
MENTIRA
Todo –sin serlo– parece posible y verdadero. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), mentira es una “expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa”. Tan simple como compleja explicación porque todo lo que las otredades piensen, por ejemplo, acerca de mí y mi circunstancia podría devenir en mentira si mi decir y mi hacer no fueran lo que digo y hago. Aunque el debate entre mentira y verdad, sospecho que va por otro lado. Tal vez de cada persona humana la única verdad sea justamente su humanidad. Doxa y episteme no siempre o, tal vez nunca, convergen. Aunque tampoco divergen demasiado. Y, tal vez en esa compleja indistinción es donde una mentira puede ser una verdad.
“¿Qué ves? / ¿Qué ves cuando me ves? / Cuando la mentira es la verdad...”, canta Divididos desde 1993 en un álbum que llamaron “La era de la boludez”. ¿Por qué no? “Engañar, inventar, fingir, macanear, boletear (...) falsificar, calumniar”, según la RAE son sinónimos de mentir, pero también pueden ser parte indisoluble del desmentir. Incluso cuando para cualesquiera de esas dos acciones se aporte una verdad.
La dificultad es discernir rodeados de voluntarios o involuntarios “embusteros, mendaces, falaces, falsos, falsarios, farsantes, noveleros, cuentistas, troleros, boleros, fuleros, calumniadores, tramposos, fulleros, engañosos, hipócritas, fariseos, macaneadores, habladores, boleteros, globeros, bolaceros, chiveros, bocones, jetones, sirificos, chileros” o como se prefiera llamar a mentirosos y mentirosas. Quizás por estar tan extendidas –mentir y desmentir– como casi involuntarias prácticas humanas y sociales, con frecuencia son expuestas como parte de la vida de los otros. La viga en el ojo ajeno.
“Me acuerdo de todo, incluso de aquello que nunca sucedió”, recuerdo decía un muy veterano hombre de prensa más de cuatro décadas atrás cuando, también por entonces, yo era un muy joven periodista en ciernes. Inolvidable. Desde aquellos años no fueron escasas las oportunidades en que cuando quise saber sobre sucesos trascendentes encontré historias diferentes. No es imposible construir un pasado que no fue –¡y hasta un futuro que no será!– y, aun así, no ser una mentira y sí ser una historia de “no ficción” creada en el contexto de una obra literaria.
De eso también se trata la literatura porque como lo afirmaba Jorge Luis Borges, una ficción literaria “no tiene intención de engañar o tergiversar con fines y objetivos inconfesables”. Con vocación docente –palabra más, palabra menos– puntualizó que cuando de ficción se trata hay una especie de pacto entre quien escribe esa historia y el lector que acepta leerlo. Con la mentira, el mentiroso siempre procura defraudar la buena fe de esa persona a la que convence de que lo que le cuenta es una verdad. En el mismo sentido, en los diarios, hasta no hace mucho tiempo, nos referenciábamos y enfrentábamos con las responsabilidades que emergían del “contrato de lectura” siempre vinculado con la “línea editorial”.
INFAMIA
Vuelvo a aquellas palabras que Borges escribió en 1954. “Los doctores del Gran Vehículo enseñan que lo esencial del universo es la vacuidad”. Eran parte del prólogo de “Historia universal de la infamia”, una selección de cuentos maravillosos que el maestro escribió, prologó y presentó por primera vez en 1935. Ochenta y nueve años después esa frase despeja parcialmente el hoy porque dan cuenta de alguna forma de continuidad en las prácticas de poderosos y poderosas cuando se emborrachan de poder.
Borges, enigmático, encuadra desde el inicio las infamantes acciones de aquellos despreciables infames en el hinduismo que –como creencia– se sustenta en el dharma, que es la ley universal de la naturaleza. En ese corpus la más importante de las preocupaciones es la liberación del sufrimiento. Alcanzar el nirvana y, para alcanzarlo, se necesita un sila, de una acción ética que –con meditación y prajña (sabiduría en sánscrito)– permite saber de “las cosas como realmente son” en un universo que no fue creado por un ser superior y, por ello, todos los fenómenos están marcados por la vacuidad y, en consecuencia, nada puede nacer y nada puede morir.
Mentir –una forma de traición tanto personal como social extendida desde el inicio de los tiempos– sin dudas desacredita y deshonra. Dos palabras a las que la RAE alude para definir “infamia”.
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Teatro: “Terapia, el ejercicio fantástico” se estrena en el ICPA
“Terapia, el ejercicio fantástico”, una comedia que ha triunfado en Europa y que llega por primera vez a Paraguay de la mano del director argentino-alemán Juan Bürgin a partir del viernes 6 de setiembre, a las 20:00, en el Instituto Cultural Paraguayo Alemán (Juan de Salazar 310 casi Artigas). Las funciones seguirán el 7, 13 y 14 de setiembre; luego, el 20 y 21 de setiembre se trasladan a El Granel. Informes y reservas al 0981 516-720.
Se trata de la adaptación de un libro del escritor y periodista austriaco Daniel Glattauer titulado “Die Wunderübung”, publicado en el año 2014, que se traduce como “El ejercicio fantástico”. La obra será interpretada por la actriz María Liz Barrios y los actores Felipe Jara y Ronald Maluf.
