No solo es esencial por el color del esmalte y las uñas bien limadas, sino por ser una rutina de cuidado que ayuda a eliminar las células muertas y duras de la piel de los pies, además es ideal para mantener tus uñas en perfectas condiciones.
Los pies cargan con el peso de todo el cuerpo, por eso merecen ciertos cuidados diarios que incluso incluyan masajes que los limpien a profundidad. Es más, una buena pedicura mejora la circulación y deja una piel más hidratada y suave, además permite que tu esmaltado se destaque aún más, también ayuda a relajarnos y levantar nuestro ánimo.
Ya sea por estar tanto tiempo encerrado o expuestos a la humedad, es muy fácil que los pies adquieran infecciones, como pie de atleta o algún hongo. Así que la pedicura es el tratamiento por excelencia para que esta parte de nuestro cuerpo que más contacto y desgaste tiene diariamente se mantenga saludable.
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Uno de los principales consejos es mantener las uñas a una medida que no sea demasiado corta ni tampoco muy larga porque podrían romperse, doblarse, clavarse o también deformarse. La forma recomendada siempre es cuadrada, reserva la redonda para las manos.
Paso a paso de esta rutina
1. Retira el esmalte. Después de quitar el esmalte con la ayuda de un algodón y quita esmalte, en el caso que los tengas pintados, es momento de poner los pies en remojo en agua caliente. Los especialistas aconsejan añadir unas gotas de aceite esencial o sales de baño al agua para dar un efecto spa.
2. Corta las uñas. Córtalas a lo largo de la yema, ya que cuando es mucho más corta que esta, aumenta el riesgo de tener uñas encarnadas. Las tijeras se usan siempre para trazar cortes rectos, ni oblicuos ni ovalados. Se las considera el instrumento más idóneo cuando se requiere un corte limpio, pero con ella nunca deben recortarse sus laterales porque automáticamente se cambiaría la forma y sentido del crecimiento de las uñas.
3. Lima y da forma. Conviene empezar por la parte más rugosa de la lima para dar forma y a continuación usar el lado de grano más fino para suavizar. La clave es limarlas en una única dirección para evitar romper y rayar la uña.
En el caso de las uñas encarnadas, se recomienda utilizar el limador y empujador, deslizando suavemente el final de la lima para levantar la uña. Intentar levantar la parte encarnada para aliviar presión, y repetir hasta que la uña recupere su forma natural.
4. Empuja, limpia y corta las cutículas. Aplica un producto para ablandar cutículas y deja que actúe al menos un minuto. Después, sumerge los pies brevemente en agua caliente. Con las cutículas ya suavizadas, usa el extremo biselado del empujador para retirarlas ligeramente y con el extremo limpiador se limpia bajo las uñas, luego deben ser cortadas.
5. Suaviza los pies. Las durezas son uno de los principales problemas que sufrimos en los pies, tienen a producirse en las zonas de presión o roce frecuente y/o constante. Para proteger esas áreas, la piel produce más queratinocitos y esta se engrosa, creando las antiestéticas durezas.
Los expertos recomiendan usar las limas luego de bañarse, porque ayuda a eliminar las células muertas de la piel y evita los callos en sus primeras etapas, manteniendo la piel suave y sano. En casos de durezas notables, se puede potenciar la acción pulidora de las limas sumergiendo los pies en agua caliente de 5 a 10 minutos. Hidratar muy bien la piel con una crema específica para pies tras el uso de la lima antidurezas potencia el resultado.
6. Acabado. Para finalizar, limpia las uñas con un poco de quitaesmalte y suaviza, pule y da brillo a la capa superior de la uña o aplica tu esmalte de color favorito.