Copenhague, Dinamarca | AFP
El deshielo en Groenlandia, multiplicado por cuatro entre 2003 y 2013 y que genera una elevación del nivel del mar, ya es visible en grandes zonas de la inmensa isla ártica, advirtieron este martes los científicos.
"En 2003, 111 km3 de hielo desaparecen, y diez años más tarde esa cifra es cuatro veces superior, y llega a 428 km3 anuales", indica en un comunicado el DTU Space Lab del Instituto técnico de Dinamarca.
Sus investigadores participaron en un estudio sobre los cambios de masas de los glaciares en Groenlandia, publicada por la Academia estadounidense de Ciencias (PNAS).
Sus investigadores constataron "cambios profundos y sorprendentes en el esquema del deshielo" indicó un responsable de DTU Space Lab, Shfaqat Abbas Khan, citado en el comunicado.
Hasta ahora, solamente se producía el deshielo en el casquete glaciar, especialmente en los glaciares del noroeste y del sudeste de Groenlandia.
Este deshielo se explica por la subida de las temperaturas terrestres y, en parte, por el contacto con un agua de mar cada vez más caliente.
El nuevo estudio demuestra que el hielo se derrite igualmente en el sudoeste de la isla, y que este deshielo se acelera por el alza de las temperaturas terrestres.
El deshielo del casquete de Groenlandia explica en parte la subida del nivel de los océanos.
Por otra parte, en la Antártida el deshielo es más rápido que nunca y su ritmo puede causar una desastrosa elevación de este nivel en los próximos años, según advirtieron los científicos en un estudio publicado a mediados de enero.
Entre 1979 y 1990, la Antártida había perdido en promedio 40.000 millones de toneladas de masa glaciar por año. A partir de 2009 y hasta 2017, la pérdida se elevó a 252.000 millones de toneladas cada año.
Variable según las regiones, el alza del nivel de los mares ha sido en promedio de unos 20 cm en el siglo 20. Hoy, el agua sube de promedio 3,3 mm por año, una vez y media más que la media del siglo pasado.
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“La Niña” anuncia un verano caliente
Por Carolina Vanni
carolina.vanni@nacionmedia.com
Tamara Esquivel, estudiante de enfermería, se queja porque la temperatura bajó y ella debe madrugar para ir a la facultad. Si no sube en el bus a las 5:40 no podrá llegar al centro de Asunción para entrar a las 8:00 en la clase.
La joven de 20 años vive en la ciudad de Julián Augusto Saldívar, a unos 23 kilómetros de la capital, y si bien la distancia no es demasiada, el mal servicio del transporte público y las pésimas condiciones de la ruta Departamental 27 hacen que el trayecto se vuelva largo y tedioso.
Estando en la parada de su barrio comienza a lloviznar y sopla un viento frío que la obliga a acomodar su bufanda y luego meter las manos en los bolsillos. En su barrio ninguna esquina tiene refugio para quienes esperan el bus, por lo que, debe soportar la condición climática hasta que se suba en el bus.
Esta realidad es la de miles de personas que a diario deben transportarse en colectivo desde las afueras de Asunción hasta el centro. Si bien el verano dejó de ser agradable debido a las elevadas temperaturas, “resulta más llevadero”, dice Tamara a LN.
Veranos infernales
Los veranos están cada vez más calientes y los inviernos se van volviendo cálidos. En los últimos años, Paraguay sufrió una alteración en su clima, efecto del calentamiento global que se da a consecuencia del aumento de los gases de efecto invernadero.
Un trabajo realizado por el profesor Benjamín Grassi, denominado Estudio del Clima en Paraguay, indica que el año 2019 fue el más caliente en nuestro país con una temperatura de 1,5 °C por encima del promedio del período 1961-1990.
“El cambio climático es una realidad innegable que nos está afectando. Pero no es solo un problema ambiental, es también un problema social, económico y de seguridad”, nos dice Ethel Estigarribia, directora de Cambio Climático del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades).