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La obra aborda un tema tan de actualidad como el de las redes sociales y la forma en la que éstas afectan a las relaciones humanas, en este caso, a las de pareja. Joana y Valentín son un matrimonio de muchos años sumergido en plena crisis, que no se soporta y se pelea continuamente. Para resolver sus problemas de pareja decide recurrir a un terapeuta profesional. Un mensaje de WhatsApp será el responsable de dar un giro a toda la trama, dividida en dos actos.
En el reparto están María Liz Barrios y Ronald Maluf que representan al matrimonio, y Felipe Jara que hace el papel de terapeuta. La obra cuenta con el apoyo de El Granel (Juan de Salazar 372 casi Artigas) y del Instituto Cultural Paraguayo Alemán (ICPA), en donde Bürgin está realizando talleres de teatro.
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¿Te animás con la salsa agridulce? Aquí va una receta con pollo
Pese a estar en otoño y a punto de entrar en invierno, en estos días se dieron jornadas calurosas. Un plato ideal para días como estos, en donde perdemos el apetito y estamos sin muchas ganas, es preparar algo rápido, sencillo y sobre todo liviano.
En esta receta se destaca, por ejemplo, los beneficios del vinagre, que se incluye entre los ingredientes, entre los cuales están: ser un excelente antioxidante, un fantástico limpiador de bacterias y hongos, además de estar recomendado para diabéticos.
Para esta receta te dejamos los ingredientes sencillos y que casi siempre los tenemos en casa, porque forma parte de platos que a diario se preparan.
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Ingredientes
1 muslo de pollo
3 cucharadas de salsa de soja
1 cucharada de azúcar
3 cucharadas de vinagre
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Cocinar no te llevará mucho tiempo, quizás, lo que más demore sea deshuesar. Abajo te contamos los pasos que debes seguir para deleitarte con este delicioso plato con sabor oriental.
Preparación
- Preparar el muslo de pollo sin hueso.
- En una sartén, añadir aceite y cocinar ambos lados del pollo.
- Una vez dorado, agregar: salsa de soja, azúcar y vinagre.
- Dejar reducir y ¡listo el plato!
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Estudio revela que el ejercicio puede mejorar la memoria y el aprendizaje
Aunque a algunos no les guste hacer deporte es una realidad que el ejercicio físico produce numerosos beneficios para la salud, y, de hecho, tal y como han revelado ahora investigadores del Brain Health Center del Pacific Neuroscience Institute en Providence (Estados Unidos) señalando un “vínculo fascinante” entre el ejercicio regular y una mejor salud cerebral.
La investigación, publicada en el ‘Journal of Alzheimer’s Disease’, muestra que estar físicamente activo está relacionado con un mayor tamaño de áreas del cerebro importantes para la memoria y el aprendizaje.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron resonancias magnéticas cerebrales de 10.125 personas realizadas en los centros de imágenes Prenuvo, un colaborador clave en la investigación.
Así, descubrieron que aquellos que realizaban actividades físicas con regularidad como caminar, correr o practicar deportes tenían mayores volúmenes cerebrales en áreas clave. Esto incluye la materia gris, que ayuda a procesar la información, y la materia blanca, que conecta diferentes regiones del cerebro, así como el hipocampo, importante para la memoria.
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“Nuestra investigación respalda estudios anteriores que muestran que estar físicamente activo es bueno para el cerebro. El ejercicio no solo reduce el riesgo de demencia sino que también ayuda a mantener el tamaño del cerebro, lo cual es crucial a medida que envejecemos”, explica el investigador principal, Cyrus A. Raji.
Asimismo, el coautor del estudio y director del PBHC, David Merrill, asegura que “incluso niveles moderados de actividad física, como dar menos de 4.000 pasos al día, pueden tener un efecto positivo en la salud del cerebro”.” Esto es mucho menos que los 10.000 pasos a menudo sugeridos, lo que lo convierte en un objetivo más alcanzable para muchas personas”, añade.
“Nuestra investigación vincula la actividad física regular con mayores volúmenes cerebrales, lo que sugiere beneficios neuroprotectores. Este gran estudio de muestra amplía nuestra comprensión de los factores del estilo de vida en la salud del cerebro y la prevención de la demencia,” apunta el coautor del estudio y profesor asistente de neurociencias en el Saint John’s Cancer Institute y el Pacific Brain Health Center, Somayeh Meysami.
Un estudio de ‘The Lancet’ realizado en 2020 encontró que alrededor de una docena de factores de riesgo modificables aumentan el riesgo de enfermedad de Alzheimer, incluida la actividad física. Este trabajo se basa en trabajos anteriores de este grupo, que vinculan la quema de calorías de las actividades de ocio con una mejor estructura cerebral.
“Este estudio demuestra la influencia del ejercicio en las imágenes de la salud del cerebro y, cuando se suma a otros estudios sobre el papel de la dieta, la reducción del estrés y la conexión social ofrecen los beneficios comprobados de los factores modificables sin fármacos para reducir sustancialmente la enfermedad de Alzheimer”, afirma el editor jefe de ‘Journal of Alzheimer’s Disease’, George Perry.
Esta investigación destaca una manera fácil de mantener nuestro cerebro sano: ¡mantenerse activo! Ya sea una caminata diaria o un deporte favorito, la actividad física regular puede tener beneficios duraderos para la salud de nuestro cerebro.
Fuente: Europa Press