Las personas que corren mayor riesgo de sufrir problemas son las que están más expuestas a altas concentraciones de estas partículas, como el caso de los bomberos o aquellas personas que viven cerca de los campos que se queman.
El humo está compuesto por una mezcla de gases y partículas finas que se emiten cuando algo se quema. Generalmente esto puede afectar los ojos, la piel y sobre todo los pulmones cuando son inhalados profundamente, causando problemas en la respiración o agravando otras condiciones crónicas que pueda padecer el paciente como asma, alergias y enfermedades cardiacas.
Si aparecen síntomas como cefalea, náuseas, vómitos, incluso mareos, debemos prestar especial atención, pues podría ser señal de que el contenido de monóxido de carbono en el aire es bastante elevado. El monóxido de carbono, cuya fórmula química es el CO, es un gas carbonoso, incoloro, inodoro y altamente tóxico.
Sobre cómo el humo afecta a nuestra piel, la Dra. Verónica Rotela, dermatóloga de la Cátedra y Servicio de Dermatología del Hospital de Clínicas, explica que las micro-partículas contaminantes tienen la capacidad de ingresar al cuerpo a través de la respiración, pasan al torrente sanguíneo y se depositan en las capas más profundas de la piel, así también, de manera directa en las capas más superficiales.
“En cuanto al pelo también puede verse afectado con irritación e inflamación del cuero cabelludo, produciendo empeoramiento de la descamación y de la caspa, incluso caída del pelo. Asimismo, pueden afectar y comprometer a las mucosas conjuntiva, nasal y oral”, indicó la profesional.
Efectos negativos y recomendaciones
Entre los efectos negativos sobresalen mayor frecuencia y empeoramiento de brotes de acné; deterioro de enfermedades de la piel previamente existentes como psoriasis, eccemas, dermatitis atópica y activación de otras enfermedades inmunitarias; empeoramiento o inicio de sequedad y descamación de la piel.
Asimismo, al igual que el humo del tabaco contribuyen al envejecimiento prematuro, y a largo plazo pueden tener importancia en la generación de tumores cutáneos, y producir alteraciones en la microbiota de la piel (conjunto de bacterias y otros microorganismos que viven habitualmente en la piel, con función de protección.)
¿Y qué podemos hacer al respecto? La dermatóloga nos brinda importantes cuidados a tener en cuenta para estas épocas:
• Lavar el rostro con jabones neutros y suaves, idealmente sin detergentes y no abrasivos.
• Aplicar cremas hidratantes adecuadas, según el tipo de piel.
• Usar protección solar adecuada, tanto en productos, como en ropas y anteojos apropiados.
• Alimentarte de forma liviana, rica en antioxidantes, ingesta adecuada de agua.
• Utilizar tapabocas en todo momento.
• Evitar áreas donde la exposición al humo sea evidente.
Lo más importante es acudir al dermatólogo en caso de problemas de la piel, pelo, mucosas y uñas, de manera a recibir una orientación especializada sobre los cuidados que deben tenerse en cuenta y recomendaciones adecuadas para la protección solar.