• Nueva York, Estados Unidos. AFP.

Microsoft anunció ayer viernes el cierre a partir de mayo de Skype, la plataforma pionera de llamadas de voz y video por internet que el gigante tecnológico estadounidense compró en 2011. “A partir de mayo de 2025, Skype ya no estará disponible”, indicó una publicación del soporte de Skype en la red social X.

El mensaje explicó a los usuarios que debían iniciar sesión con la plataforma Teams, también de Microsoft. “En los próximos días podrás registrarte en la versión gratuita de Microsoft Teams con tu cuenta de Skype para mantenerte conectado a tus conversaciones y contactos”, se indicó.

Skype fue fundada en 2003 por dos empresarios escandinavos que crearon la aplicación junto con programadores estonios. El servicio democratizó la llamada telefonía IP (Internet Protocol), que permite digitalizar la voz, ofreciendo así, en particular, la posibilidad de realizar una llamada a través de un ordenador.

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Otra ventaja era que llamar a otro titular de una cuenta de Skype era gratis. De hecho, la telefonía IP redujo el costo de una llamada en comparación con la telefonía tradicional. En 2005, Skype introdujo las videollamadas, marcando el inicio de una nueva era del mundo digital y las telecomunicaciones.

Sin embargo, la utilidad de la plataforma ahora se desvanece superada por la generalización de las nuevas tecnologías de telecomunicaciones y la aparición de otros servicios como la plataforma Zoom. Skype fue comprada por 2.600 millones de dólares en 2005 por la gigante de ventas en línea eBay, que lo vendió cuatro años después a un consorcio liderado por la firma de capital privado Silver Lake Partners.

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Este último se la vendió a Microsoft hace casi 14 años por 8.500 millones de dólares. En 2016, Skype tenía aproximadamente 300 millones de usuarios. Pero el ascenso de muchos competidores estancó su crecimiento. Por ejemplo, en 2010, Apple lanzó FaceTime, una aplicación que permite realizar llamadas de audio y video gratuitas. Integrado en el ecosistema Apple, rápidamente tuvo éxito internacional.

En 2015, unos meses después de su adquisición por la gigante de las redes sociales Facebook (ahora dentro del grupo Meta), la aplicación de mensajería WhatsApp añadió llamadas telefónicas a su aplicación. Y al inicio de 2017, Microsoft lanzó Teams, una versión más rica de ese tipo de servicios que ofrecía a los profesionales un espacio para debates escritos, compartir documentos y realizar videoconferencias.

Una conversación termina, comienza otra y, con demasiada frecuencia, no hay posibilidad de estirarse, tomar un vaso de agua o simplemente aclarar la cabeza entre videollamadas.

Para muchas personas, las videoconferencias consecutivas son un sello distintivo de la era de la pandemia. Así como ya habíamos comprobado que la fatiga de zoom existe, este cansancio mental también tiene que ver con las videollamadas en sí, sean o no por la aplicación zoom. Sean laborales o no. ¿Por qué? Porque muchas videoconferencias seguidas en un día aumenta y acumula el estrés, reduciendo nuestra concentración y productividad.

Y esto gracias a que Microsoft’s Human Factors Lab realizó un estudio sobre la actividad de las ondas cerebrales. Los investigadores confirmaron lo que muchas personas perciben a partir de la experiencia: las reuniones virtuales consecutivas son estresantes. Pero la investigación también apunta a un remedio sencillo: tomarnos descansos breves.

Entonces, para reducir este estrés y agotamiento podemos: crear momentos de descanso breve entre cada videollamada. Esto nos ayudará a bajar la acumulación de estrés, llegaremos menos cansados al final del día y estaremos más relajados y concentrados en las futuras reuniones y tareas que tengamos en el día.

¿Qué podemos hacer en las reuniones? Organizar las videollamadas que sean estrictamente necesarias, que las reuniones sean cortas y enfocadas, generar momentos distendidos dentro de las llamadas y ser flexibles y tolerantes con los otros tiempos.

¿Cómo podemos aprovechar los breves descansos? Realizando estiramientos físicos, no olvidarnos de tomar agua, leer algo que nos entretenga, salir al patio o a tomar aire fresco, es decir, encontrar algo que nos desconecte y relaje.

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Si estás evaluando la compra de un refrigerador nuevo, es importante que consideres ciertas cosas para tener la mejor experiencia posible y así tomar una buena decisión, dependiendo de tus necesidades y estilo de vida.

Canales de atención a clientes: cercanos y eficientes en esta “nueva normalidad”. Dada la actual realidad, las marcas tuvieron que adaptarse implementando nuevas formas de contacto con cada uno de sus consumidores, y buscando alternativas seguras para continuar cubriendo diferentes necesidades, como por ejemplo instalación, soporte y resolución de dudas.

Samsung implementó “remote support”, que ofrece varias alternativas de apoyo y asistencia a los clientes de forma remota a través de llamados telefónicos y videollamadas, con el fin de solucionar cualquier duda, sin problemas y de forma intuitiva. La idea es poder instalar y usar cualquier producto –incluso un nuevo refrigerador– de forma fácil, cuidando tu seguridad y la de tu familia.

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Si sos de las personas que buscan electrodomésticos que garanticen un consumo inteligente, Samsung ofrece refrigeradores con tecnologías en esta línea.