En consecuencia del aumento de la temperatura promedio en el país, las olas de calor aumentaron en un 72% más con relación a la era preindustrial y los veranos son tres veces más calientes, según el mismo estudio. Sin dudas, Paraguay es vulnerable al cambio climático, por su ubicación, su clima, la falta de infraestructura para el desarrollo, lo que incide en la calidad de vida de la gente.
Este año el país sufrió los embates del calentamiento con temperaturas nunca antes registradas. La sensación térmica llegó, inclusive, a los 50 °C, el 15 de marzo pasado en que la gente debió soportar una siesta infernal. ¿Es proporcional la vulnerabilidad con relación a la responsabilidad en la problemática? No. Paraguay aporta solo el 0,09% de la emisión de gases, pero sufre las consecuencias a causa de la pobreza y desigualdad.
Aumento de la temperatura global
El director de la Oficina Regional para las Américas de la Organización Meteorológica Mundial, Julián Báez, explica que, si acá hace mucho frío ahora, en el norte el verano es mucho más extremo, sin embargo, al hacer un promedio del año, el termómetro cada vez sube más, asegura a LN.
Según la Organización de las Naciones Unidas, la temperatura media de la Tierra es ahora 1,1 °C más elevada que a finales del siglo XIX. Pero el dato alarmante lo dio en febrero de este año el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la UE, al asegurar que, en el período comprendido entre febrero de 2023 y enero de 2024, la temperatura aumentó 1,52 °C.
“Hay una clara evidencia científica de que en los últimos años hemos tenido un aumento sostenido en la temperatura media del planeta”, sostiene a LN Julián Báez. Esta variación se ve reflejada en las distintas regiones con la ampliación de los eventos climáticos, explica.
Para este año nuevamente está pronosticado el fenómeno climático La Niña. Eso significa que el verano será mucho más cálido, afectando no solo a la agricultura, sino además a la navegabilidad de los ríos, que ya actualmente está bastante resentida por la alarmante bajante, producto de la falta de lluvias y dragado. En Paraguay, más del 90% de la producción primaria se mueve por la hidrovía.
“Si llueve menos el principal sector que se ve afectado es el de la agricultura y la ganadería. Y el otro sector es el fluvial, y dependiendo de la intensidad, si sigue el déficit de lluvia, también puede afectar a la producción de energía. No siempre se dimensiona el impacto, pero mirando todos los aspectos, resultan desoladores”, asegura Báez.
Acciones
En el 2014 se presentó el Plan Nacional de Cambio Climático, que, en su fase I tiene por objetivo trabajar las estrategias de mitigación, orientados por un planeamiento a largo plazo y a crear comunidades resilientes al cambio climático. La mitigación, en términos de cambio climático, es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según explica Ethel Estigarribia, Paraguay necesita de 16.200 millones de dólares para poder implementar las medidas de mitigación y 6.530 millones de dólares para poder implementar medidas de adaptación.
Sostiene que elaborar los planes para reducir la huella de carbono es todo un desafío, porque no es solo decir cuáles son las metas, sino que debe tener un sistema de monitoreo. “Hay que tener indicadores y se tiene que poder medir. Y la única herramienta es la ciencia, se tiene que contabilizar todas las acciones que tenemos. Lo que necesitamos es financiamiento”, asegura.
Entre los proyectos que trabaja el Mades con otras instituciones está la reducción de las emisiones en la agricultura y la ganadería, así como también la movilidad, donde no solo se busca la incorporación de buses eléctricos y mejorar el sistema de transporte público para usar menos vehículos particulares.
“Estamos trabajando para ver si hay modelos sostenibles para la agricultura y la ganadería. Este año vamos a tener el inventario de los cinco sectores que más generan las emisiones”, dice al indicar que “el inventario” es el espejo del desarrollo económico, donde se va a reflejar las actividades que generan mayores emisiones.
Una de las actividades que más genera emisiones en nuestro país es el cambio del uso del suelo, que lleva a la deforestación para ampliar los horizontes de la ganadería y la agricultura, también generadores de emisiones. El Instituto Forestal Nacional (Infona) cuenta con un Sistema de Alertas Tempranas de Deforestación, buscando abordar de manera efectiva la deforestación ilegal, considerando que gran parte de la deforestación en el país es legal.
¿Qué hago como ciudadana?
Aunque la mayor emisión de gases de efecto invernadero se genera en las actividades económicas de gran escala, la ciudadanía puede ayudar a mitigar con pequeñas acciones: mantener las veredas en buen estado para caminar y no usar su automóvil, así como usar transporte público antes que el particular.
Otra acción ciudadana que puede ayudar es comprar preferentemente productos locales y comer más frutas y verduras. No arrojar basura en las calles, que luego terminan en los cauces hídricos.
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El impacto del cambio climático en nuestras vidas
Por Carolina Vanni
carolina.vanni@nacionmedia.com
Hace tiempo el clima registra variaciones y no se comporta de manera “habitual”. Algunas personas dicen que es un proceso natural del planeta que ya había pasado por una situación similar, mientras que otros piensan que esto es producto de la actividad humana irresponsable.
Más allá de las controversias, las fake news (noticias falsas) y las divisiones entre ecologistas y terraplanistas, los fenómenos meteorológicos severos dejan sus huellas en las personas. Las tormentas y raudales causan estragos en la ciudad y en el campo la sequía pone en jaque la generación de alimentos y al ecosistema con los incendios que arrasan con lo que hay a su paso.
Gonzalo, estudiante del Colegio Felipe Toledo, piensa que los malos hábitos de consumo (la cultura del descarte) y la mala utilización de los recursos naturales nos condujo a donde estamos. Él cree que muchas enfermedades están asociadas a la crisis del clima. Según Greenpeace, sí favorece la transmisión de patógenos causantes de males, como el dengue, asma, diarrea y otros más.
Julián Báez, director de la Oficina Regional de la Organización Meteorológica Mundial para las Américas, asegura que el cambio climático se está acelerando con impactos muy significativos en todos los aspectos y “se siente más en los países menos desarrollados”.
Pero, ¿cómo nos afecta? En esta nota los expertos explican los alcances en el día a día. Un sector vulnerable es la niñez y adolescencia, cuya capacidad se ve amenazada para sobrevivir, crecer y prosperar, según Unicef.
Vulnerabilidad
El aporte de Paraguay a las emisiones globales es del 0,09 %, comenta Óscar Rodas, director de Cambio Climático y Políticas de WWF Paraguay. Pero según el Índice de Vulnerabilidad y Adaptación al Cambio Climático en la Región de América Latina y el Caribe, Paraguay está en la categoría de “riesgo extremo”.
La alta dependencia económica en la producción primaria, la escasa infraestructura y mala planificación de las ciudades, así como la falta de un sistema de alerta temprana; la pobreza, la desigualdad y medios de subsistencia, son algunos aspectos que hacen a la vulnerabilidad.
Óscar Rodas explica que la situación geográfica, la mediterraneidad, la tipología plana que favorece las inundaciones, así como el tipo de clima tropical, contribuyen a la vulnerabilidad. Al ser un país mediterráneo se utilizan los ríos para importar y exportar y con la sequía el transporte fluvial se encarece.
Así nos afecta
“El cambio climático impacta en la calidad de vida de la población”, dice Ethel Estigarribia, directora de Cambio Climático del Mades. Las sequías prolongadas, las inundaciones, la afectación de plantas y animales, pérdidas económicas, calidad y disponibilidad de los recursos hídricos, entre otros, son algunos efectos.
Las olas de calor con altas temperaturas, así como los raudales que incluso causan muertes cuando llueve mucho, forman parte de la convivencia diaria con el cambio climático, explica Ethel Estigarribia.