¿El secreto? el compresor digital inverter, el cual ajusta la velocidad automáticamente, aumentando o disminuyendo el flujo de aire frío y asegurando que la temperatura interna oscile lo menos posible, cuando está abierto o cerrado. Esto es algo significativo, ya que permite ahorrar hasta un 50% de energía, además de favorecer la conservación de los alimentos.

También dentro de sus beneficios, garantiza un nivel de ruido más bajo e incrementa la durabilidad del producto. Es importante señalar que este compresor tiene garantía por 10 años.

Evitar las idas frecuentes al supermercado es importante en la nueva rutina y para resolver esta necesidad, varios modelos de Samsung cuentan con sistemas que mantienen los alimentos frescos por más tiempo.

Los refrigeradores con Twin Cooling Plus, que cuentan con dos sistemas de enfriamiento independientes en el refrigerador y en el congelador, manteniendo así una temperatura óptima en cada uno de ellos y reduciendo la pérdida de humedad hasta en un 70%, no solo garantiza la conservación y frescura de lo que está en el interior hasta por 10 días, sino también reduce la mezcla de olores.

Por su parte, la tecnología FlexZone es otra aliada si buscás que los alimentos y bebidas estén siempre a la temperatura adecuada, evitando el desecho. Se trata de un compartimiento especial con cuatro modos predefinidos de funcionamiento para mantener carnes, enfriar bebidas, guardar frutas y verduras frescas, o simplemente almacenar otros alimentos.

Samsung tiene modelos con mayor capacidad interior, pero sin ocupar más espacio en la cocina. Esto es lo que promete la tecnología SpaceMax, ya que cuenta con paredes internas mucho más delgadas y con alta eficiencia de aislamiento.

Algunos de estos modelos también cuentan con la tecnología Metal Cooling, que ayuda a conservar los alimentos frescos, manteniendo siempre la temperatura perfecta en su interior, sin importar cuántas veces abras la puerta del refrigerador. Además, sus diseños son ideales para lucirlos en cocinas abiertas.

Ya quedó atrás el tiempo en que esto era una función restringida a smartphones o cualquier otro dispositivo móvil. Los refrigeradores con wifi ya son una realidad y Samsung cuenta con varios modelos que pueden accionarse a través de la aplicación SmartThings.

Si te brillaron los ojos, la recomendación es conocer Family Hub, el refrigerador smart que ofrece características innovadoras, como buscar y seguir recetas en su pantalla LCD, ver el último capítulo de la serie en Netflix, escuchar tu música favorita en Spotify mientras cocinás, verificar la fecha de caducidad de los alimentos mediante alertas, entre otros.

También puedes ver el contenido del refrigerador a través de cámaras internas a las que puedes acceder desde tu smartphone, chequear el consumo energético y ajustar la temperatura a distancia.

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A una granjera británica se le ocurrió alquilar sus cabras para amenizar las aburridas reuniones por videollamada y encontró en esta idea descabellada una fuente inesperada de ingresos durante el confinamiento contra el coronavirus. Las cabras de orejas caídas miran con curiosidad cuando la granjera, Dot McCarthy, se acerca con su teléfono móvil para filmarlas comiendo heno o haciendo cabriolas en el establo.

El vídeo de las cabras aparece en una llamada de Zoom en la que, al otro lado, otros tres participantes sonríen mientras McCarthy les va diciendo los nombres de los animales. Al mismo tiempo, un empleado de la granja, que filma a otra cabrita, participa en otra videollamada. El precio del servicio ofrecido por Cronkshaw Farm, granja ubicada en Lancashire, en el noroeste de Inglaterra, es de 5 libras (7 dólares, 6 euros) por cinco minutos en cualquier plataforma de videollamada.

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Los clientes pueden elegir entre siete cabras de la granja, que van desde la veterana Margaret hasta la pequeña Lulú, de pelaje marrón y blanco y a la que empiezan a salirle los cuernos. “Digamos que tienen una videollamada de trabajo o una llamada familiar muy larga que se vuelve aburrida”, explica la ganadera. “Hacen una reserva para que una cabra se una a ustedes y ver si sus compañeros de trabajo se dan cuenta”.

Con un poco de suerte, la invitada sorpresa sorprenderá a los participantes con un sonoro balido. Es un negocio en auge, asegura esta granjera de 32 años. “Empezó como un chiste -poniendo cabras en videollamadas para gastar una broma a la gente durante su rutina laboral- y realmente se ha vuelto una chifladura”. Desde que empezó a ofrecerlo hace casi un año, el servicio le ha aportado 50.000 libras. “¡Es una locura!”, reconoce Dot McCarthy.

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Antes de la pandemia, la pequeña granja familiar, que también cría ovejas y pollos, ya se había diversificado ofreciendo visitas guiadas, demostraciones de perros pastores, habitaciones hoteleras e incluso yoga con cabras. Ahora, gracias al éxito de las cabras en Zoom, ha podido mantener durante el confinamiento a los dos empleados a tiempo parcial que había contratado recientemente.

Aun así, la granjera mantiene la cordura ante lo que llama “la ola” de estas videollamadas. “Lo vengo diciendo desde el primer confinamiento, realmente creo que sólo va a durar un tiempo”, dice riendo. Pero mientras tanto, “mientras la gente quiera cabras, llevaremos las cabras a la gente”.

Fuente: AFP.