Cuando hablamos de sequía, afecta a los cultivos, a la navegabilidad de los ríos y agudiza la escasez del agua, como en el Chaco. La crecida obliga a la gente a abandonar su casa y buscar sitios secos, como los refugios, en donde las condiciones de vida son precarias y proliferan las enfermedades por el hacinamiento. Cuando los albergues son insuficientes, se ocupan plazas y calles.
Paraguay es un gran productor agrícola y ganadero y la sequía o la inundación ponen en peligro la seguridad alimentaria. “Para la producción de alimentos, sean de origen animal o vegetal, se necesita de un clima estable”, indica Julián Báez.
En el 2023, unos 2.845 alumnos de 16 escuelas sufrieron por las inundaciones, según el Ministerio de Educación y Ciencias, que recomendó clases y cierre de los procesos de forma virtual en las zonas afectadas. “Cuando llueve no hay clases y en días calurosos es imposible lograr que los niños se concentren”, explica Sonia Maidana, maestra de la Escuela Básica 135.
En el 2023 el país sufrió la epidemia de chikungunya debido a la proliferación de mosquitos por las condiciones climáticas y los malos hábitos de la gente. La enfermera María Aquino dice que las altas temperaturas afectan a la gente con golpes de calor, insolación, deshidratación, diarrea y vómito.
Ingresando al sitio web Aire Paraguay se puede saber la calidad del aire. La contaminación a consecuencia de los incendios lleva a más cuadros alérgicos, explica el doctor Ricardo Meza, alergista e inmunólogo del Hospital de Clínicas.
Mitigar y adaptar
La mitigación es la acción de reducir la generación de los gases de efecto invernadero. Paraguay tiene un compromiso asumido de reducir la huella de carbono en sectores como el uso de la tierra, la agricultura y ganadería; el sector energético, en los procesos industriales y en el uso del combustible fósil.
La Ley 251/93 ratifica la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la Ley N° 5875 de Cambio Climático busca implementar acciones de mitigación que reduzcan la vulnerabilidad y mejoren las capacidades de adaptación.
Un trabajo conjunto logró la elaboración del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2022-2030, que lleva adelante trabajos en el campo y en la ciudad para lograr el desarrollo resiliente al clima. La construcción de infraestructuras para la protección de ciudades, así como políticas para reducir pérdidas, son algunas acciones implementadas.
“Forestar, reforestar, usar conscientemente la energía eléctrica, evitar la impermeabilización del suelo, son acciones ciudadanas que pueden ayudar”, explica Julián Báez, mientras Gonzalo plantea el uso de “fuentes de energías renovables” y el “reciclado”, que es la reutilización de materiales como el vidrio, plásticos y metales. Para lograr esto se deben mejorar los sistemas de recolección, trabajar en la educación y aprender a separar la basura.
Óscar Rodas sostiene que cuando tengamos mayores sistemas de alerta, de información sobre los eventos climáticos extremos, “se podrá organizar mejor los sistemas productivos, de salud, de protección social, para aumentar la resiliencia ante el cambio climático”.
“Existen planes para crear comunidades resilientes. Como ejemplos, la estrategia educativa con el MEC para crear más conciencia, con el MAG para que con el productor tenga estrategias para evitar una pérdida total ante una sequía. Pero necesitamos tecnología y financiamiento”, asegura Ethel Estigarribia.
Acciones diarias que contribuyen:
Evitar las bolsas del supermercado.
Plantar árboles y arbustos nativos en los patios y veredas.
Cargar el lavarropas bien lleno para ahorrar agua y energía.
Reducir el uso de papel.
Evitar el uso de desechables, como isopor y plástico.
La correcta disposición de la basura
Galería de fotos: Las dos caras de una misma moneda: la lluvia.
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Cambio climático podría triplicar las muertes por calor en Europa en los próximos años
Las muertes por calor podrían triplicarse en Europa de aquí a 2100 con las políticas climáticas actuales, sobre todo entre los habitantes de las zonas meridionales del continente, según un estudio publicado en la revista ‘The Lancet Public Health’.
Las conclusiones del estudio elaborado por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea ponen de relieve la necesidad de reforzar las políticas para limitar el calentamiento global y proteger así a las regiones y los miembros vulnerables de la sociedad de los efectos del aumento de las temperaturas.
En los últimos años, Europa ha experimentado algunos de sus veranos más calurosos, que han coincidido con elevadas tasas de mortalidad. Las personas mayores corren un mayor riesgo de muerte por temperaturas extremas, y se prevé que el número de personas que llegan a la vejez aumente con el tiempo.
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La mayoría de los estudios anteriores sobre las muertes por temperaturas cálidas y frías en Europa apenas contenían detalles a nivel local o eran evaluaciones en profundidad de países concretos, sobre todo de Europa Occidental. Este estudio es el primer análisis en profundidad de los riesgos sanitarios actuales y futuros de las temperaturas cálidas y frías en toda Europa que analiza el impacto previsto en las regiones dentro de los países.
En conjunto, con un calentamiento global de 3º C -una estimación máxima basada en las políticas climáticas actuales- el número de muertes relacionadas con el calor en Europa podría aumentar de 43.729 a 128.809 a finales de siglo.
Con un calentamiento de 3 °C, se prevé que las muertes relacionadas con la temperatura aumenten un 13,5 por ciento, lo que provocará 55.000 muertes más cada año, impulsadas por un aumento de las muertes por calor. La mayoría de las muertes se producirán entre personas mayores de 85 años.
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Se estima que las muertes relacionadas con el calor aumentarán en todas las regiones de Europa bajo un calentamiento de 3 ºC, con un fuerte aumento de las tasas de mortalidad, triplicando la tasa media en toda Europa hasta situarse entre 2 y 117 muertes por cada 100.000 habitantes en todos los países europeos. España, Italia, Grecia y algunas zonas de Francia serán los países más afectados por el calentamiento y el envejecimiento de la población.
Fuente: Europa Press
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“No podemos hablar de normalidad”
Una cantidad importante de diversos cultivos resultaron destruidos en la ciudad de Escobar, en el departamento de Paraguarí, luego de que la zona fuera azotada brevemente por una tormenta que estuvo acompañada por la caída de granizos.
En conversación con La Nación/Nación Media, el director de Meteorología e Hidrología, Eduardo Mingo, indicó que desde la Dirección de Meteorología e Hidrología (DMH) ya habían pronosticado posibles precipitaciones de moderadas a fuerte en la zona. Sin embargo, en horas de la tarde se presentó un boletín especial donde alertaban sobre la posible caída de granizos.
Un punto que llamó la atención de los ciudadanos y varios usuarios en redes sociales fue la consistencia que tenía el granizo, ya que tras su caída se podía observar que su tamaño era mucho menor a lo normalmente observado. Además, presentaba como una capa homogénea en las zonas donde se dio su caída siendo inclusive comparado con el fenómeno de la caída de nieve.
“El proceso de formación del granizo es igual en todos los casos; sin embargo, hay condimentos como, por ejemplo, el hecho de cómo precipita ese granizo, y entonces va tomando una forma diferente y una consistencia diferente al caer. A veces es un cubito de hielo bien definido, o tiene una forma circular, porque va cayendo de alturas importantes y va encontrando temperaturas más altas o bajas que cambian su consistencia”, explicó Mingo.
“Hoy no podemos hablar de normalidad, esto no era típico en julio, los frentes fríos que llegaban más bien generaban lluvias y luego un descenso marcadísimo de la temperatura en esta época. Sin embargo, a hoy hay muchísima inestabilidad, el aire está más caliente por el famoso calentamiento global y llega el aire frío, pero como una cuña con muy poco ángulo”, finalizó el director de meteorológico.